Lo observo de reojo mientras que su historia de amor invade mi cabeza. Es muy bonita, pasar del odio al amor.
En cambio, mi historia con Silas inicio por una maldición. Un mandato de una bruja, dolida por ser abandonada en un altar.
¿Que culpa tenía yo de eso? Solo por el hecho de ser hermana de la que la traicionó cargué con la culpa que le correspondía a ella y luego me enamore del hombre que no debía.
Y heme aquí, dos mil años después. Despertar de un sueño a algo que es completamente nuevo para mi.
Encerrada en una cabaña por el hombre que amo, y ahora huyendo de él con un completo desconocido que tendió su mano.
El olor de su sangre me atrae, como las abejas a la miel. Su sonrisa coqueta provoca un ronroneo en mi y verme reflejada en el iris azúl de sus ojos me corta la respiración. ¿Quien es él?
Suspiro pensadamente en mi asiento, cuando de pronto notó algo en el piso de la carretera.
—¡Cuidado! — grito al distinguir es una persona, cierro los ojos fuerte al escuchar el chirrido de las llantas del auto.
— Imbecil — gruñe él, pegándole al volante.
Sin esperar bajo de la camioneta a toda prisa. Dios mío, no estoy para cargar con la muerte de nadie en estos momentos.
Veo el cuerpo del hombre y me acerco a ver qué este bien. Lo observo preocupada, su cabello azabache está alborotado, mientras la expresión de su rostro está relajada.
— ¿Señor, está bien? — preguntó de rodillas cuando de repente sus brazos me envuelven en un extraño abrazo.
— Que bueno estás bien — frunzo el ceño. ¿Me está hablando a mi? Niego repetidas veces, seguro me esta confundiendo.
— Señor, me está confundiendo — digo realmente confundida, cuando siento la mano de Klaus sobre mi hombro.
El hombre extraño se aleja del abrazo mientras Klaus me ayuda a levantarme.
— Damon, estás bien ¿verdad? — dice sarcástico. Mientras el hombre se pone de pie — No tienes que preocuparte por él — comenta mirándome a mi. Bajo la mirada, este hombre hace que me ponga nerviosa.
— Tardaste demasiado, qué pasa ya tus encantos no funcionan, Klaus — se burla, provocando que Klaus sonría de una manera extraña.
— Argh, ya había olvidado tu sentido del humor y volviendo al tema importante, no necesito darte razones de por que tarde o no — siento una extraña tensión en el aire — Te presentó a mi amiga, Adela — ambos me observan.
A dicho ¿Amiga? Soy su amiga. ¿Desde cuando soy su amiga?
— Será mi invitada — concluye Klaus, a lo que el otro desconocido da un asentimiento.
¿Que se supone que haga? Salir corriendo no es una opción. Por que, ¿a donde iría? Silas, me buscará y aunque me duela no quiero verlo. No estoy lista para tenerlo frente a mi.
No definitivamente, no estoy lista.
— Vaya, me parece bien. Trata bien a tú invitada — el hombre de cabellos negros me sonríe.
Suspiro pesadamente, desvío mi vista a su platica. Necesito despejarme, mi vida a cambiado demasiado va de mal en peor.
Nosotros tres aquí en medio de la calle a estas horas de la noche. Por suerte la carretera está desolada, tanto que se escucha el canto de los grillos.
Me quedo perdida en mis pensamientos, observo un punto fijo en la oscuridad de la calle.
Siento mi corazón acelerarse, cuando veo el reflejo de alguien saliendo de la oscuridad. Comienza acercarse y no puede ser posible. Abro mis ojos sorprendida de lo que estoy viendo.
— Tú también estás viva — cuestionó, al verla frente mi. Cara a cara después de dos mil años.
— Que rayos hace aquí — escucho al hombre de pelo negro quejarse.
— La mataré — las palabras de Klaus, me confunden ¿La conocen?
¿Que es todo esto?
— Obvio, más viva que nunca, dispuesta a saldar la cuentas pendientes. Tenemos mucho de que hablar Adela — su sonrisa sigue siendo siniestra.
Sigue igual a como la recordaba, su odio no ha cambiado en absoluto.
— Dos mil años y aún sigues igual a como te recordaba, Quetsiyah — nombró su nombre por primera vez después de dos mil años.
— Así que aún me recuerdas — sonríe ladino.
— ¿Como voy a olvidar? A la persona que hizo mi vida miserable. Arruinaste nuestras vidas, Quetsiyah — digo, rencorosa.
— Creo que culpas a la persona equivocada, la culpa fue de Amara — pronuncia el nombre de mi hermana con molestia.
— No, la culpa es tuya porque no fuiste capaz de aceptar que ,Silas, no te amaba — su mirada se vuelve oscura.
— Basta, se acabó — interviene Klaus, la mirada oscura de ella se posa en él. En segundos Klaus, gruñe de dolor mientras lleva sus manos a su cabeza. Lo veo tratar de resistirse al igual que él tal Damon.
— Basta, esto es entre nosotras — intervengo, el hombre de pelo negro trata de sostenerme pero me alejo.
— Vendrás conmigo — dice al dejar de hechizarlos.
Klaus, va atacarla cuando intervengo, esto es entre ella y yo.
— Eso no pasará, Quetsiyah — le aseguro, cuando mi cabeza empieza a doler. Siento mi cabeza apunto de estallar mis pies se debilitan.
"Serás capaz de traicionar a tu propia sangre, eres la venganza en persona"
"Traidora"
"Hasta hoy tuviste una hermana, por que para ti estoy muerta"
"Adela, no debe enterarse que yo estoy en medio de todo esto"
Caigo de rodillas, mientras el recuerdo de como ella arruinó mi vida aparece en mi cabeza. La manera en la que me utilizo para su propio beneficio.
No puedo permitirle más, ella no puede ganar esta vez. Saco fuerzas de no sé dónde y trato de ignorar el dolor que quema mi cerebro. Trato de resistir el dolor y cuando lo logró tomó su mano con fuerza la escuchó quejarse provocando deje el hechizo.
Recuperó el aliento y la empujó contra el pavimento. Desde el suelo me lanza una mirada de odio.
— Han pasado dos mil años, Quetsiyah, ya no me asustas — gruño enojada, pero el hechizo me ha quitado resistencia.
— Llévatela de aquí — dice Klaus y me toma del brazo, lo aparto.
— No será tan fácil — se levanta — He dicho que vendrá conmigo — insiste y grita un hechizo.
Resistirme a su hechizo me debilito.
Lo ultimo que veo es al hombre de cabellos negros tratando de alejarla y antes de caer a la oscuridad veo los ojos azules del hombre que me confunde.
Abro mis ojos exaltada, ¿fue un sueño? Siento mi cabeza adolorida, observo a mi alrededor y me asusto al ver que estoy en un lugar totalmente desconocido.
¿Donde estoy?
¿Cuánto ha pasado?
Hace un momento estaba enfrentando a Quetsiyah, recordar su nombre me repugna. Su nombre para mi significa rencor.
Debo huir de aquí, no debí venir con ese hombre extraño. A pesar de que su sangre me atrae y sus ojos me confundan no debí creer en alguien que no conozco.
Estoy arruinada.
Me levanto sigilosamente, observo que no haya nadie. .
Debo huir.
Antes de que alguien aparezca, salgo del lugar donde me encuentro. Paso por una puerta entre abierta y los veo discutir.
Klaus y otro hombre.
— Está aquí — dice el hombre que está de espalda a la puerta.
— Elijah, sabes perfectamente que no me gusta dar razones de por que hago las cosas, pero esta vez es diferente, me importa — escucho una puerta cerrarse y bajo las escaleras de inmediato.
No se ni donde es la salida con tanta puerta que ahí. Observo una ventana entreabierta y esa es mi salida de todo este lío.
Salgo de inmediato y me adentro en la maleza. Corro a velocidad vampirica alejándome del lugar, llego a la carretera y me detengo en seco cuando una camioneta casi me pasar por encima.
Me quedo de piedra al ver a la conductora.
— Amara, ¿Estas viva? — preguntó mientras ella se acerca. Su rostro muestra sorpresa y sus ojos chocolates me observan de una manera extraña.
— ¿Adela? — susurra, pero logró escucharla.
— También volviste, ¿te encontraste con Quetsiyah? — preguntó mientras ella asiente — ¿Aún me odias? — siento mi pecho encogerse.
— Ven conmigo — la observo confundida ¿Me odia? — Prometo que si vienes conmigo hablaremos de nuestro pasado. Quizás halla una oportunidad para nosotras, hermana — hace mucho tiempo que no escuchaba esa palabra.
— ¿Para perdonarnos? — la observo curiosa.
— Si, para eso y mucho más — limpia una que otra lágrima de su rostro.
¿Que puedo perder?
— Está bien — me acerco cuidadosamente. Ella me extiende su mano y la aceptó.
Va abrazarme cuando siento como inyecta algo en mi espalda. Siento mi cuerpo temblar y mi vista se nubla a pesar de que aún estoy consciente.
(•••)
— Tienes que ayudarme, no puedo sola contigo — pasa mi brazo por sus hombros y me toma de la cintura para ayudarme a caminar.
— Que...está...
— Shh, tranquila todo estará bien — no creo en sus palabras.
— Tessa, ¿Donde están Stefan y Damon? — pregunta a ¿Tessa?
— Escuche tú discusión con ambos Salvatore, no estás de acuerdo con la relación tóxica que ahí entre Ellie y Klaus. Incluso la trajiste a pesar de que ellos te dijeron que ella estaba mejor con Klaus — no puede ser posible.
Podré estar debilitada por la verbena, pero reconocería su voz donde quiera. Es Quetsiyah, no hay dudas.
— Es mi hermana se lo que es bueno para ella y el hombre que ha destruido nuestras vidas no es una buena opción — responde.
— Elena, llévala al sótano.
— Es lo mejor por ahora quiere escapar — forcejeo, al ver la sonrisa de Quetsiyah. Cuando siento mi cabeza hervir de dolor y todo se vuelve oscuro.
De nuevo.