LILITH | SUPERNATURAL (THE DI...

By vesnax

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LILITH ━━ ❛ LOOK AT ME MOM! YOU MUST BE SO PROUD OF THE WOMAN YOU RAISED ❜ supernatural au ─⊹⊱ season one ↺... More

recordatorio
LILITH: AND IT GOES SOMETHING LIKE THIS
SEASON ONE
━━ 01. the seal from another world
━━ 02. let's get in trouble
━━ 03. the old Maud
━━ 04. the bar
━━ 05. breaking point
━━ 06. crazy people
━━ 07. discontrol
━━ 08. devils trap
sam's special: college boy
SEASON TWO
━━ 09. you're my best friend
━━ 10. cry baby
━━ 11. moonlight kiss
━━ 12. you're a witch lilith
━━ 13. coven
━━ 14. my life so far
━━ 15. one week with dean
━━ 16. first mision
━━ 17. dorian monsieti
━━ 18. all hell breaks loose
regina's special: motherhood
SEASON THREE
━━ 19. figther
━━ 20. mommy
━━ 21. goodbye for a while
━━ 22. witches, witches and confessions
━━ 23. ¿quién es esa niña?
━━ 24. inside her mind
━━ 26. my kind of christmas
━━ 27. jus in bello
━━ 28. the attempt before the storm
━━ 29. and i've hurt myself
dean's special: how to be a men
EPÍLOGO
AGRADECIMIENTOS
LIKE A PRAYER

━━ 25. my twenty one halloween

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By vesnax

CAPÍTULO VEINTICINCO 
❝ MI VEINTIÚN HALLOWEEN ❞

  ⁺ಿೖ୭

                    RECORDABA QUE DE PEQUEÑA ERA UNA NIÑA QUE TENIA MIEDO DE MUCHAS COSAS: el primer miedo que tuvo fue a la oscuridad porque sabía que allí vivían los monstruos. El segundo que recordaba era separarse de mamá. Uno o dos días lejos de casa estaban bien si se la pasaba jugando con sus amiguitos del preescolar o estando con Sam y Dean en casa de Bobby, pero al tercer día ya estaba llorando y llamando a mamá porque la extrañaba muchísimo. Eventualmente al crecer ya se fue calmando y entendió que había cosas peores por las que temer, cómo la muerte, que al día de hoy le costaba expresar sus pensamientos. Le tenía mucho respeto y fue —en su momento— el puntapié para entender la devoción de las personas por las religiones y, en efecto, comprender y empatizar con las razones detrás de ciertas acciones. La religión terminaba envuelta en la vida de las personas generando diversos usos: algunos la necesitaban para encontrar la paz con ellos mismos, otros para dictaminar el comportamiento de las masas a sus intereses y otros para salvar a un ser querido. Ese último era el caso de Lilith Arduenn. La estima sobre su persona le creaba un lienzo que ella misma pintaba y, solo a veces, de su mano se apoderaba la verdad diviniza y etérea que exclamaba cuan sensible y preocupada eran sus intenciones hacia las selectivas amistades que ella quería cuidar. Sam y Dean se ganaron su amor a lo largo de los años y en los recientes meses ya formaban parte de su corazón para hacer todo lo posible por ayudarlos. Ahora Lilith se involucraba en sus vidas desde otra perspectiva alejada de la única verdadera amiga que conocía el mundo sobrenatural, pero seguía haciendo una vida normal. Lilith era aquella amiga que tenía el conocimiento de ayudarlos, y en un sentido mágico de la palabra. La brujería era la apuesta que Sam y Lilith deseaban funcionase.

      Y era la perdición de la joven bruja.

      El conocimiento que agrandó las opciones de Lilith respecto al camino de su vida, dejándole facilidades que serían irreales para el resto de la población tenían la desgracia de quedarse cortas para las nuevas adversidades. Le resultaba curioso como cambiaba la pirámide de Maslow en la cosmovisión sobrenatural, alguien debería de hacer toda una teoría porque era impresionante que en una jovencita de lo más normal de un día para el otro subiera la mayoría de las jerarquías debido a que la brujería le podía dar todo lo necesario para jamás tener que volver a soltar una lágrima, pero los problemas tornaban peores, como si fuera el lado B del casete y la brujería no era suficiente para resolverlos. Y la culpa sería del conocimiento, un temor nuevo. 

      El reloj posado sobre su mesa de noche marcaban las tres y media de la mañana, una hora más había pasado. Levantó su teléfono celular y abrió la conversación con Sam teniendo los ojos secos y el cuello adolorido.

Sammy boy

Y? algo?

Lili

Nop

Te lo digo Sam, esta Ruby es una perra falsa y mentirosa

Cómo vamos a salvar a dean?

Sammy boy

Que curioso

Ella dice lo mismo de ti

Y tu y dean dicen lo mismo de ella

Lili

La única perra falsa y mentirosa es ella

Y tu eres el idiota que confía

Somos amigos desde que éramos del tamaño para entrar a un pelotero.

Ruby "demostró" ganarse tu confianza

Pero no dice nada de cómo salvar a Dean

Y nosotros podemos ayudarla

Me cae como el culo

Sammy boy

No confió en ella, es la única opción

Estamos desde las 7 buscando algo por donde tirar

Y ya son las 3 y nada, estuvimos así toda la semana Lilith

Lili

Lo sé

algo encontraremos

Sammy

Vamos a dormir, seguimos mañana

Buenas noches

Lili

Buenas noches

olvidé decirte. Cuando estés con Ruby, sácale sangre que quiero hacer unos experimentos y que no se te coagule. 

      Habían pasado unos cuantos meses en los que Lilith y Sam corrían contra el tiempo y contra los límites del conocimiento y la magia que consiguió imponer una brecha entre ambos. Los mejores amigos. Su relación se tornaba por momentos extraña, caótica, habían dejado de conocerse y aquel entendimiento genuino que alguna vez tuvieron y llegó a ser la esencia de su amistad, con los pasos de los meses se volvió frágil. Lilith apenas toleraba algunas de sus ideas y de la demonio que se metía y hablaba sin dar muchas respuestas. ¡La odiaba! Aunque quisiera apreciarla como una opción para salvar a Dean —y había puesto todo de si misma para hacerlo— su actitud altanera y creyéndose muy inteligente y la única que puede salvar a Dean no terminaba de cerrar una pizca de confianza de la que Sam le tenía, y tampoco entendía cómo su amigo creía en ella a niveles que rozaban la locura. Lilith empatizaba y se colocaba en sus zapatos: su hermano había dado su vida por la suya. La hermandad única de los Winchester los abrazaba en un mundo que solo ellos entendían, el amor a la familia más noble y especial que conocía. Estaba bien, eran más que justificaciones para que Sam desarrollara inquietud y desesperación, nadie quería perder a Dean, pero Lilith se mantenía fiel al raciocinio y no se apegaba a ninguna opción que no le fuera mostrada con un plan... ¡Maldición! ¡Que la maldita de Ruby no decía ni cómo se suponía que lo salvaría! Y, aun así, Sam esperaba que la solución llegara de parte de Ruby, mientras Lilith la quería encontrar de sus propias manos.  

      Desde hacía meses —y se refería a cuando estaba estudiando en el aquelarre— los demonios se hicieron relevantes para sus intereses, el enlace entre los poderes demoníacos de Sam y, ahora, el trato que Dean hizo dejaba a la bruja aún mas metida en la leyenda. Había aprendido mucho sobre ellos. La gran mayoría de demonios alguna vez fueron humanos, lo que significaba que hubo una transformación espiritual, y con eso se refería al alma. El infierno te convertía en un demonio al perder tu humanidad corrompiendo los pilares que conformaban tu persona, los destruía quemando a cenizas tus recuerdos amados, olvidando a la familia, el infierno obligaba a hincar la rodilla tarde o temprano. Un nuevo demonio nacía. Era allí el foco de Lilith, quería que Dean fuera al infierno y se convirtiera en un demonio. Sonaba a locura, algo que ni Sam o el mismo Dean harían, pero para Lilith era el mejor plan. Una vez siendo demonio y cumplido su condena, lo transformaría en humano de nuevo. Aunque sonaba más romántico y genuino de lo que parecía, la realidad era que todavía no encontraba la manera de lograr esa transformación. No había ni un solo libro que acercara datos a sus hipótesis, ni siquiera su mentora.

      —Eso es imposible querida —decía Rowena a través de la línea telefónica—, jamás escuché hablar de algo parecido, ni siquiera cuando era una joven estudiante hace siglos.

      —¿No se podría hacer un hechizo? —preguntó Lillith insistiendo, necesitaba tan solo un empujón, una chispa de esperanza.

      —Lilith —suspiró—, los hechizos no se hacen así de fáciles y lo sabes, si pudiéramos hacer hechizos para cada cosa que deseáramos las brujas seríamos las reinas del mundo.

      —¿Entonces nada de nada?

      —Déjame ver que puedo encontrar —su tono lastimero pareció endulzar el corazón de Rowena, Lilith se notaba realmente desesperada—. Para lo que quieres hacer necesitarás conservar el cuerpo, cómo si estuviera en un coma, eso se puede hacer relativamente fácil, he visto a demonios usar cuerpos de personas que habían muerto hacía tan solo un instante. Pero... transformar a un demonio en humano. Estoy segura que el alma debe estar involucrada.

      —Y la sangre —agregó Lilith—, la sangre de demonio es parte del cambio o lo que sea. Ya por el solo hecho de que sea una sangre especial, diferente a la de una bruja, una persona o un monstruo. Y esto lo se porque mi amigo, cuando era un bebé, bebió sangre de un poderoso demonio que luego de veintidós años le dio unos poderes y al hacerle un test de sangre, en vez de salir humano, su sangre se oscureció hacia la sangre de demonio. Así que si, la sangre es un factor influyente. 

      Si Rowena ayudaba ofreciéndole su extenso conocimiento Lilith sentía que tenía refuerzos, que estaba usando todas sus posibilidades y —se atrevía a decir— que lo que hacía y pensaba hacer era el mayor intento que nadie haría jamás por salvar a Dean. El trono en el que ella misma se ponía relucía rubíes tan rojos como la sangre y la pasión.

      Los meses pasaban y las cosas se volvían aún más difíciles en la vida de los hermanos Winchester, pero en la de Lilith Arduenn comenzaban a estabilizarse, a encontrar una costumbre que era agradable para madre e hija. Seguía acompañando a mamá al estudio de abogados y ayudándola desde el papel de secretaria y de hija, disfrutando de estar con ella. Todavía tenía tantas cosas por aprender de su madre que cada momento que estaban juntas se plasmaba en su memoria como un sello mágico. Tenía miedo a perderla nuevamente, y ese horrible sentimiento la perseguía ahogándola, por más que intentaba afirmar su fuerza ganada por la brujería, de la paliza que había dejado en el aquelarre usando sangre del demonio de ojos amarillos sentando una amenaza a las otras, por las noches se formaba un nudo en su garganta que la hacía levantarse de la cama y sacar los libros escondidos debajo de su cama. Necesitaba ser más poderosa, más fuerte, más inteligente, más astuta y —al mismo tiempo— se maldecía por no ser capaz de partirse en varios pedazos para atender cada uno de sus intereses. En los tiempos de la preparatoria aprendió por experiencia que los excesos más inocentes eran peligrosos y aquellos de evidente naturaleza eran mortales. Solo rompió las reglas para salvar a su madre: solo libros y brujería, nada más y cuando decía nada más, era una prohibición que encerraba cualquier aspecto de socialización, diversión, su futuro y el amor. Pero al salir de ese trance debía de compensar lo perdido, y lo hacía teniendo un balance entre la brujería y la normalidad, aunque todavía no admitía a mamá que no solo se enfocaba en ayudar a Dean —en lo cual no había problema—, sino que también aprendía a realizar nuevos hechizos.

      —Lilith, si no te quedas quieta no te puedo hacer bien el delineado. ¡Quédate quieta!

      Era 29 de octubre, pasado mañana sería su cumpleaños. Había estado todo el mes emocionada para que llegaran los últimos días, las fiestas que se montaban eran de las mejores en el año, siempre iba a un antro cerca de las universidades llamado La Esquina. Desde hacía semanas mamá confeccionaba sus disfraces, uno para esta noche y otro para su cumpleaños en la madrugada de Halloween. Ya estaba disfrazada como Pamela Anderson en Barb Wire, en específico, el traje de la escena del icónico "Don't call me babe". Mamá estaba terminando de maquillarla, y sin dudas era uno de sus mejores trabajos.

      —¿Ya está? —dijo insistiendo y con emoción—. Si Dean Winchester no aparece para ser mi Tommy Lee lo voy a matar.

      Mamá se empezó a reír mientras enchufaba el rizador y esperaba a que se calentara, recogió algunos mechones que habían comprado para agregar a la peluca rubia platina que Lilith necesitaba para asemejarse al personaje en todo su esplendor, ella era rubia, pero no a ese nivel.

      —¿Por qué Dean? Sigo sin entender cómo lo convenciste y segundo, ¿Por qué no Dorian? Él si que te hubiera seguido la corriente.

      Tomó unos mechones y empezó a pegarlos por los costados.

      —Dean me dio la idea —dijo sin más, las razones verdaderas preferían guardárselas.

      —Lilith... —¡Oh mierda! El famoso tono: deja de mentirme que hace rato se la verdad—. ¿Te acostaste con él, no es cierto?

      —Ah ya que... —se rindió, de alguna u otra manera se iba a enterar—, pues si y varias veces —No consiguió más que un silencio—. ¿Queeeé?

      —Nada, me parece curioso que no me lo hayas comentado antes, ¿están conscientes que no son nada discretos, no? Ya los he visto besarse en la cocina y las veces que he escuchado el impala desaparecer a altas horas de la noche, ese auto tiene un sonido particular, es inconfundible. Tenía el presentimiento desde que vi a Dean interactuar contigo en el hospital y ay.. ya ni te mira de la misma forma de antes que pasara todo —Mamá se rio mientras hacía unas ondas despeinadas en la peluca y las extensiones—. Y ni hablar de los celos que le tiene a Dorian, no oculta nada ese muchacho ja ja. ¿Entonces que pasa entre ustedes? ¿Y cómo manejaste la situación con Sam? Hija, ahora seriamente, estuviste con los dos hermanos, eso no está muy bien. Entiendo que con Sam no tuviste relaciones sexuales, pero de todas formas fueron novio y novia, ¿Dean lo sabe? No puedes meterte así con hermanos, no va a terminar bien y la que saldrá perjudicada vas a ser tú: por mucho que Sam y Dean te quieran, ellos son hermanos primero antes de ser tus amigos, no pelearan por ti, van a cortarte de sus vidas si les generas un conflicto.

      —No es así ma, no causaría nunca un problema entre Sam y Dean, y mucho menos quisiera que se pelearan por mi o cualquier mujer, ellos jamás harían algo así y de verdad sería yo la que se alejaría antes. Pero tu me podrías ayudar con esto porque —Esa conversación estaba siendo difícil para Lilith, no encontraba las palabras correctas para expresar cómo se sentía con Dean—, sabes, um, Dean no está enterado de que Sam y yo fuimos pareja.

      —¡¿No sabe?! ¿Sam si sabe que ustedes dos..?

      —Si, Sam si sabe —aclaró antes de que le quemara la cabeza con el rizador—. Nosotros más o menos hablamos del tema y no hay drama, y no debería de haberlo, él me dejó a mi porque no estaba enamorado y yo tampoco lo estaba. ¿Dean realmente debería de saberlo? Es un tema superado y además, Dean y yo solo nos acostamos, no envolvemos los sentimientos y no veo que Dean quiera algo serio conmigo o con nadie y yo tampoco quisiera algo serio con él porque primero: no me gusta; y segundo: sería un completo desastre, paso de eso.

      —Ay mi hija, estás un poco ciega. ¿Él te dijo que no siente nada por ti?

      Lilith giró su cabeza hacia atrás y miró a su madre.
      —No explícitamente, pero estamos hablando de Dean Winchester —enfatizó su nombre alzando sus finas cejas de Pamela Anderson—. Su relación más larga fue de dos semanas y según me cotilleó Sam, no era taaan seria, solo lo suficiente para que Dean le dijera que era un cazador de monstruos y la chica lo echó de su casa. Eso le habrá dejado un trauma, nunca lo volvió hacer.

       —Ya sé cómo es Dean, vi con mis propios ojos cómo de jovencito le encantaba ligar con chicas, pero te hablo desde la experiencia y por lo que demuestra cuando no lo miras. Ponle más atención a lo que hace y luego saca tus propias conclusiones: viene a casa más seguido cuando él siempre fue el muchacho "quiero ir a cazar con papá, ya estoy preparado. Es estúpido que me quede en esta casa sin hacer nada"; se le nota un cambio de actitud cuando pasa cualquier cosa relacionada con Dorian, te mira mucho, y —Mamá rompió en carcajadas—, huele a ti. Estaba ordenando unos folios cuando pasa Sam y le dice: hermano, ¿Por qué mierda hueles tanto a Lilith? Antes de que se fuera a duchar me acerqué para confirmarlo y, baby, lo hace. Te conozco y sé que no estás interesada en Dean, solo quieres ser su amiga y acostarte con él, está perfecto, pero déjale bien en claro los límites y lo que quieres porque un día te vas a despertar y te vas a dar cuenta que cometiste un error. Dean es un buen hombre, realmente lo es, pero es un cazador y a un cazador cómo Dean no vas a poder quitarle jamás la cacería de su ser. No importa si él te quiere o si tu lo quieres, tu siendo una bruja y él un cazador les va a traer más problemas que felicidad, y yo quiero que tengas una vida en paz, que no tengas que estar sufriendo por una relación que desde el principio sabías que terminaría mal. ¿Si mi amor?

      —Si, lo entiendo —dijo Lilith hablando desde la sinceridad—. Insisto, no siento nada por Dean más que la amistad que tenemos y estoy super segura que él piensa lo mismo, pero te haré caso y hablaré con los dos y a Dean le pondré límites. Tienes razón mami, es mejor para todos y mantendremos la amistad a salvo, que es lo que más me importa...

      —Terminé —Lilith pasó por encima de su cama que estaba llena de maquillajes, fijador de cabello, tijeras, ropa, cabello falso, y un corpiño de silicona que al final no usó—. ¡Dios mío! —se partió de risa—. Lilith, ¿No es demasiado?

      —Naaaah, estos días son los únicos en el que puedes ir como una completa puta y ninguna de las otras chicas dice nada o te miran por encima del hombro. ¡Me encanta!

      Su disfraz subía al top de toda su vida, era simplemente maravilloso y se veía totalmente sexy frente al espejo. Las botas altas de tacón y cuero negro, las medias de red y el bodysuit mamá se lo hizo a medida, por lo que podía respirar adecuadamente a pesar del corset, pero tenía las copas apretadas que alzaban sus senos hasta la nuca. Lilith sonrió divertida, girando en el espejo y mirando como resaltaba su trasero el cual estuvo trabajando por meses. Lo siguiente que hizo fue sacarse fotos como hacia todos los años, por propósitos del disfraz imitó varias de las poses de Pamela y estuvieron riéndose durante toda la siguiente hora: se tomó algunas arriba de la motocicleta apuntando con unas pistolas, otras en el arco que dividía el salón del comedor, en las escaleras, y algunas menos sexys junto a su mamá.

      —¡Mira esta! —en lo que Lilith servía unas copas de vino para ambas, su mamá estaba llorando de la risa con varias de las fotografías—. ¿Cuál te gusta más para poner en el álbum?

      Desde el día en que nació, mamá tenía un álbum de fotos solo para el mes de Halloween, y era de forma literal. Ese mismo día, siendo una recién nacida, su abuela la vistió con un disfraz hecho a mano de cangrejo porque tenía la cara roja y combinaba estupendo, le sacó un par de fotos, compró un álbum y se lo regaló a mamá. Se convirtió en una tradición, que solo se rompió el año pasado. Mamá no dijo nada, pero dejó dos hojas vacías y empezó a pegar en las siguientes.

       —Esta, porque estoy más amigable y no es mi trasero el centro del mundo —eligió la que era centrada en su cara, seguía manteniendo una expresión sexy y parte de su busto se veía, pero era estéticamente agradable. Tomaron un poco de vino al mismo tiempo.

      Fue entonces cuando escuchó el Impala aparcar en su garaje.

      —¡Ah, si vinieron! —Para esa hora de la noche ya había pensado que Dean la dejó plantada. Corrió hacia la puerta y se quedó esperando emocionada hasta escuchar el sonido del timbre y abrir—. Hola chicos.

      —¿Por qué estas disfrazada? No es Halloween todavía —le dijo Sam mirando con una sonrisa graciosa.

      —Lilith métete adentro, hay niños en el vecindario —llamó Mamá y los jóvenes se adentraron.

      —Wow —La atención de Dean la tenía completamente Lilith que hasta había puesto incómodo a su hermano. Los ojos verdes centrados en cada detalle del cuerpo, pasando por el rostro y sumergiéndose en sus caderas—. Realmente te pareces, o sea, tu cara...

      —Lo sé —con todo el maquillaje, los contornos y algún que otro truco que mamá sabía, lograron transformar su cara pareciéndose más a la de Pamela que a la suya—. Llevo como diez capaz de maquillaje, me pesa la cara, pero es muy divertido. ¡Vamos! —Lilith tomó la mano de Dean con magia y con su propia mano y lo arrastró corriendo escaleras arriba.

      —No no no, Lilith voy a poner unas condiciones —dijo cuando lo metió en su habitación y cerró la puerta. Dean observó el desastre de cosas que tenía y suponía que no sería un disfraz así nomás.

      —Este es mi trato: me dejas disfrazarte exactamente como yo quiero, nos sacamos unas fotos y luego me llevas a una fiesta, a la cual no tienes que asistir, por lo que te libero y luego si quieres podemos tener sexo. ¿Qué te parece?

      Dean pareció pensárselo más seriamente.
      —No me gusta —se sentó en la orilla de la cama—. ¿En qué consiste este disfraz?

      —Tatuajes falsos, maquillaje, una peluca —en cuanto más nombraba, más le disgustaba—, tengo unas lentillas de ojos marrones, pero con todo lo anterior está bien. ¡Vamoooos! Es solo para que te tomes unas fotos conmigo, por favoooooooor.

      —Está bien, pero yo voy contigo a esa fiesta. No me importa si está llena de veinteañeros estúpidos drogadictos que escuchan la basura de música que está de moda, y después nos vamos a donde quieras y nos grabamos teniendo sexo justo como me prometiste. ¿Tenemos un trato?

      —Si, tenemos un trato.

      Estaba divirtiéndose muchísimo haciendo que Dean se transformara en un baterista de los noventa de una banda de heavy metal que aseguraba la bruja que si hubiese sido cualquier otro género que no fuera de su agrado se hubiera rehusado o tendría que haberlo convencido con dinero. Soportó quejas del cazador mientras le ponía los tatuajes falsos, una hora y media en la que estuvo persiguiéndolo por la habitación para ponerle la peluca azabache y, por último, hizo una suplica para tenerle paciencia mientras delineaba sus ojos.

      —No se si eres consciente de lo ridículamente sexy qué estás ahora mismo, tendría sexo contigo en este preciso instante si no me preocupara arruinar todo mi disfraz, tarde como cinco horas —soltó Lilith con necesidad mientras terminaba de aplicarle unos toques de sombra negra debajo del parpado, había estado mucho tiempo aguantándose las ganas de decírselo—. El cabello negro con tus ojos verdes y el delineado, dios Dean, me estás calentando —No la ayudaba para nada estar sentada sobre él y haber estado sintiendo un pesado bulto crecer contra su pelvis.

      Dean —que sus manos descansaban sobre la cintura de la joven—, la empujó un poco hacia atrás para poder verla a la cara. Lilith no era de decirle muchos cumplidos, y menos relacionados al sexo, solía ser él quién la alagaba más, por lo que entendía su sorpresa y la sonrisa que apareció. Lilith rio.

      —No soy un objeto —bromeó—. Me siento Sam con esto —sacudió su cabeza y ambos partieron en carcajadas. El largo, era de hecho, el mismo—. No puedo creer que acepté hacer esto. 

      Una vez terminaron, Lilith tuvo que traerle una cerveza para que se soltara y posara más natural en las fotografías, pero al final del día, Dean terminó complaciéndola y sacándose las fotografías que ella quería, la cual varias de ellas los llevaron a realmente excitarse el uno con el otro. Su cámara polaroid descargó varias en dónde se besaban en el suelo, las manos de Dean presionaban su trasero y otras en las que Lilith pasaba su lengua por su torso. La noche se le había pasado un poco a Lilith y le fue indiferente hasta que le llegó un mensaje y se dio cuenta que se perdería la fiesta.

Mandy

Heeeey!

Mañana puedo ir a tu casa con una amiga?
enviado a las 23:48 p.m

Lilith

Si, claro!

quién es?

Mandy

Maria Galilea, la chica que vino de la comunidad cristiana. Necesita aprender del mundo, no sabes la de cosas que no conocía.

Nunca escuchó una canción de Britney

Lilith

noooo

tráela, necesita salir.

      —Dean vamos, ya casi es medianoche.

      Al salir al pasillo se cruzó a su madre que venía directamente hacia su habitación.

      —Justo iba a preguntarte cuándo te ibas —la interceptó y le acomodó un poco su peluca dejando entrever una mirada sospechosa. Se preguntaba cómo le hacían las madres para darse cuenta de casi todo—. No hagas cosas estúpidas, diviértete —Besó su mejilla—. Te ves genial Dean.

      Se aventaron al impala antes de que Sam pudiera hacer una broma sobre Dean, Lilith estuvo muy rápida y atenta para evitarlo. La emoción se le escapaba de su ser a la bruja que estaba pecando de ciega hacia el lenguaje corporal que el cazador le enviaba mientras manejaba hacia el antro. Había encendido la radio buscando una estación que no fuera música rock o metal, no tenía ningún problema y normalmente aceptaba la regla: "mi auto, mi música", pero le apetecía muchísimo algo moderno y enérgico.

      —When the sun shines, we'll shine together. Told you I'll be here forever. Said I'll always be your friend. Took an oath, I'ma stick it out 'til the end —Lilith, siendo la joven muchacha que era, comenzó a cantar el Hit de Rihanna—. Now that it's raining more than ever, know that we'll still have each other. You can stand under my umbrela.

      —No en mi auto hermosa —Apagó la radio regresando a su peculiar pose. Cuando Dean manejaba uno podía darse cuenta cuánto amaba el ronroneo del motor, las ruedas deslizándose por la carretera y cuando ponía el pie en el acelerador, sonreía como un niño; en esta ocasión estaba tenso, los manos apretando el volante y su severa mirada solo en la carretera.

      —¿Si sabes que esa canción la pasaran en el antro, no? Es uno de los mayores hits de este año... Dean, no tienes que venir, de verdad, no quiero obligarte a que escuches música que odias y francamente no te veo para nada en una de las fiestas a las que voy —dijo intentando sacarle alguna reacción, pero solo consiguió que la mandíbula se le tensara aún más—. ¿La canción de Bob Seger: old time Rock & Roll? Fue hecha para ti, podría ser la banda sonora de tu vida, tu leimotive o tu...

      —Si si, entendí el punto —su respuesta fue brusca, no del tipo violento, más bien, exasperada.

      —¿Qué te pasa? ¿No estábamos del mismo humor hace un momento? —¿Lo habían estado o confundió todo? Ahora se sentía patética y egoísta, talvez lo obligó a hacer algo que no quería, pero estaba hablando de Dean Winchester, las únicas obligaciones que aceptó fueron las de su padre. No era una marioneta y siempre hizo lo que quiso, sin límites. Demonios, estaba muy confundida—. Dean, no tienes que hacer todo esto, de verdad, yo quiero tener sexo contigo y te hice una promesa, pero primero quiero ir a bailar. Tengo una mente muy abierta y me jodería mucho hacerte tener una noche de mierda porque, honestamente, es todo lo que odias: música moderna, personas amontonadas, luces led, drogas y cigarrillos. No es tu ambiente de bar. Y... ya sabes... con lo de tu... no quiero que pierdas el tiempo en esto.

      La ignoró por completó mientras estacionaba el Impala a unas cuadras del antro, pero en cuanto apagó el motor y la miró a los ojos, se dignó a hablar.

      —¿Crees que hice todo lo que me pediste por sexo? —Oh mierda, había lanzado su pensamiento como un disparo, un golpe muy fuerte para Lilith. No tenía ni la más mínima idea en cómo debía de interpretar sus palabras y su expresión. El rostro que mostraba Dean era una mezcla entre enojo y contención, al borde del límite—. ¿Lilith? ¿Solo sexo?

      Se quedó muda, petrificada en su lugar. La velocidad con el que avanzaban sus pensamientos no era suficiente para el verdadero tiempo que pasaba entre ambos, Dean demandaba una respuesta, pero a Lilith le faltaban un centenar de datos para darle lo que quería. Optó por hacerle caso a las palabras de mamá, de esa manera sería ella quien tenía el control de la conversación.

      —Honestamente no entiendo a lo que te refieres y me parece detestable hacer una suposición errónea, así que voy a decir que —Lo observó, lo observó con detalle, así como mamá le había dicho que haga—. Los dos sabemos lo que queremos del otro, y creo que está bien, pero (y este es mi punto de vista), es más importante mantener la amistad y si... —le costaba mucho no meter la palabra sentimiento, no quería hacerlo—. Lo que quiero decir es que si algo presente o futuro, la trata de romper, deberíamos de poner el límite ahí. ¿No?

      —¿Por qué me estás hablando cómo si estuvieras dando una exposición en el colegio? Y peor aún, una exposición a niños. No soy estúpido Lilith y te fuiste por la carretera equivocada. No soy un idiota que por unos besos de más ya está enamorado, eso es ridículo y es aún mas estúpido que lo esté diciendo.

      —¿Entonces si sabes el límite?

      —¿Es realmente necesario? —contraatacó. Lilith interpretó que su tono recalcaba que estaba haciendo preguntas estúpidas, de una niña, pero para ella era importante que entendiera el límite.

      —¿Lo es? —Esta situación era de lo más confusa—. ¿Se entendía desde el principio no?

      —Si. 

      Lilith no permitiría que el repentino mal humor del cazador arruinara una de sus más añoradas noches. Se adentró en uno de los mejores antros de Massachusetts. Era un lugar gigante de dos pisos, con una barra que atravesaba de norte a sur para que pidieran bebidas. También tenía varios sillones en donde ya habían varias personas besándose cómo si estuvieran en la intimidad de una habitación. La música rebotaba por las paredes al compás de 50 Cent, las luces ponían a los que tenían drogas en su cuerpo en el país de las maravillas. Esto era todo lo que quería su joven cuerpo, extrañaba salir a bailar y beber, estaba por cumplir veintiuno, ¿Quién la culparía?

      —I'm into havin' sex, I ain't into makin' love. So come give me a hug, if you into getting rubbed —cantaba Lilith dirigiéndose a la barra. Giró un momento para confirmar que Dean la seguía sin prestarle atención a nada, excepto a unas chicas que pesaron vestidas de conejitas playboy. Lilith ya no cuestionaría que mierda lo impulsó a venir a un antro—. ¿Nos vamos a separar o algo?

      —¿Qué? —La música no le dejó escuchar lo que dijo, por lo que acercó su oreja a ella.

      —Que si vamos cada uno a su rollo, yo voy a tomar algo y me voy al medio. Tu haz lo que quieras.

      La respuesta no llegó porque una mujer disfrazada de catwoman se acercó a Dean con una sonrisa coqueta que no fue ignorada.
      —Hola —ella dijo y en cuanto notó que Lilith estaba allí mostró un rostro de arrepentimiento—. Lo siento, creí que...

      —Está soltero.

      —Estoy soltero —dijo casi al mismo tiempo que Lilith.

      La cantinera aceptó su pedido y luego Lilith desapareció de la vista de Dean, y él de la suya. Definitivamente tenían una relación de las más extrañas, pero que funcionaban de alguna forma: si Dean se consideraba una persona libre de cadenas, la joven se lo tomaba el doble de personal y espiritual.

      Lilith nunca había tenido muchos amigos, de hecho, era de aquellas personas que se tomaban la palabra amistad con alta estima que no permitía a cualquiera acuñarse el título haciendo que gran parte de su vida batallara en conectar lazos amistosos con alguien más aparte de Sam, vamos, que consideraba a su madre como mejor amiga. Sin embargo, le resultó más fácil ser aquella a la que todos invitaban a salir de fiesta porque poseía un amor incondicional a la música y al baile, disfrutaba de beber y cantar, de bailar con todos y ser capaz de aguantar hasta el amanecer. Y es que se podía notar en su rostro cómo sonreía de la manera más etérea y sincera, con sus ojos achinándose y sus dientes desgarbados luciéndose. Su cuerpo se movía enérgicamente con la música de Shakira y el sencillo Hips don't lie que había triunfado en los Estados Unidos el año pasado. Había entablado una borracha conversación con un par de amigos que venían de Cuba. La muchacha, Marina, tenía unos veinticinco años y se disfrazó de bailarina egipcia, y su amigo, que no paraba de fumar porro, vestía una simple camisa hawaiana —no le puso esfuerzo al disfraz—, pero lo que faltaba de entusiasmo por Halloween, le sobraba en simpatía y ser el alma de la fiesta. La joven bruja hablaba fluído español. No solo asistió a clases en el colegio, también lo hizo extracurricular desde que era una niña.

      En una esquina estaba Lilith con las personas que había conocido dándolo todo al bailar Shakira creando un ambiente separado al del resto de grupos, la mayoría de personas estaban yéndose con sus respectivos ligues a follar o se apretaban en las esquinas besándose y tocándose, era esa hora en dónde la fiesta se apagaba; pero Lilith todavía acumulaba energía para seguir disfrutando de la música... se la pasó meses sin cantar, ahora era cuando más disfrutaba de la música y se notaba en cada facción de su rostro, en cómo movía sus caderas y su trasero.

      —¡Uno, dos, tres, cuatro! —gritaban—. Baila en la calle de noche, baila en la calle de día. Baila en la calle de noche, baila en la calle de día.

     Marina bailaba como una profesional, sintiéndose el poder latino. Era una mujer tan alegre y diferente al resto de americanos, eso era un hecho, los americanos eran mas fríos y reservados que no era común integrarse a un grupo preestablecido de una forma tan natural como ellos habían hecho con Lilith, acogiéndola y bailando con ella sin segundas intenciones o porque a alguno de los hombres allí querían ligar con ella. Lilith y Marina bailaban juntas —ella tenía novio y Lilith se había puesto casi a llorar porque no podía ligar con ella—, se reían y compartieron con el resto unos tragos.

   De Dean no tenía información. Se habían cruzado un par de veces y él siempre le preguntaba si ya se podían ir y Lilith respondía que más tarde, fue así hasta que le dijo que iba a salir a tomar un poco de aire y desde entonces creyó haberlo visto un par de veces de reojo, no fue hasta que el lugar se vació un poco que Dean llegó hasta ella.

      —Te estuve buscando durante toda una hora —dijo—. ¿Podemos irnos?

     —Bieeen —respondió. Ya estaba cansada y le vendría bien respirar aire fresco.

      Se despidió del grupo de amigos invitándolos a su fiesta de cumpleaños en el salón "El patio trasero" un complejo que tenía la estética perfecta para la temática que escogió. Salieron con Dean abriéndose pasó entre las personas y una vez respiró la frescura de la noche, sufrió de escalofríos por el repentino cambio climático. Eran las cinco de la mañana de octubre, la poca ropa no alcanzaba para cubrirla del frio. Lilith ingresó al impala y se dio cuenta que cuando Dean desapareció era porque había regresado a su coche: la peluca estaba tirada en el asiento trasero, una bolsa de comida rápida y un par de cervezas, sin decir que Led Zeppelin sonaba en la radio ni bien prendió el motor.

      Ella empezó a reírse sin parar.

      —¿Qué? —preguntó mirándola de reojo—. ¿Qué es tan gracioso?

      —¿Qué hiciste desde que nos separamos?

      —¿Quieres saber la verdad? —Lilith asintió todavía riendo—. Bueno... me tragué mis propias palabras, creí que exagerabas diciendo que esto —con su mano señaló todo su cuerpo—, iba a llamar la atención de más chicas que lo usual...

      —Já, te lo dije.

      —Si como sea, solo pude aguantar dos horas con esa música horrible y luego me dio hambre así que me fui a comer y las siguientes horas me la pasé esperándote.

      —Creí que estabas con la chica del principio.

      —Eso no funcionó muy bien, tengo veintiocho años, hay ciertas cosas que ya no tengo ganas de lidiar

      Lilith apartó la mirada para que Dean no viera su expresión de burla, a veces él se tomaba demasiado en serio su persona para lo que realmente debería de esperar. Sabía que el físico de Dean llamaba la atención de chicas y de chicos, era un hombre muy apuesto, pero (y teniendo cómo fundamentos la cantidad de veces que lo vio ligar o hablar de las chicas con las que se acostó) solo funcionaba de una sola manera: polvo de una noche. Era difícil que él se abriera lo suficiente y hasta para tener una amistad, incluso aseguraba que no sería su amiga si no fuera porque los unían varios lazos familiares desde niños. Sus padres se conocían desde la juventud, su mamá los cuidó en su hogar y eso los obligó a convivir, si se hubieran conocido en un bar o por casualidad, ninguno de los dos se trataría como el presente dicta. Eran diferentes, pensaban muy distinto y gracias a que entre ellos generaron una confianza aprendían a tolerar algunas acciones del otro: a Lilith no le gustaba como detestaba cualquier cosa que no entrara en su agenda masculina, y de seguro a él no le gustaba su lado más nerd. Pero la realidad era que tenían una amistad cultivada, tenían algo raro entre ellos, al fin de cuentas no con cualquiera se grababan teniendo sexo.

      Terminaron acostándose en el impala, debajo de unas luces amarillentas y una desolada calle.

      —Eso fue asombroso —Dean apretaba el cuerpo femenino contra su pecho, envolviéndola entre sus brazos y una acelerada respiración. Estaba de acuerdo, él sabía cómo empujarla al clímax y lo hacía de maravilla—. ¿Estás bien?

      Regresó al asiento copiloto y empezó a ponerse su ropa de nuevo con un bostezo y movimientos lentos y perezosos.

     —Estoy cansada, quiero acostarme a dormir —respondió tomando la cámara y guardándola en su bolso—. Quiero bañarme y ponerme el pijama, el sexo me da sueño —rio risueña.

     Dean la comprendió y tardó poco en llegar a casa. Ambos terminaron muy cansados después de la exhaustiva noche. La bruja creyó que Dean seguiría hasta la habitación que compartía con Sam, sin embargo, ingresó a la de Lilith detrás de ella.

      —¿Qué? —dijo a la defensiva en respuesta a la mirada cuestionadora de la joven—. Yo también me quiero duchar, podemos hacerlo juntos.

      —No, necesito privacidad, así que vete a duchar al otro baño, pero luego vuelve que el maquillaje que te puse no sale solo con agua. 

      Con el cielo cambiando la oscura noche por el azul marino del pronto amanecer, Lilith salía del baño abrigada en un pijama de rosa chicle y evidente fue su sorpresa de ver al cazador ya en pijamas acostado en su cama con la cámara reproduciendo el video de sexo que hicieron... hombres, o Dean, estaba tan cansada que ni siquiera podía pensar con claridad.

      —Sabes, deberíamos de ser actores porno, cobraríamos muy bien.

      Lilith se soltó en una risa silenciosa, él... dios, simplemente era él y sus tonterías. Con su magia le quitó la cámara rechazando la curiosidad de verse a si misma, mañana echaría un vistazo, por el momento, vertió crema desmaquillante en un pedazo de algodón y lo pasó por los restos de maquillaje negro que quedaron alrededor de los ojos. Dean tenía unas pestañas más largas que las suyas, que envidia.

      —Todavía no puedo comprender por qué decidiste ir, dimeeee.

      No bromeaba, había estado intentando averiguar el motivo. En la lista mental que fabricó divagó en las más absurdas teorías a falta de un buen fundamento: pensó que en primer lugar serían por las chicas, pero él mismo dijo que no era su lugar favorito para encontrar a las de su tipo, pensó que sus últimos meses tomaban parte importante, pero bien sabía ella que no lo desperdiciaría en esto, la teoría del solo por sexo y la grabación quedó refutada, no era el motivo. Al terminar de sacarle el maquillaje, aprovechó para pasarle crema humectante en su reseco rostro, ni se había dado cuenta. Dean también estaba cansado, sentía como se quedaba dormido. Pobre hombre, había aguantado mucha música de su desagrado... mierda. Lilith lo miró a los ojos buscando la verdad que jamás le sería dicha. Lo conocía, se lo estaba guardando, o al menos intentando que no descifrara sus verdaderas intenciones. Lo único que Lilith pensaba era en que lo había hecho por ella, talvez por todo lo que había hecho en los últimos meses por él. Recordó lo alegré que estuvo en su cumpleaños, los regalos que le dio alegraron la mala semana que Sam (Meg en realidad) les hizo pasar.

      —¿Terminaste? —preguntó—. Mi cara está pastosa, ew.

      Sin agregar nada más, Dean se recostó debajo de los colchones, acomodándose bien en su cama. ¿En que momento acordaron que dormirían juntos? ¿Debería echarlo de su habitación? ¿Era cruzar los limites? Pero si el sabia los límites, se lo dejó bien en claro ya. ¿Quería que se fuera? A Lilith le daba igual, mientras cada uno no resignificara un acto tan simple como dormir en la misma cama, todo era cuestión del significado y los sentimientos, ¿No? Ya había dormido con Dean en la misma cama, ¿Qué diferencia había entre la de un sucio motel y su propia cama? Solo que su cama era mucho más cómoda, más linda, más higiénica y olía a lavanda, y claro, que era la cama de toda su vida. 

      El despertar de la joven bruja acontecía en un paulatino movimiento alrededor de la cama, apenas encendiendo los músculos de su cuerpo poseyendo todavía el cerebro dormido, sin embargo, la costumbre de despertar sola en su cama olvidó los límites que le estaba haciendo la presencia de Dean. No fue hasta que aterrizaron en ella los labios despiertos del cazador, y luego unas manos apretando su cintura con emoción, encerrándola debajo de él, que decidió seguirle el juego, devolviéndole los atrevidos besos y acomodando sus piernas en una posición que aceleraba su corazón. Pero, pronto Lilith se acordó que era martes y a juzgar por los rayos potentes y luminosos que entraban por la ventana, le decían que ya no era de mañana, ni el mediodía. ¡Era la tarde!

      —¡Mierda! —dijo saltando de la cama y buscando como loca su teléfono celular. No estaba arriba de su mesa de noche, ni en su escritorio y ni en el baño. Salió de su habitación y cruzó el pasillo hasta la habitación de su mamá—. ¡Ay no!

    Se había ido al trabajo sin ella.

     —Hey —Dean llegó detrás de ella apenas despertando y acostumbrándose a la desesperada Lilith—. Sam me dijo que acompañó a Regina al trabajo, toma, puedes llamarlo con el mío.

      Le tendió su teléfono que aceptó rápidamente y la dejó sola. Talvez actuaba como una desquiciada traumada, no obstante, razones tenía de sobra para justificar sus acciones. Lo que era correcto o no, o la cantidad de confianza que le ponía al cuidado de su madre por ella misma solo serían juzgados por Lilith y nadie más. Sabía lo que hacía, sabía lo que pasó y jamás desearía que volviera a pasar, No lo iba a permitir. Mamá podía ser muy fuerte para ciertas cosas y alababa la estima que depositaba en su persona, pero si las brujas la secuestraron una vez, podrían volver a hacerlo.

     —¿Dean? ¿Ya se despertó Lilith? Dile que mire mis mensajes.

     —Soy yo —Intentó no sonar como una desesperada. Respiró hondo y se calmó porque sentía que terminaría llorando—. ¿Está mi mamá por ahí?

    —Oh, hola Lilith. Decidí acompañarla, estabas muy dormida y parecías cansada, la estuve ayudando toda la mañana. ¿Quieres que te pase con ella, no?

     —Si por favor.

      —Hola bebé —la saludó su mamá. Oírla la tranquilizo por completo, parecía exageración lo mal que se sentía consigo misma—. ¿Cómo estuvo tu noche?

     —¿Por qué no me despertaste para ir al trabajo? —cuestionó en vez de responder, realmente las ganas de comentarle lo bien que se la pasó se esfumaron—. Puedo funcionar con dos horas de sueño o dormir allí en la oficina, me da igual, deberías de haberme despertado así te acompañaba.

     —¿Y con qué energías ibas a celebrar tu fiesta de cumpleaños esta noche? Estuviste esperando esta fiesta por años, necesitabas descansar, puedo cuidarme bien, no seas tonta —Lilith pensaba distinto, no podía cuidarse bien, talvez si de otros humanos, pero las otras eran brujas—. Hice unas galletas de chocolate, están en el horno, puedes comerte un par, pero son para tu desayuno de mañana, así que no te las comas todas.

     —¿Cuando vas a volver?

     —Voy a salir dos horas antes y te ayudo a prepararte, deja de ser dramática, no es la gran cosa.

     Mentiras.

     —Está bien, ¿Has visto mi celular?

     —Si, lo encontré tirado afuera, lo dejé en la cocina, te veo mas tarde.

     Después de hablar con ella se sentía mucho mejor aunque el enojo del momento seguiría por un rato más, o talvez menos de lo que estimaba porque al salir y regresar al baño de su habitación se encontró con Dean tocando su rostro frente al espejo, muy asombrado con su reflejo.

     —Soy un tesoro de la naturaleza —dijo pasando las yemas de los dedos por su mejilla como si fuera algodón—. Toca mi rostro, es super suave, nací así de asombroso.

     Sonrió y no fue capaz de arruinar su fantasía.

     Dean y Lilith se sentaron a desayunar un par de las galletas (tuvo que hacer prometer a Dean de no comérselas todas) y un poco de café mientras las noticias capturaban la atención del cazador y la bruja atendía los mensajes sin leer.

Sammy boy

Voy acompañar a tu madre al trabajo, se cuanto te preocupa que esté segura

y, honestamente, parecías muy cansada.

Mándame un mensaje cuando despiertes, tenemos que hablar sobre el trato.

Mami 

Cariño, me fui a trabajar, descansa.

Mandy

Estás viva perra?

Lilith?

Lilith????

Estoy yendo con Galileaaaaa

Le mandé un mensaje a tu madre y dijo que estabas en el quintos sueño jajajaj. Si no estás para abrirme la puerta, la abriré con magia.

Llego en cinco

Dorian

Buenas días :)

Tengo el mejor disfraz para esta noche, va a ser una sorpresa, pero te encantará.

y tengo las drogas, estas segura? estas son de las que pegan fuerte, se comercializan entre los ricos.

      El timbre sonó. Lilith terminó de beber su café rápidamente y abrió la puerta. Allí estaba Mandy, portando un abrigo largo de rojo vivo y junto a ella estaba Maria Galilea, la chica era de estatura promedio, mas baja que ella y Mandy. La observó con unos intensos ojos marrones del mismo tono que su corta cabellera ondulada, dejando que la primera impresión inmediatamente causara cierta ternura en Lilith, no hacía falta ser un experto para darse cuenta que esa muchacha tenía no solo la cara de un ángel, sino que era una persona tímida y buena.

      —¡Lilith! —exclamó Mandy dándole un fuerte abrazo—. No puedo esperar para que sea de noche, vamos Gali —por poco empuja a Galilea hacia adentro—. Lilith, Maria Galilea. Gali, ella es la famosa Lilith Arduenn.

      —Hola, un gusto en conocerte —se presentó Lilith sonriente, esperando lo mismo.

      —Hola, gracias por dejarme venir, Mandy por poco me arrastra hasta aquí sin avisarte —Ella era de ese tipo de personas que sonreía con los ojos, era una señal de lo sincera y transparente de su alma.

      —¿¡Tú!? —Dean desde la cocina se acercó como si estuviera a punto de lanzarse a por un monstruo, dirigía sus pasos hacia Galilea que retrocedió espantada—. ¿No eres la chica de la extraña comunidad cristiana? ¿La que no hablaba?

      —Compórtate Dean, la estas asustando —Lilith interfirió antes de que las cosas se salieran de control. Lo tomó del hombro y no lo dejó avanzar más. para ese punto, Mandy dio un paso adelante apoyando a Galilea—. Explica.

      —Sam y yo tuvimos un caso en Chicago hace unos meses. Fue uno de esos raros, primero habíamos seguido las pistas de un Wendigo en los bosques del norte, fuimos hasta allí y encontramos huellas y con huellas me refiero cadáveres calcinados, arrastrados a Kilómetros de su hogar. Su hogar era una comunidad aterradora y ella era parte. Encontramos raro que las únicas muertes eran de personas de allí, lo sabíamos por un tatuaje que tenían en los pies. Así que empezamos a investigar, pero no llegamos a nada porque esas personas no decían nada. Nos rendimos y nos dedicamos a buscar el Wendigo y lo encontramos en el ¡Sur! Si, extraño... luego venimos aquí y Sam encontró lo de las brujas Asneg, que definitivamente habíamos vistos esas huellas en la comunidad, así que partimos de nuevo y ya no había comunidad. Cenizas y las personas reconstruyendo. Por cierto, si había una bruja Asneg chupándoles la felicidad.

      —Magia descontrolada —defendió Mandy, Lilith estaba familiarizada con ese término: significaba que una bruja natural sufrió de un desborde emocional que causaba la manifestación descontrolada de la magia—, y honestamente para las cosas que le hacían, quemar la comunidad fue un acto generoso, ella podría haberlos matados a todos pero no lo hizo —Mandy miró cómo Galilea estaba aún peor al haber dicho eso—. ¿Qué? Es verdad, tú no sabías que eras una bruja y de lo que eras capaz de hacer, tuvieron suerte.

      —Un momento —el cazador estaba aún mas perdido que su relato—. ¿Tu mataste a las personas de tu comunidad?

      —Fue la magia, nunca fue mi intención.

      —Bien, suficiente —Lilith quería que Galilea se sintiera segura en su casa y para eso debía demostrárselo—. ¿Vas a tener problemas conviviendo con otras brujas? ¿No era que ya habías superado esa tontería? Eres muy bienvenido de marcharte Dean.

      Indignado alzó las cejas y soltó una seca risa.

      —¿Por qué siempre piensas lo peor de mí? Olvídalo Lilith, sé la respuesta. Sabes, tú te crees muy inteligente, pero a veces eres de lo más estúpida —A pesar de que Lilith tenía todas las intenciones de acabar con lo que empezaron, Dean agarró el periódico de encima de la mesada y se abrió paso hacia las escaleras.

      —¡Wow! Eso escaló muy rápido, ¿Cuál es tu problema?

      —¡Tú actitud! —gritó—. No me quedan muchos meses, podrías ser más considerada.

      Y luego, escuchó la puerta cerrarse, significando que mejor no le hablara por las siguientes horas. Era lo mejor, estarían gritándose cosas horribles y ni siquiera sabía cómo o por qué habían peleado. Las chicas sostenían sus bolsos en la posición más incomoda posible.

      —Él no es problemático, es un buen hombre, Mandy lo conoce, no hay peligro alrededor de él —justificó Lilith al temor de Galilea e incentivo a que Mandy la apoyara.

      —Es verdad —aportó Mandy—. Entonces... ¿Ya tienes todo listo?

      Las tres brujas se sentaron en los sillones. Lilith les ofreció algo para beber y un par de snacks.

      —Por supuesto, bueno eso creo. Dorian se encargó de casi todo y pagó. Contrató a una organizadora y lo único que tuve que hacer es darle mi visión y la lista detalladas de cosas que quería, cómo pasar todos los mayores hits de la reina Madonna. ¡No puedo esperar! Te juro que me quiero preparar ya —Lilith no podía ocultar su emoción—. Pero, antes quiero saber sobre ti Galilea, me encanta tu nombre, es super genial.

      —Gracias —dijo tímidamente—, A mi también me gusta el tuyo, muy bíblico como el mío, aunque si hubieran nombrado a una bebé Lilith en mi comunidad la sacrificarían. No es un nombre muy apropiado para una mujer, tomarían el ejemplo de Lilith en vez de Eva.

      —Gali, puedes comenzar contándole algo más suave, intenta desde cuando sospechabas que algo andaba mal contigo, es gracioso.

      —Yo —se había puesto nerviosa—, bueno, pensé que estaba endemoniada —Mandy comenzó a partirse de risa—. Empecé a notarlo cuando mi cuerpo dolía todo el tiempo, dolores musculares intensos, cansancio, mi cabeza se sentía a punto de explotar. Ellos trataron de curarme usando sus métodos y con medicamentos, por supuesto, pero no mejoraba y ellos comenzaban a pensar que se trataba de algo diferente. Yo comenzaba a pensarlo, crecí en una comunidad cristiana con fuertes valores, extrema en ciertos aspectos, te podrás imaginar. Fui puesta en aislamiento en cuanto mis dolores me transformaban en un ser desquiciado.

      —Ya lo hablamos Gali, tu actuar fue de lo mas normal, créeme que cualquier otra persona reaccionaria igual al dolor tan fuerte que sufriste y no pensarían en demonios —Mandy se puso seria por un segundo, Lilith podía ver que ya había hecho un trabajo en reconfortarla y explicarle una visión diferente de la vida. Podía entenderlo. Había crecido bajo la misma religión, pero tuvo la suerte de experimentar el espectro más normal.

      —Si, tienes razón. Luego viene la parte que no me gusta recordar, resumiéndolo, yo soñaba cómo morían esas personas y al despertar habían desaparecido y... los agentes del F.B.I llegaron a la comunidad, bueno, los cazadores, todo empeoró para mí. Creí que me estaba convirtiendo en un monstruo y el aislamiento me estaba volviendo loca... En fin, cuando Pandora vino a buscarme después de haber quemado toda la comunidad comprendí lo que pasaba y me asusté mucho de ser una bruja.

      —No fue para tanto al final, ¿o No? —le pregunta Mandy sonriente—. Solo intercambiaste una secta por otra —bromeó.

      —Tienes una historia realmente interesante. Mandy me dijo que no sabes muchas cosas sobre cultura pop, ¿Por qué? ¿No tenías televisión?

      —No —negó un tanto ambigua—. Tenía restringido algunos temas, la información que llegaba del exterior no era buena, claro, Mandy dijo que llegaba distorsionada, me han dicho que la música que está de moda es música para prostitutas.

      Mandy y Lilith partieron de risa.

      —Tú tienes muchas cosas que aprender.  

• • • •

      Al caer el sol las tres brujas se habían encerrado en la habitación de Lilith escuchando las canciones de los artistas favoritos de Lilith y Mandy, compartiendo sus gustos a Galilea, que se mostraba entusiasmada cada vez que alguna le comentaba un poco de la carrera y los escándalos de los artistas. Mamá había llegado antes, tal y cómo prometió. Sam, por otro lado, se acercó a su habitación para hablar con Lilith un momento a solas, también se había sorprendido de ver a Galilea en la casa.

      —¿Qué ocurre Sam?

      Lilith estaba a medio disfrazarse. Se había puesto una peluca de cabellera platina con mechones negros y unas trencitas atadas a los costados de su rostro, ya se había hecho el maquillaje que solo consistía en un ojo negro ahumado que se corría a propósito por debajo, unos labios suaves casi de color piel y un piercing en el costado de la nariz y otro debajo del labio. Ella se esforzaba en sus disfraces.

      —Sé lo que intentas hacer —Ambos tenían unas emociones muy diferentes: Lilith estaba muy contenta, mientras que Sam hacia todo lo posible por mantenerse calmado—. Leí unas notas tuyas que estaban en tu escritorio.

      —¿Chusmeaste entre mis cosas sin permiso? —contraatacó molesta.

      —Lo sé, pero —Sam sabía que estaba mal lo que hizo—. Estuvimos meses buscando opciones, tu y yo, horas y horas de investigación desde la mañana hasta altas horas de la noche. ¿Por qué no me dijiste que estabas trabajando en eso? ¿Cuánto más tienes hecho, uh?

      —No es fácil Sam —murmuró para que no alertaran a los demás—. No quiero darte falsas esperanza, ni a ti y menos a Dean. Creí que mi opción no les iba a gustar, que me la tirarían a la cara porque es demasiado horrible lo que pido. Quería encontrar otra opción, incluso preferiría que Ruby lo salvara.

      —¿Tienes más? —preguntó calmado, eso la hizo impresionar—. Lilith, nos está quedando poco tiempo, yo estoy abierto a cualquier opción, no me importa, mientras Dean esté con nosotros... yo puedo convencerlo.

      —No sé cuánto has leído, pero no tengo mucho, estoy teniendo ayuda de mi mentora. El gran problema es que no sé como convertirlo en humano. Sacarlo puede ser más fácil con un ritual de invocación o la mas peligrosa: abrir la puerta de nuevo. Hacerlo humano sigue siendo un misterio, sé que la sangre y el alma están involucradas y son lo más importante. Tengo un proyecto de treinta hojas escritas en mi laptop, ahí está todo lo que tengo, puedes leerlo si me prometes que no le dirás ni una sola palabra a Ruby, ni una. Por favor.

      Lilith hubiera preferido que los inconvenientes demostrados corporalmente por Sam sean una broma.

      —Bien, lo prometo —dijo. Decidió confiar en él, como todas las amistades, tenían sus altos y bajos, la diferencia se marcaba cuando hacían un balance y aspiraban a ser mejores.

      Al volver a su habitación después de entregarle su laptop, encontró a su mamá aplicando un poco de color en las mejillas de Galilea, y a Mandy pintando sus uñas de rojo. Ellas se iban a disfrazar de ángel y de Michel Jackson respectivamente, y Lilith de Christina Aguilera en el videoclip de Dirrty. Su deseo de disfrazarse de esa manera empezaba cuando tenía dieciséis años, pero su mamá casi la mataba y le dijo que cuando tuviera veintiuno podría salir con el trasero al aire, no antes. Su momento había llegado.

      —¡Me voy a cambiar! Ya no aguanto.

      Fue a su closet y allí mismo se colocó el corpiño de rayas blancas y negras, y siguió con el pantalón de color negro y rojo (por llamarlo de alguna manera) que dejaba ver todo su trasero y muslos, lo sostenía un cinturón negro y en el costado izquierdo tenía bordado el número 72, mientras que en el derecho decía "XTINA". Su trasero era cubierto por un calzón con la forma cheeky, que en la parte de atrás tenía también bordada una x. Su mamá había hecho un buen trabajo haciéndolo, amaba que le hiciera los disfrazas porque lo hacías de buena calidad e idénticos. Era la mejor.

      No pudo contener su emoción por mucho tiempo.

      —¡If you ain't dirrty, you ain't here to party! —exclamó eufóricas para las muchachas—. Paid my dues, in the mood, me and my girls gonna shake the room —cantaba al mismo tiempo que movía sus caderas y el trasero.

      —¡Lilith! —aulló Mandy animándola—. ¡Dale chica!

      —Apúrense, tenemos que estar una hora antes para comprobar que todo esté en su lugar, estoy muriendo por ver cómo quedó todo.

      Se tomaron un par de fotos en el patio, algunas instantáneas que mamá pegó en el álbum de Halloween.

      —¿Es tu primer Halloween Galilea? —le preguntó mamá, acomodando la corona dorada en su cabello. Ella si que era un ángel caído a la tierra, no solo Lilith lo había notado, Sam se quedó unos segundos de más cuando fue a buscarse un vaso de agua para volver a leer el documento y, por supuesto, tener una larga noche de investigación.

      —Si —respondió tímida—. Nunca lo celebré, estoy emocionada.

      —¡Y es su primera fiesta! —acotó Mandy haciendo un pequeño baile—. Te vas a divertir mucho, créeme.

      —¿Están listas? ¿No necesitan nada? —su mamá siempre siendo atenta. Las tres negaron. Se acercó a su hija y la abrazó muy fuerte y le besó la frente—. Bueno, entonces diviértanse, cuando regresen las esperaré con un desayuno que les va a sacar la resaca y el hambre.

      Lilith amaba a su mamá, para ella era la mejor de todas. Subió las escleras y caminó hasta la habitación de los hermanos, necesitaba que Sam las llevara. Originalmente se lo pediría a Dean, pero viendo que no estaban de buen humor (él, porque Lilith no estaba enojada), tenía que recurrir a la segunda opción. Golpeó tres veces y Dean le abrió con los ojos un poco adormilados.

      —¿Qué se supone que eres? —no fue nada discreto en mirar sus pechos y el resto de su cuerpo desnudo—. Estás muy caliente de todas formas, me gusta mas este que el de Pamela.

      —¿Christina Aguilera? —dijo inútilmente—. ¿Ya se te pasó tu enojo?

      —Sip. ¿Vas a ir al mismo lugar que ayer o uno diferente?

      —No tontito, está es mi fiesta de cumpleaños. Tengo todo un salón decorado y organicé muchas cosas —Él se vio sorprendido—. Bueno... necesito que alguien nos lleve, ¿Sam o tú? Uno de los dos baje ¡ya!

      —Espera espera espera, ¿Haces una fiesta de cumpleaños y no nos invitas? ¿Qué clase de amiga eres?

      —Habla por ti Dean —dijo Sam atrás de su hermano, sentado en la cama con la laptop de Lilith apoyado en su regazo y su propia laptop abierta a un costado de la cama.

      —Sam tiene un trauma con el Halloween, y es un aburrido que no le gusta disfrazarse y odia especialmente las fiestas de Halloween y tú, pues, ¿El mismo argumento de ayer? No realmente tu tipo de fiesta, pero si quieres venir —justo fue interrumpida por un llamado que estaba esperando hace rato—. ¿Qué te tardó tanto en responder Dorian? ¿Viste mi mensaje? —Lilith le había enviado un mensaje a Dorian diciéndole que no se cohibiera y que trajera drogas de las buenas. No sabía si también traería para el resto de las personas o lo harían de la forma tradicional y natural.

      —Lo siento, estaba ocupado con unas reuniones, te cuento luego —dijo—. Tengo para ti, no para todo el mundo, puedo quedarme endeudado, pero puedo conseguirte de los que siempre andan vendiendo en Massachusetts.

      —Bien, realmente quiero cocaína, así que trae, y si tienes LSD que Mandy nunca probó y quiere hacerlo. 

      —Bien, yo me encargo, no te preocupes. Tengo que irme ahora si quieres que llegue a tiempo, nos vemos en unas horas.

      La mirada que Dean le dio hizo que Sam volviera a ser la opción para llevarlas.

      —Tu no acabas de decir que Dorian va a traerte drogas, dime que estoy muy equivocado —Lilith nunca había visto a Dean tan molesto en toda su vida, disgustado a tales niveles que recordaba aquél cazador que alguna vez mataría a cualquier monstruo sin preguntar, y su especie estaría incluída. No alzó su voz, ni apretó sus puños, simplemente, los ojos verdes transmitían lo que pensaba—. Lilith.

      —Creo que quiero reír —dijo apenas moviendo los músculos de su cara, la sonrisa se desinfló—. ¿No vas a hacer un escándalo por un poquito de drogas en una puta fiesta, o sí? ¿Cuántos años tienes? No seas dramático, es en contexto de fiesta.

      —Chicos... —Sam falló increíblemente en calmarlos a ambos.

      —No estoy siendo dramático, no soy un estúpido, yo también consumí drogas en fiestas, ninguno es un santo, solo señalo que Dorian te esté trayendo drogas. ¿Qué clase de hombre es?

      —Esto está siendo ridículo Dean, ya discutimos esto ¡Ayer! Y yo le pedí a Dorian que lo hiciera, si quieres culpar a alguien, cúlpame a mi y a mis putos veinte años. Yo voy a disfrutar mi juventud, de la misma manera que cualquier otra persona de mi edad lo hace. ¡Sam, baja que nos tienes que llevar!

      —Yo te llevo, es mi auto —dijo Dean adelantándose a Lilith al bajar la escalera.

• • • •

      A las doce en punto la fiesta se volvió más descontrolada de lo que realmente podía entender la mente de Lilith en tales niveles de cocaína. Necesitó de un momento para ubicarse en todo el salón que había sido decorado justo como ella quería gracias a la ayuda de Dorian y un equipo que contrató: el lugar consistía en un genérico salón de fiesta que fue convertido en un club de boxeo de mala muerte, tal y cómo aplaudía la estética del videoclip. En el medio habían puesto un ring con el espacio suficiente para el DJ y su equipo de música; también se las arreglaron para construir unas gradas seguras alrededor del ring. La decoración seguía usando aquellas viejas luces de un club que acompañaban los grafitis de la pared, caños y cableados falsos por los techos, rendijas gigantes en las que varias personas se habían colgado, y, específicamente, pidió que la estética se mantuviera entre los colores negro, rojo y blanco. Rellenaron el lugar con bancos de metales y mantuvieron la barra original.

      Estaba tratando de encontrar a Dorian. Era difícil de buscarlo entre la oscuridad, pero después de diez minutos lo vio conversando tranquilamente y bebiendo algo suave con un par de amigos de la universidad. Él se disfrazó de Rocky Balboa con sus icónicos pantalones americanos. Tenía que admitir que no se esperaba que Dorian tuviera un físico tan trabajado, cada musculo de su torso, incluso los brazos que rara vez los veía descubiertos. hasta Mandy —que no encontraba para nada atractivos a los hombres— había lanzado uno que otro comentario alagándolo.

      —¿Cómo está la cumpleañera? —festejó Dorian al verla llegar—. ¿Te estás divirtiendo?

      Lilith le dio una calada a su cigarrillo y tomó la mano del muchacho para llevárselo a una habitación que estaba al lado de los baños que se usaba para guardar varios objetos de mantenimiento y aseguraba todo el cableado de la electricidad. Normalmente estaba cerrado con llave, Lilith usó magia para abrirla. Era un lugar más cómodo para esnifar una raya. El efecto ya se le había bajado y quería otra.

      —Se siente muy bien —Sacó la bolsa que habían escondido antes en uno de los estantes. Lilith se sentó en el suelo, descansando y viendo cómo Dorian también se metía en lo mismo.

     —Así es.

      Conoció otra faceta del empresario que para la joven era mucho más interesante. Habían tenido muchas citas, o salidas mejor dicho, ya conversaron tanto que era cuestión de tiempo que terminaran enredados entre los besos, la tensión había nacido hace meses. Lilith sabía que quería otro tipo de relación con Dorian, una diferente a la que siempre mantuvo con los hombres. No estaba interesada en tenerlo por una noche, ella quería una amistad y, si se daba, algo más. Dorian era un muchacho tímido entre las mujeres, y aunque Lilith le demostró que podía confiar, todavía le costaba tomar la iniciativa, era por ello que Lilith debía dar el primer paso y besarlo.

      Le gustaba lo diferente que era al resto. Ella atrapó sus labios besándolo intensamente, apoyando una de sus manos en la mejilla y la otra la usó para tomar su mano y guiarla hasta su cintura. Necesitaba sentirlo vivo. En aquel momento no pensó que su deseo era puramente fabricado por la droga, sería injusto después de tantos encuentros y conversaciones. Ellos tenían una relación formada, estaban listos para avanzar. Lilith gimió colocándose encima de él, aferrándose a sus hombros y deleitándose con el pasar de las manos por su cintura. Le estaba gustando muchísimo lo que sentía. No le importaba lo que sucediera después y, francamente, Lilith no estaba pensando en nada más que las descargas de dopamina esparciéndose por todo su cuerpo. Sin embargo, era la encargada de liderar o se tardarían eones para que Dorian decidiera hacer algo, entonces, sin mucha previa, desabrochó su corpiño y usó magia para quitarle los pantalones. El cuerpo de Lilith se convertía en un descontrol de hormonas. El corazón se le aceleraba con cada roce en su entrepierna, su respiración agitada empeoraba la salida de sonoros gemidos, sus mejillas le ardían y sus ojos dilatados se empapaban. Nunca se había sentido tan eufórica, un remolino incontrolable, podía imaginarse por encima del monte Everest, ni siquiera podía comparársele... Nadie podía contra ella.

      En un momento, empezó a sentir electrificaciones golpear por cada centímetro de su piel coordinándose con las embestidas de Dorian en la oscuridad de aquella habitación sucia. Eso la hizo reír, dirrty. Las sensaciones sacudían todo su cuerpo que adolecía en zonas de las más extrañas, pero una de ellas fue en el corazón, como una punzada.

      Cuando terminaron, Lilith se apartó y apoyó su espalda en la fría pared intentando bajar el acelerado ritmo de su corazón y, de paso, también su respiración.

      —Dios —suspiró Dorian sin poder sacar sus ojos de la chica—. Eres tan hermosa, exactamente como imaginaba, perfecta.

      —Eres un tonto —dijo Lilith en una pequeña risa.

      —No, en serio lo digo, eres perfecta para mi.

      La fiesta siguió en su curso natural hasta que el cielo oscuro ya no lo era tanto y las estrellas comenzaban a dispersarse. Se la había pasado gran parte bailando con Mandy y tratando de sacar del caparazón a Galilea, que ponía entusiasmo en divertirse como todo los demás, pero a veces, Lilith notaba que se sentía incómoda con lo libre que eran muchos para bailar, y era entonces que la animaba a hacer otros pasos de bailes. Lo importante era que se divirtiera y se sintiera cómoda consigo misma. Otro suceso inesperado que recordaría por siempre, fue cuando tuvo la oportunidad no solo de bailar, sino también de cantar Dirrty en el ring. El DJ le entregó un micrófono y Lilith hizo el show de su vida sirviendo vocales y la coreografía del videoclip que todavía se la sabia. Fue asombroso, se divirtió muchísimo y a las demás personas pareció gustarle. Luego de eso, le cantaron el feliz cumpleaños a las tres de la madrugada, la hora en que nació. 

• • • •

      En el camino a casa las tres brujas arrastraban los pies como las borrachas apestosas que eran, bueno, solo Mandy y Lilith porque Galilea apenas había probado un par de vodka con soda en toda la noche y se mantenía de lo mas normal, solo muy cansada y era obvio, estaban regresando a casa a las ocho de la mañana.

      —Chicas —llamó su atención Lilith—. Me cogí a Dorian —no aguantó la risa y las demás fueron contagiadas.

      —¿Qué? —dijo Mandy—. ¿Yaaa? Quiero decir, tiene sentido, ¿No? Estuviste alimentando al pobre a base de citas, ya era hora. ¿Cómo es su pene?

      —¿Por qué quieres saber eso? —Explotó en carcajadas Lilith.

      —¿No es lo que los grupos heteros de amigas preguntan?

      —No... no lo sé. ¿Lo hacen? —contestó Lilith todavía riendo. Vio que Galilea luchaba por mantener los ojos abiertos—. ¿Cómo lo llevas Gali?

      —Sigo oyendo la música, tengo un pitido en el oído.

      —Si, y yo.

      —Aquí también —dijo Mandy señalando su oreja—. Me estoy muriendo de hambre, tengo más hambre que sueño.

      Las brujas doblaron en la esquina que las conducirían ya hasta su casa.

     —¡Oh por Dios! ¡¿Qué es eso? —exclamó Mandy—. ¡No me lo creo! ¿De verdad?

      A un costado de la entrada de su casa había un enorme corazón de flores de azafrán, era casi tan alto como la puerta y de un ancho de un metro y medio. Las chicas corrieron para verlo mas de cerca. El aroma se respiraba exquisito. Junto al corazón había una caja de regalo y una nota que decía: "Para la mujer más perfecta del mundo, con amor Dorian".

      —¿A quién tienes enamorado señorita Arduenn? —desde el otro lado de la calle, la vecina de enfrente, la vieja señora Maud, pronunció mientras sus loros cotorreaban en las jaulas—. ¡Oh, por cierto! ¡Feliz cumpleaños jovencita!

      —¡Gracias! Yo.... tengo enamorado a un caballero —respondió todavía sin poder creerse el regalo que le había hecho. Era precioso, un detalle que enamoraría a cualquiera, o por lo menos, lo estaba haciendo con Lilith—. Voy abrir este regalo.

      Sin poder contenerse lo abrió y la respiración se escapó de sus pulmones. Dorian le había regalado el conjunto Chanel de la primavera del 95 de la colección "ready to wear" que Carla Bruni había utilizado en la pasarela, Lilith conocía su marca favorita y siempre quiso uno de esos conjuntos, especialmente el de esa colección. Venía adjuntado un documento que confirmaba la veracidad del conjunto. ¡Se estaba por desmayar! ¡Era legitimo! 

      —Es hermoso —dijo Galilea apreciando el conjunto—. Dorian parece un buen hombre, juro que es precioso.

      —Quiero este corazón en mi patio trasero.

     —Me impresionó hasta a mí, y te digo que no soy fan de las flores eh —acotó Mandy—. ¿No se desarmará si lo movemos?

      —No creo, empujen, no usen la magia, nos está mirando la señora Maud.

      Lilith abrió la puerta discretamente con magia a falta de una llave y tomó, cómo pudo, el corazón mientras Mandy y Galilea lo empujaban desde atrás. No esperaba que todos ya estuvieran despiertos a las ocho de la mañana, aunque encontró enseguida la respuesta. El aroma a galletas recién orneadas inundaba la casa que despertó temprano a los muchachos que ya estaban sentados uno al lado del otro en la mesada de la cocina comiendo fervientemente un pedazo de pie de banana casero, mientras que su mamá estaba parada en medio del salón con delantal puesto y la boca abierta impresionada por el corazón de flores gigante.

      —¿Esto viene de Dorian? —preguntó su Mamá admirando la belleza morada, un par de pétalos cayeron a sus pies—. ¿Qué vas a hacer con esto hija?

      —Lo quiero meter en el patio —Una vez ya estaban dentro de la casa, Lilith pudo usar su magia para arrastrarlo más fácil—. Creo que me clavé una espina.

      —Buenos días —dijo Galilea educada, incluso medio dormida seguía siendo un ángel.

      —¿Podemos comer Regina? —Mandy tenía cierta confianza con su madre, en realidad, Mandy era de esas personas alegres y divertidas que a cualquiera le caía bien en segundos—. ¿Dónde dejo esto? Es el regalo que venía con el corazón, Dorian se pasó.

     —Vayan al comedor, ahí preparé todo —contestó Regina sin despegar la vista del corazón, seguía impresionada—. Saben, Bárbara me dijo que Dorian tenía algo preparado para Lilith, no esperaba que fuera un corazón de flores —rio.

      Lilith estaba teniendo unos problemas para acomodar en la posición correcta el gran corazón, era algo que iluminaba todo el patio, pero al mismo tiempo lo llenaba de sombras. Había sido un gesto muy bonito por parte de Dorian, ella era una chica romántica más o menos, le gustaban las flores que siempre le regalaba y los detalles, Dorian estaba dejando las huellas de cuánto le importaba e —imposible negarlo a esta altura— cuánto le gustaba Lilith. Cuando quedó perfecto, la joven bruja se sentó en el banco descansando un segundo y apreciando lo bonito que se veía.

      De pronto, su mamá apareció y se sentó junto a ella, debajo del cálido sol.

      —¿Cómo estuvo la fiesta? —preguntó sacándole unos mechones de su cara y mirándola sonriente, algo más especial que el usual trato.

      —¡Estuvo asombrosa! La mejor fiesta del mundo.

      —Bueno... —dijo cariñosa—. Feliz cumpleaños mi preciosa. Tengo algo para ti, un regalo —del bolsillo de su delantal sacó una pequeña caja de terciopelo negro y se lo entregó—. Ábrelo.

      Con mucha emoción lo abrió y jadeó de lo bonito que era el collar que guardaba. Era un pequeño corazón de amatista amarrado a una cadenita de plata. Ella no usaba mucha joyería, pero sabía que en el momento en que se lo pusiera, ya no querría quitárselo jamás.

     —Es hermoso mamá, gracias. ¿Me lo puedes poner?

      —La abuela me lo dio a mi cuando cumplí veintiuno, y yo ahora quiero dártelo a ti. Lo estuve guardando por años —Mamá le colocó el collar con cuidado. Los reflejos del sol lo hacían ver aun más bonito—. Mi mamá me dijo que la piedra contenía un pedacito de todo el amor que había en su corazón para mí, pero yo voy a decirte algo diferente. No solo es un pedazo de mi amor por ti, sino que tu eres todo mi corazón, y estoy muy orgullosa de la mujer que eres, siempre lo estaré no importa lo que hagas. Yo siempre quise ser una mamá y tu me has dado la oportunidad, te amo muchísimo bebé.

     Lilith empezó a llorar, al igual que su madre largaba alguna lagrima mientras la contenía entre sus brazos y le besaba la frente con ternura. Ellas habían sido así de pegadas toda la vida. El vínculo que ellas tenían era tan fuerte y especial.

     —Yo también te amo.

     Después de limpiarse las lágrimas regresaron al comedor. El desayuno estaba servido como mamá la tenía acostumbrada cada uno de sus cumpleaños. A pesar de estar casi todo el tiempo ocupada con sus casos, a mamá le encantaba cocinar dulces, toda clase de ellos: desde pasteles de frambuesas, pies de banana o manzana, cupcakes de limón con crema, galletas con chispas de chocolate, otras de avena que a Lilith le encantaban, trufas de licor y arándanos, pequeñas tartitas de la receta de la abuela, y unos frasquitos rellenos de fruta en almíbar, chocolate y crema. Colocó algunos globos y en el centro estaba su torta de cumpleaños, una redonda capa de pasta Ballina blanca y diminutos corazones rojos alrededor y en el centro se leía en una letra cursiva "Feliz cumpleaños Lilith. 21". Mandy y Galilea ya estaban sentadas y hambrientas.

      —Lilith te estamos esperando para empezar a comer, no te hagas desear —suplicó Mandy, la que estaba más hambrienta, se la había pasado todo el camino a casa haciéndoselos saber.

      —Vamos a cantar el feliz cumpleaños —dijo Mamá—. Muchachos vengan aquí —la voz de mamá sonó tan potente y mandona que hasta despertó a Galilea del sueño, y a Lilith la asustó.

      —¿Hiciste todo esto anoche tu sola? —preguntó Lilith.

      —Naaah —respondió y, señaló a Dean en cuanto entró después de Sam—. Tengo al mejor ayudante, nació con un talento único.

      Dean se veía muy emocionado por empezar a comer a diferencia de Sam que era conocido por comer poco dulce porque lo vomitaba.

      —Feliz cumpleaños Lilith —la felicitó Sam dándole un abrazo y luego le susurró—. Dejé tu regalo en tu habitación.

      Apagó la única vela y mamá le sacó una foto que probablemente no había salido muy linda, pero a mamá le gustaba la naturalidad por encima de la estética, ella decía que contaba la verdadera historia. Cuando todos se pusieron a comer y a servirse café, Lilith se excusó para ir a su habitación a cambiarse porque se estaba muriendo de frío y, por algún motivo, Dean la siguió apenas pudiéndose meter en la boca una trufa de licor y frambuesas.

      —¿Qué? —preguntó Lilith riendo, parecía una persecución. Seguro le quedaban restos de cocaína en el cuerpo—. ¿Qué quieres? —Dean la tomó delicadamente de las muñecas antes de entrar a su habitación.

      —Solo quería decirte feliz cumpleaños —simplemente dijo—. Anda, ya puedes entrar —una sonrisa se le escapó. ¿Qué tramaba?

      Al entrar a su habitación jamás había esperado ver a un pequeño gatito negro durmiendo sobre su cama, entre las mil almohadas que tenía. Ella pudo sentir su corazón achicarse y sus ojos aguarse nuevamente de la emoción y ternura que estaba sintiendo. ¿Éste era el regalo de Dean? Estaba conmocionada, en un estado de trance. Era lo más tierno que vio hacer a Dean Winchester hacia otra persona que no fuera su hermano menor. Caminó en silencio y se sentó junto al pequeño. Lo acarició sonriendo y apenas se movieron sus orejitas. Pudo ver que tenía un collar negro de silicona suave con una placa que decía Prayer. ¡¿Cómo Dean lo sabía!?

      Lilith giró su cabeza tan lento hacia Dean que parecía una escena de una película de terror y le mostró su cara impresionada, cómo si el hombre que tenía en frente de repente se había convertido en un adivino.
      —¿Cómo en la faz de la tierra supiste que quería un gatito negro niño y, aún peor, que lo iba a llamar Prayer? ¿Eres dios?

      Dean partió en carcajadas y se sentó en la cama, cerca suyo.
      —Tú me lo dijiste —eso era mentira, jamás lo compartió con nadie y estaba cien por ciento segura—. Bueno, Htilil me lo dijo —ahora todo tenía más sentido, "Htilil" era la Lilith que hablaba dormida, así la apodó Dean—. La semana que nos quedamos solos, exactamente cuando te quedaste dormida en mi auto después de tener sexo por primera vez dijiste que querías un gatito negro niño así no te sentías tan sola al llorar en la habitación de tu aquelarre. Y luego dijiste que lo llamarías Prayer porque amas a Madonna y tu canción favorita es "Like a prayer".

        Ella sonrió desde el corazón.

      El pequeño gatito despertó y sus ojitos verdes iluminaron el día de Lilith.
      —Hola bebé, eres tan tierno —le dijo hablando en una voz aguda—. Soy una bruja, pero no voy a matarte y usarte para rituales; te amo y vas amarme —hizo esfuerzo en contener su emoción y no desatarla en un fuerte abrazo que lo lastimara—. Tu nombre es Prayer, lo sé, te encanta. ¡Ah te amo! —chilló—. Gracias Dean, realmente es lo mejor, bueno después de este collar.

      —Bueno, no es un estúpido cursi corazón gigante de flores, pero me tomó tiempo encontrarlo. No creí que fuera tan difícil que me den en adopción un gato.

     —Las flores se van a marchitar en unos días, tú me regalaste un ser vivo que estará conmigo por años —a medida que hablaba su voz se hacía cada vez mas aguda, tomó al gatito y lo apretó contra su pecho—. Eres tan tierno que te quiero apretar bien fuerte hasta dejarte sin aire.

      —Ese es el regalo de Sam, el mío está mucho mejor tengo que decir —se alagó a si mismo. Lilith tomó la caja que había sobre su mesa de noche y vio unas docenas de colmillos de vampiro. ¡Sam era el mejor!—. No sé por qué quieres eso, es asqueroso.

      —A estos colmillos, mi querido amigo, le deberías de dar las gracias de que yo no esté embarazada y hablando de eso... —Dean la miró confundido, estaba a punto de entender en cuanto Lilith sacara una caja con un montón de frasquitos vacíos, le quedaba una sola dosis de la poción que le controlaba los embarazos—. Necesito de los colmillos de vampiro para hacer esta poción, es mi control natal.

      —Si nosotros usamos protección.

      —No importa, el condón puede fallar y no eres con el único que tengo sexo —Lilith se tapó la nariz para beberse aquella dosis asquerosa, necesitaba hacerlo porque había tenido sexo sin protección con Dorian y él había acabado en ella. Esa poción eliminaba con 100% de efectividad su óvulo fecundado. Normalmente, Lilith no dejaba que la penetraran sin condón, no quería contagiarse de enfermedades sexuales, pero confiaba en Dorian. Él era un maníaco de la higiene y un hombre respetable, le hubiera dicho algo si tuviera, y, además, no era de andar metiendo su pene al desnudo en cualquier lado—. Salud. 

      —¿O sea que podemos estar teniendo sexo sin el puto plástico de mierda todo este tiempo y no me lo dijiste?

      —Wow cálmate —Lo detuvo antes de que se fuera con fantasías—. Dean, yo no sé en dónde has estado. Confío mi vida ciegamente en tus manos, pero no mi vagina, perdón.

      —Esto es horrible de tu parte, ¡Estoy limpio!

      —Tráeme un papel médico que lo diga y lo pensaré. 

      —Yo también quiero que me traigas uno —contraatacó. Era justo. 

• • • •

      Su cumpleaños había resultado muchísimo mejor de lo que hubiese esperado, definitivamente logró borrar el mal sabor que aún le dejaba el del año pasado. Tenía a su mamá y ahora también a un nuevo ser para darle amor y compañía, Prayer, un adorable gatito tranquilo que reposaba sobre sus brazos como un bebé. Las tres brujas despertaron tarde, pero a tiempo para entregarle dulces a los niños que golpeaban la puerta. Pidieron unas pizzas que comieron mientras miraban películas de terror en el salón con la compañía de los hermanos. A Lilith le fue imposible de no percibir cuan diferentes estaban llevando el tiempo y eso le dolía: por un lado, Dean estaba la mayor parte contento y animado, aceptando las cosas que ella le pedía cómo que se sentara a ver una película con ellas. Sabía que era cómo ocultaba el verdadero temor a lo que se avecinaba, Dean no era un robot, solo había aprendido a reprimir los sentimientos y mantener el semblante a pesar del mal tiempo; y en Sam era obvio cuánto sufría por buscar una solución que ni siquiera podía compartir un momento de diversión con su hermano, mostrando que era el más serio y el más inteligente. Él buscaba información —ahora, basada en la investigación de Lillith—, su empeño era tal que agregó cinco páginas al documento con información acerca de la transfusión de sangre e información biológica y de anatomía que podía ser necesaria.

      Había recibido un llamado antes de irse a dormir después de desayunar de Bobby dónde la felicitaba por cumplir veintiuno y le comentó, en su propio lenguaje, que la extrañaba y que pasara por casa pronto.

      —¿Por qué no podemos ver otra cosa? —Galilea estaba genuinamente espantada con el la película "El silencio de los Inocentes"—. Voy a tener pesadillas.

      Lilith la abrazó al verla angustiada del miedo y, enseguida, Mandy también se unió.

     —Es solo una película —dijo Sam bebiendo un sorbo de cerveza. El comentario fue más insensible de lo que Sam era en realidad que hasta Dean lo miró cómo sino lo conociera.

      —Ella es un pobre angelito, ¿qué no la ves? —la defendió Lilith.

      —Recién está aprendiendo de la vida, acaba de salir de la jungla, más respeto —agregó Mandy.

      Dean rompió en carcajadas que casi se le cae la botella de cerveza.
      —Cuidado Sammy, las brujas van a por ti.

     —Podemos jugar al Monopoly —sugirió Lilith para que Galilea se sintiera más cómoda.

     Y las tres brujas y los dos cazadores terminaron la noche jugando y bebiendo.  





⛧.


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