Enough [Julian Devorak, The A...

By Ningyolita

5.5K 580 192

Te quiero como los antros de mala muerte te quieren a ti (aunque yo te quiera más), y quieren a aquellos que... More

Prólogo
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX

I

993 84 23
By Ningyolita

Es difícil hablar de cómo llegué aquí.

Simplemente cerré los ojos y TACHÁN, bienvenida a Vesuvia.

Hablo en serio.

Un día vas a trabajar a tu tienda como cualquier otro, bajas al almacén, te metes más adentro de la cuenta y apareces en otro lugar completamente diferente.

Lo he comentado con mi maestro, y las hipótesis son varias.

La más factible nos lleva a hablar de los cimientos originales en los que se encuentra el inmueble, subterráneos laberínticos que me acabaron llevando a esta... ¿dimensión? Por no hablar de mi prácticamente recién descubierto vínculo con la magia, de eso hablaremos después.

En resumidas cuentas, me empeciné demasiado en buscar una camiseta y acabé perdida en mi propio almacén. Fantástico.

Cuando salí a la superficie el paisaje era completamente diferente, y yo no hacía otra cosa que resaltar entre las personas vestidas con sus chales de colores y finas túnicas.

Por suerte, él me recogió.

Asra.

Mi maestro en las artes mágicas.

Porque esa es la segunda parte, resulta que tengo poderes.

Aún no sé controlarlos demasiado bien pero... estamos progresando.

Asra es una especie de mago de gran reputación que constantemente está viajando de un lugar a otro con el fin de completar su formación o ayudar a los más necesitados.

Es admirable.

Aunque tengo que añadir que es fastidiosamente misterioso.

Es decir, nunca revela su destino y sus consejos son enrevesados y confusos.

No lo mando a tomar viento porque es lo único que tengo aquí.

Vale, también confío en él ¿Cómo no hacerlo?

Quiero decir, ya no sólo me dio comida y cobijo, creyó mi historia y me está ayudando a regresar. Uno de los factores que le lleva a moverse es investigar y encontrar a otros a los que les haya pasado lo mismo que a mí. De momento, no hemos conseguido demasiado pero supongo (espero) que es cuestión de tiempo.

Tampoco se está tan mal aquí.

Tengo una pequeña tiendecita de magia donde ofrezco -a todo aquél que esté dispuesto a pagarlo, claro- desde filtros amorosos a intensas lecturas de tarot.

Es un local que perteneció al anterior aprendiz de Asra, tampoco puedo decir mucho más dada su inminente inclinación por el misterio y todo eso... pero está bien. Es un negocio tranquilo en un barrio decente.

En el que, supuestamente, no suele ser muy común que llamen a la puerta en plena noche.

Definitivamente, no estoy soñando.

¿Abrir o no abrir?

En fin, de perdidos al río.

Invoco una llama en la palma de mi mano. Me alumbra el camino a la par que es un arma de gran utilidad para mí.

Doble función, sensación única.

Miro por la mirilla de la puerta para dar una figura alta y esbelta, cubierta con un velo translúcido a la luz de las farolas.

Es una mujer, y con ese porte, no una cualquiera.

- ¿En qué puedo ayudarle, su alteza?

- Los rumores no mentían. Asra ha encontrado a una aprendiz poderosa.

- No recibo muchas visitas a altas horas de la noche que se cubran la cabeza con velos de damasco.

- Cuidado, aprendiz.

Lo dice con una sonrisa en el rostro.

Es Nadia. La mujer más poderosa de Vesuvia, consorte del fallecido conde Lucio, lo que la llevó a ascender rápidamente en la corte, tomando el mando del lugar. Cuando la miras, más que una condesa parece una reina, con esa altura, su piel tostada y una cascada de cabello púrpura que intenta escapar del caro velo que la oculta.

- ¿Dónde está tu maestro?

- En pleno viaje, me temo.

- ¿Sabes cuándo volverá?

- Asra no tiene costumbre de fijar una fecha de regreso.

- Bien es cierto lo que dices –su mirada parece viajar a otros momentos. – entonces tendré que conformarme contigo.

Tragó saliva.

- Estoy buscando a un asesino. Nada más y nada menos que aquel que le arrebató la vida a mi esposo – hace una pausa, como si necesitara un momento para recomponerse. – El doctor Devorak, ese farsante ha de pagar por todo el mal que le ha hecho a esta ciudad.

Siendo sinceros, hay opiniones de todo tipo acerca de la muerte del conde Lucio, algunos hablan de liberación y justicia; otros de maldad y revolución.

- Sólo soy una mera tarotista.

- Sé perfectamente que no es así, o de otra manera, él no te tendría bajo su cuidado. Espera grandes cosas de ti y yo te estoy ofreciendo la manera de empezar a mostrar tus habilidades.

¿Qué hago? ¿Qué digo?

- Lo pensaré.

Evidentemente, es una forma de aportar algo a mi maestro, de quitarle de encima uno de sus trabajos, pero... un asesino.

No estoy segura de poder enfrentarme a un hombre de tal calaña.

- Permíteme invitarte al palacio, quizás he sido demasiado directa y seguramente querrás saber los términos de nuestro acuerdo. Mañana mismo mandaré a alguien a recogerte. Por la noche – ve que intentó responder y se apresura a añadir. – No aceptaré un no por respuesta.

Se arregla el velo y se dirige a la puerta.

Seguro que, atendiendo al protocolo, esto no debería ser así. Debería ser yo la que la despidiera con una reverencia o algo por el estilo.

- Hasta mañana.

El portazo ahoga mis palabras.

Genial, parece que mañana tengo una especie de reunión diplomática para negociar un posible contrato que me llevará a enfrentarme con un asesino.

En fin, podría ser peor.

Necesito tranquilizarme. Las cartas encima de la mesa de la trastienda parecen llamarme, me ofrecen su consejo y yo no puedo negar tal privilegio.

Barajeo y las extiendo sobre la mesa formando un abanico a delante de mi persona.

Formulo una primera pregunta: ¿Dónde me estoy metiendo?

Doy la vuelta a una de las cartas, prácticamente oculta entre sus hermanas, pero a mis ojos centellea como una bengala.

El hombre colgado.

¿El hombre colgado? ¿En serio?

¿Cómo se supone que he de interpretar esto? ¿Qué mi vida ha dado tal giro que se ha puesto del revés? ¿No me digas?

Un cristal se rompe en la sala de al lado.

¿Todo tiene que pasar hoy o qué?

La criatura que corona la carta parece guiñarme un ojo a la par que sonríe burlonamente.

El fuego no será suficiente, a la par que destruirá el factor sorpresa.

Tampoco es la primera vez que pillo a un ladrón, desde enamorados desesperados hasta madres que me confunden con una especie de médico.

Abro la puerta despacio e invoco un hechizo.

- I came in like a wrecking ball...

Oh.

No he mencionado esto, claro.

Es un poco... vergonzoso.

Como todavía no controlo demasiado bien la magia, Asra me ha animado a canalizar mi energía mediante palabras, pequeños poemas es lo mejor, según él.

Sin embargo, en momentos como este no hay demasiado tiempo para improvisar una rima.

Así que aprovecho el ritmo de las canciones de mi presente.

Los moradores de Vesuvia no tienen ni idea de lo que estoy diciendo y a mí me ayuda más de lo que me gustaría admitir.

Todavía soy una aprendiz, es completamente normal.

Además, sólo lo uso para hechizos complejos en situaciones concretas.

El ruido que produce el golpe seco de un cuerpo contra la pared es muy satisfactorio.

Invoco fuego y ahí está él.

Creo.

Hay un hombre espatarrado en el suelo de mi tienda, completamente vestido de negro y con una máscara que emula el pico de un ave.

¿Es algún tipo de conjunto steampunk o algo por el estilo?

Esas máscaras suelen asociarse a los médicos que trataron la peste, consideradas como un método infalible para evitar el contagio.

Menos mal que de donde yo vengo esas ideas se desecharon hace bastante tiempo.

Veo una gota de sangre que le resbala por debajo de la máscara.

Forcejea para quitársela y dejar su rostro al descubierto.

Vaya.

Tiene el pelo cobrizo y desordenado en una maraña de rizos. La sangre le cubre la barbilla, pero eso no le impide dirigirme una sonrisa sarcástica.

Su mirada es de plata, y uno de sus ojos está cubierto por un parche.

- Un horario de apertura un tanto peculiar para una tienda – se lleva las manos enguantadas a los labios, supongo que con el golpe se ha mordido. – Veo que te ha enseñado sus trucos, tienes agallas.

Me está recorriendo con la mirada.

No me fío de este hombre, mantengo la guardia alta.

Las palabras en la punta de la lengua.

Y el corazón acelerado.

Por el susto, evidentemente. 

Continue Reading

You'll Also Like

703K 19.6K 80
"...Vamos a pecar juntos..." ❝One-Shots sobre personajes masculinos del anime "Naruto" , escritos por un fan para otros fans , con alto contenido +18...
402K 26.4K 97
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
211K 11.9K 20
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
186K 10.4K 25
Chiara se muda a Madrid en busca de nuevas oportunidades para lanzar su carrera como artista. Violeta se dedica al periodismo musical, trabajando en...