The scent of your skin || Ome...

By birdyfics93

26.2K 3.8K 1.6K

Ser beta no es fácil. No cuando estás obligado a obedecer a los alfas. No cuando eres un esclavo. Jimin y Tae... More

~ Primera parte ~
~ Ser un beta ~
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14
15
16
18
19. ~El beta que decidió quedarse~
• Segunda parte •
• Conflicto Beta •
20
21
22
23
24
25
26
27
28
29
30
31
32
33
34

17

526 93 28
By birdyfics93



17

Taehyung comprendía que hay momentos de la vida que te enseñan cómo funciona el mundo. En sus primeros años de vida, tocó las brasas que utilizaban para calentar las habitaciones del Internado de Betas en el que vivía en aquella época y aprendió que al tocar el fuego es inminente quemarse. Muchos años más tarde, y gracias a Seokjin, comprendió también que no todas las personas son iguales y que hay pequeños tesoros en el mundo que te querrán tal cual eres.

Contarle a Jimin lo sucedido con Channie fue uno de esos momentos. No exactamente para el beta mayor, sino para el cachorro, quien tuvo que aprender de golpe que la vida es dura y que la gente se irá, lo quieras o no. Para Taehyung había sido uno de los momentos más difíciles de su vida también, teniendo que ser fuerte para Jimin, que no pudo dejar de llorar desconsoladamente hasta que se durmió bien entrada a la noche, más por el agotamiento emocional que por sueño, en la cama de Seokjin.

La Madriguera fue otro asunto. Kyungsoo, enojado y entristecido con la noticia, armó una comitiva para recuperar el cuerpo de Chanyeol. Al grupo conformado por cinco betas -entre ellos Taehyung- le tomó una noche completa saber en qué lugar estaba el cuerpo y otra noche más recuperarlo. Kyungsoo, como el buen líder que era, volvió con las cinco personas a salvo y durante la siguiente noche, toda una procesión de betas caminó hasta el claro que tanto Taehyung como Chanyeol solían frecuentar para enterrar a este último. Incluso Seokjin estuvo ahí -a pesar de las quejas de algunos betas que no querían un omega insmiscuyéndose en sus pérdidas-, viendo el improvisado y triste funeral. Taehyung y Jimin llenaron la tumba de esmeraldos (aquellos que Tae había recolectado), creando un punto de pétalos que, a la luz  de la luna, centelleaba lanzando destellos en todas direcciones.

—Channie hyung está brillando—murmuró Jimin, tirando de la mano de Taehyung.

El beta mayor sonrió levemente, tratando de contener las lágrimas que querían escaparse de sus ojos otra vez. Las reprimió, porque quería ser fuerte por el cachorro aunque le costara, así que presionó con sus dedos la pequeña mano de Jimin y asintió.

—Channie brillaba y brillará siempre.

Escuchó como Jimin sorbía por la nariz antes de sentir como el niño correspondía el apretón, coincidiendo con él.

Todo era tan injusto.

Si Taehyung pudiera ahorrarle todo el dolor al pequeño, daría su vida por ello.

La vuelta a la Madriguera se hizo con lentitud. La procesión caminó cabizbaja, triste. Chanyeol era ese tipo de persona que lograba hacerse un huequito en todos los corazones.

Tae, por su parte, pidió a Kyungsoo que encaminara a Jimin hasta el catre que compartían en la Madriguera, mientras él encaminaba a Seokjin hasta la perfumería. No era seguro que el omega caminara solo de noche, además de que Tae le debía una larga conversación a Seokjin. 

Caminaron en silencio, tomados de las manos, pero cada uno en sus propios pensamientos. El sonido de la gravilla era todo el ruido que les acompañaba.

—Estás callado—murmuró Tae a Seokjin, pasado un rato.

El omega no volvió el rostro hacia él. Se quedó mirando el suelo mientras caminaba.

—No han sido días para hablar—respondió Jin, en un susurro que no podría haberse escuchado a plena luz del día, con el ruido de un pueblo despierto.

El beta sabía que durante todos esos días de tristeza había estado alejado de Jinnie. Más bien, Tae lo había alejado. Pero el beta no pudo hacer nada para evitar la situación. Había demasiado en qué pensar.

—¿Me dirás lo que has estado pensando todos estos días? —preguntó Seokjinnie, mirando hacia el suelo, arrastrando los pies ligeramente y haciendo sonar las piedrecillas del camino.

Taehyung tragó saliva y tomó aire, pero no dijo nada. No estaba del todo preparado para la conversación vendría ineludiblemente. Así que caminaron en silencio veinte pasos más hasta que Taehyung fue capaz de reunir el valor suficiente para murmurar lo inevitable:

—Me voy a unir a los rebeldes.

Seokjin se detuvo en seco y llevó ambas manos a su rostro, restregándolas con cansancio. Algo en el corazón de Tae también se detuvo. No le gustaba ver a su omega así, tan vulnerable. Quiso acercarse a Seokjin, pero tan solo  unos segundos después este último continuó caminando.

—¿No vas a decir nada? —preguntó Tae, desconcertado.

¿De verdad Seokjin no diría nada?

Vio en la oscuridad como el omega volvía a detenerse y mirar hacia todas partes menos a él. Tenía el ceño fruncido, como si tuviera una fuerte discusión en su interior. Luego volteó hacia Tae y lo miró con aquella expresión herida que el beta odiaba, porque sabía que era su culpa por completo.

—¿Algo de lo que pueda decir hará que cambies tu decisión? —preguntó Jinnie, con lágrimas en los ojos. Su voz se escuchaba como si estuviese batallando con ellas.

Tae sintió como su corazón cayó hasta sus pies. No quería que el omega sufriera, pero esto era algo que debía hacerse. ¿Qué iba a ofrecer si no?

—N-no. — Tuvo que admitir con una voz apenas audible.

Una lenta lágrima descendió por una de las mejillas del omega. Este miró hacia otro lado, evadiendo al beta, tragando saliva y respirando pesadamente. Taehyung no estaba seguro de qué decir. Porque a él también le dolía. Le dolía toda la mierda que estaba sucediendo, porque tarde o temprano, tendrían que separarse.

Después de un sollozo que no pudo reprimir, el omega preguntó con la voz rota:

—Taehyung, ¿me amas?

—Con todo, todo mi corazón. Por favor, jamás lo dudes—dijo el beta, acercándose a Jinnie y rebuscando su mirada.

Pero el omega no quería mirarlo. Sorbía por la nariz y sollozaba, luchando contra las lágrimas.

—Entonces...—preguntó con aquella expresión herida, secándose las lágrimas con demasiada brusquedad—, ¿por qué vas a unirte a los rebeldes?

¿Por qué vas a abandonarme?

La pregunta no hecha por Seokjin resonó en el corazón de Tae, rompiendo aquello que ya estaba más que roto. Su voz sonó tal cual se sentía al murmurar:

—Precisamente porque eres lo más precioso que tengo.

Entonces, Seokjin no pudo aguantarlo más.

—¡Eso no tiene ningún maldito sentido, Taehyung!—exclamó con rabia, alzando las manos y dejándolas caer  a sus costados.

—¡Claro que lo tiene! —exclamó el beta, con cansancio, rebuscando las manos de Seokjin en la oscuridad hasta que las encontró—. Sé sincero y dime si de verdad crees que tenemos futuro conmigo siendo un maldito beta fugitivo.

—Podemos hacerlo funcionar, Taehyung—sollozó el omega, lastimeramente—. De algún modo, lo haremos funcionar.

La garganta de Tae se cerró dolorosamente y tuvo que tragar saliva para destentarse.

—¿Crees que no lo he pensado? —preguntó el beta, sintiendo como sus propios ojos se llenaban de lágrimas— ¿Crees que no me he pasado noches enteras tratando de trazar un plan de vida en el que tú, Jimin y yo podamos ser felices juntos? Claro que lo he hecho, Seokjin. Sabe la Luna que lo hago todos los días y noches de mi miserable vida, pero si no me uno a los rebeldes, siempre seré un esclavo. Siempre tendré que estar escondido para poder amarte.

—No, no es así—decía Seokjin, entre sollozos—. Y aún si lo fuera, a mi no me importa. No me importa.

—¡Pero a mí sí me importa, Seokjinni! Dime, ¿qué haré yo cuando esos malditos alfas que rondan la perfumería quieran estar contigo y tú no puedas decirles que estás con un beta? ¿Qué harás cuando esas malditas omegas comiencen a hablar sobre ti, porque no tienes hijo y porque eres un omega macho soltero?

—Les diré que no quiero estar con ninguno de ellos y sabes que jamás me ha importado la opinión de esas estúpidas omegas viejas.

Taehyung soltó las manos de Seokjin, dejando escapar un grito de frustración. 

—¡Pero habrá un punto en el que te importará! Un punto en el que estarás tan cansado de lo que habla la gente, de sus expectativas que será mucho para ti. ¡Y yo no puedo ofrecerte nada más! Ni a ti, ni a Jimin, ni a nadie. 

—¡Solo te necesito a ti, Taehyung! No espero una vida de lujos, solo te quiero a ti—sollozó Seokjin, secando las lágrimas del beta, esas que ni siquiera sabía que estaba soltando.

—Pero soy un maldito esclavo, amor mío. ¡Un maldito esclavo! No puedo ofrecer ser tu esposo, no puedo ofrecerte una vida mejor. ¡Ni siquiera puedo darte hijos, Seokjin! Te amo, te amo con todo mi maldito cuerpo y corazón, pero aun así no es suficiente.  No es suficiente. Siendo un esclavo, nos esperan solo miserias. ¡Ni siquiera puedo proteger a Jimin! No pude proteger ni siquiera a Channie.

—No te culpes, no es así, mi amor, no es así.

Taehyung se tapó la cara con ambas manos sollozando en silencio, adolorido. Todo dolía tanto, tanto. No era justo que fuera así. Los dulces brazos de Seokjin envolvieron su cuello y entonces, sintió como el omega besaba sus lágrimas para secarlas.

—Me duele—murmuró Tae en el oído de Seokjin, cuando fue capaz de hablar, en una voz muy suave—, porque lo de Channie ni siquiera es la cumbre del dolor que viviremos estando juntos, es solo el comienzo.

Sintió al omega tensarse y apretarse más contra él. Podía sentir sus manos cerradas en puño, atrapando la tela de su camiseta por la espalda. 

—Podemos hacerlo funcionar... Tú sabes que podemos hacerlo funcionar—repetía Seokjin como una triste letanía.

—Jinnie...—susurró Tae, tomándole el rostro con ambas manos y haciendo que lo mirara fijamente—, si me uno a los rebeldes podré ser libre algún día y ese día seré capaz de ofrecerte algo mejor. Algo mucho mejor. Pero si me quedo de brazos cruzados intentando vivir como lo hacemos ahora, viviremos en el miedo. Channie trató de decírmelo, amor, y se lo debo. A él, a ti, a Jimin. Por el futuro de todos, tengo que unirme a los rebeldes y luchar. No quiero seguir siendo un cobarde. Necesito intentarlo. Por todo este amor que te tengo, necesito intentarlo.

—Pero es peligroso, Taehyung... Podrías morir.

Taehyung vio miedo en los ojos de Seokjin, como si fuese un reflejo del propio. Él también tenía miedo. Sabía que buscar su propia libertad sería un camino sinuoso, lleno de peligros, pero debía intentarlo. Si no era por Seokjin, entonces, lo hacía por sí mismo. Por conocer qué era caminar por las calles como una persona libre.

Un beta libre.

—Me arriesgaré.

Seokjin se lanzó a sus brazos otra vez, llorando, lleno de dolor. Su aroma de pronto se volvió menos dulce y su cuerpo temblaba con brusquedad. Taehyung, preocupado, lo tomó por la cintura y lo encaminó hasta la perfumería, que ya estaba cerca.

Una vez adentro, besó a su omega largo y tendido hasta que Seokjin comenzó a derretirse y tranquilizarse con sus caricias, sin dejar de llorar, sin embargo. Ambos terminaron en la cama de Seokjin esa noche, haciendo el amor suavemente...

... con tristeza y una punzante sensación de pérdida.

🌧🌧🌧

Los meses siguientes pasaron con velocidad, meses en los que la Madriguera de Busán adoptó el esmeraldo como insignia y comenzó a reconocerse en todas partes por la flor. Fue Kyungsoo quien, en sus viajes a tierras lejanas, se dedicó a distribuir la historia de Channie por las distintas madrigueras que visitaba, razón por la que la Madriguera de Busán comenzó a hacerse conocida, representada por aquella flor que desprendía su hermoso fulgor en las noches. Luz en la oscuridad. Como todo lo que siempre representó Chanyeol.

Durante esos meses, Taehyung no fue capaz de separarse de Seokjin, a pesar de saber que la relación que llevaban no duraría para siempre. Le dedicaba gran parte de su tiempo por las noches, pero en el día sus nuevos oficios como miembro de la Revolución Beta restaban el tiempo que dedicaba a su pequeña manada, teniendo que salir a patrullar durante las noches para mantener a salvo a sus compañeros o a rayar paredes con mensajes revolucionarios a favor de la liberación.

Jimin cumplió años en aquellos meses y también estrechó cada vez más su relación con el señor Min, quien ahora tenía un nuevo acompañante en la casa de la colina, quien era capaz de leer más de veinte palabras sin detenerse. El abuelo, en el cumpleaños número nueve de cachorro, montó una pequeña fiesta que consistía en él, Seokjin, Taehyung y Jimin y a este último le regaló su primer libro. Ese que el muchacho trataba de leer todos los días hasta bien entrada la noche o hasta que Taehyung lo regañaba al llegar a la Madriguera, diciéndole que ya era tiempo de dormir.

La vida siguió su rumbo normal durante aquellos meses.

Hasta que, naturalmente, las cosas ya no pudieron seguir siendo como antes.

—¡Quemaron las Madrigueras de Daegu! —gritó uno de los betas mensajeros que tenían los rebeldes un día, sin aliento, alertando a todos los betas que estaban en la madriguera del pueblo esa noche—. ¡Están viniendo a Busán! ¡Los conservadores están mandado a matar a todos aquellos que se rehusen a volver a ser esclavos!

El caos se desató en ese mismo instante. Taehyungse paró de su camastro y tomó al pequeño Jimin que apenas despertaba, desorientado, sentándolo en la cama.

—Quédate aquí, Chimchim—le dijo al niño, con mucha seriedad y el corazón latiéndole con fuerza en el pecho—. Iré a hablar con Kyungsoo. No te muevas, ¿de acuerdo? —El cachorro se frotó los ojos, todavía medio dormido, pero asintió. —De acuerdo—repitió Taehyungy observó cómo los demás betas de la madriguera caminaban hasta donde estaba su líder.

Kyungsoo llamó al orden y solo fue en ese momento en que el caos logró disiparse un poco.

—¡Silencio! —vociferó el líder. Todos los miraron, con expresiones que iban del desconcierto, pasando por el miedo hasta la rabia—. Debemos salir de aquí. Sabíamos que algo como esto podía pasar. Sabemos que lo más sensato sería movernos a Ulsan, pero no sabemos en qué condiciones esté el pueblo también. Las Madrigueras ahí están más cerca de Daegu que nosotros, así que el plan es este: todos aquellos que no puedan luchar, irán con Minho a Gwangju. Sé que es un pueblo alejado, pero es lo más seguro que podremos encontrar. Allá hay rebeldes que podrán ayudarlos y que los recibrán. Los demás nos moveremos a Seúl—sentenció el líder y añadió con solemnidad: — El momento ha llegado. ¡Vamos a luchar por nuestra libertad!

Los gritos de guerra no tardaron en escucharse, el ajedrez ya estaba puesto sobre la mesa. Taehyung también se unió a los gritos, a pesar del del nudo en su estómago. Miedo, expectación, resolución se cernían en aquel nudo. Lo haría. Realmente iba a luchar.

Tanto hombres como mujeres betas se dispersaron para prepararse. Muchos de ellos irían a Gwangju a refugiarse, pero otros, como Taehyung, se unirían a la batalla que prontamente caería sobre Seúl. Aquella conversación se había dado hace un par de meses. Todos los betas revolucionarios sabían que muy pronto tendrían que migrar a la capital de Corea, a enfrentar a los Conservadores. Sabían que ahí las voces de los betas tendrían más oportunidad de ser escuchadas.

Pero Tae no había esperado que fuera tan pronto.

—¡Kyungsoo hyung! —llamó Tae.

El interpelado se dio la vuelta y puso una mano en el hombro de Taehyung.

—¿Irás a Gwangju? —preguntó el líder. Tae negó con la cabeza, viendo como la cara de su hyung se llenaba de solemnidad. Era una conversación que ya habían llevado a cabo con anterioridad y la respuesta siempre había sido la misma. Sí. Taehyung iría a la batalla. — Partiremos en unas horas. Debes buscar un lugar seguro para Jimin. Conversa con alguno de los betas que van a Gwanju, es el lugar más seguro que encontrarás para él.

—No—Taehyung negó con la cabeza y echó una leve mirada al cachorro rubio que miraba a los adultos con confusión—. Jimin no irá con nosotros.

—¿Seokjin se quedará con él?

Taehyung volvió a mirar al menor. Miró su carita inocente, su desconcierto, miró la vida que su pequeño Chimchim tenía por delante.

No, Jimin tampoco podía quedarse con Seokjin.

—Volveré en algunas horas—respondió en cambio.

Kyungsoo le observó con desconcierto, pero no preguntó nada. En cambio, dijo:

—Si no nos encuentras aquí cuando vuelvas, ve directo a Seúl. ¿Memorizaste la ubicación de la Madriguera?

—Sí.

El líder extendió una mano y apretó el brazo de Taehyung.

—Entonces, ve con la Diosa, beta Taehyung.

—Ella me protegerá—respondió el menor, asintiendo.

Entonces, el mayor se volteó para seguir dando órdenes a los demás betas de la Madriguera.

—¿Iremos a Gwangju? —preguntó Jimin con confusión y miedo en sus pequeños ojitos cuando Taehyung volvió hasta él—. ¿Por qué Kyungsoo hyung dice que no podemos quedarnos en Busán, Tae-tae?

—Es peligroso, Chimchim. Gente mala está viniendo y quieren arrebatarnos este hogar. Debemos salir antes de que ellos lleguen. Tomarlos por sorpresa.

—¿Entonces iremos a Gwangju? —preguntó el pequeño. Sus orbes inocentes escrutando el rostro del mayor.

Taehyung lo quedó mirando en blanco. ¿Cómo podía decirle la verdad al pequeño? ¿Cómo podía decirles que se embarcaría en un viaje del que tal vez jamás volvería?

—Iremos a un lugar seguro.

Jimin parecía a punto de echarse a llorar.

—¿Qué pasará con Seokjinnie hyung? ¿Esas personas malas le harán algo? ¿Puede ir con nosotros?

—No, Jimin, no puede. Pero Seokjin estará bien—trató de tranquilizarlo el mayor con una sonrisa suave—. Él es un omega, no un beta como nosotros. Estará bien aquí en Busán. Pero nosotros no y por eso tenemos que irnos, ahora.

El niño asintió, con lágrimas en los ojos, pero no puso resistencia cuando empacaron las pocas pertenencias que tenían: el muñeco que Tae había regalado a Jimin, una navaja, algunas velas y frutas que habían robado durante aquella tarde.

La primera parada de aquella noche triste fue la perfumería donde vivía Seokjin.

🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸

No lo parece, pero aún existo.
~Bird🌸

Continue Reading

You'll Also Like

76.5K 6.4K 19
"No, claro que no, es obvio que no me gusta Bradley, el es mi enemigo y... Maldito idiota, sal de mi mente, haces que mi corazón se acelere." Max es...
216K 12.3K 20
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
128K 22.7K 61
Jimin es un humano común y corriente, un día va a una excursión en el bosque y al recostarse en un árbol es transportado a un mundo mágico, llamado f...
49.9K 9.2K 41
Cassiopeia Polaris, melliza de Draco y princesa de la familia Malfoy - Black, vuelve a Inglaterra luego de estudiar dos años en Durmstrang, pero.. po...