El Príncipe Perfecto

By FabiolaGp

9.9M 809K 71.3K

A veces pienso si la felicidad existe, si verdaderamente llegará un día en el que pueda reconocer libremente... More

Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
SORTEO! NUTELLA! What?
Capítulo 18
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
¡SORTEO DE DOS EJEMPLARES!

Capítulo 19

107K 12.5K 1.2K
By FabiolaGp

Me encontraba apoyado en la pared esperando pacientemente a que llegase. Sabía que el camino que recorrería desde su habitación hasta la sala donde tomábamos habitualmente el desayuno era ese, así que después de meditar demasiado la conversación que había mantenido con Egmont pensé que era oportuno tener una conversación con ella, aclarar ciertos aspectos... quizá podríamos comenzar teniendo una bonita amistad y ganarme así su confianza. Quizá era una buena forma de que en algún momento pudiera entender las razones por las que me aproveché de su situación a mi favor y tal vez... solo tal vez, poder tener algo más que no fuera solo esa amistad.

¡Dios!, ¡Me moría de ganas por volver a besarla de nuevo! En ese momento escuché el sonido inconfundible de sus zapatos contra el suelo de mármol que decoraba todo el castillo. Sabía que estaba a punto de girar la esquina, así que estaba mentalmente preparado para la imagen visual que iba a proporcionarme, solo que ya era habitual que me dejase extasiado con esa belleza española que irradiaba su rostro.

—¡Buenos días! —exclamé llamando su atención.

—¡Joder! —gritó asustada dando un pequeño salto—¿Por qué aquí todos aparecéis así, de sopetón? —dijo a continuación hablando en su idioma. Aunque había entendido que lo primero fue una maldición y más o menos comprendí lo que siguió diciendo, la palabra sopetón no entraba en mi vocabulario básico de su lengua.

—¿Qué es sopetón? —pregunte intentando hablar en su idioma.

—Es... es... —comenzó a decir y pensé que estaba buscando las palabras adecuadas para una definición aproximada, aunque parecía algo contrariada—. Hace referencia a aparecer de repente, sin previo aviso.

Esos segundos me dieron tiempo suficiente para evaluar que cada día estaba más hermosa. No sabía que estaba sucediendo en mi, quizá solo era la sensación de no poder tenerla la que hablaba por mi, pero sí que tenía claro que Celeste era diferente, única...  y eso me estaba volviendo loco.

—¿Por qué no vienes a montar conmigo después del desayuno? —Mis palabras salieron con naturalidad, no era lo que había pensado específicamente, pero quizá era un buen principio—. Me vendrá bien refrescar mi español —aludí como excusa.

—Si... claro...

Su respuesta no me pareció del todo entusiasta, tal vez me estaba excediendo, quizá no había sido buena idea pasar tiempo a solas junto a ella teniendo en cuenta que mi autocontrol estaba esfumándose por momentos y que ahora mismo lo único que lo mantenía a raya era mi propia conciencia. De todos modos no iba a presionarla, no haría nada que ella no quisiera...

¿Qué ella no quisiera?, ¿Es que estaba valorando la posibilidad de dejar a un lado la situación y sucumbir a la tentación?

¡Dios!, ¡Jamás había tenido tanta controversia conmigo mismo en toda mi vida! Egmont tenía razón en algo; siempre me he dedicado a hacer lo correcto, a tener presente lo que los demás esperan de mi por encima de mi propio deseo y solo con ella accedí, únicamente por esa mujer he pensado por una vez en mi.

«¿Qué tiene Celeste Abrantes que no tenga ninguna otra mujer?» Me pregunté observando aquellos labios carnosos y suculentos que pedían a gritos que los besara.

—Ordenaré entonces que preparen una yegua para ti —dije antes de marcharme porque no estaba seguro de contenerme ni un segundo más.

Solía cabalgar prácticamente a diario. Me parecía un deporte bastante saludable y debo reconocer que era uno de esos pocos momentos en los que realmente podía respirar varios minutos de plena libertad. Aunque en las últimas semanas después de lo acontecido, mis pensamientos se habían centrado en cierta persona de la cual era incapaz de apartar en mi mente. Había tratado de dejar a un lado lo que Celeste me hacía sentir, pero ¿A quién iba a engañar? Esa chica me gustaba demasiado y empezaba a sospechar que demasiado era quedarse corto.

Aún así debía ser realista. Le había impuesto a Celeste una situación demasiado incomoda a tenor de los acontecimientos. Mi madre le había dejado lo suficientemente claro su postura de rechazo y probablemente ella no se sentía afectada porque sabía que solo sería momentáneo, así que no podía pensar más allá de eso, sería demasiado egoísta por mi parte hacerlo —sí, más aún—, si valorase la posibilidad real de tener algo juntos por más casados legalmente que estuviéramos.

Solicité a Hagrid ya que era el encargado de los establos que preparase una yegua mansa para Celeste. Cuando alcé la vista y la vi llegar apresuradamente no entendí que clase de vestimenta había elegido para montar a caballo, prácticamente iba vestida como si fuera a practicar running.

—¡Buenos días! —exclamó y noté que parecía algo ahogada.

—¿Y tu ropa de montar? —pregunté aún confuso.

—¿Ropa de montar? Era esto o un vestido de esos que se repiten variando color en mi armario —contestó y supe que habrían obviado el detalle de facilitarle la ropa adecuada. Probablemente habrían obviado muchos detalles si tengo en cuenta que dejé aquella tarea a cargo de una de las sirvientas personales que atendía a mi madre.

—Tal vez no tuvieron en cuenta que practicaras equitación, pero lo mencionaré para que te administren ropa adecuada —contesté adjuntando una nota mental de que tendría que tener más en cuenta esos detalles.

Quería que Celeste se sintiera cómoda, que no le faltase nada, que no pudiera tener queja alguna del trato que había recibido porque... de algún modo necesitaba que ella quisiera quedarse.

«No se quedará. ¿Quién en su sano juicio lo haría? Menos aún teniendo presente la presión social a la que sería sometida» reveló mi conciencia.

—¡No pasa nada! —dijo alegre—Yo voy bien así —añadió con la mejor de sus sonrisas.

—Está bien, si estas segura —dije acercándome a ella—. ¿Vamos entonces? —pregunté señalando su yegua.

—¡Si claro!, ¿Cómo se monta en esto?

—¿Nunca has montado? —pregunté ahora contrariado. ¿Si no había montado jamás porque habría aceptado venir? Había dado por hecho que sería algo que conocía lo suficientemente bien como para no valorar la posibilidad de que no fuera así.

—¿Un caballo? —preguntó girando su rostro para observarme fijamente—. No

—Pero te criaste en el campo —seguí diciendo no creyendo aún que aquello fuera posible.

—Mi padre no tiene caballos, usa el coche para desplazarse, aunque viva en el campo —respondí con cierto aire de retintín.

—Está bien —dije moviendo la cabeza—. Voy a alzarte y tu debes agarrarte aquí —añadí señalando el amarre de la montura.

Coloqué mis manos sobre su cintura y la alcé hasta que se sentó sobre la silla.

—¡Ay! —gritó inesperadamente.

—Tranquila, es una yegua mansa —dije tratando de tranquilizarla—. Si le das ligeramente un toque con los pies comenzará a caminar lentamente —advertí mientras le di una palmada al lomo para que caminara despacio—. Para frenar solo debes tirar de las riendas —observé que estaba algo rígida, pero era normal si se trataba de la primera vez que montaba—. Estira de las riendas —advertí para que detuviera el caballo.

Todo pasó a cámara rápida. Vi que estiró de las riendas fuertemente y con el relincho del caballo espoleó el lomo con ambos pies inconscientemente, así que la yegua comenzó a correr desbocadamente y la oí gritar. Sabía que era una yegua mansa y que era probable que no llegara mucho más allá del bosque, pero me daba miedo que Celeste pudiera caerse en plena carrera y si algo le sucedía, si algo le ocurría no me lo perdonaría jamás.

Monté rápidamente el purasangre que estaba preparado y salí al galope tras la yegua, los segundos que tardé en llegar hasta alcanzarla se hicieron casi eternos, pero la alcancé en el momento que se adentraba en el bosque, en cuanto la yegua sintió el caballo acercarse comenzó a detener su trote siendo este mas suave, así que aproveché para coger las riendas y tirar de ellas hasta que se detuviera. 

Observé rápidamente a Celeste y tenía los ojos abiertos pero no parecía ser consciente.

—¿Estás... —comencé a preguntar pero no pude terminar la frase, Celeste se lanzó hacia mi cuerpo envolviendo sus brazos en mi cuello y la atraje hacia mi, sentándola sobre mi regazo, algo que provocó que se abrazase fuertemente a mi. Estaba temblando... notaba como su corazón estaba desbocado y su cuerpo sufría pequeños espasmos—... bien? Terminé por completar la frase mientras mis manos la agarraban fuertemente tratando de darle a entender que estaba fuera de peligro—. Tranquila —añadí segundos después, acariciando su espalda, rodeando su cintura mientras la acariciaba, su olor era dulce y afrodisiaco al mismo tiempo, demasiado tentador. Quería decirle que estaba segura y a salvo conmigo, que no permitiría que nada malo le ocurriera, solo que cuando noté que se apartaba levemente y vi esos ojos azules mirarme fijamente, toda mi argumentación se fue al infierno—. Yo...

Mis palabras murieron por esos labios que tantas veces había soñado con volver a besar. Su boca demandaba con ansia la mía y mi razón abandonó a mi deseo cuando respondí con la misma intensidad.

«De sus labios sale la más pura ambrosía» gemí en mi interior mientras la acercaba más a mi, estrechándola entre mis brazos para poder sentirla plenamente. Quería todo de Celeste, absolutamente todo.

Su lengua se mezclaba con la mía en una danza única que me hacía ser consciente del auténtico deseo que sentía hacia ella. Su perfume, la suavidad de su piel y esa entrega de su cuerpo habían provocado que todas mis defensas se rompieran en mil pedazos. Bajé mis manos hasta sus nalgas y la alcé sobre mi cuerpo, sintiendo cada parte de su cuerpo sobre el mío y sintiendo yo mismo la excitación y la febrilidad que esa mujer me incitaba.

Quería decirle que la deseaba, quería expresar con cada roce, gesto o caricia que me moría literalmente de deseo por hacerla mía, pero fui consciente de donde estábamos y de que era más que probable que se estaba entregando a mi solo por el miedo que el caballo le había provocado.  Era susceptible, frágil...  no. Esa no era la forma. Ese no era el lugar y definitivamente... no iba a aprovecharme de la situación, tenía que estar seguro de que ella podía sentir lo mismo que yo sentía por ella y si existía la más mínima posibilidad de que lo hiciera, comenzaba a estar dispuesto a darlo todo por ella.

—Espera —dije en lo que para mi supuso casi un alarido de nostalgia por tener que separarme de aquellos labios que suponían la fuente de mi néctar. Incluso tuve que girar la cabeza hacia otro lado para aunar la fuerza suficiente que me hiciera separarme de aquel suculento cuerpo a pesar de que aún podía sentirlo plenamente consciente—. Estas asustada y no quiero aprovecharme de ti —admití abiertamente.

Esperé su respuesta, un atisbo de duda o contradicción al respecto, algo que me hiciera suponer que estaba equivocado, que verdaderamente no eran ciertas mis conclusiones, pero solo corroboró lo que había predicho.


Continue Reading

You'll Also Like

4.2M 503K 78
♥ DISPONIBLE EN PAPEL, DIGITAL Y KINDLE ILIMITADO ♥ Luna Rodríguez es una aspirante a actriz que trabaja como locutora en uno de los programas de rad...
171K 15.8K 33
Hyunjin es el chico más guapo y coqueto de la preparatoria, Felix es un chico estudioso y el líder del club estudiantil. ¿Podrá Hyunjin lograr que Fé...
796 111 14
Jordan, una escritora apasionada por la Fórmula 1, busca al chico ideal para protagonizar la adaptación cinematográfica de su libro erótico. Entre u...
3.2K 185 5
Es una serie de One Shots de mi pareja favorita, espero les gusten.