No quiero verte.
Ni besarte.
Ni amarte.
Pero no puedo evitarlo, aún sigo enamorada de ti.
Intento, con todas mis fuerzas, poder hacer que me odies, para que no vuelvas a llamarme ni a mandarme mensajes, porque sé que yo no podré hacerlo.
No podré olvidarte, nunca, pero se me es más fácil si no estás ahí.
Últimamente, has andado rara.
Corres para ver tu celular cuando suena, a veces pones cara de desilución, otras veces sonríes hasta más no poder.
¿Te gusta alguien?
Así parece, te gusta alguien.
Y lamentablemente ese alguien no soy yo.
Pero sigo aquí.
Pensé, que si me voy ahora que te gusta alguien, no me buscarás.
Pero no puedo hacerlo.
No quiero pensar en un adiós, no quiero despedirme.
Aunque sé que el amor se acabó, desde hace años.
No quiero pensar en un destino sin ti, pero me veo obligada.
¿Por qué existe el amor no correspondido?
Supongo, que las personas que sufren eso, son estúpidas al ilusionarse con alguien.
Como yo.
O quizás, la otra persona es una estúpida que vuelve y se va cuando quiere, jugando con tus sentimientos, para que nunca dejes de estar enamorado de ella.
Como tú, Mina.
Lloré, al verte sonreír al mirar la pantalla de tu celular y ver cómo escribías algo.
Me encerré en la habitación y salí por la ventana hacia donde mis padres.
Ellos me abrazaron, yo simplemente apoyé mi cabeza en sus hombros.
Ya no podía llorar, mis ojos se habían secado.
Mientras el tiempo pasa, más me destruyo, mi corazón sólo siente dolor.
(...)
Volví a esa casa.
Al verte, caminé rápidamente hacia ti, abrazándote.
"¿Qué pasa?" Preguntaste.
Me separé y uní nuestros labios, formando un beso.
Te besé como nunca, al igual que te hice gemir como nunca.
Porque sabía que esa sería la última vez.
Porque sabía que ya no habría un "nosotras".
Porque sabía que el final ya había llegado.
"Te amo, Chaeyoungie." Esas palabras que antes me hacían enloquecer, ahora sólo provocaban que mis ojos escocieran y que mi pecho doliera.
"Yo también."