Huracán ✔️

By paolacalderongt

103K 9.9K 1.5K

Emily Preston es una joven con muchos sueños; lucha para poder lograrlos día con día, para ello todas sus act... More

Prefacio
Piloto
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51

Capítulo 52

2.7K 231 109
By paolacalderongt

—Cuéntalo otra vez —pedía Emily.

Recién Eleazar le estaba diciendo los detalles del plan y la forma en la que lograron derrotar a Mouro.

—Ya vi que se te hizo vicio —sonrió.

—Me hubiera gustado que me hicieran participé.

—Creo que a todos les hubiera gustado, pero ya te expliqué el por qué fue necesario hacerlo de ese modo.

—Lo bueno de todo eso, es que... ahora vamos a estar juntos para toda la vida. Y nada ni nadie va a poder separarnos.

—Emily —dijo serio—. Sé que no es momento para hablar sobre cosas feas y menos después de estos meses tan intensos, pero esto aún no acaba.

—¿De qué hablas? Mouro y Gavilán ya están muertos.

Se veía desconcertada.

—¿Recuerdas que siempre he dicho que no hay que dejar lazos sueltos?

—Sí, pero con lo que me contaste ya está todo resuelto.

—No exactamente.

—¿A qué te refieres con eso?

—A que cuando tus papás vuelvan para declarar, debo ir con ellos.

—Eleazar no comprendo, ¿Ya podemos regresar?

—Sí, nuestros nombres aparentemente están limpios. Claro que de volver al país podríamos regresar a la vida de antes y eso es un sueño.

—¿Aparentemente?

—Emily tú nombre, el de tú familia y el de los demás está limpio. El mío no exactamente.

—¿No comprendo? Dijeron que habían atrapado a Pájaro, Gavilán ya murió así que no va a poder levantarse y decir: "Ese no soy yo"

—Es que justamente ese es un clavo suelto, son muchas cosas las que me relacionan con Mouro, no sé si las investigaciones van a terminar allí o van a seguir, de que sigan mi rostro va a verse en algún momento y con ende van a darse cuenta de que Pájaro soy yo.

—Entonces no regresemos.

—No se trata de regresar o no, se trata de que esté o no esté, en el país es un caso grande y el que aparezca en el me hará volver a caer a lo mismo.

—¿Entonces vas a regresar a entregarte? ¿A eso te refieres?

—Primero tengo que hablar con mi suegro —sonrió—. Para saber cuales son mis opciones.

—Bien, pues sí es así yo vuelvo contigo.

—Lo sé, por eso tú trabajo está esperando por ti.

—¿De qué hablas?

—Hablé con nuestro compadre, y al parecer es el nuevo gerente de la oficina en la que trabajabas; te quiere contratar, claro, si aceptas en el puesto que siempre anhelaste.

—¿Y si ya no quiero eso?

—Es tu decisión, solamente estoy tratando de resolver todo lo mejor posible.

Emily se quedó callada.

—Esto no es fácil para mí, pero todo acto tiene una consecuencia Emily.

—Sí, lo sé. Pero tú jamás entraste a ese mundo por que quisieras ser precisamente un delincuente.

—Lo sé, tú lo sabes. Pero las cosas son así, solamente hay que ver las cosas con calma.

—Voy por mi papá y los Burgo, ellos son los responsables de esto.

Emily estaba furiosa, entendía que Eleazar había hecho muchas cosas fuera de ley, pero al fin de cuentas con un fin bueno. No deseaba en lo más mínimo Eleazar se entregara, ya que de hacerlo no tendría idea de cuántos años estaría en prisión.

—Lamento no dejarlos descansar —dijo Eleazar al ver a todos entrar a la habitación en la que estaba—, mi mujer se pone un poco precisa de resolver ciertos temitas ya hablados —sonrió.

—Yo voy contigo —dijo Leo muy serio.

—¿Es un chiste?

Los Burgo ya se habían puesto al tanto de cada clavo suelto que había quedado.

—No, tú clavo no fue el único suelto que quedó. Ya sé que están buscando a los responsables del tiroteo en el hospital y quiero hacerle frente a ello.

—Se hizo todo para limpiar tu nombre, estás limpio. No tienes por qué hacer eso.

—No siempre lo sabes todo Eleazar, ambos sabemos que si las investigaciones crecen van a dar conmigo cuando revisen el caso del hospital. El presidente difícilmente quedó del todo feliz con el trato y puede usar eso para involucrarnos a todos, yo también quiero hacer las cosas bien y cerrar este ciclo de una vez.

Emily se sintió mal al escucharlo, sabía que había mucha responsabilidad de su parte.

—¿Qué les parece si antes de seguir hablando mejor vemos las opciones que hay? —preguntó Emmet sacando documentación—. Sé que no debemos hacer nada chueco, pero... tenemos una buena opción para que todos tengamos un final feliz al final de cuentas.

—¿Cuál? —preguntó don Flavio.

Era el primer interesado, para nada le agradaba el que Eleazar o Leo fueran a la cárcel.

—Renegociar con el presidente.

—¿Lo dices enserio? —preguntó Layo.

No le parecía buena idea.

—Sí. Eso sí, aquí mi cuñado —sonrió—, tendría que entrar a un programa de testigos protegidos. Todos en este cuarto sabemos que el poder es lo que les interesa a los políticos. Eleazar, mi papá y yo tenemos mucha información de muchos narcos que pueden ser importantes; podemos negociar e incluir el caso de Eleazar con el de Leo bajo una condena por mucho menor a la que les tocaría si los juzgan como debe ser. Eso sí, al salir cada uno tendrá que tener una vida completamente distinta, aquí puede ser.

—Eso traería muchos enemigos más. Hay muchas orejas dentro de la policía.

—Sí, pero no, si las negociaciones se hacen por debajo de la mesa y un muerto habla.

—No comprendo del todo.

Eleazar se veía muy pensativo, el único que parecía entendía un poco más era don Flavio.

—Que el trato con el presidente se va a hacer bajo la mesa, acordando que toda información se le adjuntará únicamente al cuerpo de Trinidad Cifuentes el verdadero nombre de Gavilán.

—¿Y el alias de Pájaro?

—Es de Trinidad, eso no se necesita mover. Tú simplemente serás juzgado por los crímenes que se deben con una pena muy menor a la que te tocaría, al igual que Leo. Pero sin necesidad de que sus nombres salgan a luz pública.

—Igual los de afuera son muy inteligentes, se darán cuenta.

—No precisamente, lo hicimos muchas veces con Mouro y créeme que nadie lo nota. Nuestro sistema está lleno de corrupción, callar las bocas no será complicado. Entrarán y saldrán sin que nadie sepa sus verdaderas identidades y habiendo cumplido sus cargos; eso sí, al salir directo a otro país. Pero nunca más volverán a ser perseguidos por absolutamente nadie.

—Ustedes son los abogados, ustedes saben —dijo Leo.

Se veía al igual de pensativo que Eleazar, pero era la mejor opción que tenían, de salir mal su peor situación era en la que ya habían pensado.

Mariza había logrado escuchar, pero prefirió mejor alejarse.

—Lo mejor de todo esto, es que hay cierto dinero por ser testigos protegidos.

—¿Cuándo estaríamos listos? —preguntó Eleazar.

—En dos días, tenemos que preparar muy bien su caso, y la negociación.

Emily se quedó seria.

—¿Qué hay de Lizardo? —preguntó don Flavio—, él también estuvo involucrado en todo, no queremos que también vaya preso.

—Lizardo está fuera de órbita, no hay nada más que negocios legales que están a su cargo. Está libre, bueno, en el tema de que sus amigos quedan libres de cargos entra él.

—Me encantaría todo esto no fuera necesario —dijo don Flavio.

—No es tiempo de darnos golpes de pecho, eso no ayuda para nada. Mejor hay que comenzar a hacer maletas o resolver qué haremos en el tiempo que Eleazar y Leonardo estén presos —respondió Emily.

El único inconveniente que quedaba en efecto eran los puntos sueltos que Eleazar y Leo habían dejado, no podían simplemente olvidar y creer que podrían seguir. Eleazar y Leo de cierta forma querían terminar con todo y pagar por lo que tuvieran que pagar fueran o no culpables, era la única forma de buscar una libertad absoluta.

Al país únicamente regresaron los Preston, exceptuando a doña Bianca que prefirió quedarse en Rusia. Su matrimonio estaba arruinado y por ende lo último que deseaba era tener nexos con su esposo; Rosa también regresó. Los demás ya no tenían a nada que volver y querían un nuevo comienzo.

—¿Así que te vas? —preguntaba Mariza.

—Eso parece —Leo sonrió.

Su voz ronca lo hacía escucharse tranquilo.

—¿Cuánto tiempo crees que te den?

—Cinco años quizás.

—¿Me escribirás?

—No creo que sea buena idea.

—Tal vez sí.

—¿Qué piensas hacer tú?

—Lizardo me dijo de un dinero que había para mí. Así que creo que tengo que estudiar algo; ya sabes. Conocer la vida.

—Yo la conoceré desde otro punto.

—No quisiera que te vayas.

—Es algo que tengo que hacer, el policía que murió era mi amigo. Hay una familia esperando justicia, y me compete.

—Bien, pues entonces espero que cuando regreses no resulte que te enamoraste de algún preso —rió.

Leonardo no respondió, pero claro que le hizo gracia el comentario de ella.

—¿Pretendes esperarme?

—No, pero difícilmente voy a encontrar a otro igual que tú.

—No sé si emocionarme por eso.

—Yo tampoco.

—¿Quieres ir a tomar algo?

—No, no ahora. No creo que sea el tiempo de nosotros.

—Quizás.

Una tos fingida los interrumpió, era Eleazar acercándose.

—Perdón, pero necesito hablar contigo Leo —dijo.

Mariza no agregó nada, y solamente los dejó solos.

—Te ves bien —comentó Leo.

Eleazar tenía varios golpes notables, pero se veía bien a pesar de ellos.

—Creo que llegó el momento de la conversación.

—¿Sobre Emily?

—Sobre ellas.

—¿Mariza?

—Pensé en que ahora que me iría, ella podría quedarse contigo, pero me sales con la sorpresa de que te quieres volver hombre.

—Lo soy desde hace mucho más tiempo que tú.

—Sigues siendo el Leo bocón, pensé que ya lo habías superado.

—¡Vamos Eleazar! No quiero insultos.

—No te estoy insultado, sólo que no te comprendo.

—Ya somos dos.

—¿Qué pasó contigo y Emily?

—Ya no hay un nosotros, ¿Lo olvidas? Es tú mujer ahora.

—Sí, es cierto.

—¿Vas a hablar o solamente vas a divagar?

—Por primera vez tengo miedo Leonardo Burgo.

—¿Y vienes a decírmelo a mí?

—Eres el único que me va a comprender.

—¿Por qué lo dices?

—La amaste, y ahora amas a Mariza al igual que yo a Emily.

—No comprendo las diferencias.

—Soy hombre, y quizás en otra vida fui mujer porque tengo un sexto sentido muy bien desarrollado.

—Ve al grano.

—No me queda duda de que lo que hubo entre tú y Emily fue bueno, pero... creo que ahora con Mariza te pasan cosas extrañas. Ni siquiera estuve aquí, pero puedo notarlo al instante por la forma en que la ves, además de que medio escuché lo que hablabas y es claro que lo último que quieres es presionarla a que esté allí. Eso es amor, amor del bueno. Porque cuando amas en verdad a una mujer lo único que quieres es que esté bien, a salvo, sea contigo o no. Claro que sientes como el pecho te hierve, pero la quieres más de lo que te puede que no esté contigo.

—¿A qué viene todo esto?

—A que por primera vez tengo miedo.

—¿Miedo?

—Miedo a que las cosas no resulten como lo planeamos y que me toque pudrirme en la cárcel.

—Pues somos dos.

—Así que quiero hacerte una apuesta, esas cosas me mantienen enfocado.

—¿Emily no lo hace?

—Claro que sí, ella y mi madre son la motivación principal. Pero necesito una más interesante.

—¿Cuál?

—Cuando salgamos, vamos a hacer una carrera.

—¿De autos? —preguntó Leo muy sonriente.

Fue como si la vista se le iluminara.

—Sí.

—Jamás ganarás.

—Puede ser.

—No puede ser, jamás lo harás.

—Como sea, quiero hacerlo. Aunque pueda que muera ese mismo día.

—¿Cuál será el premio?

—Hay dos propiedades en Rusia, no están lejos geográficamente pero sí en carretera. Hay dos puentes que los dividen, el ganador elegirá con cuál se queda.

—La de la derecha —respondió Leo.

—¿Así, sin saberlo?

—Sí. Conociéndote sé que cualquiera de las dos, son hermosas. Pero la de la derecha debe tener una vista a la playa más bonita o como sea debe ser más hermosa. 

—Bien, es un trato.

—Jamás ganarás —sonrió Leo nuevamente.

Era obvio, ya que Leo era el mejor y Eleazar de cierta forma le temía a la velocidad.

—Ya veremos. Igual tendremos buen tiempo para discutirlo.

—Mucho tiempo —puntualizó Leo.

Su voz era mucho más grave que la de Eleazar.

El día que viajaron y regresaron a su país, el presidente los recibió como si se hubiera tratado de buenos amigos. Conocía a los Preston y por ende la facilidad con la que se daban las cosas. Por suerte, no puso ningún, pero, y aceptó todas las propuestas sin reparo.

Esa misma tarde las noticias comenzaron a hablar sobre el avance de las investigaciones sobre el caso más importante de corrupción jamás antes visto. Incluso en los medios internacionales era noticia, y se le aplaudía como era de esperarse al gabinete presidencial por su buen trabajo y su aporte a la lucha contra la corrupción y lucha contra el narcotráfico.

Cinco años fue la pena dada a ambos.

Mientras en las calles; algunas personas que veían las noticias solamente se impresionaban, otras se asustaban, otras se alegraban y otras simplemente no prestaban atención.

Típico de cualquier país: en donde los ricos siguen ricos, los corruptos siguen corruptos a base de artimañas, el pobre no se interesa ya que está sometido a la pobreza y a los demás, solo les queda admirarse sin mover un solo dedo.

Dos años después.

—¡Buenos días Chuck! —saludaba Emily.

—Buenos días señorita.

—Señora Chuck, señora —corregía ella.

—Perdón, no termino de acostumbrarme. Es que no conozco a su esposo aún.

—Lo sé, pero pronto lo conocerá verá.

—Imagino que en la oficina están muy felices de verla de vuelta.

—Quizás.

Su semblante no fue precisamente de felicidad.

—No se ve muy contenta señora —sonrió.

—Digamos que es extraño, antes este trabajo era todo para mí, anhelaba el puesto que ahora tengo y ahora que lo tengo, es como si sintiera que perdí mucho tiempo de mi vida por cosas que no son importantes.

—Así sucede, dígamelo a mí.

La conversación se hizo muy amena, pero luego de unos minutos terminó y cada uno guardó silencio.

El atuendo de Emily en ese momento recordaba mucho a la vieja Emily, a la que se levanta sin falta a las cinco de la mañana y que por nada del mundo olvidaba organizar sus atuendos. En efecto, había vuelto a la misma rutina de antes; pero en su corazón no era la misma.

La oficina de bienes raíces había cambiado mucho, Matt y Berta ya no estaban más; algo que se veía venir desde el momento en el que la inteligencia no fue lo que motivo a Matt para darle a Berta el puesto que le hubiera pertenecido a Emily por lo duro que había trabajado.

Mariza por su parte, se había quedado en Rusia. Su vida había dado un giro de 180º grados, ya no era la niña chiquilla, inocente que no conocía de la vida por haber estado encerrada. Ahora, alquilaba un apartamento a las afueras de Moscú y trabajaba como camarera en un hotel, estudiaba por las noches ruso para poder optar en el futuro a un mejor trabajo.

—Добрый вечер —decía, mientras entraba al edificio, luego de salir de la escuela.

— Добрый вечер, У меня есть письмо для вас, оно пришло сегодня —respondió la señora, entregándole un sobre.

—спасибо тебе —Tomó el sobre y subió a su habitación. 

Era una carta de Leo. Había estado intercambiando correspondencia con él, desde el primer momento en que tuvo la oportunidad de hacerlo, fue la primera que le escribió y aunque costó que recibiera una respuesta, la tuvo. De cierta forma había comenzado un romance muy intenso en intercambio de correspondencia.

 Al otro lado, Emily recién terminaba de almorzar; las dos de la tarde marcaba el reloj. 

—Te ves un poco apresurada —decía Dany. 

—Lo sé, es que hoy hay visita y tengo muchas ganas de no llegar tarde. 

—¿Buenas noticias? 

—Hasta donde sé no. Pero Emmet ha estado yendo seguido, así que supongo que, si las hay, pero no me lo quieren decir. 

—Bien, pues...

—¿Qué sabes? —preguntó. 

Conocía muy bien a su amigo. ­

—No creo que sea necesario que vayas, y tendrás que cancelar a Chuck. 

—¿De qué hablas? 

—Hay un boleto esperándote en este sobre. 

—¿A dónde? 

—Tienes que abrirlo. 

—¿Rusia? —preguntó viendo el boleto—. Dany sabes que no puedo viajar. Apenas puedo ver a Eleazar, así que...Creyó que era por trabajo. 

—Exacto. 

—¿Qué cosa? Dany no comprendo. 

—Si vas a la cárcel difícilmente lo hallarás. En este continente creo que sí —señaló el boleto. 

Emily se quedó muda. 

—Salió libre hace dos días y creo que está emocionado esperando por ti. 

—¿Es broma? Sus ojos se llenaron de lágrimas. 

—No, pero sabes como es el compadre, no le gusta ser predecible. Y yo sé que este trabajo no es más para ti, no es lo que deseas en tú corazón. 

Pero Emily no era la única recibiendo la sorpresa. Mariza recién terminaba de leer la carta que había recibido y sus ojos estaban llorosos. La firma de Leo la intrigaba por completo, la carta se firmaba con un: "Estoy abajo" por lo que bajó lo más rápido que pudo y en efecto, Leo la esperaba afuera del edificio con un hermoso ramo de flores, y un hermoso auto de carreras, típico para él. 

—Я тебя люблю —dijo—. ¿Lo dije bien? Pero por si acaso no, te amo —repitió con firmeza. 

—Lo habías dicho bien. Я тоже тебя люблю —respondió ella. 

—Me lo dices en español, porque no entendí —rió. 

—Yo también te amo. 

—¿No me vas a dar un beso? 

—Claro que sí, pero... no puedo con la impresión de que hayas salido ya, han pasado solamente dos años.

—Digamos que Eleazar y yo, somos los dos hombres mejor portados de la prisión. Así que los Preston lograron una reducción de condena, y somos completamente libres, estoy listo para hacer mi vida contigo si hay espacio en la tuya para eso. 

—Claro que sí, aunque en mi vida está incluido el limpiar algunos hoteles de mañana ¿Puedes con eso? 

—Sí, creo que estaré trabajando con Layo en el taller mecánico. 

—Un mega taller. 

—¿Has ido? 

—Una vez, pero no tengo auto así que no ha sido muy seguido. 

—¿Cuánto tiempo tendré que esperar más por un beso? 

Mariza solamente sonrió y lo besó.

Y mientras Leo y Mariza sellaban el compromiso de una nueva historia que comenzaba; Emily no podía con la emoción, Dany le había hecho el favor de llevarla a su casa para que comenzara a preparar sus maletas, saldría esa misma noche. 

—Todo lo entiendo, excepto porque tardaste tanto en darme el boleto. 

—Digamos que fue un error, ya sabes —sonrió. 

—No puedo creer que Eleazar esté libre. 

—Yo tampoco, créeme que grité más que tú cuando me enteré. 

—Gracias por tú ayuda, enserio gracias. 

—No digas gracias, mejor dime que me recibirás en tú casa cuando vaya a Rusia. 

—Ni siquiera sé si voy a vivir allá. 

—Está tú cuñado ¿No? 

—Sí, pero... no sé que planes tiene Eleazar así que...

—Cualquiera que sea el plan, sabes que será perfecto. 

—Eso creo —sonrió. 

El tiempo se le hizo eterno, prácticamente estaba contratiempo, pero le parecía que nunca iba a pasar lo suficiente para que llegara y lo viera. Once horas duró el vuelo. 

—¡Wow! ­—exclamó, luego de salir de migración y notar como se veía—. Me veo fatal —dijo y fue a un baño para poder arreglarse un poco. 

Llevaba tres maletas con ella, pero aún así eso no fue impedimento. Se arregló lo más que pudo, y salió muy emocionada. Justo a la salida una limusina esperaba por ella. Eleazar llevaba con él un hermoso ramo de rosas y vestía un esmoquin blanco sin corbata. 

—La primera vez teníamos mucho tiempo sin vernos, ahora creo que pasó lo mismo. No sé por qué, pero creo que lo blanco me trae suerte contigo —sonrió.

 A Emily le fue fácil recordar la primera vez que llegó a su oficina, lo hizo de la misma forma y a eso se refería. 

—No cambias —sonrió ella.

 —No, creo que no. Te extrañaba amor, además de que no entiendo ni un carajo de lo que dicen aquí —rió a carcajadas. 

Emily no podía con la emoción, pero lo que dijo le causó mucha gracia, a tal grado que la risa no se terminaba. 

—Ok, yo traduzco —sonrió, y lo besó. 

—Te amo, mi princesa. 

—Te amo más.

—¿Subimos o me van a poner una multa? —preguntó sin perder su toque de coquetería. 

—Claro —volvió a reír ella. 

—Por si no lo notaste he dejado mi pecho al descubierto, quise ser un poco travieso —dijo en broma. 

—Vas a hacer que me arrepienta y quiera regresar —bromeó ella también. 

—Me hice más viejo Emily, pero tú te pusiste más hermosa. 

—Lo dices porque seguramente no veías muchas mujeres en prisión. 

—Veía más de las que te imaginas, pero como tú ninguna. Este cuerpecito es solo tuyo —sonrió y la volvió a besar. 

—No puedo creer que estés en libertad. 

—Yo tampoco, jamás creí que saldría tan pronto. Pero ahora estoy aquí, y lo más importante tú estás aquí. 

—¿Por qué no me dejaste ir a recibirte cuando saliste? 

—Porque no quería que me vieras otra vez de anaranjado, quería estar así —señaló su atuendo—, tirando Flow —rió. 

—Sabes que te amo, sin importar con que ropa, ese no es el problema. 

—Ya lo sé picarona —dijo con picardía.

Emily volvió a sonreír. 

—Pongámonos serios. La verdad es que no quería que me vieras de esa forma, quiero que pienses únicamente en un nuevo comienzo, aunque sigo siendo el mismo Eleazar que conociste hace años, al que le temblaba todo cuando te veía y que pasaba cortando flores para llevarte y regalarte. No quería que me vieras cargando un pasado que para mí murió, ahora quiero que tengamos un futuro, un futuro limpio.

Cada palabra de Eleazar era como llevar a Emily al primer lugar en el que inició todo, el día que llegó a la hacienda temblando de miedo.

—Jamás pensé que, con esa ida a la hacienda, comenzaría la historia más hermosa de mi vida, te amo —lo besó—. ¿A dónde vamos ahora? 

—A la boca del lobo —rió—, hice una apuesta con Leonardo Burgo, pero creo que la voy a perder, llevo dos años mentalizándome eso. 

—¿Con Leo? ¿Apuesta de qué? 

—Una carrera, igual ya está que ganó, pero creo que el premio te va a gustar. 

—Es obvio que él va a ganar. 

—Lo sé, pero igual hay que tener esperanzas.

Ambos se carcajearon.

Cuando llegaron al punto de partida se encontraron con todos sus amigos. Allí estaba don Flavio, Lara y Layo junto con su hijo, Maya y Tony quien estaban esperando un bebé, el cabello de Maya había vuelto a lo rubio. Los Preston también habían llegado, Lizardo y su familia, Rosa y Darío con su familia también. 

—¿Listo? —preguntó Leo ansioso nomas lo vio. 

Saludó con mucha normalidad a Emily. 

—Si quiera dame espacio de que salude a todos —rió. 

—De acuerdo, pero no vayas a salir con que te echaste para atrás. 

—Eso nunca. Pero antes que se me olvide, después que ganes y vayas rumbo al lado derecho, pones está grabación. 

—¿Qué es? 

—Queso —respondió en broma y siguió para saludar a los demás. 

Leo solamente sonrió. Pero no podía con las ganas de volver a subir al auto y conducir a toda velocidad. Estuvieron un buen tiempo en familia, para todos era una nueva vida. Leo y Eleazar junto con sus parejas se unían al fin a ellos por completo para formar una sola familia, lejos de cualquier pasado que estuviera ligado con violencia, narco o corrupción. Ahora solamente eran ellos y querían vivir al máximo. Cuando llegó el momento de la carrera, fue Leo el primero en enseñarle a Eleazar cuál era su auto. Darío fue el primero en reír, ya que sabía que Eleazar era enemigo de la velocidad y el que siquiera existiera la posibilidad de que hubiera una carrera era algo muy chistoso. 

—Una vuelta, sólo eso —dijo, antes de subir al auto. 

Emily era la primera en reír al ver a su esposo subiendo a un auto, sin la menor idea de qué era lo que iba a hacer. Leo por su parte era un experto, y el subir al auto le representaba todo, una adrenalina que le recorría hasta el más diminuto espacio en su cuerpo. Anhelaba que la orden de salida llegara y así presionar el acelerador a fondo. No había forma de que Eleazar ganara y eso sucedió. En un abrir y cerrar de ojos, Leonardo ya había terminado la carrera mientras Eleazar iba a medias. 

—Ganaste —dijo al bajar del auto. Su tono de piel había cambiado de color. 

—Lo sabías desde hace dos años —respondió Leo—. Aún así es sorprendente tú valentía. 

—Aquí están las llaves, a la derecha ¿Lo recuerdas? 

—Sí, la de la derecha. 

El lado derecho y el izquierdo, se dividían por medio de un pequeño puente que separaba las calles en direcciones opuestas. Luego de despedirse, cada uno subió al auto. Emily fue con Eleazar, y Leo con Mariza. Conforme el auto avanzaba Leo recordó de poner la grabación que Eleazar le había dado. 

"Tuve la idea loca de sentarme a escribir luego de verte escribiendo con pasión, pero no, lo mío es más hablando. Tengo la ventaja de que mi voz no es tan grave como la tuya, pero si fuerte —rió—. Sabes que bromeo, en fin, únicamente quería que supieras que has cambiado mi vida de una forma impresionante. Jamás creí que recuperaría a Emily y debo darte gracias por eso, no es que quiera echarlo en cara, es sólo que sabes que es mi princesa; siempre lo ha sido y soy el hombre más feliz al tenerla conmigo. Estoy seguro que este audio lo estarás escuchando de camino a casa, a un nuevo principio y quiero que como yo; lo tengas. Ya basta de las mentiras, de huir, de escaparnos. Así que solamente quiero decir gracias, normalmente no tengo mucha congruencia cuando hablo, pero espero puedas entender que estoy agradecido contigo. Respecto a la casa temo decirte que te equivocaste, no, no tiene playa. Pero si una hermosa piscina, creo que aún no conoces del todo mis gustos, pero ni loco iba a poner una casa más hermosa que la otra; siempre supe que perdería, al menos ahora tu y yo tenemos algo en común y serán dos hermosas haciendas. En una sola cosa adivinaste y es que cuando elegiste la derecha, elegiste tener una hermosa cochera. Sé que no lo esperabas. Disfrútala, disfrútenla"

En efecto se trataba de una hermosa hacienda alejados de la ciudad, una hacienda moderna y con un espacio muy grande para varios autos. Leo estaba loco con eso, y lo mejor había encontrado a la mujer perfecta para compartir todo aquello. Por su parte la hacienda de Eleazar solía ser más hogareña, más rustica, apegado a lo que a él le gustaba, pero sin perder en el interior el toque que iba con Emily. La piscina era el detalle principal. 

—¡Hombre al agua! —gritó Eleazar y se tiró a la piscina. 

Emily saltó detrás de él. 

—¿Pensé que no te animarías? 

—Creo que nuestra historia comenzó debajo del agua, en la ducha —sonrió—. Si este es un principio, quiero que inicie de la misma forma esta historia. 

Era difícil no recordar lo vivido, el mundo de Emily había cambiado en totalidad, así como el de Leo, Mariza y Eleazar. Cada uno tenía una vida nueva y diferente, algo que jamás se imaginaron.

 Habían vivido días terribles, pero en ese instante era su instante. Emily y Eleazar disfrutaban de la piscina, mientras que Leo y Mariza un poco de los autos. Ambos estaban en paisajes distintos, pero una sola cosa los seguiría uniendo, serían familia por siempre; el huracán los había puesto de cabeza y cada uno terminó en donde jamás pensó, pero era parte de ese mismo huracán; un intenso huracán que había hecho de las suyas, pero que al final del tiempo les dejó un poco de amor y calma después que pasó.

FIN

Nuevamente gracias por acompañarme nuevamente en una nueva aventura; una novela que se convirtió en un verdadero Huracán tanto para mí, como para ustedes me supongo (risitas) 

Ojalá no sea la única de mis historias que quieran leer. Saben que podemos conversar via instagram paolacalderon.gt al igual que por aquí en Wattpad. Ayudenme compartiendo está historia si  les gustó, me ayudarían mucho a que más personas vengan a leearl. 

No diciendo más, Saludos!

¡Gracias infinitamente por su apoyo!


Continue Reading

You'll Also Like

159K 6.1K 89
Tn una chica normal de 20 años,le dan una noticia que cambia su vida,se tiene que casar por asuntos de la empresa de sus padres, se tiene que casar s...
1.1K 112 12
dos amigas que se aman desde su juventud por azares del destino fueron a una dichosa escuela donde fueron separadas y obligadas a no estar juntas y c...
904 59 27
Aburrido de la rutina? De estar planmado en lo cotidiano? Te aburres incluso de matar a esos idiotas humanos? No hay problema, desde el momento que...
7.8K 1.8K 38
Nosotros somos los que tomamos la decisión, si vivimos o dejamos que el miedo elija. Vanessa es todo lo contrario a Noah, pero, de cierta manera los...