Grace me había llamado por la mañana para invitarme a comer a su casa. No terminó de preguntarme que yo ya le había gritado que si, algo que a Grace le extrañó. Tuve que disimular diciendo que me encantaba la idea de poder hacer nuevos amigos. No quería que crea que solo voy para conocer a su hermano. Pero ahora que lo pensaba más calmada, no quería ir. Tenía miedo, pánico, terror extremo de cagarla. Lo peor es que cuando me pongo nerviosa, mi cerebro hace cortocircuito y decide que mis pies dejen de reaccionar, por lo que me caigo.
-_____ no olvides llegar temprano. - Mi madre estaba en la puerta de mi habitación- Hija, te ves preciosa.- me miró con ojos brillosos. Tenía puestos unos zapatos negros con una pequeña plataforma, un vestido rojo suelto largo hasta las rodillas, con un pequeño cinturón negro para resaltar mi cintura y mi pelo con una colita alta.
-Gracias mamá. Descuida, no volveré tarde.
-¿Cuál es el motivo de tanto arreglo?¿Hay un chico? - preguntó pícara.
-¿Me prometes que no le dirás a papá? - se sentó en mi cama bien pegada a mi, esperando todos los detalles. Mi madre era una de las mejores compañeras de vida que jamás podría tener. Confiaría hasta mi más oscuro secreto con ella.
- Rubius, el chico de YouTube, es hermano de Grace.
-¿Rubius?¿Ese? - señaló mi pared. Estaba llena de fotos de él.
-Si, quiero crearle una buena impresión.
-Bien, pero recuerda que es mucho mas grande que tu y a tu padre no le gustará eso.
-Si mamá - miré el reloj. En veinte minutos debía estar en la casa de Grace.- Debo irme. Te quiero.
-Y yo a ti _____. - le di un beso y agarré mi bolso.
Salí de mi habitación y bajé por las escaleras. En el living mi padre estaba trabajando.
- ¡Adiós papá! - Estaba compenetrado en su notebook. Levantó la vista dos segundos, me observó de abajo hacia arriba y siguió con lo suyo. No me importaba, estaba ansiosa por conocer a mi ídolo.
****
Al llegar al departamento de Grace, toqué el timbre y una voz masculina me respondió a través del portero eléctrico.
-¿Quién es? - estaba segura que era la voz de Rubén.
-Emm...ehhh...soy _____. La compañera de Grace
-Adelante cariño- la puerta de calle se abrió. ¿Me llamó cariño?¿Así recibe a todas sus visitas?.
Subí por el ascensor apenas tres pisos. Luego caminé por un largo pasillo hasta el fondo donde había una puerta blanca. Departamento 3C. Mi corazón se salía del pecho y mis manos transpiraban. Era ahora o nunca. Respiré profundo y golpeé.
-¿Eres _____?- la misma voz del portero eléctrico ahora se escuchaba del otro lado de la puerta.
-Si - reconocía su voz. Era él.
- Necesitas contraseña para entrar.
- ¿Qué? No tengo una contraseña. - estaba segura que Grace no me había dicho nada de una contraseña.
-Entonces no entras.
-¡Rubén! Ve a jugar tus juegos para niños - Grace abrió. Un aroma delicioso salía del interior de su casa. - Te pido disculpas por el comportamiento de mi hermano. Cuando nació, el médico no lo sujetó bien, su cabeza golpeó contra el piso y quedó así.
-Grace, no hables así de tu hermano - su madre se acercaba por detrás - Hola _____. Soy Bente, la madre de Grace y de Rubén - Me extendió su mano, la cual apreté lo mas delicadamente posible - Adelante, siéntete como en tu casa.
-Gracias - era un lindo departamento. Todo estaba decorado en la gama de los naranjas y amarillos. Había varias estanterías con muñecos de animé, posters de videojuegos y souvenirs de todas partes del mundo. Sobre una pequeña mesita blanca, había fotos de Grace y de Rubius de niños. Parecían una familia feliz.
De pronto, sentí un suave cosquilleo en mi pierna derecha. Miré hacia abajo y vi que tenía a un gatito regordete y negro acurrucándose en mi tobillo. Sin dudas era Raspberry.
-Hola Raspy - dije. Todos me miraron extrañados.
-¿Cómo sabes su nombre? - preguntó Grace con el ceño fruncido - Oh no...no me digas que tu también...
-¡Es una criaturita del señor!- Rubius gritó al mismo tiempo que levantaba los brazos. Se acercó corriendo y me dio un gran abrazo. Pude sentir su perfume, el cual me quedó impregnado en el vestido. Era hipnótico. Cuando me di cuenta que estaba paralizada, él ya se había apartado y yo sentía el calor en mis mejillas.
-Yo te dije que parecía una Grace - Un hombre hablaba desde la cocina, mientras revolvía un fuentón con fideos. Supongo que ese era Héctor, el padrastro de Rubius. - Lo noté hoy desde el auto cuando Rubén te estaba esperando. Se había quedado mirando a tu hermano con la baba colgando.
- Dime, ¿Qué se siente conocer a tu ídolo? - preguntó Rubén.
-Dime, ¿Qué se siente conocer a un idiota?- lo imitó Grace de mala gana.
-¡Grace! Respeta a tu hermano-regañó Bente -Rubén, ¿por qué no le enseñas a _____ tu habitación hasta que terminemos la comida? De seguro estará feliz de conocer tu mundo fuera de la cámara. Grace, tu ayúdame con la mesa.
¿Feliz? Estaba aterrada. ¿No podía haber elegido otro lugar de la casa? No sé, tal vez solo acompañarme hasta la mesa y nada más. Ir a la habitación de Rubius era lo más cercano a tener un infarto.
- Ven - me tomó de la mano llevándome por un pequeño pasillo hasta llegar a su habitación. Ese lugar era la magia en mis ojos. Todo lo que había visto en sus gameplays, en sus directos , todo estaba allí.
-No me has dicho tu nombre - me dijo.
-¿Qué?- no estaba escuchándolo. Mi atención estaba puesta en los estantes llenos de cosas que reconocía de los años que llevaba siendo criaturita.
-Que no me has dicho tu nombre - dijo impaciente.
-Te lo he dicho por el portero eléctrico.
-Vale, pero quiero escuchar tu nombre completo.
-_____ _____
-Eres la hija del empresario ¿no?- asentí de mala gana. Detesto que siempre hagan la misma pregunta. Puse los ojos en blanco - ¿Por qué esa cara?.
-Porque odio ser "la hija de". Solo quiero ser _____ y ya.
- Te propongo algo. Hagamos de cuenta de que eres la hija de un horrible vagabundo que solo se alimenta a base de pan - era una tontería, pero me causó gracia - ¿Lo ves? Te hice reír - No podía evitar sentir tanta vergüenza mientras me reía. De seguro estaba completamente colorada y eso me ponía aún mas nerviosa. ¿Se estará dando cuenta de eso?
-¿Cuántos años tienes? - preguntó.
-17
-Pareces mas grande - dijo confundido - Pero me gusta tu vestido. Es bonito y resalta con tu pelo.
Ay no, de nuevo el calor a mis mejillas.
- Gracias - respondí. Mis piernas comenzaron a temblar. Sentía como si me estuviera por caer. Torpemente di un par de pasos y me acerqué a su cama para sentarme. No contento con mi sufrimiento, Rubius se sentó pegado a mi. Por favor, esto era un calvario. ¿Será que me voy a desmayar de la ansiedad?
-Tienes ojos celestes - dijo. Por favor basta ya, que deje de observarme tanto.- Si tuviéramos hijos juntos saldrían preciosos - me agarró un ataque de tos. ¿Hijos?¿Juntos? Ni siquiera puedo respirar correctamente a su lado y el me habla de hijos.
- ¿Te encuentras bien? - preguntó - ¿Quieres que te traiga un poco de agua? - negué rápido con la cabeza. Estaba haciendo el ridículo delante de mi ídolo. ¿Por qué no puedo comportarme como una persona normal?
Nos quedamos en silencio unos minutos. El ambiente se sentía incómodo y tenso, pero Rubius lo podía hacer peor.
-¿Tienes novio? - preguntó.
-No. No tengo tiempo - respondí. Era verdad. Solo me interesaba estudiar y poder ampliar mis conocimientos sobre los videojuegos.
- Es la cosa mas tonta que he oído- dijo en un tono burlón - el amor no tiene tiempo.
-Depende de como quieras gastarlo. Tu tampoco tienes novia.
-No tengo tiempo - imitaba mi voz.
-¿Te estás burlando de mi?
- Si. Pero sigue siendo una respuesta tonta - me estaba poniendo de los nervios. Sabía que no se podría hablar seriamente con él. Me levanté lista para irme, pero Rubius me tomó de la muñeca.
- Eh, no te vayas. Es solo broma. No quiero discutir contigo, me caes bien. No volveré a burlarme de ti.
-¿Promesa de Gamer? - le acerqué mi dedo meñique.
-Promesa de Gam... un momento. ¿Eres Chica Gamer? - sus ojos se abrieron como platos. El verde de sus pupilas era increíblemente sexy.
- Por supuesto - una gran sonrisa se dibujó en su cara. Parecía un niño pequeño al que le habían regalado un helado. Su mano se deslizó desde mi muñeca hacia mi mano y la apretó suavemente, pero justo en ese instante, Grace entró a la habitación.
-¿Pero qué? - se quedó mirando nuestras manos unidas. Debe estar pensando cualquier cosa.
- A comer - dijo Rubius. Me soltó la mano bruscamente, se levantó y se fue. Fui detrás de él y crucé la puerta sin hacer contacto visual con Grace. Ella seguía parada intentando analizar lo que acababa de ver.
¿Qué podría pensar? No pasó nada malo. Rubius solo sostuvo mi mano. No es que estuviera coqueteando conmigo. ¿O si? Ja, solo a mi se me ocurrían esas cosas. Ya deja de hacerte la cabeza _____, Rubius jamás se fijaría en ti.