viviendo con el nerd (VCEN1)...

By all4hsk

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[TERMINADA] «Kim NamJoon es el chico más mujeriego, estúpido, popular y guapo de la escuela. Kim SeokJin es... More

PRÓLOGO
#1: ¿Mi madre no había pagado la renta?
#2: Dime que esto no es real
#3: Kim NamJoon es un simio idiota
#4: Rival
#5: ¡Min-Ha!
#6: Y aquí íbamos otra vez
#7: ¿Caballero?
#9: Perfecto yerno
#10: Choi SiWon
#11: Problemas
#12: "¿Me vas a violar?"
#13: "Está lloviendo"
#14: Momento de película
#15: Quiere volverme loco
#16: Su preciada Kimie
#17: Intentando mantener la calma
#18: Borremos la tristeza
#19: ¿Qué había sido todo eso?
#20: Él es la razón
#21: Un amigo
#22: Hay fiesta, y pizza
#23: Borrachera
#24: Limpiar el desastre
#25: Vayamos al cine
#26: Complicado
#27: Parque
#28: Cementerio
#29: Contigo
#30: Te quiero
#31: "¿Las palabras mágicas?"
#32: ¿La verdad?
#33: Desconfianza
#34: Un malentendido
#35: El perdedor del juego
#36: Para eso están los amigos
#37: Actuemos por instintos
#38: No te vayas [Final]
EPÍLOGO
¡SEGUNDA TEMPORADA!

#8: El auto lo vale

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By all4hsk


Un grito ensordecedor se escuchó probablemente por todo el mundo.

¿Si yo había gritado? Pues sí.

¿¡Qué se creía la muy hija de mi abuela!? Llegaba y me decía que se iría de viaje con los padres de NamJoon, dejándome a solas con el simio, y no me daba ni siquiera una anestesia o algo para no alterarme. Vaya madre la mía.

—Jin, tranquilo, no es que sea tan grave tampoco —dijo ella con una sonrisa cálida y una risita contagiosa.

No, madre mía, esta vez no me calmaría.

—¡Omma! ¿¡Te has vuelto loca!? ¿¡Por qué rayos se van de viaje y por qué SIN MÍ!? —exclamé alzando cada vez más la voz.

Estaba molesto, bastante. No podía creer que mi madre me estuviera haciendo esto, era traición, ¡traición a su propio hijo! No me quería quedar con el simio, al menos no por...

—Dos semanas y tres días —comentó mi madre refiriéndose a lo que duraría el viaje.

¿¡Dos semanas y media!? ¿¡Dos malditas semanas y media!? Sí, estaba decidido, me colaría en el equipaje de mi madre de una forma a otra y me tendría que llevar sí o sí en su viaje. Problema resuelto.

—Tranquilo, hijo, estarás solo con NamJoon por dos semanas, no es para tanto —dijo ella haciendo una seña con la mano diciéndome como "no es tan importante". Porque sí, claro, estar con NamJoon por tanto tiempo... Uff, magnífico (notado sea el sarcasmo).

Mientras que yo estaba ahí, echando fuego hasta por la nariz. Reprimí mis ganas de matar a mi madre, suicidarme, o matar a mi madre y hacer que pareciera un suicidio, y luego de tomar una gran bocanada de aire, me senté en mi cama en un intento de calmarme.

Calma, Jin, sólo serán ¡DOS MALDITAS SEMANAS EN LAS QUE MI VIDA SE VA A ARRUINAR! No podía evitar perder el control cuando pensaba en eso, es decir, estaba enojado, de verdad odiaba la idea de que tendría que compartir con NamJoon el simio Kim por tanto tiempo y además ¡A SOLAS! Trágame tierra, por favor.

—¿¡QUÉ!? —se escuchó una exclamación desde el piso de abajo.

—Creo que MinYoung ya le dio la noticia... —susurró mi madre y yo rodé los ojos.

Finalmente Joonie se tomaba la noticia igual o peor que yo. Perfecto, si eso lo molestaba me encantaba, cuánto amaba molestar al torpe de Kim NamJoon

—Dos semanas tendrás que comportarte amable con NamJoon ¿oíste? —me repuso mi madre señalándome con su dedo índice.

—Como quieras —dije encogiéndome de hombros.

No me iba a pelear de aquello con ella, si le decía que no: empezaría con una pelea, y si terminaba aceptando: mi orgullo se iría por el desagüe. Prefería no decir nada muy prometedor y luego molestar a Joonie igualmente.

—Bueno, Jin, compórtate cuando no esté, ¿de acuerdo? Mañana al mediodía es el viaje. NamJoon y tú ya estarán en la escuela a esa hora, así que no se preocupen —y dicho esto de su parte, salió de mi habitación.

Dos semanas viviendo con un simio idiota que no sabía diferenciar una manzana de una pera. Me tenían que estar jodiendo.

***

Seis de la mañana y yo estaba levantado cepillando mis blancos dientes. Normalmente me despertaba lo suficientemente temprano como para coger el autobús escolar, pero ahora que estaba viviendo en aquella casa no tenía ni la menor idea si debía seguir con mi misma rutina. Bueno, mejor prevenir que lamentar.

Mi cintura estaba envuelta en una toalla blanca que me llegaba hasta las rodillas. Agradecía a quien había construido esa casa por el hecho de haber puesto un baño privado en mi habitación. Terminé de cepillar mis dientes y me fui a vestir... con lo de siempre.

Un pantalón negro holgado, una remera blanca que me quedaba grande y mi chaqueta con la letra C a un lado. Dios, me veía tan común y corriente que me sorprendía a mí mismo.

En eso, cuando me estaba poniendo las zapatillas, alguien entra a mi habitación sin golpear la puerta o pedir permiso. Sí, damas y caballeros, sólo un simio es capaz de hacer tal estupidez.

Llevaba puestos únicamente los pantalones del pijama, dejando ver su torso descubierto. ¡Pero qué buen cuerpo! No, Jin, malo, no pienses en que un simio es guapo. Feo, feo, feo, feo... e intenté grabarme esa palabra en la mente por el resto del día.

—Ah, ya estás despierto —dijo medio adormilado.

—Sí, normalmente me despierto a esta hora... —dije en voz un tanto baja.

—De acuerdo... —dijo él peinando su cabello de pasada.

Bostezó y yo reprimí una risa. Bostezaba chistoso... Luego de eso, me miró a los ojos, poniéndome nervioso, hasta que luego desvió su mirada, bajando por todo mi cuerpo, hasta la punta de mis pies. Volvió a verme a los ojos.

—¿No vas a ir así a la escuela o sí? —preguntó asqueado por mi atuendo.

Arqueé una ceja. ¿Qué se creía él que venía a juzgar mi atuendo de nuevo? Ni que fuera diseñador o algo. Sólo era un simio. Un simio muy perezoso.

—Sí, por si no sabías, siempre me visto así —dije en defensiva.

—Lo sé —dijo haciéndolo escuchar como si fuera obvio—. Pero ahora te vas en mi auto, y a menos que quieras que te deje tirado una cuadra antes de llegar a la escuela, tendrás que cambiarte de ropa —demandó señalando todo mi cuerpo.

Maldición. Yo nunca me iba en auto, y al decir aquello sentí el indirecto chantaje. Irme en su auto vestido como los idiotas de la escuela, o irme en el autobús escolar, víctima de las zancadillas, pero con mi ropa de siempre.

Mi orgullo decía "¡Vete en autobús!", pero todo mi ser exclamaba "¡RAYOS, JIN, QUE TE PUEDES IR EN AUTO!". Esta sería una difícil decisión.

—Em... bueno... —balbuceé indeciso.

NamJoon rodó los ojos.

—Te vas conmigo en auto, cámbiate de ropa, fin de la discusión —dijo él cortante.

A veces su cortante actitud ayudaba un poco.

—¿Y qué me pongo? —pregunté, escuchándome como una de las típicas chicas que sólo se preocupaban por la ropa, el maquillaje, los accesorios, etcétera.

—No sé, no soy diseñador o algo —¡eso era lo que yo decía—. A ver, ¿qué ropa tienes?

Abrí el armario y le mostré la poca ropa que tenía. En realidad no me molestaba, toda esa ropa la había comprado yo o mi madre. Era ropa cómoda, holgada... además a nadie le interesaba el chico nerd, por lo que en realidad mi vestuario no era exactamente lo que más me importaba normalmente.

—¿No tienes algo más a la moda? —preguntó NamJoon mirando el armario y susurrando de repente: "esos pantalones los tiene mi tío..." o "esa remera la usaba mi abuelo..."

—Pues... —dije pensando.

La verdad mi madre guardaba un poco de mis mejores atuendos en una de sus maletas. Toda esa ropa me la había regalado mi padre, pero había decidido no usarla porque me sentía como un traidor usando la ropa regalada por el traidor. Mi madre guardó esa ropa porque, según ella, algún día la necesitaría.

Al parecer ese día, sería aquel.

—Mi madre guarda mi poca mejor ropa... —empecé a decir y no terminé la frase, ya que... pues... sólo eso sabía.

—Perfecto. Ve a pedirle la ropa a tu madre —dijo NamJoon escuchándose como si el problema estuviera resuelto.

—No puedo —dije desviando la mirada a cualquier punto de la habitación que no fuera NamJoon o su mirada.

—¿Por qué? —preguntó él poniéndose enfrente mío de manera que lo viera a los ojos.

—Es la ropa que me regaló mi padre... —murmuré más para mí mismo que para él.

—¿Y? —cuestionó sin entender.

Suspiré. No le iba a ir dando explicaciones ahora, menos a... ¡él! Era Kim NamJoon, no lo conocía lo suficiente como para confiarle un secreto, además se burlaba de mí a cada momento.

—Nada, nada —suspiré nuevamente—. Iré a pedirle la ropa —dije yo y salí de mi habitación para ir a la de mi madre.

Ojalá que no gritara...

Golpeé la puerta a la vez que decía un suave "Toc-Toc", y entré al no recibir respuesta. Mi madre... recostada en la cama con los pies a la cabecera y la cabeza al borde de la cama. Ella era tan normal...

—Omma... —susurré moviendo su cuerpo exageradamente.

Mi madre me golpeó en los brazos con su mano y se volteó para seguir durmiendo.

Suspiré. Ella en lo de terca era peor que yo muchas de las veces.

—¡Omma! —dije ahora un poco más fuerte y seguí zarandeando su cuerpo.

Ella bostezó.

—¿Qué? —dijo adormilada.

—¿Dónde está la ropa que me regaló papá? —pregunté tímidamente.

Ella sonrió abiertamente y me dio un abrazo de oso repentino. Bueno, al menos no había gritado de la emoción como lo había pensado anteriormente.

—¡Lo sabía! ¡Sabía que algún día querrías usar la ropa de tu padre! Ven, la tengo por aquí —dijo completamente despierta ahora.

Se levantó de la cama de golpe y se dirigió a su maleta. De ahí sacó un bolso más pequeño y me lo entregó.

—Espero te guste la ropa —sonrió débilmente.

Le sonreí falsamente. No estaba muy alegre que digamos, no por tener que usar la ropa que me había regalado un maldito traidor, pero ya qué, al fin y al cabo, algún día tendría que usarla.

—Gracias, omma, te quiero —y dicho esto salí de la habitación en dirección a la mía.

Llegué a mi habitación y me topé con NamJoon, subido a mi cama, con un boxer mío entre las manos. Mátenme. ¡NamJoon estaba revisando mi ropa interior! Lo golpeé en la cabeza despertándolo del trance de "Oh, ropa interior..." y le quité mis bóxer de las manos.

—¿¡QUÉ RAYOS ESTABAS HACIENDO!? —exclamé alterado.

—Viendo tu ropa interior —respondió él como un niño pequeño y una sonrisa traviesa y apenada se formó en su rostro.

Este chico era jodidamente incorregible.

Guardé mi ropa interior de vuelta en el armario y le lancé el bolso de mi ropa a NamJoon, golpeándole en plena cara. Reprimí una risa y me crucé de brazos mientras él revisaba el bolso.

—Oh, vaya... —susurró mientras seguía inspeccionando. Alzó la mirada y me miró con ojos brillantes—. ¡Hay un montón de ropa aquí! —dijo él alegremente y yo golpeé con la palma de mi mano mi frente.

A veces dudaba si es que NamJoon en su vida pasada había sido un diseñador.

—Ya, tan sólo dime que es aceptable para poder irme en un auto —dije regañadientes.

Él sonrió torcidamente y me miró pervertido.

—Usar ropa interior sola no cuenta —dije frunciendo el ceño y adivinando su posible respuesta.

Él suspiró y se encogió de hombros.

—Bueno, ya qué, lo intenté —dijo en una broma no tan divertida y yo lo fulminé con la mirada—. Ya, ya, baja las revoluciones —rió.

Rodé los ojos. Cuánto odiaba a este simio bipolar que roncaba...

—Usa esto y ya, mientras sea ropa decente y a la moda estará bien... supongo —y dicho esto de su parte, salió de mi habitación cerrando la puerta con una sonrisa inocente pegada en el rostro.

Inocente... hacerse el inocente no lo ayudaría a parecer desaparecido de su papel de pervertido.

Observé la ropa que había "escogido" NamJoon e hice una mueca de desaprobación. ¿Camiseta a rayas blancas y negras, combinada con un pantalón azul ajustado, y además una chaqueta amarilla? Sí, lo de diseñador... lo retiraba.

Cogí el bolso y luego de elegir ropa que verdaderamente combinaba, me vestí con ella y me fui a acomodar el cabello en el baño.

La verdad la ropa que me había puesto me hacía sentir, estúpido, un maldito creído que se preocupaba por el atuendo y nada más... Pero el auto lo valía, supongo. Además ni que hubiera cambiado mi manera de ser ¿no?

Salí del baño y cogí mi mochila. Ya había pasado el tiempo, eran las siete de la mañana, al parecer había demorado más de lo que esperaba.

Suspiré pesadamente y salí de la habitación con la mochila colgando de mi hombro. Bajé las escaleras y dejé mi mochila sobre el sillón para luego dirigirme a la cocina para tomar algo de desayuno.

Entré a la cocina y una señora gritó dejándome casi sordo. Maldición, ¡tremendo grito! Si estaba en lo correcto era MinYoung... Esperen, ¿por qué la veía borroso? Oh, rayos, se me habían quedado las gafas en el baño.

—¿Jin? ¿Eres tú? —cuestionó MinYoung. Sí, era su voz.

—Sí, se me han quedado las gafas... —dije un tanto incómodo.

La veía bien, cada vez mejor, pero tenía que agudizar mi vista para aquello, con las gafas era más sencillo, obviamente.

—Disculpa, cariño, tan cambiado, con esa ropa y sin las gafas, yo no... —empezó a decir ella y la voz de NamJoon a mis espaldas la interrumpió.

—¿Qué pasó? —cuestionó preocupado.

Pensé en darme vuelta, pero simplemente doblé un poco mi cuello sin dejarle ver mi cara. Desde ese ángulo lo alcanzaba a ver bien...

—¿Quién es él? —preguntó NamJoon con un tono coqueto y noté que me estaba señalando.

¿Era broma verdad? Tal vez los Kim estaban más ciegos de lo que yo creía. Eso o que el simio muy idiota de verdad no me había reconocido y se había creído que era otra "guapa" chica a quien podría ligarse. Idiota...

—Es... es... —tartamudeó MinYoung y preferí darme la vuelta para que el mismo Joonie el simio Kim pudiera reconocerme más fácilmente.

—¿Jin? —preguntó mirándome más de cerca.

—No, Batman. Hombre, que soy Jin. Me he dejado las gafas, ¿me las puedes ir a buscar? Me las dejé en el baño —le pedí. No quería ir a por las gafas yo... me podía caer a la mitad de las escaleras...

—Sí, claro —respondió él escuchándose malditamente simpático. Y luego de eso, desapareció de la cocina, al mismo tiempo que MinYoung.

¿De acuerdo...? Empezaba a ser una mañana extraña ¿eh?

Escuché los pasos de alguien bajando las escaleras y cinco segundos después tenía las gafas en mis manos.

—Ahí las tienes —dijo NamJoon apoyándose contra un mueble de la cocina.

Sonreí y me coloqué las gafas. ¡Claridad ven a mí! Al fin podía ver todo claramente. Era tan extraño ver todo tan... borroso. Por algo usaba las gafas ¿no?

—Gracias —le dije a Joonie intentando ser amable y esperando su "Miren, el nerd sabe dar las gracias..." siendo completamente burlón.

Pero... no pasó. Y eso fue... ¿cómo decirlo? EXTRAÑO.

—De nada —sonrió mirándome desde la cabeza hasta los pies.

Sí, cuando hacía eso, definitivamente me sentía incómodo.

—¿Qué? —pregunté sin entender por qué me observaba tanto.

—Linda ropa —me halagó y yo bajé la mirada esperando que no viera mi sonrojo.

¿Por qué maldición se comportaba tan caballerosamente conmigo últimamente?

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7u7

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