Leonardo:
El mismo día, cuando terminaron las clases y la copa fue entregada a la escuela, Rex y yo decidimos salir a pasear como se lo prometí. Rex me propuso ir a un centro comercial, ya que quería comprar algunas cosas, además de que allí habían sitios para poder divertirnos.
Caminábamos con bastante tranquilidad, platicábamos de cualquier cosa que se nos ocurriera, me encantaba ver a Rex reír, su sonrisa era la mas hermosa que existía.
Hubo un pequeño momento en donde unas chicas se querían acercar a nosotros, pero en ese instante, Rex tomo de mi mano muy fuerte, yo lo miré pero no me hizo caso.
- Aww, así que eres un pequeño celoso, ¿no? - me dio un codazo, no pude evitar reír por lo que paso, además de que estaba rojo de la cara
- Hmm, puede que en realidad hayan venido hacia mí, y no a ti... Jeje.
- Es cierto, no puede a ver persona más atractiva que tú. - de nuevo me dio un codazo - Jaja, te salio el tiro por la culata.
- Oh, vamos, no soy bueno en esto, es fácil que me ganes en todo momento, ¡pero! Ya tendré mis momentos.
- ¿Te fascina recalcar siempre el "pero"? Jeje, ¡cada vez te conozco más!
- Ya que sacas el tema, podemos tener nuestro pequeño momento para conocernos más, ¿no lo crees? Digo, un león se enamoro de mí sin aún conocerme del todo. - frente a mí se hallaba el gran centro comercial, ¡incluso era más grande que la casa de Rex! - Aparte, hemos llegado.
- ¿Conocerte? ¡Pero si yo siento que ya te conozco demasiado bien! O eso quiero pensar. - no pude evitar apenarme, es cierto que apenas si lo conozco... Creo que apenas si lo conozco desde hace dos semanas... No sé sus gustos, disgustos, pasiones... Diablos, si necesito conocerle bien
- Ajá, lo que digas Leonardo, aunque lo dudo... Tampoco yo te conozco casi, eres a simple vista una persona de pocas palabras, pero que a la larga te tragas eso que dices, porque ahora que ya me contaste varias cosas... Je... Dudo mucho que lo seas. - oh, mi pequeño tiburón ya me está conociendo más de lo que yo a él - Además, teniendo a mis dos amigas, sé lo hermoso que es conocer a las personas con profundidad, poder ayudarlas, tener tiempo para cualquier cosa... Supongo que sería lo mismo si llegamos a ser novios, ¿no?
- Ouch, nunca vuelvas a decir que tal vez lleguemos a serlo, porque yo estoy muy decidido a conquistarte Rex. Y claro que sí, aunque yo nunca he podido experimentar a la totalidad el amor en este sentido... ¡Pero yo digo que también es lo mismo! Porque ya quiero conocerte de todos los lados posibles, mi pequeño tiburón. - la forma "pícara" que se lo dije fue bastante para que se apenara, además de traerlo completamente a mí, y abrazarlo por su suave y cómoda espalda que tiene, acomodando mi cabeza encima de la suya sin detenernos en nuestra caminata, que por cierto ya estábamos adentro del centro comercial, y como siempre las vistas de otros no podían faltar, y a la larga, no negare que me estaba sintiendo comido vivo...
- Leonardo... Nos vamos a caer si seguimos caminando de esa forma... León, te estoy diciendo de verdad... - yo no escuchaba sus palabras, lo tenía bastante sujetado - ¡Leonardo! - y por no escucharlo, terminamos cayendo al suelo, y para el colmo yo caí encima de mi príncipe que posiblemente se haya lastimado su nariz por la caía
- ¡Dios! ¡Perdón Rex! L-lo lamento de verdad, e-es que pensé que sería bastante bonito traerte así conmigo, y n-no había escuchado que estabas diciendo lo que podría pasar... - antes de que lo pudiera ayudar a levantarse, estaba escuchando unas leves risas provenientes de Rex que estaba de cara al suelo, que al poco rato se levanto y me miraba entre carcajadas sosteniendo su nariz, pero aunque él se estuviera riendo, yo estaba que me comían los nervios - ¿R-rex? ¡N-no es gracioso! - cuando quise revisar su nariz, pude notar que estaba sangrando un poco, pero aun así las risas de Rex no tenían fin
- Jaja, claro que es gracioso... Aaahhh... Puede que me haya lastimado y todo, pero no pasa nada, nunca está de más recordar este tipo de cosas que ocurren jaja, ¿no crees? - de su bolsillo vi como sacaba un poco de papel para limpiar su nariz que estaba algo morada y aparte con unas pequeñas manchas de sangre, que para mí es una gran cantidad de sangre - En fin Leonardo... Hemos venido aquí para conocernos y pasar un buen rato, y con lo que acaba de pasar, ahora te conozco un poquito más en tanto a tu comportamiento.
- Y por cosas como esas, es que me gustas demasiado Rex... - lo tome ahora de la mano para caminar de nuevo, aunque realmente yo estaba siguiéndole a él, no tenía ni idea a donde íbamos - Y... Ya que estamos aquí... ¿Qué haremos aparte de que nos vamos a conocer?
- Es un centro comercial, hay muchas cosas para hacer, y espero que te gusten las cosas que haremos.
...
No sé desde donde empezar a contar... Pero puedo asegurar que todo lo que hemos hecho fue ¡magnifico! Y más por lo que hicimos, fue estar a lado de Rex, viendo que en cada momento estaba sonriendo sin parar, y para mí eso ya era lo más gratificante del mundo, ¡mucho más porque yo le provocaba cada risa que su hermoso rostro mostraba a los que lo vieran! Aunque eso sí, unas "ofrecidas" no paraban de molestar a mi pequeño tiburón, aunque él siempre me dice que en realidad venían por mí, yo siempre lo negaba, pues no había sol más hermoso que Rex, y a causa de esas palabras, recibía un pequeño golpesito en mi brazo por parte de él, pues su pena le ganaba más que a otra cosa, pero regresando a nuestras actividades, conversamos la gran parte del tiempo, y gracias a los niños con los que juego, opte una forma un poco "tonta" en mis acciones para poder hacer reír a Rex, ¡y funcionaban de maravilla! Aunque lo único que no me gustó de todo esto, fue que Rex pago todo, pues para mí ver estos precios me son imposibles de tan siquiera comprar un pequeño dulce, pero mi pequeño tiburón se tomo la molestia de comprar de todo para mí, claro, nada de ropa ni ese estilo ya que se lo negué de verdad con eso, pero todo lo demás estuvo genial.
- Eres muy gracioso Leonardo, no paraba de reír con cada cosa que hacías o decías, si que tienes un gran lado bromista. - ahora mismo nos encontrábamos en una cafetería tomando café obviamente
- Es lo que ganas por cuidar niños casi todos los días, y eso que no me has visto de verdad haciendo tonterías jaja. - me apenaba que Rex supiera lo torpe que suelo ser, incluso me da miedo que llegara a pensar que sólo soy un tonto, pero por sus risas, me doy cuenta que no - Ah, y para la otra yo seré el que invite las cosas, ¿queda claro?
- Uh, claro mi sargento, yo no me opondré ante dichas palabras. - a decir verdad, él también tenía esa forma bromista, no tanto como la mía, pero la poseía - ... Ya es muy tarde, ¿no crees? Deberías de volver a tu casa, tal vez tu madre se encuentre muy preocupada por ti...
- Sí, ya es tiempo para que ambos regresemos a nuestros hogares... - antes de que nos levantáramos de la mesa en donde nos encontrábamos, le tome de sus dos manos para acariciarlas mientras le miraba a los ojos, ¿será este un momento especial? No lo sé, pero por intentar no perderé nada - Con su permiso, sargento. - me acerque lo suficiente a él como para darle un beso en sus labios, Rex no se negó, pero nuevamente se quedo quieto por el beso, a lo cual me separe de inmediato - Perdona si no fue un momento especial...
- No, este es un momento muy especial, pero sigo yo sin saber besar... Por eso me quede estático nuevamente ante el beso... - su rostro no hizo otra cosa más que sonrojarse, al mismo tiempo que bajaba su mirada con pena, una acción tan hermosa que me hizo darle otro beso, pero tomando su mentón para subir su rostro - Tú sólo déjate llevar. - con eso dicho, le di otro beso, pero nuevamente no sentí acción por parte de mi pequeño tiburón, cosa que me hizo separarme de nuevo, realmente no estaba bien lo que hago, pero para mi sorpresa y de forma repentina, Rex me sujeto con fuerza por los hombros, atrayéndome a él para darme un beso, un beso tan apasionado que incluso me hizo cerrar los ojos por lo dulce que se sentía. No había ningún precio por lo que estaba sintiendo ahora mismo, sus labios en movimiento con los míos, en un baile tan coordinado y perfecto que se podría decir que no tiene final, pero el aire que necesitaba nuestros cuerpos hizo que nuestro mágico momento se esfumase. Nuestros labios se separaron una pequeña distancia, podía sentir su respiración tan agitada y acelerada que apostaría por ver a un tiburón completamente rojo del rostro, y así poco a poco nos separamos hasta que cada uno tenía su espacio personal
- Hmm... No estuvo nada mal, aunque creo que deberíamos trabajar eso de los besos repentinos y "apasionados" que me das, pues si no mal recuerdo, yo aquí soy el protector. - eche una pequeña risa al aíre igual que Rex, pero éste me dio sus pequeños golpes, aunque ahora en mi pecho
Debo de admitir que esta salida ha sido una de las más lindas que he tenido en mi vida, y todo gracias a mi pequeño tiburón que está ahí para alegrarme y hacerme el león más feliz del mundo.
Bueno, como ya había dicho Rex, era tarde, así que salimos del centro comercial para ya despedirnos, Rex quería llevarme hasta mi casa, pero yo me negué por completo, ya había hecho demasiado por mí hoy, así que yo me fui en metro hasta mi casa, no sin antes despedirme con un fuerte abrazo, ¡inclusive lo cargue mientras lo sostenía en el abrazo! Era tan grande mi felicidad que no podía evitar hacer eso, hasta mi cola se movía de forma alocada de pensar en mi lindo tiburón...
La noche era bastante larga, pero gratificante y tranquila. Llegue a mi casa, pero mi madre no me dijo nada para mi suerte. Me recibió con comida caliente y un abrazo, al igual que mi pequeño hermano león, pero aunque estuviera con ellos dos, mi mente no paraba de repetir algo como una melodía: Rex...