A N K E R
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Sentado comiendo las últimas papas fritas que me quedaban del gran botín de comida chatarra del cual me había suministrado dejo caer unas cuantas lágrimas al ver como se repite un video de Bunnie y yo cuando éramos unos niños. Dicen que los hombres no lloramos, algo que es completamente falso, nacemos llorando y lo continuamos haciendo cuando algo nos lastima es un mecanismo natural del cuerpo. Debería sentirme avergonzado por esto, claro que no mi madre siempre me inculco a ser como quisiera y si en estos momentos me veo como un bebé llorón pues que a si sea. En verdad me dolía mucho el rechazo de Bunnie, es decir me lo veía venir, pero aun así quise intentar, en verdad quise llegar a ser la media naranja de Bunnie. Hasta que me di cuenta de que ella era una lima y yo una naranja, dos cosas que no van bien juntas y tampoco encajan en una misma pieza.
Creo que es un mal de familia, a todos los Black nos han roto el corazón alguna vez y mi abuelo Hades no esta ausento de esto, su corazón se rompió cuando mi abuela Perséfone lo dejo por primera vez para estar seis meses con mi bisabuela Deméter. Luego estuvo mi padre quien le rompieron el corazón no una, sino que dos veces y luego se dio cuenta de que estando con mi madre era realmente feliz. Ellos eran mejores amigos me preguntaba por qué no me pudo haber pasado lo mismo con Bunnie, es decir nos conocemos desde siempre y todos se dieron cuenta de que me gustaba menos ella. La peor suerte del mundo o realmente fui a la fridenzone sin que mi mejor amiga supiera que me lo estaba aplicando.
Mi mayor error fue pensar que si intentaba enamorar a Bunnie me correspondería, que no sería complicado que sienta lo mismo que yo que me corresponda. Pero yo no tengo poderes relacionados con el amor y los sentimientos, mis poderes solo dan vida o muerte nada más y debí suponer que lo que iba a pasar con Bunnie era la dulce y trágica muerte de mis sentimientos.
- El amor es basura - balbuceo mientras algunas papas caen de mi boca, levantándome con furia salgo al patio señalando al cielo - ¡Escuchaste eso Eros, Afrodita o quien sea que me esté jodiendo la existencia con su amor barato! - reprocho con furia al cielo nocturno que me cubría aquella noche. Estaba solo mis padres se fueron a un evento que organizaba el hospital y mi hermana Nina estaba en casa de mi madrina Helen. Lo que me dejaba con la libertad de gritar cuanto quisiera mis vecinos nos consideran raros por lo que no importa si me consideran loco por gritarle a dioses que en su entender no son reales.
Secando las escasas lágrimas me puse en pie para ir dentro de la casa y mirar películas hasta que mis padres regresen necesitaba las palabras de consuelo de mi madre. Ella siempre sabe que decirme, me abraza y hasta mi padre siempre tiene algo que me puede ayudar muchas veces puede ser algo rudo, pero es su manera de demostrar amor.
- ¡No puedes seguir llorando por el amor de una chica que no te correspondió! ¡Debes aprender a ser un verdadero Black y aceptar que no todos caerán rendidos a tus pies! - ladro una suave y fina voz femenina tras de mí. Frene mis pasos pues casi nadie además de mis dos amigos y familia sabían lo que paso con Bunnie.