Él era un hombre extraño, ponía la misma canción a la misma hora todos los días porque decía que de esa forma tenía contentos a los dioses, y todos se burlaban de él.
Un día, al hombre se le olvidó poner la melodía, y una a una, las personas perdieron la voz y el oído, y el pueblo entero quedó en silencio para siempre.