MOONLIGHT Ⓓ (#1) (EN AMAZON)

By insidethecloser

2.1M 126K 43.8K

Alan está seguro de un par de cosas: quiere un año normal, no se quiere enamorar y, también, de que alguien l... More

P R E F A C I O
Antes de comenzar.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
YA A LA VENTA.

Capítulo 20.

33.1K 2.9K 523
By insidethecloser


20 | Información.

ALAN THOMPSON.

El dolor de cabeza llegó cuando comencé a dar vueltas al asunto de Dylan. Cuando acepté que me gustaba fue como si mi mente lo rechazara y comenzara a planear mil maneras de humillarme frente a él.

Esa mañana iba a junto con Lisa hacia la parada de autobús, como siempre. Ella me preguntaba cosas a las que no presté atención porque me encontraba metido en mi mente. Sólo le lancé pequeñas afirmaciones o negaciones.

Desde que me levanté hasta ese momento no había dejado de pensar en Dylan. ¿Saben? Es un poco tonto de mi parte confesar esto. Otra confesión vergonzosa: cuando escuché una moto pasar por mi lado me puse lo más de contento, pero descubrí que no era él y bye, bye emoción.

Cuando una segunda moto se escuchó desde lo lejos no me di vuelta porque podría ser que no sea él. Sólo esperé que pasara, sin embargo, tocó la bocina, lo que me hizo dar un pequeño salto. Cuando me giré para pegarle una palabrota me di con que era Dylan y me detuve.

—¿Te asustaste, señor saliva? —Sólo me limité a rodar los ojos. El vehículo se encontraba apagado y él tenía sonrisa dibujada, como de costumbre.

—¿Qué quieres? —Al otro lado de la calle vi a Santiago caminar tranquilo hacía el sentido opuesto y me alegré que no se acercase a mí. Pero no le puse más atención y volví a ver a Dylan.

—Bueno, no es necesario que estés tan enojado. ¿Acaso el exceso de saliva en tu almohada te ha afectado? Sólo quería pegarte un aventón hasta el colegio. No sé, tal vez te gustaría llegar temprano hoy. —Se encogió de hombros mientras sonreía.

«Me encantaría ir contigo. Pero no sobre tu moto.»

—La verdad es que voy justo a tiempo. Y sabes que no me gusta subirme a tu moto. Por si no lo recuerdas, la última vez casi me matas de un susto. Ibas muy rápido —le recordé y a él le pareció lo suficiente gracioso ese recuerdo como para soltar un par de carcajadas y yo encantado de ver sus hoyuelos.

—Sí, lo recuerdo. Lisa deberías haber visto su cara y se aferraba mucho a mi cuerpo que parecía un escarabajo, pensaba que iba a morir. —En ese momento recordé que Lisa estaba a mi lado y me volteé a verla.

—Sí, bueno.

—Entonces, ¿quieres que te lleve? —volvió a preguntar, encendió el motor y en seguida dio dos golpes en el asiento.

—No, estoy a gusto caminando. Ni Lisa ni yo queremos subirnos a tu moto...

—¡Oye! No hables por mí —interrumpió ella y la miré con admiración.

—¿Te gustaría subirte en la moto con ese lunático? —le cuestioné en un susurro.

—Te estoy escuchando, Alan —anunció.

—Pues mira que es de mala educación escuchar conversaciones de otros. ¿Acaso no te lo enseñaron?

—Veras, la verdad es que sí. Me gustaría que me lleve al colegio. No sabes como todos me envidiarían que llegase con un chico guapísimo —se explicó ella en un susurro.

—Ya. —No tenía la intención de continuar con ello, así que eso lo dije de forma secante e irritada, también porque me había dado un picotón en el corazón.

—Entonces, ¿vienes, Lisa? —preguntó Dylan.

—¡Sí, claro! —espetó ella, emocionadísima. Se subió rápido, Dylan le tomó las manos y las enrolló en su cintura, y ella las enganchó ahí—. Adiós, Alan.

—Sujétate —le advirtió él y después ya no se encontraban a mi lado. Antes de arrancar él me guiñó el ojo.

Ahí supe que no lo veía con los mismos ojos que él me miraba a mí. Justo con esa escena pude sentir como ese sentimiento crecía a cada instante. Se me encogió el corazón y mi mandíbula apretada. Es decir, yo lo veía como alguien con quien me gustaría estar. Pero estaba seguro que él sólo me veía como un chico que se apareció en su vida para ayudar a conseguir una de sus metas.

Me apresuré a llegar a la parada de autobús, porque no quería encontrarme con Santiago. Aunque no sabía dónde estaba, podía aparecer en cualquier momento.

Cuando llegué al colegio solo, vi que Lisa hablaba con unas compañeras de su curso y después vi que se dirigía en dirección opuesta a la que yo tenía que ir. «Traicionera, me dejaste por un chico guapo», pero tal vez eso no era lo que molestaba.

Corrí por el pasillo hasta dar con Nina que estaba sentada en frente a la puerta del salón, apoyada a una pared con los ojos a punto de cerrársele. Me senté a su lado y esperé a que abrieran la puerta del aula.

—¿Qué tal tu fin de semana? —pregunté.

—Nada, solo viendo el celular. ¿Sabes lo que ha pasado en el pueblo?

—No estoy enterado.

—Siguen los robos y ahora otra chica ha desaparecido, despareció en la fiesta del fin de semana. Igual que la chica que dicen que se fue con su novio.

—Tal vez alguien la secuestró —apunté.

—No creo, en nuestro pueblo no suceden esas cosas —soltó con un bostezo.

—Están ocurriendo robos, Nina.

—No puedo soportar que me hagan venir temprano al colegio. Es una falta de respeto a mis horas de sueño —se quejó. Se apoyó en mi hombro y cerró un poco los ojos—. Si me ves fea es porque nunca tengo mi debido sueño reparador.

Solté una pequeña risita.

—¿Sabías que hay más probabilidad de morir por falta de sueño que por no comer? —Ella de inmediato me vio con los ojos entornados.

—¿En serio? —preguntó y yo sólo asentí. Mantuve una risa dentro de mi boca, sin embargo, ella sólo se volvió a recostar en mi hombro—. Bueno, otra cosa para echarle la culpa al colegio. Si muero es porque me hacen despertar temprano.

—Eres un caso perdido.

—Sí, eso ya lo sé. Pero no hay nadie mejor que yo para ti. —Me guiñó el ojo y sonrió, sólo pude devolverle la sonrisa y empujarla un poco.

—No te pongas cariñosa.

—¿Y qué? Que sea vergonzoso no le quita lo verdadero.

—Vale, pues yo también te quiero. Pero no lo digas muy seguido que podría perder el sentido.

—Claro. Si tú lo único que quieres es que Dylan te diga que te quiere. A él no le dirías que es muy cursi —me acusó y yo le di otro empujón.

—No digas tonterías.

—No son tonterías —argumentó y fingió seriedad. ¿Era justo contarle a mi amiga que estaba enamorado de Dylan y que ella siempre tuvo la razón? Era mi mejor amiga, pero me daba un poco de vergüenza admitirlo. No porque me avergonzara de Dylan, sino que ella me lo estuvo diciendo desde casi inicio de año—. Bueno, pero dime, ¿qué hiciste el fin de semana?

Mientras abrían la puerta del salón y nos adentrábamos en él, le conté a mi amiga lo que pasó en el fin de semana. Nos sentamos hasta atrás para que no nos pudieran escuchar y no nos interrumpieran tampoco. La profesora de química ya había entrado y hablaba, en tanto nosotros continuamos con nuestra plática en susurros. Fue tan larga la conversación que la hora pareció pasarse volando.

—Y entonces, ¿te besó? —cuestionó ella con una pícara sonrisa en su rostro.

—No, claro que no. Qué más quisiera. —Noté que lo que decía no era bueno, por la mirada de asombro plasmada en el rostro de Nina. No pude creer que haya soltado eso.

—Lo sabía. Sabía que te gustaba.

Solté un respiro de resignación, ya no podía hacer nada. Y además no podía seguir con la negación de que Dylan me movía el piso y me hacía temblar el cuerpo con su sonrisa.

—¿Te dije o no? Pero claro, decidiste ignorarme.

—Ya, está bien, está bien. Lo confieso. Dylan me gusta. —Nina soltó un grito muy agudo y noté como algunos de voltearon a vernos.

—Vuelvan a lo suyo. —A pesar de hablar con susurros, mi amiga sonó muy autoritaria y firme—. Ya era hora de que lo aceptaras. —Sí, ya me había dado cuenta de que negarlo no iba a esfumarlo. No podía creer que dijera esto, era muy lejos de lo que alguna vez imaginé que llegaría a admitir—. Bueno, ya está claro que no te besó. Pero, ¿ya sabes la razón por la que te estaba ignorando?

—Bueno...

—Me gustaría pedirles a los dos chicos de allá atrás que por favor presten atención, por lo menos, a la información que voy a dar.

La profesora estaba tensa y nos miraba fijo lo que consiguió que me subiera calor por el cuerpo e intenté apartar la mirada por la vergüenza. Ella era nuestra directora de curso, así que era quien daba informaciones y eso.

—Bien, como ya saben, todos los años se Qué hace una recolecta, donde ustedes depositan su dinero cada semana. —Eso me llevó un mal recuerdo del año pasado a la mente, ojalá no volviera a pasar—. Bueno, con dicho dinero ustedes van a poder pagar algunos gastos de la graduación. Creo que eso está muy claro.

»Por otro lado quiero informarles que la próxima semana será completamente de exámenes académicos.

Las pruebas de educación física para mí, y las de inglés para Dylan, eran las que más me preocupaban. Eso quería decir que deberíamos esforzarnos al máximo. Todos soltaron un quejido porque sabían lo que eso demandaba. Por mi mente pasó Dylan otra vez y recordé no haberlo visto desde que esa mañana en su motocicleta.

—Ya sé que es duro, pero... —La puerta fue tocada y la profesora mostró una cara de fastidio, pero se dirigió hasta esta y la abrió—. ¿Señor, Dylan Jones, no podía llegar más tarde?

—Lo siento, profe, mi intención era no llegar, me obligaron —contestó el con su radiante sonrisa—. Estaba con el director de fútbol.

—Pase, señor, siéntese que estoy dando una Información. Pero tiene que tener en cuenta que en mi clase ya tiene una falta. —Dylan ocupó un asiento al lado de su mejor amigo, Luis, mientras se saludaban y la profesora aplaudía para atraer la atención de todos otra vez—. Como les decía la próxima semana es de exámenes. Pero la después de ello, como están un paso aquí y otro allá, pues se los llevará a un recorrido por algunas universidades o algunos lugares que ofrezcan una forma de ayuda para lo que quieran ejercer.

Todos se animaron al instante y mi amiga a mi lado me susurró que será bueno, después de los exámenes, relajar la mente un poco.

—No se alegren tanto —continuó—. Tengan en cuenta que, si quieren ir al paseo, perdón, «excursión» a la ciudad donde se encuentran los lugares que visitaremos, tienen que sacar buenas calificaciones en las pruebas de la semana que viene. Y tengan por seguro que no se las voy a poner fácil. Ya pueden irse.

Todos comenzaron a recoger sus cosas y a salir. Mi amiga tomó fotografías a las cosas escritas en el pizarrón y prometió enviármelas. Cuando todos se habían ido, nosotros cargamos nuestros maletines para encaminarnos a la siguiente clase.

—Entonces, ¿no sabes por qué su actitud? ¿Por qué te estaba esquivando? —preguntó mi amiga.

—Chicos. —La voz de la maestra hizo que nos paremos y la volteáramos a ver—. He visto que tenían una bonita conversación. Bueno, pues déjenme decirles que ustedes vinieron a aprender no a hablar y echar chisme. —Nos miró con sus ojos llenos de frialdad y me hizo pasar un escalofrío—. Es por eso que, quiero que me traigan un corto ensayo de tres hojas, no páginas, hojas, del tema de hoy...

—Bueno, tú eres bueno con la computadora, Alan —me dijo Nina.

—... y tiene que ser hojas de cuaderno, escrito a mano e individual —concluyó la profesora.

—Pero, usted no puede...

—Claro que puedo, y ahora váyanse que no quiero que lleguen tarde a su siguiente clase.

—¿Por qué nos hace esto? —se quejó Nina mientras íbamos a mitad de camino y nos chocábamos con estudiantes que pasaban apurados—. ¿Cómo puede pensar que voy a poner atención a la clase cuando me entero que mi amigo por fin quiere volver a coger...?

—¡Cállate! —Le golpeé el hombro y ella se rio. Noté que me sonrojaba por un segundo, pero mantuve la calma—. Yo nunca he dicho eso.

—Bueno...

—¡Oye, Alan! —Me giré de inmediato al escuchar su voz. Era Dylan y a su lado se acercaba Luis—. No se te olvide, hoy después del colegio, en la misma cancha de la otra vez.

—Sí, vale —dije.

—Mírate, Nina, si hoy estás hermosa, ¿no, Dylan? —Luís me miró y pareció formar una sonrisa y, luego, levantó ambas cejas. Yo también levanté un poco las cejas, como si así nos saludáramos. No había hablado mucho con él, pero me caía bien.

—Eso siempre, no es de extrañarse —dijo Nina.

—Sí —solo contestó Dylan y le sonrió a Nina. Luego, me miró—. Nos vemos más tarde.

—Entonces, debes buscar qué es lo que hizo que él te ignorara los primeros días —comentó mi amiga cuando ellos se hubieron marchado y les mirábamos la espalda—. Creo que debe haber una razón.

—Pero, ¿cómo le saco la información? —Por primera vez logré interesarme en eso de nuevo. Y la verdad es que me intrigaba muchísimo lo que Dylan me hizo pasar al inicio de año. Necesitaba averiguarlo.

—Pregúntaselo directamente.

—No, parecería que estoy muy interesado.

—¿Y no lo estás? —Lo estaba—. Bueno, a menos que quieras volver con Santiago. —Negué rápido y rotundo al escuchar ese nombre—. Por cierto, ¿lo has visto?

—Sí, esta mañana —respondí viendo las manchas negras en el dorso de mi mano.

—¿Era raro otra vez?

Asentí. Lo era. Pero Santiago siempre era raro. 

Continue Reading

You'll Also Like

57.7K 6.7K 51
Angelo ama el arte. Ethan ama el amor. Angelo ama al del amor. Ethan ama al del arte.
60K 7.7K 43
Desmond Andillac príncipe segundo tendrá que asumir ser el heredero al trono después de que su hermano Luca cayera dormido por un hechizo oscuro, en...
284K 32.8K 38
La rutina de Iván, que se basa siempre en seguir las reglas que los demás forjaron para él, cambiará con la llegada de Lucas, un chico tierno y de bu...
4.7K 891 40
Conan y Desmond han sido separados, la magia oscura y las traiciones hacen que la distancia sea mucho más dolorosa para ellos. Su tarea. Sobrevivir a...