— ¡Jo! —Liam me llamó desde la sala de estar. Levanté mi cabeza de mis manos mientras la giraba a su dirección.
— ¿Qué? —Refunfuñe.
—Tráeme un poco de agua por favor. —Pidió Liam.
Rodé mis ojos—. Por supuesto. —Replique sarcástica.
Me levanté de la pequeña silla de la repisa de la cocina dirigiéndome al congelador. Sujete una botella de agua del refrigerador y me dirigí a la sala de estar donde Liam estaba sentado en el sofá. Le quité la tapa y luego lancé la botella de agua hacia su pecho tan fuerte como pude y se mofó entretanto lo golpeaba y el agua se derramo por todas partes.
—Jo, en serio. —Gimió.
—De nada. —Remarqué, haciéndole una reverencia para agravar más las cosas con él.
—Jo, tú no quieres que vaya al gobierno. —Suspiro.
—Adelante. —Dije, tomando el lugar sobre una silla frente a él.
—No lo haré. ¿Sabes que en realidad estoy siendo considerado contigo? —Preguntó y rodé mis ojos.
—Solo porque tienes miedo de mí.
—No lo tengo. —Dijo y lamí mis labios.
—Dios, maldición Jo eres muy complicada. —Gimoteó mientras se incorporaba de su asiento.
—Bueno tú me escogiste. —Dije mientras cruzaba una pierna sobre la otra.
—No sabía que eras tan irritante. —Dijo arrugando el entrecejo.
—Ese es mi segundo nombre. —Remarqué y él negó con la cabeza mientras iba a su habitación.
Me puse de pie de mi silla y le grité a Liam—, ahora me voy.
— ¡Pero solamente has estado aquí treinta minutos! —Oí a Liam vociferar.
— ¿Y el punto es? —Grite de vuelta entretanto tomaba mi suéter del colgador de chaqueta, colocándolo a mi alrededor y saliendo con prisa fuera de la casa de Liam.
Me di un abrazo apretado a mí misma entretanto la fría brisa me golpeaba. Comencé a caminar a casa, dando pasos por la acera evitando el contacto visual con todas las personas posibles.
Y estaba bastante segura de que no duraría mucho cuando alguien sujetó duramente mi muñeca. Me volteé para ver a un hombre viejo de cuarenta años. Tragué saliva mientras él iba a besar mi muñeca, pero antes de que sus labios tocaran mi piel aparte mi brazo.
—Fui elegida. —Dije cortante y él sonrió, provocándome escalofríos.
—Ah, ya veo. ¿Pero no se supone que las jóvenes deben responder en una manera más distinta? —Preguntó, parado sobre la planta de sus pies.
—Lo siento, —replique sarcástica. Me giré para comenzar a caminar, no obstante me interrumpió.
—Señorita le recomiendo que me pruebe que fue elegida.
Me detuve lentamente, volteándome y abriendo mi suéter y bajando mi camiseta un poco simplemente para que él pudiera ver mi tatuaje de paloma.
Pasé mi mano de arriba abajo por mi cara pensando en el señor por el cual había sido escogida una vez.
Ni siquiera podía imaginar pasar mi vida con alguien que fuera veinte años mayor que yo. Me enferma pesar sobre las pobres chicas que están en el mundo en el que estamos.
Troté de regreso a mi casa esperando no encontrar a más hombres.
No lo hice.
Entré con prisa por la puerta, azotándola detrás de mí.
— ¿Josie? —Mi hermana grito desde la cocina. Entré casualmente y mi hermana estaba sentada a la mesa de la cocina dibujando una pintura.
Viré para tener una mejor vista de su pintura. Estaba dibujando un chico.
Me senté junto a ella y ella dejo de hacerlo mientras intentaba verme cuando me sentaba.
— ¿Quién es este muchacho qué dibujas? —Pregunté mientras codeaba el hombro de Sam.
—Un chico que conocí en la tienda hoy. Él es mi futura alma gemela. —Sonrió ampliamente.
Estoy contenta de que alguien aún encuentra a los muchachos algo encantadores.
Absolutamente odiaba a toda la raza masculina. No bromeo.
— ¿Cuál es su nombre?
—Steve. Mamá conoce a su madre y él es un año mayor que yo. Estaba destinado a ser. —Sonrió ampliamente mientras concentraba su concentración en su dibujo.
— ¿Entonces por qué te eligió en la tienda? —Le pregunté.
—Estaba apenado. Yo lo sabía.
Sonreí con su confesión.
Me puse de pie desde mi lugar colocando mi mano en la cima de la cabeza de Sam despeinando su cabello—. ¿Dónde está mamá?
—Limpiando los baños. —Dijo entretanto arreglaba su cabello.
Camine escaleras arriba y estaba segura de que mamá estaba apoyada sobre sus manos y rodillas frotando el piso del baño como una condenada Cenicienta.
—Hola mamá, —dije mientras me aproximaba a ella y levanto la mirada plasmando una sonrisa en su rostro.
—Hola cariño. ¿Cómo te fue en lo de Liam? —Pregunto bajando la mirada al piso.
—Como siempre. —Asegure, apoyándome en el umbral de la puerta.
—Que bueno. —Respondió, pero sabía que en realidad no me prestaba atención.
— ¿Sabes algo de papá? —Inquirí intentando conversar un poco con ella.
—No desde hace días atrás. —Replicó.
Papá siempre estaba lejos en un viaje de negocios. No ha estado en casa desde hace un par de meses. No le importa una mierda su familia.
Mi madre iba a divorciarse de él. Íbamos a dejarlo debido a que siempre estaba ebrio y simplemente nunca nos ponía atención.
No nos golpeaba como debes suponer. Solamente era estúpido, no lo suficiente para tener nuestra atención. No le importábamos ¿así que por qué nos preocuparíamos con él?
Mamá tenía todo planeado. Todos los papeles estaban firmados y estábamos listos para mudarnos. Sin embargo dos días antes de que nos marcháramos, la ley de posesión se entrometió.
Entonces mi padre escogió a mi madre. Y después de eso no había marcha atrás. No abandonos. No divorcios.
Nada que puedas hacer.
Pero de cualquier forma no debería importarle a él. Digo, él nunca está en casa. ¿Por qué la eligió?
Él afirma que todavía la ama, no obstante es evidente que él no lo hace.
La única cosa que le importa es su cerveza y su trabajo. Ni mi mamá, ni mi hermana y yo.
—En serio. —Dije y mamá frunció sus labios.
— ¿Qué quieres para la cena cariño? —Preguntó, poniéndose de pie y caminando hacia mí en el umbral.
Me encogí de hombros.
Mi mamá me envolvió en un rápido abrazo—. Prometo que esto terminará algún día. Y estoy segura de que ese día será a causa tuya mi cielo. —Dijo conociendo desde esa vez que había estado en contra de la ley.
Acaricié su espalda antes de que nos apartáramos—. Lo sé.
Ella sonrió y me pasó, saliendo del baño.
Cerré la puerta del baño detrás de mí y después tendí mi mano bajo la ducha abriendo la llave.
Caminé de regreso al espejo, quitándome la ropa. Asesine con la mirada al tatuaje colocado en mi pecho resoplando ante esta situación de “reclamación”. Me volteé alrededor mirando por encima de mi hombro hacia el espejo.
Había múltiples cicatrices y rasguños en mi espalda a causa de los azotes que había recibido al intentar oponerme a lo que es correcto.
Levemente pase mi mano por los rasguños pude hacerlo antes de suspirar y dirigirme a la ducha y saltar dentro de ella.
El agua caliente quemaba las marcas en mi espalda un poco mientras caía.
Pero había aprendido a lidiar con el dolor.
He lidiado con bastante dolor en los cortos dieciocho años que he vivido. Ambos, físico y mental.
Es atroz, sin embargo es parte de quién soy. Si todo este dolor no me habría convertido en la persona fuerte que soy hoy.
Aseé mi cabello con mi shampoo y acondicionador, embadurnando mi cuerpo con jabón antes de apagar el agua y salir de la ducha.
Puse una toalla debajo de mis pies, envolviendo otra toalla asegurando una alrededor de mi cuerpo. Abrí la puerta caminando dentro de mi habitación para ponerme algo de ropa.
Me coloque un par de shorts deportivos y una camiseta sin mangas. No saldré esta noche y si lo hiciera no me importaría como luciera.
No hay nadie a quien impresionar.
Baje las escaleras y mi hermana y madre estaban colocándose sus abrigos.
—Samantha y yo iremos por algo de comida. ¿Te gustaría algo? —Preguntó mamá mientras se colocaba todo el abrigo.
—Sorpréndeme. —Dije por encima de mi hombro entretanto me dirigía a la sala de estar.
La puerta frontal se abrió pronto y se cerró dejándome sola en casa. Me recosté en mi sofá mirando episodios anteriores de la Ley y El Orden que daba ahora.
Siempre adoraba las series de investigación y misterio. Amaba los giros en la trama que hacían que el estómago diera un vuelco y que la boca se te abriera. Amaba el nerviosismo que sentías cuando una tremenda escena parece que revelará el secreto.
Hubo un suave golpeteo en mi puerta y me giré en el sofá.
¿Quién golpearía mi puerta ahora?
Me incorporé nerviosa, debatiendo sobre si debería abrir o no.
Claro que iría a abrir.
Llegué a mi puerta frontal, sujetando el pomo, girándolo y balanceando la puerta para abrirla.
Nadie estaba ahí. Mire a mi alrededor y mis ojos se concentraron en el suelo donde había una nota puesta sobre el felpudo. Fruncí las cejas mientras la levantaba y la leía.
“Finalmente te encontré.”
-H xx
Créditos a: @stripperstyles
O.O Jo fue elegida por Liam... Creo que ya presiento la identidad del que dejo la nota (claro quien no, si es más que obvio que fue el ruloso)
Promesa cumplida actualice antes de septiembre :D :D :D
¡Gracias por sus votos y comentarios! U'R THE BEST!
Dedicado a: @prinstruck para que esperes con más paciencia al mes de septiembre n.n