CAPÍTULO 20
Cicatriz
Miré la hora en mi celular, eran las 5:30am. Había tenido una pesadilla y ya no había podido dormir. Me quedé varios minutos en mi cama, simplemente viendo el techo. Ese día habían pasado tantas cosas. Casi muero ahogado, tuve una pelea con Dante y una inesperada reconciliación.
Dante está en la sala durmiendo. No puedo creer que él esté en mi casa, a tan solo unos metros de mí. Es fascinante la facilidad con la que la vida cambia. Nunca me hubiera imaginado que podría hablar y reír con él.
Tengo ganas de verlo ¿Cómo lucirá cuando duerme?
Me levanté de la cama por un vaso de agua, lo cual solo era un pretexto para verlo. Salí a la sala pero él no estaba ahí ¿Se fue mientras yo dormía? Pero... Su ropa aún debe estar mojada.
Me sentí... Tan triste ¿Será acaso que él aún está molesto conmigo? Me senté en la sala sintiéndome tan decepcionado, pero... Entonces ahí lo vi. Las puertas del balcón estaban abiertas, Dante estaba ahí, su cuerpo estaba completamente desnudo y llevaba un cigarrillo en su mano. Esa cicatriz... Luce tan bien en él.
Me levanté y caminé hasta mi habitación, tomé un cambio de ropa que creí le quedaría y luego regresé. Respiré hondo y caminé hasta el balcón.
--Vas a enfermarte aquí afuera, hace frío y estás desnudo. Traje ropa para ti
Dante tan solo me dio una mirada fugas y luego volvió su vista al frente, viendo la ciudad de noche. No parecía avergonzado por su desnudez. Recibió la ropa que le había ofrecido, se puso el bóxer y me devolvió lo demás.
--¿Te quedarás solo en bóxers?
--Me gusta dormir con poca ropa
Hubo silencio por unos instantes, me sentí un poco nervioso. Trataba de no mirar su cuerpo perfecto pero era tan difícil, joder Dante ¿Por qué tienes que estar tan bueno?
-–¿Qué piensas de mi cicatriz, Damián?
Esa pregunta me sacó de mis pervertidos pensamientos.
--Creo que es hermosa
Dios, que respuesta tan tonta, este hombre va a creer que me estoy burlando ¿Pero qué más puedo decir? Yo pienso que se ve bien.
-–Hablo en serio Damián. No me ofenderé, sé honesto conmigo
-–Estoy siendo honesto, yo pienso que tu cicatriz se ve bien en ti
--Las chicas suelen asustarse cuando la ven, creo que les da asco
--Yo no soy una chica
--¿En verdad crees eso? ¿Crees que... Me sentiré mejor si le cuento a alguien?
--Es probable
--No me gusta que la gente vea mi espalda, yo veo las reacciones en su rostro, algunos muestran miedo, otros lástima y... A otros les da asco. -exhaló el humo del cigarro- vi tu reacción Damián, fue muy diferente a la de las demás personas
--¿Eso crees?
La mirada de Dante se perdió en las luces de la ciudad, una ráfaga de viento llegó y alborotó su cabello. Su mirada transmitía tanta tristeza, parecía como si estuviese a punto de romperse.
--Fue cuando yo tenía ocho años -le dio una fuerte calada a su cigarro- era de madrugada y... Me despertó el increíble calor que se sentía en el ambiente. Mi cuarto estaba lleno de humo. Mi casa se estaba incendiando. Abrí la puerta de mi habitación y el pasillo estaba casi completamente en llamas -pude ver como su cuerpo se estremecía- corrí a pesar del miedo que tenía de quemarme, tenía que bajar las escaleras rápido pero... Algo me detuvo. Vi a mi abuela, ella aún seguía en la casa. Me adentré a su cuarto, ella estaba inconsciente en el piso, pues había respirado demasiado humo. Intenté llevarla conmigo pero... No pude cargarla, no tenía la suficiente fuerza, me sentí tan asustado y yo... -mordió su labio, pude ver el esfuerzo que estaba haciendo por no llorar- la dejé. Me fui corriendo y la abandoné, ella... Aún estaba con vida. Yo... Yo amaba a mi abuela
No sabía qué decir, quería abrazarlo, llorar con él y decirle que nada de eso había sido su culpa. Pero respiré hondo, acaricié su hombro y le regalé una sonrisa. A veces las palabras salen sobrando. Dante sonrío solo un poco y continuó.
--Corrí hasta las escaleras pero ya no había salida ahí, todo era fuego. Un pedazo de madera en llamas cayó en mi espalda y... En ese momento sentí que moriría, mi espalda se quemaba y yo estaba en el suelo sin poder moverme. No sé de donde saqué fuerzas pero me levanté, corrí con todas mis fuerzas y me arrojé por una ventana, me fracturé algunos huesos pero sobreviví.
Le dio la última calada a su cigarro pero enseguida encendió otro.
--Esta cicatriz no es un trofeo Damián. Esta cicatriz es... Humillación, me recuerda que dejé morir a alguien. Sé que yo era pequeño pero... Simplemente no puedo perdonarme. Quisiera poder ver mi espalda y dejar de sentir que el corazón se me parte en mil pedazos.
En ese momento me sentí como un completo idiota, esa cicatriz había sido lo peor que le había pasado en la vida y yo le dije que era un trofeo.
--Después del incendio todo se complicó. Como si no fuera suficiente que mi abuela hubiera muerto, perdimos la casa y nos tuvimos que mudar a un horrible departamento, de ahí en adelante todas las conversaciones giraban en torno a deudas y más deudas. Mis padres trabajaban tanto que olvidaban que tenían hijos. Me convertí en un niño tímido y miedoso. Fueron tiempos realmente malos -su mirada se veía tan apagada, pero después tomó cierto brillo- cuando tenía diez años conocí a alguien que cambió mi vida y me dio la fuerza que necesitaba. Y bueno, esa es la historia Damián, me he desnudado ante ti -dio una pequeña risa- nos conocemos hace tan poco ¿Por qué rayos acabo de contarte toda mi vida?
--Necesitabas a alguien que te escuchara ¿Ahora te sientes mejor?
--Sí, me siento mejor -me sonrió y me revolvió el cabello- tenías razón Damián
...................
Una voz decía mi nombre repetidas veces, abrí mis ojos y vi el rostro de Dante, él estaba de pie frente a mi cama, aún permanecía únicamente en bóxers ¿No piensa ponerse algo de ropa? No sé si soportaré ver por más tiempo ese cuerpo perfecto.
--Todavía tengo sueño -di un gran bostezo
-–Tengo hambre, prepara algo para comer
--No soy bueno cocinando
--Lo que preparaste anoche estuvo riquísimo
--Eres la primer persona que dice que mi comida está rica -sonreí tontamente, recibir un halago de su parte se siente tan bien- está bien, veré que puedo preparar
--Hazlo rápido, muero de hambre
-–Creo que tu ropa ya se secó, deberías cambiarte
--Bien, me cambiaré mientras preparas el desayuno
Fui hasta mi refrigerador y vi lo que había para preparar. No había mucho, necesito ir de compras pronto. Ya no había salchichas ¿Qué puedo hacer que sea del gusto de Damián? Ya no lo quise pensar más, tomé unos huevos y también jamón. Primero guisé el jamón, le agregué cebolla y chile verde, eso debía darle más sabor, también agregué pimienta y ajo, y al final los huevos. No estaba seguro si quedaría delicioso, pero en fin, ya le advertí que la cocina no es los mío.
--¡Ya está la comida! -le grité pero no hubo respuesta
La comida iba a enfriarse así que mejor decidí ir por él. Entré a mi habitación, Dante estaba ahí. Mi corazón se detuvo cuando vi lo que él traía en sus manos, era una pequeña caja de madera que en el frente llevaba grabado el mensaje "Recuerdos del amor de mi vida".
--"Recuerdos del amor de mi vida" -leyó en voz alta y dio una sonrisa algo rara
--Devuélvemela -casi me quedé paralizado, esa caja tiene fotos de Dante, si él la abre se dará cuenta de todo- ¡Devuélvemela!
Corrí hasta donde él estaba e intenté quitársela pero él no me lo permitía, esto le parecía divertido ¡Carajo! ¡Carajo!
--No sabia que eras del tipo romántico Damián ¿Qué hay en esta caja? ¿Hermosas cartas de amor? -comenzó a reír
--¡Dámela por favor! ¡Por favor!
Levantó una ceja, mirándome con placer, divertido. Sonrió aún más pero finalmente me la entregó.
--No pensaba abrirla Damián -sonrió- pero fue muy divertido ver tu reacción, debe gustarte mucho esa chica
Puso su mano en mi hombro y volvió a sonreír, después salió de la habitación. Mi corazón volvió a su lugar. Eso estuvo tan cerca, todo lo que he logrado estuvo a punto de irse al carajo, todo por esta estupida caja. La tengo desde que iba en la preparatoria, aquí es donde guardé las pocas fotografías que pude conseguir de Dante, ¿Cursi no? Pero sí, en preparatoria yo era todo un romántico. La idea era deshacerme de ella, quemarla o algo por el estilo, pero por un motivo u otro jamás lo hice. Suspiré y metí la caja debajo de la cama, ya después me encargaría de desaparecerla.
Respiré hondo y salí a la cocina. Dante ya había empezado a comer. Me acerqué a la estufa y tomé un plato para servirme mi comida.
--Te lo has acabado todo -lo miré fulminante
--Te dije que tenía hambre
--¡Yo también tengo hambre!
--Entonces debiste hacer más
--¡Eres un desconsiderado!
--Ya, ya, tranquilízate. Cocinas delicioso y simplemente no pude detenerme y cuando me di cuenta ya me había acabado toda la comida. Cocina un poco más ¿Sí?
Me sentía molesto pero escucharlo elogiar mi comida hizo que mi humor mejorara. Tuve que contener una sonrisa. Saqué mas huevos del refrigerador y comencé a cocinar.