EXPERIMENTOS LOS ORÍGENES, DO...

By CarlosMauriciojr

2.8K 180 52

Este libro forma parte de la saga Experimentos Los Orígenes pero no necesitas leer Inmunes para entenderla El... More

DEDICATORIA
Primera Parte
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Segunda Parte
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
Tercera Parte
22
23
24
25
26
27
28
29
30
Epilogo
NOTA DEL AUTOR
ELENCO

11

74 7 0
By CarlosMauriciojr

Shane

—Ya esta lista, Señorita Whintinfield —Héctor me sorprendió haciendo su clásica aparición en entrada de mi cuarto, como solía hacerlo todas las mañanas.

—Sí, Héctor —Clásico de Héctor.

En un segundo me encontraba dando los últimos detalles a mi maquillaje y al siguiente él estaba parado en la entrada de mi habitación, contemplándome como sí yo fuese su hija.

—Solo me faltan unos cuantos detalles —sin duda una hermosa imagen que veía a través de mi espejo, como un recuerdo del gran amigo al que tal vez no volvería a ver jamás.

Héctor.

Un anciano de casi setenta años que cuidó de mi y me enseñó lo que es el amor.

—¿Esta todo en orden?

—Sí —deseaba poder mentir, pero el tono frágil de mi voz logró delatarme.

—No parece estarlo.

—¿Por qué lo dices?

—El tono rojo carmesí de sus uñas no combina con el rojo marrón que colocó en sus labios; Y su mejilla derecha ya tiene demasiado rubor.

—El tono resalta mejor el color de ese punto. Además es una nueva moda, Héctor.

Me sentí avergonzada al no poder combinar esos estúpidos tonos, porque eso era lo que hacía Héctor sentir la obligación de ayudarme, como sí yo fuese una niña estúpida que no pudiese reconocer la diferencia entre carmesí y marrón.

Yo.

Shane Wintinfield.

La hija de la dictadora Marron Wintinfield estaba teniendo problemas para combinar los tonos en el día de su cumpleaños numero 22.

—Recuerde que el rubor puede afectar el tono de piel —Héctor tuvo que colocar todo en su lugar—. Todavía tiene problemas con eso, cierto.

—Solo cuando me siento nerviosa.

—En ese caso debería respirar profundamente antes de empezar, recuerde que yo no voy a estar con usted siempre.

—Lo sé, Héctor.

—Debe tranquilizarse, digo. No comprendo el por qué se siente nerviosa, Señorita Wintinfield. Hoy es el día en que usted empezará a tomar las elecciones como un miembro Perfecto —yo no quería hacer eso— ¿No se siente emocionada?

—Sí lo estoy

—Usted ya esta en la cima. Hoy se muda a su nuevo departamento y tendrá acseso a apostar por Imperfectos. Por no decir su herencia. Ya solo esta a tres años de heredar el puesto de su madre.

—Ya lo sé Héctor y en verdad no sabes como lo deseo —volví a mentir— es solo que no me siento segura.

—¿Por qué? ¿Acaso no tiene idea de qué hacer con los Imperfectos que usted gane en los torneos? ¿O de las ocasiones que usted va a tener que donar su vientre para la reproducción?

—Eso ocurre sí el aparato reproductor es fértil y solo debo hacerlo tres veces.

—Y tiene derecho a poder quedarse con un miembro, siempre que sea alguien del Sexo Perfecto y usted lo deseé.

—Así es.

Mi miedo no era por la duda de lo que ahora me iría a deparar ya que era un miembro adulto, sino lo que haría con ese poder.

No tenía un corazón tan frió como el de mi madre o Riley para tener Imperfectos haciendo lo que yo quisiera.

—Señorita Wintinfield —Porque había aprendido lo que era estar encariñada con alguien.

—Hector —como un simple destello mis instintos primarios me obligaron a abrazarlo, como nunca antes lo hubiese hecho— ¡Hector! —porque había una gran verdad dentro de mi deseando poder salir.

—Shane —y Héctor la sentía.

Hoy era el día en que me volvía una adulta.

Un miembro que ya no necesitaba de un niñero.

Sí eso pasaba Héctor iría a ser enviado a otra área de trabajo, eso sí no era asesinado por no cumplir un capricho de mi madre.

—Todo va a estar bien, no tiene por qué preocuparse.

—Pero Héctor. Tú eres todo lo bueno que me ha sucedido en la vida. Sí mi madre te asesina yo...

—Shane.

—¡Te necesito Héctor! ¡Y no quiero perderte!

—Sí ese es mi destino, entonces debo aceptarlo —Héctor estaba convencido de que la realidad era más fría de lo que podía aparentar—. Usted es un miembro del Sexo Perfecto, Shane. No tiene por qué preocuparse por alguien como yo —sujeté su espalda con más fuerza para no poder soltarla—. Un Imperfecto

Yo no podía ver a los Imperfectos como simples juguetes.

—¿Qué pasará contigo?

—Su madre es quien toma esa decisión.

—¿Y sí te asesina?

—Ese es el destino de un Imperfecto cuando no hace bien sus labores o ya no es necesitado.

—Pero Héctor.

—Usted no tiene que preocuparse por mi. Solo soy un Imperfecto.

—Eres más que eso para mi —y al soltarlo pude ver sus ojos con claridad— tu me criaste desde pequeña. Me cuidaste..., estuviste en todas las veces que mi madre no estuvo.

—Porque ese es el trabajo de un Imperfecto. Servir siempre a un Perfecto —y repitió su rutina ante el espejo como lo hacía siempre.

Me ayudó a levantarme y a dirigir mi mirada hacía el espejo.

—Un miembro del Sexo Perfecto debe tomar decisiones frías, aun cuando el costo sea difícil —pero yo sabía que en su interior Héctor odiaba hacer uso de esa palabra— por eso debemos de cuidar que todo salga bien — su tono de voz también lo estaba delatando.

Héctor tampoco quería que este día llegará, porque podía ser el día en que su vida iría a cambiar.

Todo en lo que creía poder conocer de él se había ido.

Ese amor y cuidado que me dedico ya no iba a existir más.

Porque mi madre ya no le iba a otorgar esa tarea.

—¡Shane! —y mi día ya iba a empezar.

Mi madre me estaba esperando en el piso de abajo con el desayuno ya servido y yo debía de llegar antes de que amenazará a otro Imperfecto con asesinarlo.

—No se preocupe por mi, le prometo que estaré bien —Odiaba tener que admitirlo, pero la verdad estaba ante mis ojos.

Veía el reflejó de Héctor fingiendo confianza y alegría para encubrir todo ese dolor que tenía atrapado dentro de su ser, como yo.

Era obvio que deseaba tanto poder escapar pero la verdad era que él tenía la misma opcion que yo.

Seguir.

—Listo —aunque el maquillaje ya se veía arreglado mi rostro todavía estaba reflejando esa lastima que en el fondo sentía por Héctor—. Todo va a estar bien.

Deseaba tanto poder volver a abrazarlo.

Sujetar su espalda y sentir que no debía de seguir con las estúpidas normas del régimen solo por ser un miembro del sexo Perfecto.

Pero nadie podía escapar de este sistema.

Solo debía seguirlo.

—Gracias Héctor —lo miré a los ojos de tal modo que mi mente pudiera concentrarse en ver su rostro, porque tal vez esa iba a ser la última vez que lo vería con vida.

Héctor.

Un Imperfecto sin voluntad como cualquiera de los otros a quienes tuve que saludar en camino al gran comedor, donde mi madre estaba esperándome frunciendo su clásico sentimiento de desagrado.

—Llegas tarde, Shane.

—Tuve unos problemas con el maquillaje.

—Esos no es una excusa. Ya tienes 22 años.

—Lo sé madre.

—El maquillaje es primordial. Ya deberías dominarlo.

—De veras lo siento madre.

—No importa, como quiera a partir de hoy ya empiezas a vivir en otra casa, así que eso ya no va a ser un problema para mi —nunca entendí el por qué Marron decía eso cuando solo se trataba del maquillaje en mi rostro—. Pero qué más dá. Hoy vas a mudarte a tu nuevo departamento. ¿Empacaste todas tus cosas?

—Sí, madre.

—¿Y actualizaste tu numero de trasferencia?

—Lo actualicé la semana pasada.

—Eso espero, porque sí no lo haces te vas a quedar sin dinero.

—No va a ocurrir madre. La trasferencia fue actualizada y recibo una notificación cada primer día de la semana.

—Perfecto. Ahora, volviendo al tema; hoy se hará tu fiesta de cumpleaños durante el Torneo de la Vida. Y como eres mi hija se te dará la oportunidad de apostar por veinte miembros en lugar de diez.

—¿Dijiste veinte?

—Es un premio que se les da a personas como nosotros. Riley Arnowin también lo tuvo.

—Pero ella no...

—Es un secreto que se debe mantener, Shane. Tienes derecho a apostar por veinte miembros y se te dará un presupuesto de cincuenta millones de créditos.

—Pero eso es mucho dinero, madre.

—Son privilegios que se les dá a miembros de nuestro nivel. Recuerda que tu abuela fue quien escribió esas reglas.

—Lo sé, madre pero es mucho dinero.

—Y puedes duplicarlo, siempre que sepas apostar bien.

—¿Pero qué haría con ese dinero, sí se supone que tu vas a solventar mis gastos hasta que reciba el cargo de dictadura?

—Arreglar tu departamento.

—¿Qué?

—El departamento. También puedes comprare ropa y darte algunos privilegios que un miembro del Sexo Perfecto necesita —como sí fuera a usarlo para otra cosa— y deberás de ver reflejado el dinero que ganes.

—Sí madre.

—Espero que sepas como hacerlo.

—Mireya Arnowin me dio unos consejos de cómo apostar.

—Ojalá te funcionen. La primera vez que aposté gané solo treinta millones de créditos.

—Eso espero —Mi madre no se veía preocupada por mi.

Ella solo se enfocaba en verme como sí fuese un problema al que se ira a deshacer.

—¿Tienes alguna duda?

—Solo una.

—Dímela.

—¿Qué hiciste con los primeros Imperfectos que ganaste?

—Los usé como sirvientes.

—No, me refiero a cuando los obtuviste. ¿Acaso te mudaste con ellos?

—Así es.

—¿Estuviste sola con ellos?

—Por supuesto que no.

—¿Entonces?

—Tuve una escolta, como la que tu vas a tener. Ellos se encargaron de vigilar a los Imperfectos y de protegerme de cualquier mala conducta hasta que aprendieron a respetarme. Y eso mismo va a tener que ocurrir contigo. Recuerda que nosotras somos quienes tenemos el poder.

—¿Y cómo voy a hacer eso?

—Lo sabrás en su momento. Afortunadamente no vas a estar sola.

—¿A qué te refieres?

—Debido a unas complicaciones. El régimen accedió a que los miembros que se mudasen por primera vez tuviesen la oportunidad de tener un compañero.

—¿En serio?

—Sí, o acaso creíste que te iba a dejar vivir sola.

—No madre, claro que no.

—Pero recuerda que es solo hasta que cumplas los 25 y heredes el régimen.

—Claro —y con eso mi temor se fue desvaneciendo.

Era obvio que Marron no me iba a dejar ir tan fácilmente porque iba a heredar algo que cualquier otro miembro daría su alma por obtenerlo.

—¿Y quien va a ser mi compañero?

—La hija de Mireya Arnowin —pero la sensación no duró mucho.

—¿Riley?

—Es una chica adorable. Además Mireya estaba deseosa por probar el proyecto en ti.

—¿Cómo? ¿Acaso soy...?

—Velo de esta forma, Shane. Eres la primera en probar un proyecto que podría beneficiar el futuro de muchos miembros del Sexo Perfecto —sí es que no terminaba suicidándome antes— ¿Qué opinas?

—Que es genial —aunque en el fondo sentía lo contrario.

Era oficial.

Hoy iba a ser un terrible cumpleaños.

Había perdido lo que más quería a cambio de tener a Riley Arnowin como compañera.

¿Acaso esto no podía poderse peor?

Continue Reading

You'll Also Like

357 55 6
Relatos cortos sobre las vivencias de los personajes nacidos de mis historias anteriores y que no fueron plasmadas en la historia central.
102K 7.4K 30
un joven de 22 años, fanático de Ben 10 viaja a ese universo luego de morir en un trágico accidente, estará preparado para enfrentar los peligros de...
288K 16.3K 21
-Esto... doloroso...-dijo una voz femenina -Padre e hijo, se fueron juntos. Dos hermanos que no pudieron encontrarse por culpa de un gobierno corrupt...
82.1K 12.7K 37
Llovía, y ese día había recorrido el campus al trote, pensando que nada malo podría ocurrir. Hasta que se encontró de frente con ella... Y la miró...