"Hay una historia detrás de cada persona. Hay una razón de por qué son lo que son. No es tan sólo porque ellos lo quieren. Algo en el pasado los ha hecho así y algunas veces es imposible cambiarlos..." Sigmund Freud.
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Alejados de la aldea, entre flamantes y gigantescos árboles. Un bosque bastante curioso, pero familiar incluso para ambos. Obito soltó un bufido, mientras seguía el paso del frívolo Uchiha a su costado, como si de un polluelo se tratase. Apenas y podía mantener el ritmo, ¿qué clase de Uchiha estaba siento?
¿O es que el calor lo estaba matando lentamente? No estaba seguro.
Lo único que si podía asegurar, es que Madara caminaba bastante rápido y que él estaba a punto de colapsar. El sol mataba sus ojos y quemaba su piel descubierta, incluso las gotas de sudor que corrían por su frente se sentían ardientes y quemaban su piel.
Es inhumano, se dijo.
Llevaban en ese rumbo por casi cuatro días sin un solo descanso, incluso si fácilmente podían utilizar el Kamui de Obito para llegar más pronto. No obstante, Madara pretendía aprovechar todas las oportunidades para mejorar la resistencia de su sobrino, que era lo que demostró tener más falta en su entrenamiento. Además, él era bastante a la vieja escuela, casi como Tobirama. Y no utilizaría un poder que facilitaría las cosas, pues fácilmente quitándole los ojos ese poder sería inútil y era mejor nutrir sus habilidades desde el comienzo, aunque no fuese nada fácil.
Madara tenía sus propias reglas y Óbito por consecuencia, debía obedecerlas si quería hacerse más fuerte. Por más que le costase.
—Madara-sama... —espiró el Uchiha, tragando saliva al final— ¿Falta mucho? Tengo que orinar, es urgente.
El rostro de Obito parecía el de un chiste, y Madara ni se molestó en voltearse a verlo o siquiera, responder. Solo siguió su camino y lo dejó atrás, pues lo ideal era llegar ese mismo día, por lo que una parada solo retrasaba las cosas.
Lo que habían descubierto en aquella aldea necesitaban hacerlo saber cuanto antes, no importaba si debían de volver tiempo después.
—Madara-sama... —canturreó Óbito con agobio, esta vez posando ambas manos en su entrepiernas. Madara le observó de re-ojo y dio un suspiro.
—Queda poco. —gruñó— Aguántate.
—¿Cuánto es poco? —insistió el de cabellos ennegrecidos, su rostro algo angustiado mientras intentaba seguir el paso de su líder.
—Dos aldeas.
—¡¿Dos aldeas?! —exclamó Obito— ¡Eso no es poco! ¡Madara-sama solo será una parada lo juro! ¡Si no lo hago me voy a orinar! ¡Por favor! ¡Mi dignidad!
—¿Tienes dignidad?
—¡Claro que tengo! ¡Por favor!
¿Acaso de verdad lo creía capaz de ajustar su vejiga hasta llegar a Konoha? ¿Por quien lo confundía? ¿Un monstruo? Era un Uchiha, tampoco era Dios.
—¡Me voy a orinar!
Madara contó hasta diez y se tomó la sien con uno de sus dedos, sin dejar de caminar mientras se recordaba una y otra vez no asesinarle porque le era útil. Además de no entender como resistió esos tres meses de entrenamiento junto a él. Porque a veces Obito solía ser muy exasperante.
Era peor que tener a un niño de cinco años. Mucho peor.
Incluso se comportaba más un falto mente que Izuna en ocasiones. Los genes de Kōga eran de lo peor.
—Pudiste aguantar muchos meses sin estar con Izune, dos aldeas sin orinar es nada. —espetó, su semblante bastante serio y un tanto frustrado— Además, te ofrecí una parada en Sunagakure y te negaste. Tenemos que llegar lo antes posible.
—¡Pero ahí no tenía ganas! —insistió— ¡Además lo de Izune es distinto, la psique y el corazón aguanta si se lo digo pero mi vejiga no! ¡Ella se manda sola!
—¿Quien? ¿Izune?
—¡No! —casi gritó— ¡Mi vejiga!
Madara soltó una inevitable risa pequeña, mientras frenaba ante el rostro angustiado y desesperado de su sobrino. Realmente le recordaba a viejos tiempos.
—¡Además podemos usar el Kamu-
—Tienes un minuto. —ordenó de golpe, volviendo a mantener su compostura de brazos cruzados y su semblante serio. Obito se sorprendió.
—¡¿Un minuto?! ¡Madara-sama eso es..!
—Tic tac, ya te quedan 58 segundos.
—¡Aggh!
Sin soltar una palabra más sobre la situación, Obito corrió como si su vida dependiese de aquello y se ajustó a un arbusto un tanto lejos, pero no tanto, de Madara. El mayor podía observar su espalda desde donde estaba, al igual que oír el suspiro de alivio.
—¿Te cortaste el cabello? —preguntó Madara, como si recién lo hubiese notado. Aunque no quisiera admitirlo, lucía mayor e incluso más maduro.
En el exterior, claramente.
Obito asintió con su cabeza, mientras subía el cierre de su pantalón al terminar. No pudo evitar que otro suspiro se escapara de su boca, pues había aguantado durante mucho tiempo.
Realmente era un alivio.
—Usted también debería cortarlo, con el calor que hace... uff. —dijo, mientras una sonrisa burlona se posaba sobre su rostro, a la vez que sacaba un agua embotellada de la otra dimensión para lavar sus manos— No quiero imaginar la maraña de piojos que debe haber ah-Auch!
—No te pases. —gruñó Madara, esta vez dando la espalda al muchacho para seguir caminando.
Obito refunfuñó por lo bajo, guardando nuevamente el agua para secar sus manos en el chaleco jōnin que traía puesto.
—¿Tobirama sabe que vamos en camino? —preguntó Obito de pronto, siguiéndole el paso al líder del clan Uchiha.
—Sí, —respondió— Hashirama es quien no sabe.
—Oh... ya veo. —arrugó el entrecejo, pensativo— ¿Entonces lo de la piedra y el chico solo lo debe saber Tobirama?
—Exacto.
—¿Y qué pasará con Ukitake?
—Lo verás muy pronto.
Obito sonrió, esta vez posando ambos brazos tras su nuca para caminar un poco más relajado. Dos aldeas, solo eso quedaba para volver a su hogar o lo que alguna vez lo fue después de tanto tiempo. Lleno de recuerdos y emociones fuertes, pero no se dejaría caer.
Él ya no era el mismo de antes.
O eso creía.
(...)
—¡Oí! ¡Itachi!
Sasuke corrió a todo pulmón y frunció el seño al por fin dar con el paradero de su hermano dentro del cuartel Anbu. Itachi volteó ante el llamado y se quitó la máscara, algo confundido mientras veía como Sasuke se agarraba las rodillas, jadeante por la corrida. Aunque, más le sorprendía la compañía que tenía.
—¿Sucedió algo? —preguntó, su expresión nula ante el sudor de su hermano y la chica— ¿El Hokage me llama o algo?
Sasuke arrugó la nariz, un tanto molesto.
—¿Cómo qué "sucedió algo"? —imitó su voz con molestia, a lo que Izune medio rió— ¡Mañana son los exámenes chunnin, estúpido! ¡¿Acaso no deberías estarme enseñando técnicas?! ¡¿Eh?!
—Bájame el tono.
—Bijimi il tini. —imitó el menor, esta vez cruzando sus brazos con molestia. Itachi enrodó sus ojos e Izune alzó los hombros con gracia.
Eran nervios. Ambos lo sabían, incluso si Uryu ni Neji estaban en la competencia. Era Naruto el problema esta vez.
Oh, Uryu.
—Está nervioso, apóyalo. —medio murmuró la Senju, ignorando sus pensamientos, para luego darle un leve codazo al Uchiha, quien se sonrojó un poco y negó toda acusación.
Itachi dio un suspiro y posó ambos dedos en la frente del adolescente, como era costumbre entre ambos. Sasuke trató de correrse por vergüenza pero fue en vano, después de todo era algo que necesitaba.
Izune cruzó sus brazos y medio sonrió ante el sonrojo del menor.
—Te irá genial, ya verás. —dijo— Serás mejor que yo, te lo aseguro. No necesitas mis técnicas.
—Si si, lo que digas. —gruñó el menor— Igualmente quisiera tu capacidad de Genjutsu, pero eres egoísta y la quieres solo para ti.
—No seas grosero, Sasuke. Te dije que eso venía después del examen chunnin. —reprochó la de cabellos grises y él refunfuñó— A todo esto, ¿podrías ir y decirle a Fugaku-sama que más tarde debo hablar con él?
—¿Y para qué? —Sasuke bufó.
—No seas metiche, solo avísale y ya. —regañó ella, al ver el rostro confundido del menor. No obstante, tras un bufido salió del cuartel a pasos vagos. No podía desobedecer a quien lo había estado entrenando durante esos meses.
Izune soltó un enorme suspiro apenas Sasuke salió del cuartel, esta vez quitando su sonrisa fingida para enfrentar a Itachi. Como solía hacerlo siempre.
En realidad, a eso había ido pero por lo visto no se pudo quitar a Sasuke del camino. Aquello la ayudaba de cierta forma, pues así nadie sospechaba sobre ambos.
—¿Y? ¿Qué ha dicho Tobirama? —preguntó, dando pisotadas nerviosas en el suelo— ¿Novedades? ¿Ukitake, Uryu? ¿El bebé? ¿Algo?
—Izune, es confidencial... —se quejó el Uchiha, un tanto cansado de siempre obtener las mismas preguntas— No es algo que pueda llegar y decírtelo como si nada.
—Oh vamos, —le dio un leve empujoncito amistoso e Itachi enrodó sus ojos— Llevas así todos estos meses, no es algo que no hayas hecho antes.
—¿Tu terapeuta está de acuerdo con esto? —alzó una ceja e Izune mordió su labio.
—¿Si...?
—Izune, vas bien. —suspiró el Uchiha— Es mejor que no sigas metiéndote en estos temas, tómalo como un consejo de un amigo.
—¿Como quieres que no me meta si de partida todo esto empezó por mi? —gruñó en voz baja, pues comenzaron a transitar un par de anbus y más de alguno se les quedó viendo.
—Te entiendo, pero...
—¿Como quieres que esté tranquila si era mi alumno el que causó todo este desastre? ¿Eh?
—Izune, yo sé pero...
—Ni siquiera sé dónde está Tsunade. —suspiró, un tanto rendida— Mira, no estamos haciendo nada malo. Solo me estás comentando lo que sucede tras bambalinas, no es como si yo fuera a hacer algo al respecto con esa información... ¿O acaso lo he hecho antes, Itachi?
Itachi tragó saliva.
—No.
—¿Entonces?
Itachi balbuceó un poco y tras un rasquido de nuca, finalmente cedió. Después de todo era cierto, en esos tres meses ella no había dicho nada al respecto sobre la información que le confiaba. Aún así, sentía que traicionaba algo o alguien y no era muy grata esa sensación.
—Creo que quieren buscar a esa persona que nombró Ukitake la otra vez, están armando un grupo de búsqueda. —espiró en voz muy baja, un tanto frustrado — Pero no dijo más sobre eso, creo que sospecha de nosotros. Por eso te digo que no es prudente que te esté diciendo estas cosas.
Izune bufó.
—Tobirama es bastante astuto, tanto que asusta.
—Sí, lleva así semanas. —apoyó Itachi— Espero que no oculte nada más grave que eso.
—Lo mismo digo. —Izuna frunció el seño— ¿Tu estarás en ese grupo de búsqueda?
Itachi alzó los hombros.
—No lo sé.
Un silencio inundó la habitación por un segundo y luego la voz de Itachi la hizo ruidosa otra vez.
—¿Qué tal vas con Shisui?
—Si quieres saber de él, esa no es la pregunta... Itachi. —Izune se tomó la sien, algo cansada mientras ayudaba a Itachi a recoger el papeleo que había dejado por hablar con ella— Sé que igual te preocupa.
El muchacho no respondió, a lo que Izune medio sonrió.
—Estamos bien. —dijo, entendiendo su silencio— Y estoy segura que lo estaremos por bastante tiempo.
—Me alegra escuchar eso.
Izune pretendió contestar aquello, sin embargo, sonó la alarma que avisaba el llamado de los Anbu, por lo que Itachi tendría que despedirse.
—Lo siento, Izune. —dijo, nuevamente ubicando su máscara— Nos vemos mañana en los exámenes.
—¡Nos vemos mañana!
Izune lo vio irse y luego salió del cuartel, observó una banca frente a ella y no dudó en tomar asiento, pues aún tenía que esperar a Sasuke. Realmente tenía que hablar con Fugaku, aún no lograba comprender su sharingan del todo y él era la única persona en la que podía confiar. Además de hacerlo entender que no fue culpa de Tobirama el tema de la masacre, sino de Ukitake como tal.
Pero por como lo planteaba Itachi, no sería nada fácil. Sin embargo, tenía que hacer algo, no podía quedarse de brazos cruzados. No después que hayan dejado en estado vegetal a su alumna.
No se lo perdonaría jamás. Incluso si eso le costase la vida.
Aunque... tampoco esperaba lo que estaba a punto de suceder.
// Espero hayan disfrutado la lectura, esto es un mundo alterno que igualmente puede traer spoilers.
¡Hola! ¿Como están? Tiempo sin saber de ustedes!!!! Bueno, lo prometido es cumplido y me disculpo de antemano si el capítulo está corto :( aún estoy volviendo recién y tengo muchas cosillas para capítulos posteriores, así que espero entiendan y les guste esta vuelta al sol!
GRACIAS POR LA PACIENCIA Y POR HABERME ESPERADO ESTE TIEMPO Y POR EL APOYO, NUNCA PENSÉ QUE FUERA TANTO, GRACIAS!💗
Nos vemos la otra semana! (Recuerden que dije que serían capítulos semanales)