Este es el final de una historia pero esto va aunado al inicio de una nueva vida.
Yulia lo sabía a la perfección ya que al alejarse de Lena supo realmente analizar las cosas y su objetivo es poder encontrar la felicidad teniendo el consuelo de que Lena también lo sería, ya que bueno para cualquiera es difícil estar enamorado y más si es alguien tan apegado como una mejor amiga en su momento. Ya que el pasar de los meses ha hecho reflexionar acerca de su vida y sobretodo de su vínculo con Lena.
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Quizás todo era por algo que sería bueno para el futuro el inexorable paso del tiempo, tendrá mucho que decir, en ese instante después de despertar a las seis de la mañana, mandó un mensaje a Nastya y a su madre avisando que partiría a San Petesburgo, ya que ella no quería seguir viviendo en Moscú; ya que la nostalgia le carcomía. Pediría su transferencia de la universidad, cambiaría su estilo de vida.
Tomó un trago de leche mientras lanzaba algunas maldiciones.
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Llegó la hora de la verdad, ya se encontraba en el aeropuerto con dos horas de antelación, no dio aviso a ningún individuo más ya que no quería que nadie le quisiera convencer de quedarse. No es como si ella tuviera demasiados amigos, pero estaba bien,tal vez se lo echarían en cara en algún momento el no haber avisado absolutamente nada.
Parecía un capricho a simple vista, sin embargo era lo correcto se repetía mentalmente como si de un mantra se tratase.
Un conjuro mágico eso deseaba ella, quería olvidar todo el dolor, el caer en depresión y conocer que olvidaste gran parte de ti, como si tu existencia hubiese sido fantasmal o una especie de maldición para el universo donde te encuentras.
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— Si no te agradan las espinas, mejor no aceptar rosas ¿no es verdad? —
Yulia suspiró con cierto agotamiento, este no era físico sino mental.
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El vuelo duró alrededor de 48 minutos después de llegar al aeropuerto tomó un taxi, que la ayudaría a dirigirse a su nuevo hogar, rentar una casa a pesar de que no fuera su plan original le ayudaría a estar bien, afortunadamente consiguió un lugar barato y se quedó allí.
La vida fue pasando y los días ya no se podían contar desde que se fue de Moscú, se transfirió a una nueva universidad en San Petesburgo y comenzó de cero.
La vida da muchos giros inesperados.
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Han pasado 8 años desde aquella partida y no volvió a saber nada de su antigua vida.
Actualmente contaba con 29 años y un trabajo como jefa del área de Mercadotecnia de la empresa «Cutie Makeup»
Su vida estaba bien, aunque hasta cierto punto se sentía vacía llegaba a casa siguiendo una rutina que especificaba comer, trabajar y dormir a veces miraba películas acompañada de su perrita "Viky"
A veces salía a beber con colegas del trabajo por simple aburrimiento, su vida era relativamente monótona.
Enamorarse ya no estaba en sus planes, ya que cuando al fin superó a Lena y salió de la depresión en la que estaba sumida simplemente dejó de preocuparse por algo tan banal en apariencia.
Nunca esperó encontrar a Lena como la conductora del auto que le chocó accidentalmente.
"Vaya que la vida es una hija de perra"