EXPERIMENTOS LOS ORÍGENES, DO...

By CarlosMauriciojr

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Este libro forma parte de la saga Experimentos Los Orígenes pero no necesitas leer Inmunes para entenderla El... More

DEDICATORIA
Primera Parte
1
2
3
4
5
6
7
8
9
Segunda Parte
11
12
13
14
15
16
17
18
19
20
21
Tercera Parte
22
23
24
25
26
27
28
29
30
Epilogo
NOTA DEL AUTOR
ELENCO

10

71 6 0
By CarlosMauriciojr


Connor

—Vamos Connor, ya es hora de desayunar —era logico que Padre tenía demasiadas cosas en la cabeza que le impedían ver lo que ocurría en su entorno—. O sí no tus hermanos lo devorarán todo— como el hecho de que solo me faltaba colocarme las botas

—Ya voy Padre —até las agujetas, cuidando de que no quedarán zafadas, ya que ahora tenía más tiempo para darle atención a ese tipo extraño de detalles.

—¡Connor! —y Padre lo sabía.

Él manteía su rutina de tener que levantar a sus hijos y advertirles que el desayuno ya estaba servido porque en cualquier momento los hermanos mayores lo devorarían como fieras salvajes, pero la verdad era que ahora las cosas eran muy distintas.

Tyler ya no estaba.

Los días en los que Tyler devoraba los desayunos hasta que el último pedazo de alimento desapareciera y yo terminaba comiendo las pocas sobras que Wayne lograba rescatar se habían terminado.

Ahora podía huevos, naranjas y tiras de tocino.

Padre, en cambio, se sintió devastado, ya que Tyler pudo ser el segundo hijo en lograr salir de las Minas Delta, pero no tardó en superarlo ya que esa era una labor de los padres.

Dejar ir a los hijos.

Además Tyler era el ser más despreciable de la tierra.

Nadie lo iba a extrañar.

Pero no todo continuó como lo esperé.

—Oye Padre —Mi voz parecía preocupada, ya que en mi interior no me sentía con las suficientes fuerzas como para poder liberar mis miedos— ¿Acaso...?

—No Connor —pero no necesitaba decirlo ya que Padre lo comprendía—, no creo que vaya a pasar.

—Pero Padre.

—Mejor olvídate de eso, recuerda que hoy es un día especial —y en esto tenía razón.

Era el cumpleaños numero 21 de Nick y todos mis hermanos estaban reunidos en la mesa.

O por lo menos todos los que ahora eran los hijos de Padre.

Habían pasado dos meses desde que Clint fue seleccionado para trabajar como un guardia, luego de que logró cumplir los 35 años; la edad que el régimen pide para poder elegir ser algo más que un simple minero y darle honra a Padre ya que Clint se convirtió en el primer hijo en poder cruzar todas las minas.

Incluso, antes de irse, nos dijo que nunca nos olvidaría y que no debíamos de tener fe de que cualquiera de nosotros podía ser el próximo.

¡Clint era la prueba!

Pero parecía ser más fácil decirlo que vivir-lo porque Wayne desapareció un mes después de que Tyler lo hiciera.

¡UN MES!

Eso me dejó a mi como el nuevo hermano mayor y en el próximo blanco.

¿O acaso tenía alguna probabilidad tenía de ser el próximo en cruzar las minas Delta y Gama?

—Vamos, no te desanimes. —Padre no quería que perdiera la fe porque eso era lo que nos mantenía unidos—. Recuerda que Clint lo logró.

—Sí —Era lógico que no quería verme triste en el día de hoy.

Me acompaño en el camino al comedor, actuando de manera desapercibida porque era lógico que él no quería que el cumpleaños de Nick se arruinara ya que era un momento especial. Por fin era su turno de entrar a las minas Delta y también mi oportunidad de tener un poco más de paz con él, ya que no me había dirigido la palabra desde el día que perdimos por culpa de mi desmayo.

Sin Wayne en nuestra familia ya no podía remediar el error porque nuestro equipo quedó disuelto, y ahora no podíamos jugar sino hasta que uno de nuestros hermanos tuviera 18 años.

Y el más grande 15.

—Felicidades, Nick —en cuanto llegué al comedor pude ver que todos mis hermanos ya estaban desayunando.

Nick escogió el asiento donde antes se sentaba Tyler, y actuó como sí mi presencia se hubiese exterminado.

—Nicolás —Pero reaccionó ante el alago de Padre—. Felicidades.

—Padre, sabes que me llamo "Nick".

—Lo sé, Nicolas. Pero en un día como hoy debo de respetar el nombre que te di.

Y para una gran sorpresa Padre le preparó a Nick un pastel.

¿Por qué él no hizo eso conmigo?

¡Ah!, lo había olvidado.

Tyler.

El devorador de alimentos.

Nick tomó una rebanada y dividió el resto entre todos nosotros, excepto conmigo.

Padre tuvo que darme un pedazo y rogarme porque no le dirigiera la mirada ya que comprendía la situación.

Le había fallado en una gran oportunidad que teniamos y ahora no podíamos repetirla, a menos de que pudiésemos vivir lo suficiente como para darle el tiempo a Calvin de que cumpliese los 18.

Todos tomamos nuestros almuerzos, luego de que el desayuno terminó, y nos fuimos a la parada del autobús.

—Oye Nick —Calvin rompió el silenció al ver que Nick permaneció sin decir una sola palabra desde que salimos— mi cumpleaños es en dos meses.

—Lo sé, Cal —Nick habló con poca gravedad, como sí no se sintiese feliz—. Cumplirás 16.

—Así es. En dos años podré jugar LaserTag, no crees que cuando eso pase pueda revivir el equipo.

—La verdad no lo se, Cal. Recuerda que en las minas Delta es donde suele desaparecer el 85% de la población.

Odiaba tener que ver a Nick reflejando todo ese odio hacía mi por medio de esa frívola mirada.

Era lógico que aunque le diese un millón de créditos él nunca me iría a perdonar por la tontería que hice, ya que tal vez no iba a poder tener la oportunidad para enmendarlo porque ahora solo eramos dos.

Pero debía de continuar.

¡No podía detener mi vida por culpa de un estúpido videojuego!

En cuanto el autobus apareció todos lo abordamos y durante el camino permití que Nick no me dirigiera la mirada, ya que él parecía estar concentrado en otras cosas, como el hecho de que ahora le tocaría estar en las minas Delta, el lugar donde habían desaparecido casi todos nuestros hermanos.

—Buena suerte hermano.

—Gracias —me respondió—, ojalá no desaparezcas hoy.

Y con eso el día comenzó.

Fue asignado al sector G punto 412. Ahí era donde normalmente los solía encontrar piezas trasparentes con forma de piedras.

Los guardias se mantuvieron a un rango no menor a los tres metros de mi presencia ya que ahí era donde ellos debían de estar más al pendientes de los robos por parte de los Imperfectos que no solían dejarse controlar por el brillo de las piedras.

—¡Oigan se lo juro!, ¡es solo una pieza!, ¡nadie lo notará!

Aquí el lugar perfecto para que Nick pudiera ser atrapado.

¡Ojalá que no sea lo bastante estúpido como para retar a la suerte!

Él siempre traía a la casa piedras de colores rojo y verde, que solía aparecer en las Minas Alpha. 

A veces me preguntaba como lograba esconderlas de Padre, ya que él siempre hacía limpieza mayor en cada habitación, pero él solo me respondía con sus clásicas palabras "Hay tantas cosas que no sabes de mi".

Ojalá supiera la forma de hacerte entender que lo del juego fue solo un error.

¡A todos nos pasa!

—¡Miembros! —Como querer desconectarse de la realidad por unos minutos— ¡es hora de las donaciones!

Pero no podía.

Hoy era día de donaciones.

Los guardias tenían mayor control de nosotros en estos días, ya que siempre era en estos cuando solían desaparecer los miembros.

¿Por qué?

Nadie lo sabía.

Dejé mi pico sobre la pared de tierra, en cuanto mi nombre fue mencionado, y repetí la rutina que hacía siempre.

Me dirigí a la conducía a la enfermería, donde estaban los otros Imperfectos esperando su turno a lado de la entrada donde salían los que ya habían donado. Algunos con pequeños vendajes en el hombro y otros con migajas manchando sus labios.

Una reconocible obra de Melody, la única enfermera que tenía conciencia de lo que era donar sangre, a diferencia de la otra que me obligó a regresar con nada más que un vaso con agua.

Por fortuna solo me había tocado donar sangre dos veces.

Espero que esta no sea la tercera.

—Caseta 3.

—Claro —Y por como ví las cosas no iban a ser muy distintas.

Nadie me dijo qué iba a donar, solo me dijeron a donde ir.

Entré, busqué la caseta y al ingresarla noté que quien estaba a cargo de la revisión era un miembro que parecía tener la misma edad de Padre, pero con la diferencia de que no aparentaba lo que él era.

—Siéntese —su forma de hablar era demasiado fría—No miraba a otro lugar que no fuese esa tablet como sí estuviese tratando de ignorar mi presencia—Tú respondes al nombre de Connor, ¿Cierto?

—Así es.

—Tienes 21.

—Si.

—¿Cuando los cumpliste?

—Hace seis meses.

—Aja. Y según tu registro ahora eres el hermano mayor de tu familia.

—Mi hermano Clint fue ascendido a guardia hace dos meses.

—Felicitaciones. Según el registro tu familia forma parte de un ramo de sujetos que terminan bajo la "Donación C".

—¿Donación "C"?

—Una donación que solo se le hace a los miembros especiales.

Eso no parecía sonar bien.

Desde que había ingresado siempre he sabido que solo existían dos tipos de donaciones; la sangre o el semen, las cuales eran conocidas por esos mismos nombres.

Pero Donación C.

¿Qué rayos era la Donación C?

—Pero creo que ya fue mucho parloteo.

—¿Qué voy a donar hoy? ¿Sangre o Semen?

—Eso lo sabrás en unos momentos. Brazo derecho —la miembro sacó una aguja de su escritorio.

—¿Sangre?

—No. Hoy te tocará otra cosa.

—¿A qué se refiere? —pero mi voz no pudo detenerla.

Clavó la aguja en mi piel y en segundos sentí como una fuerza golpeaba mi musculo.

—¿Qué? —todo de una manera muy repentina.

Comencé a sentirme debil y cansado, como sí todo lo que viese estuviese dando vueltas...

...y vueltas...

...y vueltas.

—Sujeto Connor, has sido seleccionado para la Donación C.

—¿Cuál es esa?

—Cuerpo completo. 

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