"¿Dónde coño estoy?"
Son las primeras palabras que Sheila pronuncia después de encontrarse en su coche,con el cuerpo dolido y sangrando debido a los pequeños cristales clavados en su piel, pertenecientes a lo que antes había la luna delantera.
Desde el hueco Sheila puede ver borrosamente unas manchas inmensas verdes y marrones que al cabo de un rato se definen en múltiples arboles.
"¿Cómo he podido acabar en un bosque?"
Sheila intenta hacer memoria.
Se acuerda vagamente de la noche anterior, que estaba en grupo con sus amigos, corriendo, bebiendo cualquier cosa que pillaban, fumando cualquier cosa que pillaban, riendose de cualquiera que se cayera y vomitara...
"Habré cogido el coche mientras estaba borracha. Eso explica muchas cosas" refiriendose al fuerte olor de alcohol y vomito que desprenia su vestido de noche.
"Venga joder, enciendete" murmuraba con frustación mientras giraba la llave para arrancar el coche, el cual solo echaba una especie de desgastados chirridos como alma en pena.
Sin fuerzas ni paciencia para seguir con aquella tarea, Sheila baja del coche, o más bien se estampa al suelo.
"Almenos las hojas han amortiguado la caída".
Coja, mareada, con la vestimenta sucia,(en resumen, totalmente en la mierda), intenta caminar, no muy lejos del coche para no perder su único punto seguro y de referencia.
Al cabo de un interminable rato, entre los inmensos troncos encuentra un habitaje de aparencia muy humilde: Una cabaña hecha de barro y rocas,con un techo de palos y paja.
"¿Si vive alguien?Aunque no crea,esta casa parece de la era Troglodita".
Con la poca energia que le queda, se dirige hacia la vivienda.
De repente, la puerta de madera se abre, del sobresalto Sheila cae nuevamente al suelo, pero esta vez su vista y mente empieza a nublarse, lo único que puede percibir es una voz aguda ininteligible y unas extrañas figuras rodeandola.
Hasta que todo se vuelve negro.