BlueBerry (EDITANDO)

By HebiHime

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-Pendiente- More

Prólogo.
Capítulo 1
Capítulo 2

Capítulo 3

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By HebiHime

 ―Padre, por favor. Habla con el abogado de nuevo o con el investigador.

El hombre desoyó la voz de su hija. Dayanne insistía en que debió hablar con aquella chica que decía ser su hija pero habían pasado cinco años desde el incidente y no tenía ganas de alimentar falsas ilusiones con una chica que bien podría estar bromeando con él de su desgracia. Ya había malgastado tiempo y dinero buscando dos fantasmas.

―No insistas, Dayanne. Obedece y deja pasar ese tema.

La mencionada hizo un puchero digno de un premio infantil. Estaba segura que la muchacha que le escribió a través de redes sociales era su media hermana. ¿Acaso su padre no pudo ver el parecido en sus ojos y en su pelo? Esa mirada de tristeza profunda y dolorosa.

Dayanne estaba segura que había cometido un error muy grande. Cuando se enteró que su padre seguía con la búsqueda de su primer esposa y su hija pensó que si las encontraba lo quitarían de su vida. Pero no pudo ser más infantil y egoísta. Tal vez esa muchacha necesitaba de su padre así como ella lo necesitaba cada vez que se caía y la ayudaba a levantarse más fuerte. Cuando necesitaba de su presencia en sus cumpleaños, en las fiestas de navidad y en las tardes de padre e hija que hablaban incluso de chicos.

Con nervios activos decidió dejar a su padre tranquilo para que siguiera leyendo cosas de la empresa y se fue a su habitación directamente para ponerse con su computadora.

―Muy bien Dayanne ―murmuró para sí misma―. Es hora de encontrar a tu hermana y traerla a casa.

Estuvo toda la tarde hasta altas horas de la madrugada buscando los e-mails que le envió la supuesta hija de su padre para dar con el lugar donde ella residía. Tal vez si hablaba con ella para que ambas se hicieran una prueba de ADN las cosas se arreglarían más rápido. Y de dar positivo se lo mostraría a su padre para devolverle parte de su corazón roto.

Nada le haría más feliz que ver a su querido padre con parte de su corazón.

―¿Japón? Un sitio bastante cerca de América. ―Dayanne era una maestra de la informática y no tuvo mucho trabajo para localizar la ciudad exacta donde vivía (...).

Anotó la dirección de la ciudad y posibles barrios cerca de la capital para buscar a extranjeros en Japón. Reservó un billete de avión para esa misma semana y preparó una pequeña maleta con lo que iba a necesitar.

―Cariño, ¿qué haces despierta a esta hora?

Kalila entró en la habitación de su hija y se acercó a la computadora para ver la pantalla que seguía encendida.

―¿Piensas ir a Japón sin permiso de nadie?

―Mami, no es lo que piensas ―se apresuró a decir Dayanne un poco nerviosa, tomó la mano de su madre y la llevó hasta la cama donde ambas se sentaron―. Quiero que me ayudes, es para  papá.

Su madre suspiró como si con esa soltara toda su frustración de madre preocupada.

―¿Qué locura estás planeando?

Dayanne pensaba la forma más sutil de decirle sus sospechas.

―Tal vez no me creas y me digas que estoy loca y me mandes a un internado o reformatorio pero... Sé que encontré a mi media hermana.

Los ojitos ilusionados de Dayanne conmovieron el corazón de Kalila, pensaba que todo eso que le contó su esposo no era más que una tontería.

―Y ¿qué pasará si estás equivocada?

―Pues que habré gastado el dinero de mi viaje de estudios para nada.

Kalila sonrió y le tocó la mejilla a su niña.

―Bien, te ayudaré. Ten mucho cuidado y no dejes de llamarme a diario, no quiero que te pase nada.

Dayanne suspiró, su madre le recitó de la A a la Z las veces que debía llamarla, lo que debía comer, etc, etc.

Nuestra chica no de otra más que seguir adelante, era su futuro el que dependía de ello. Tendría que aguantar un poco más a sus «amigables» compañeros de clase. Sobre todo el negro de Daiki que buscaba cada ocasión para hacerle una broma de las suyas.

(...) volvió a escuchar el sonido de mensaje en su celular. No paraba de recibir mensajes diciéndole que era una puta. Una buscona que quería meterse con todos los chicos. Advertencias de novias celosas. Y la mejor de todas, un grupito fan de Aomine la amenazaron con darle una paliza si se metía con la estrella del básquet.

―Como si no tuviera cosas mejores que hacer ―se dijo (...) abrazando sus piernas y apoyando la barbilla en sus rodillas. Estaba sola en su habitación, dentro de la bañera intentando calmar su cuerpo―. Tontas.

Estuvo en el agua hasta que los dedos de las manos se le pusieron como pasas arrugadas. Se visitó en silencio, lo que menos quería era molestar a su amorosa madre a mitad de la madrugada y ganarse unas cuantas cachetadas.

Se vio al espejo y suspiró al saber que debía ocultar ciertos golpes con maquillaje. Cosa que odiaba.

Media hora después ya no tenía ningún moretón. Buscó su uniforme y arregló su cama, entonces una luz parpadeante de su computadora le llamó la atención.

Abrió el escritorio y vio que en su bandeja de mensajes tenía correspondencia. Estuvo a punto de borrarlo pensando que era otro más del montón hasta que vio el remitente.

―¿Dayanne?

(...) no lo creyó hasta que leyó el mensaje. Bueno, testamento. Le dijo que no le costó mucho dar con su dirección de correo, quería hablarle sobre su padre quien la buscaba y que esperaba saber dónde estaba para ir a buscarla en persona. De ser su hija, por supuesto.

Algo se removió en el estómago de la chica. A pesar de los años que habían pasado su padre seguía estando allí, buscándola para sacarla de ese infierno de vida.

¿Qué debía hacer? ¿Marcharse sin mirar atrás? Pronto cumpliría la mayoría de edad así que ni siquiera su madre podría retenerla aunque quisiera. Ella se merecía una vida mejor, algo de felicidad después de tantos años de malos tratos y abusos.Estaba segura que si seguía por más tiempo así podría cometer alguna estupidez como intentar suicidarse o peor... volver a matar a alguien.

Le respondió comentándole dónde residía y poca cosa más y después terminó de alistarse.

La semana fue un infierno para (...), aparte de lidiar con sus problemas familiares que no eran pequeños su vida estudiantil se volvía cada día más pesada. Aomine no perdía tiempo ni oportunidad para dejarla en ridículo. Se volvió la fuente de las bromas de la clase entera, con excepción de Wakamatsu, Momoi y Ryō. Ellos tres intentaban acercarse a la chica pero ella siempre lograba evadirlos, desconfiada por la preocupación que mostraban por ella.

Era viernes y había clase de gimnasia. Cosa que (...) odiaba profundamente ya que tenía que cambiarse de ropa y hacer deporte. Algo muy malo para la chica ya que sufría grandes dolores de huesos y músculos. Cosa que ella lo asociaba a sus actividades diarias en casa, que no era el caso.

Estaba entrando al gimnasio cuando se dio cuenta de que solo estaba Aomine. Bendita su suerte.

―¿Qué pasa, gafitas?

―No estoy para tus bromas.

Aomine alzó una ceja, pues era la primera vez que la chica le contestaba a algo que él preguntaba. No sabía bien porque pero le gustaba molestarla, sacarla de sus casillas. Lo veía como una forma de pasar el rato, más no sabía el dolor que le causaba.

―No deberías hacer deporte con esas gafas puestas.

―No es tu problema.

El moreno se acercó hasta ella, la vio encogerse ante su presencia y se preguntó porqué una chica tan guapa como (...) reaccionaba así. Debería ser más extrovertida y alegre pero lo único que él veía era una muchacha tímida e insegura. Además, claro, de que no le gustaba estar con nadie.

―Hoy estás distinta ―observó el chico―. Estás más contestona.

(...) miró a otro lado, ¿acaso Aomine no tenía otro sitio o a otra persona a quien molestar? No, al parecer era ella.

―Estoy como siempre.

«Herida y dañada», añadió la chica para sus adentros.

Aomine le revolvió el pelo y la chica apartó su mano de un golpe. Antes de que siguiera molestando apareció el resto de la clase y el profesor. Comenzaron los ejercicios, (...) los realizo con dificultad.

Sentía que el pecho le iba a estallar.

―¿Puedo ir a la enfermería?

Recibió el permiso y se fue a la enfermería, pero alguien la siguió.

(...) abrió la puerta y suspiró aliviada al ver que no había nadie. Entró y se quitó la sudadera, suspirando al sentir el fresco en la piel. Odiaba tanto hacer ejercicio con esa cosa puesta, pero si no lo hacia los demás verían algo que ella escondía.

La chica se sujetó el estómago, antes de darse cuenta estaba vomitando y manchando todo.

«¿Otra vez sangre?»

Su estómago protestó cuando terminó de echar el contenido, había pensado que los días que echar sangre por la boca habían terminado. Pero no era así. (...) estaba sentada en el suelo, tapándose la boca con el dorso de la mano cuando alguien entró haciéndola dar un respingo.

Mierda, le habían pillado.

―¿(...)?

Ella tensó la espalda al reconocer la voz de Aomine. Genial, ahora él se aprovecharía del momento para joderla más.

―¿Qué quieres?

―¿Qué te ha pasado?

―No te importa.

―Estás de broma ―replicó el chico de ojos azules, (...) no tenía fuerzas ni para levantar la cabeza y verlo―. Has dejado todo perdido.

(...) recordó las veces que había escuchado a su madre decirle lo mismo cuando de pequeña estaba enferma del estómago y vomitaba sin tener tiempo de ir al baño.

«Eres una inútil, has dejado todo perdido de suciedad.»

―Lo siento.

Aomine se preguntó por qué se disculpaba. Se acercó a ella y entonces divisó algo en la parte descubierta de su espalda, era pequeña pero claramente se veía como una cicatriz. Le vio los hombros temblorosos y no supo qué decir. No era bueno con esas cosas y los débiles eran insoportables para él. Pero había algo en (...) que le decía que ella era de todo menos débil.

Se sintió mal al recordar todas las putadas que le había hecho sólo para «pasar el rato».

―¿Qué haces? ―preguntó (...) incómoda.

Aomine no respondió y la llevó en brazos hasta una de las camillas. (...) estaba tiesa como una tabla, pensaba que el moreno la dejaría caer el cualquier momento y se reiría de ella por creerlo alguien amable.

La dejó sobre la cama y le dio una toalla, la chica la tomó recelosa y se limpió la boca y lo que pudo de las piernas.

Ninguno dijo nada por un buen rato.

Aomine limpió el desastre y se percató de que (...) se había quedado dormida al minuto de sentir la comodidad de la almohada. Se acercó a ella y se tomó el tiempo suficiente para analizarla. Tenía un bonito cabello largo, bueno, de no ser por el mechón que él mismo había cortado estaría perfecto.

Se le encogió el estómago y tragó con dificultad. De verdad había sido todo un cabrón.

Le apartó el pelo de la mejilla y entonces vio algo en el cuello de (...), al principio pensó que se trataba de una mordedura o algún chupón pero se dio cuenta que era un golpe.

Se alejó unos centímetros y se preguntó cómo diablos se hizo eso.

Su curiosidad podía más que otra cosa, los dos estaban solos en la enfermería y (...) estaba dormida...

¿Por qué no mirar más detenidamente? Justo cuando iba a proseguir en su labor de ver bajo esas ropas alguien entró a la enfermería.

―¿Aomine, qué haces aquí?

―Satsuki ―gruñó con molestia.

La chica no entendió la actitud de Aomine, pero al ver a (...) con sangre en la camisa y las manos corrió hacia la camilla para tomarle la mano.

Daiki le explicó lo que pasó, le pidió que le cambiara la ropa y entonces se marchó con la excusa de que iba a buscar a una enfermera. Además, le pidió el favor de no decir nada sobre la sangre, ya que la misma (...) no quería hablarlo con nadie. Satsuki no terminó de creerle del todo, pero aceptó sus palabras y se quedó con (...) hasta comenzó a despertar.

―¿(...)?

―¿Satsuki? ―preguntó confundida, estaba segura que se había quedado con Aomine―. ¿Cuánto llevó aquí?

Satsuki le sonrió, esperaba que con ese incidente se volvieran más cercanas.

―Una media hora, Aomine fue por una enfermera, ella te examinó y nos dijo que te habías dormido por el cansancio. Aomine... él se fue más tranquilo... pero...

(...) se sentó en la cama y vio que ya no llevaba su ropa, al menos la camisa.

―¿Lo viste?

Satsuki frunció el ceño.

―¿La sangre de la ropa? Aomine se encargo de limpiar todo, pero no le dijo nada de eso a la enfermera.

(...) no podía creer lo que escuchaba. ¿Aomine ayudándola a ocultar tal cosa?

Estaba segura quería algo a cambio. Y tras haber escuchado la fama que lo rodeaba estaba segura qué le pediría.

Rato más tarde, y después de hablar con los profesores sobre el incidente (...) recogía sus cosas y salía del instituto. Sus pies se detuvieron al ver que alguien le esperaba en la entrada principal.

―Has tardado mucho, gafitas.

(...) suspiró al escucharlo. Estaba harta de sus palabras y su actitud de ser el ombligo del universo.

―No te pedí que me esperaras ni nada parecido.

Aomine se acercó a ella ignorando su sorpresa y le revolvió el pelo, como si ambos fueran grandes amigos desde la infancia y tuvieran la confianza para hacerlo.

(...) sintió que los latidos de su corazón iban cada segundo más rápido, sobre todo al ver la hermosa sonrisa que Daiki le mostró a ella. Porque sabía que era para ella, pues no había ninguna persona más allí.

―¿Se puede saber quién eres y qué hiciste con Aomine? ―Él se miraba divertido al ver la confusión real de (...)―. No, no puede ser eso. Seguro caí en coma y ahora estoy en el Tsukuyomi Infinito.

―No sé de qué hablas, pero se nos hace tarde para irnos a comer.

(...) apartó la mano de ese moreno y se volvió a acomodar la mochila sobre el hombro.

―Pues que te vaya bien.

―Quiero hablar contigo, (...).

―Ya lo estás haciendo.

―Me refería a hablar en otra parte, no soy muy bueno con estas cosas y sé que... te hice mucho daño y quería disculparme.

(...) no le creía ni un poco. Nadie, absolutamente nadie cambiaba de la noche a la mañana, y menos en unas horas. Muchas veces las personas como Aomine y su madre Aimé atacaban antes de ser agredidos, pero (...) sabía que ese tipo de personas nunca anteponían su seguridad por el de otras personas. Dudó durante el minuto más largo en la vida de Aomine, él insistió tanto que (...) con tal de no escucharle o verle esos ojitos azules le dijo que sí.

Ambos fueron al Maji Burguer, y para frustración de Aomine (...) caminaba muy lejos de él. Como si tuviera la peste. Él le preguntó porque no se acercaba y (...) simplemente respondió que no le gustaba estar muy cerca de los demás.

N/A: Tanto tiempo sin actualizar esta historia, me trae nostalgia. Espero alguien lea esto xD Me da ánimos de escribir, y a pesar de que tengo poco tiempo no me olvido de esta y otras de mis historias pendientes de actualizar. Se acerca algo grandioso en estos días, esperen por ello (eve)/

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