D I A N A
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- ¿Gemma recuerdas como llegaste al inframundo? - pregunte viendo que Apolión seguía concentrado en el mapa y estaríamos un rato vagando por aquí. La rubia dejo de observar a las ninfas para concentrar sus ojos azules en mí.
- Recuerdo que morí en el hospital en medio de un intento de reanimación, lo primero que sentí al salir de mi cuerpo fue frió. Estaba muy confundida mirando hacia todos lados intentando entender que acababa de pasar. Yo era una atea a pesar de estudiar mitología no creía en su veracidad ni en la existencia del inframundo o de un más haya después de la muerte. Un golpe de realidad me paso al querer hablar con una enfermera y ella me atravesó haciéndome sentir un vacío. En ese momento solo pude pensar en mis padres, ellos estarían destrozados soy su única hija y estaba muy lejos de casa. - bajando la cabeza ella observa sus manos donde hasta ese momento no había notado traía un anillo - No sé cómo, pero logre aparecer en casa de mis padres. Verlos cenar entre risas contando anécdotas de cuando yo era más pequeña hizo que mi corazón se escogiera todavía no los habían llamado. Quise abrazarlos, pero solo podía atravesarlos y con mucho dolor comencé a llorar viendo en el momento exacto en que llega una llamada a casa. Atendió mi padre mientras su sonrisa fue poco a poco borrándose siendo remplazada por una mueca de tristeza y dolor. - ella guardo silencio cubriendo su boca con la mano intentando no llorar. Me acerque a ella abrazándola en ese momento Gemma rompió en llanto y la chica que había querido robarme la vida demostró sus razones. Solo quería ver una última vez a sus padres algo en lo que yo me siento identificada.
- No sigas no debí preguntar - manteniendo un abrazo también comencé a llorar con ella, pensando en cómo me sentiría si pierdo a mi bebé. Sé que Apolión jamás permitiría eso, pero tengo miedo no puedo usar mi magia sin que un fuerte dolor en mi vientre aparezca.
- Necesito continuar quiero contarle a alguien esto que llevo callando durante tantos años. Todavía puedo escuchar los gritos de mi madre diciendo que todo eso era una mentira, una pesadilla. Ver mi propio funeral fue algo duro no solo porque estaba viendo mi propio cuerpo inerte en un ataúd, sino que lo que más dolió fue ver a mis padres sin consuelo. Luego de que mi ataúd fuera sepultado todo se volvió negro y aparecí en un lugar desconocido siendo empujada por otras personas que caminaban en una misma dirección. No estaba ese túnel de luz tan solo oscuridad tenue con apenas unas antorchas que iluminaban. Al llegar al rió pude pagarle a Caronte mi padre había dejado dos monedas griegas en mis ojos para honrar mi memoria... - limpio las lágrimas que corrían por sus pálidas mejillas y miro hacia donde estaban las ninfas antes de continuar - Enserio lamento haber matado a tus padres en ese accidente yo jamás debí haber salido ese día - agacho su cabeza mostrándome un lado de Gemma que hasta el momento no pensaba que tenía. Ella solo me mostró su escudo creado para obtener una última oportunidad para ver a sus padres, la entendía tanto.
- Cuando mis padres murieron recuerdo que sufrí mucho y te odié juro que me alegro que hayas muerto por todo el odio que sentí al tu haberme arrebatado a mis padres. Recuerdo que la idea de ir al inframundo y pedir a la reina que te diera el peor de los castigos rondaba mi mente día y noche. Hasta que un hombre sabio hablo conmigo dándome las mejores palabras que alguien me haya dado por la muerte de mis padres. "la venganza es un veneno que te consume lento y cuando cumples tu cometido ya no sientes nada porque estás muerto por dentro" Hoy esa persona está secuestrada por su propio padre y es por eso que me encamine en esta arriesgada misión sabiendo que pongo en riesgo mi embarazo - mordí mi labio inferior para no llorar pensando en los recuerdos que durante algunas noches me hacían dormir entre lágrimas. Alce mi mirada viendo que Gemma ya no estaba y la mochila que hasta hace un par de minutos estaba sobre sus hombros se encoraba en el suelo. - ¡Gemma! - grite viendo a mi alrededor sin encontrar rastros de ella o de mi novio. - Pero que...
- Delicioso bocadillo - escuche la fuerte voz ronca de un monstruo a mis espaldas y de inmediato gire viendo un enorme minotauro frente a mí. ¿no que el único minotauro lo mataron en el laberinto de Creta?
Mire en todas las direcciones buscando la ayuda de Apolión no podía usar de nuevo mi magia porque dañaría al bebe de nuevo en muy poco tiempo. Un gemido salió de mi garganta al ver a Gemma encerada en una esfera mágica que parecía estar hecha de estambre. El enorme monstruo me toma con su mano haciendo que grite porque me aprieta entre sus manos como si fuera un dulce en manos de un niño. Golpeo con mis puños las manos del monstruo, pero es inútil con su otra mano me toma del cuello y me mantiene así.
Gemma intenta salir de la esfera, pero ni bien pone una extremidad fuera esta se enciende en llamas que la lastiman. Mi única esperanza es que Apolión aparezca por que las ninfas que antes estaban en los árboles se han escondido y la única que parece ver sin interferir es la que me ofreció el durazno. Poniendo su dedo índice sobre sus labios rojos hizo un gesto de guardar silencio y se giró yéndose como si nada malo estuviera pasando.
- Maldita bruja - el monstruo apretó más el agarre en mi cuello haciendo que ya no pudiera hablar y mi respiración se hiciera más dificultosa.
- Hora de comer - habló el monstruo soltando el aire por su nariz justo en mi cara y mi cuerpo comenzó a temblar del miedo.
A P O L I Ó N
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Veía el mapa solo nos faltaba un artefacto y podríamos rescatar a mi papá. El néctar estaba asegurado conseguirlo Hebe lo entregaría sin problema siempre y cuando tenga sus manzanas de la inmortalidad. Me senté en una roca inspeccionando el mapa debíamos tomar un atajo por el rió Estigio, pero será peligroso para Diana por el embarazo. Tal vez si vamos por el camino más largo... el grito de Diana me pone en alerta. Dejo el mapa a un lado y corro en la dirección de los alaridos donde también se escuchan rugidos. Por las almas espero que no sea algún monstruo. Al parecer mis ruegos no son escuchados por que en cuanto llego al sitio veo a un minotauro sosteniendo a Diana por el cuello.
- ¿Quién eres tú? - con suma lentitud puse mi mano en el mango de mi espada. Era la primera vez que veía un minotauro en persona y que no me encuentre en el entrenamiento. En una esfera flotante escuche el grito de dolor de Gemma cuando intento sacar una mano de ese campo de fuerza.
- Tranquilo chico muerte - hablo con voz ronca y rasposa el monstruo su tono de burla me hizo enfadar - Quien soy no importa, si quieres ver a la mortal viva dame la copa - apretó su agarre con más fuerza causando que Diana ahogue un grito. Mi flor negaba con la cabeza poniendo sus frágiles manos sobre las del monstruo intentando respirar.
- ¿Y cómo sé que no la matarás cuando te la entregue? - analice cada plan para poder liberar a Diana, pero ninguno terminaba bien. La fantasma hacia señas desde la esfera indicándome que tenía un plan y que debía esperar. Entender almas sin escuchar palabras es una de las cualidades de los monarcas del inframundo.
- Buen truco los dos al mismo tiempo tu lánzame la copa yo suelto a la chica - la fantasma señalo detrás del minotauro donde estaban mis primas Aileen y Ylenia. Par de locas les dije que no vinieran sabiendo que están embarazadas y menos dejando sola a mi madre que está embarazada. Una nube gris se comenzó a formar en el cielo y con cierta seguridad sonreí de lado tomando el mango de mi espada.
- Si pensándolo mejor olvídalo - saque mi espada logrando sorprender al monstruo que soltó a Diana que cayó al suelo. Un rayo impacto sobre la cabeza de minotauro haciendo que la burbuja que retenía a Gemma se rompiera y está también cayera de cara al suelo.
- Estás loco casi me mata - Diana intentaba hablar con normalidad lo cual le resultaba difícil porque aún no recuperaba el aliento. Tocia tirada en el suelo mirándome y si las miradas mataran yo ya estaría enterrado tres metros bajo tierra. Pase por alto el comentario de Diana y me concentre en mi prima Aileen que sonreía contenta.
- Gracias Aileen - la rubia rió tocando su pancita que todavía al igual que la de Diana no había crecido mucho. Mi flor miro hacia atrás viendo a mi prima que se acercaba bajando con cuidado. Esta loca al venir con tacones a una misión peligrosa y más estando embarazada. La otra rubia se levantó del suelo observando su brazo que estaba quemado, pero se fue recuperando de manera acelerada.
- Sabías que estaba Aileen y no me lo dijiste antes - se levantó furiosa la castaña caminando hacia mi señalándome. Las hormonas van a ser algo complicadas de sobrellevar durante nueve meses. Aunque se ve tan tierna cuando está enojada y quiere matarme.
- ¡Y no vino sola! - Ylenia hizo acto presencia delante de mi novia y el fantasma que las veía con extrañeza mientras mi prima era ayudada por Aileen a bajar de la enrome roca en donde aparecieron.
- Genial tres mujeres vivas una muerta y un sólo chico, ahora si me volveré loco - me di vuelta sintiendo sus miradas asesinas en mi nuca, soltando una pequeña carcajada pasé mi mano por el cabello soltando mi estrés. Aclare mi garganta antes de girarme a ver a las chicas preguntando a las recién llegadas. - ¿Saben algo de mi madre? - no había tenido noticias de ella en días lo cual sabiendo que siempre me llamaba sin falta todos los días comenzaba a extrañarla.
- Si sabemos el sexo del bebé - exclamo Ylenia que parecía la más emocionada con la noticia sonriendo como es costumbre en ella.
- ¿Y que es el intruso? - hable ladeando una sonrisa sabiendo que sería reprendido por mi novia que aún estaba algo conmocionada por todo lo que había pasado con el monstruo.
- No le llames así - me reto Diana enojada poniendo sus manos en su vientre mirándome a los ojos con cierto enojo que se pasó en menos de dos segundos.
- Es una niña, tendrás una hermanita - no puede ser posible. Una niña, además de tener una enorme diferencia de edades voy a tener que proteger su corazón.
- Oye sombritas no será tan malo - Diana se acercó hacia mi abrazándome desde atrás reconfortándome de cierta forma.
- Podemos continuar buscando las manzanas antes de que otra ninfa quiera matarnos - nos interrumpió la fantasma colocándose la mochila sobre sus hombros asustando a si primas que ahora podían verla. La rubia se cruzó de brazos esperando que alguno de nosotros la siguiéramos y mi flor tomo la iniciativa arrastrándome con ella.
Mis primas nos siguieron en silencio ahora la misión adquiría un nuevo nivel de dificultad. Tendría que estar cuidando embarazadas en lugar de concentrarme en la misión del rescate sino supiera que Zeus es mi tío diría que él me odia. Con la ahora ayuda de Aileen buscamos la planta de su madre en el enorme jardín, cosa que comenzaba a tardar más de lo que tenía pensado. Algo de lo cual nos olvidamos, pero al parecer Gemma tenía muy en claro, pero nos los pregunto ya casi al final de nuestro arduo recorrido es como obtendríamos las frutas si eran custodiadas por las Hespérides y encima de todo había un problema de cien cabezas llamado Ladón. Ninguno de los cinco jamás había visto a la criatura que debíamos enfrentar ya que se creía extintas, un espécimen algo escaso para la época en que vivimos.
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#FelízLunesEnLlamas
Capítulo dedicado a 11universes11 💓 lectora destacada