Y acá estoy, esperando todo el tiempo que a vos se te antoje decir algo que valga la pena, algo que lo valga todo y así, por fin, estar juntos de nuevo y perderme en tus brazos.
Todo el tiempo estuve ahí para acompañarte, para aguantarte todas las pendejadas qué hacías y poner el hombro a toda la relación. Porque al final era yo la que soportaba todo, la que siempre lloraba en el silencio de la noche, porque no te importo nada y te fuiste a conquistar el cielo, a hacer tu vida y no incluirme en ella. Porque, según vos, una novia como yo desgastaba mucho tiempo que no querías invertir. Porque tus amigos consumían un tiempo mucho más valioso, algo que ya no querías perder.
No sé, probablemente yo no sea el cielo que querías conquistar pero si te pones a pensar un poco quizás perdiste mucho más de lo que querías ganar.
Entre tanto y tanto que el tiempo me va dando intento convencerme que ya perdimos todo lo que algún día teníamos. Quiero pensar que vas a cambiar y un día vas a golpear la puerta de mi casa con el corazón abierto a decirme que tenes ganas volver a intentarlo, pero por dentro se que eso no va a pasar.
Hoy me propongo detener tu juego, dejar de abrirte mi corazón y mi cama hasta el día que de verdad me ames, hasta el día que me valores. Me doy una oportunidad a mi y a las personas buenas que de verdad quieren estar en mi vida, pero se que siempre te voy a amar. Te prometo que ya no voy a llorar, que te voy a esperar y que nunca, nunca vas a salir de mi corazón.
Todavía no te olvidé y se que no lo voy a hacer, me quedo con lo mejor F. Gracias por los tres mejores años de mi vida, aprendí un montón. Te amo y hasta siempre.