I Can Hear the Bells [Yoonmin...

By jeonecessity

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Cuando el amor nos atrapa, nuestra mente vuela y nos hace soñar despiertos. ¿Qué tan lejos estaban los pensam... More

♡ Para Fede ♡

♡ Parte única ♡

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By jeonecessity

*Park Jimin*

Puedo oír las campanas.

¿Tú también las puedes escuchar?

Porque suenan bien fuerte, pero el sonido es agradable, el más lindo que escuché en mi vida, ¡y decir que todo comenzó con un accidente!

Si no hubiera chocado tu hombro, no te habrías fijado en mí. Me miraste con tus dulces ojos y susurraste unas disculpas, ¿y después? Ah, después las cosas solo mejoraron.

Pude sentir cómo te sentiste interesado en mí con esa mirada y, a partir de eso, intentaste conseguir mi amor. Te alejaste poco a poco de Hoseok, tu compañero de siempre en las clases de gimnasia; ignoraste sus constantes coqueteos y empezaste a flirtear conmigo. Era obvio que no te iba a ignorar, y así surgió nuestra relación. Años y años de amor puro y sincero, y este día... este día vamos a reforzarlo.

Puedo oír las campanas, algo nuevo está empezando...


—Lo único que oigo es que estás diciendo cosas sin sentido.


Mi nube de sueños se rompió tras haber oído la voz de mi mejor amigo, Taehyung. Ya no estaba caminando hacia el altar en donde Min Yoongi me esperaba con una sonrisa, sino que estábamos en el baño de chicos de la escuela. Bufé.


—¿Otra vez estabas pensando en Yoongi?

—¿No lo viste hace un rato? Jamás habíamos hablado, ¡nunca! Sin embargo, cuando salía de la sala de detención, lo choqué sin querer, me miró y se disculpó. ¡Es tan dulce!

—No es dulce, ¿no es eso lo que la gente normal hace? Si quieres que realmente te hable, entonces tienes que acercarte, no observarlo desde lejos como haces desde hace años.

—No hace falta que haga tal cosa. Él vendrá a mí.

—Quisiera tener esa confianza, amigo.

—No es confianza, es el destino.


Junté ambas manos a la altura de mi pecho, mientras miraba ligeramente hacia la nada. Tae rodó sus ojos, y un muchacho que estaba por entrar al baño dio media vuelta y se marchó en cuanto vio tal escena.


—Solo piénsalo: fue por eso que interactuamos de este modo. De otra forma, no habría pasado. Un chico como yo jamás podría estar con alguien como él.

—¿Por qué?

—Para empezar, tiene excelentes notas, forma parte del equipo de baloncesto de la escuela, juega en torneos importantes, tiene millones de amigos y conocidos, todo el mundo lo quiere, es... perfecto. Ahora, mírame a mí: soy un completo desastre. Todos los días termino en detención por quedarme dormido en medio de las clases de historia y matemáticas; no soy para nada atlético, mi único amigo eres tú, y el resto de la escuela cree que soy un tonto.

—Bueno, tal vez, si intentaras mantenerte despierto y no te cayeras tan seguid--

—Es el destino —repetí—. Esto va a pasar.

—Hay rumores de que él y Jung Hoseok tienen una especie de relación, ¿qué harás con eso?

—Ya se me va a ocurrir algo.


Taehyung presionó juntos sus labios y puso una mano sobre mi hombro.


—Jimin, te digo esto porque te quiero: es hora de que bajes de esa nube de fantasía y pongas los pies sobre la tierra. No existe tal destino si lo que pasó fue un choque accidental. Si quieres lograr algo, entonces vas a tener que hacerlo tú.


Gruñí por lo bajo. Prácticamente, era lo mismo todos los días. Yo era muy terco como para seguir los consejos de Taehyung, y él, muy paciente como para repetírmelos día tras día. Cuando estábamos en la escuela, nos encontrábamos en una especie de situación que solo giraba en círculos y, en parte, cansaba.

El timbre del colegio sonó; este indicaba que el recreo había finalizado. Tae acomodó su ropa y caminó hasta la puerta, que daba al pasillo principal. La abrió, dejó un espacio para que yo pasara y me miró.


—Esta vez sí escuché la campana —se burló—. Pasa, no querrás llegar tarde y volver al castigo.


Caminé hacia él e ignoré sus bromas y sus regaños, pero me detuve a su lado, en el umbral de la puerta. Por el pasillo que daba a los salones pasaba Min Yoongi. Un par de chicos y otras tantas chicas caminaban a su lado, muertos por obtener su atención. No obstante, a él no parecía interesarle mucho. Bajé mi cabeza, triste. 

Si ignoraba a toda esa gente que era mucho mejor que yo, y si éramos tan opuestos, tal vez Taehyung estaba en lo cierto y, a la vez, se equivocaba.

Tal vez era verdad que ese destino del cual yo había hablado no existía, pero de nada podía servir que me acercara, pues él jamás se interesaría en alguien como yo.

Sin pensar nada más, caminé hacia el salón que me correspondía, seguido por mi amigo, quien había quedado atrás entre la multitud de alumnos que regresaban del recreo a estudiar.

**************

*Min Yoongi*

Puedo oír las campanas.

¿Tú también las puedes escuchar?

Desde un inicio, siempre fuiste tú el único. Siempre fuiste quien me gustó, pero no podía encontrar la manera de acercarme a ti. ¡Qué suerte que nos hayamos chocado esa mañana!

Todo empezó con ese pequeño toque de tu hombro con el mío, un empujón accidental por el cual intercambiamos unas palabras de disculpas. ¿Quién diría que ese fue el comienzo de todo?

Tan solo bastó un pequeño choque para que empezaras a fijarte en mí, para que dejaras un poco de lado a ese chico, Taehyung, con quien siempre parecías tan cercano; para que comenzáramos a salir y para que hoy estemos aquí, en este lugar, a punto de pertenecernos uno al otro por siempre y de reafirmar nuestro amor.

Puedo oír las campanas, algo nuevo está empezando...


—¿De qué hablas? La campana del recreo sonó hace un buen rato, ¿no lo recuerdas? Ah, eres tan despistado.


Mi mejor amigo, Hoseok, abrió la puerta de su casillero para buscar su ropa de entrenamiento. Tendríamos en breve una práctica importante junto al equipo de baloncesto, y debíamos cambiarnos. Imité sus acciones, pero solté un largo suspiro antes de poder sacar mis cosas.


—No importa, olvídalo.

—¿De nuevo piensas en Jimin?

—Eso no te importa. —Fruncí mis cejas y cerré el casillero de un portazo, lo cual hizo que mi amigo se sobresaltara.

—Algo me dice que sí —canturreó.

—¿Podrías parar?

—No hasta que le digas que te gusta.

—¿Y cómo podría hacer eso?

—¡Eres Min Yoongi, por todos los Cielos! Tú eres capaz de todo, ¿qué tan difícil puede ser confesar tus sentimientos al chico de quien estás enamorado?

—Es complicado.

—Aquí vamos...


Hoseok comenzó a cambiarse allí mismo. Después de todo, estábamos en los vestuarios y no había nadie más, excepto nosotros dos. Yo empecé a hacer lo mismo.


—No puedo confesarle mis sentimientos, es decir, ¡míralo! Ese chico es bello desde donde lo mires.

—Y torpe —agregó.

—Eso lo hace aún más bello —suspiré—. Sin embargo, siempre está con Taehyung. Esos dos viven siempre uno junto al otro. Estoy más que seguro de que tienen algo.

—Eso no lo sabes.

—Aunque lo supiera... parece que me odia. Siempre que se acerca, termina alejándose. Es como si quisiera evitarme.


Terminé de vestirme y me senté en una de las bancas que estaban junto a nosotros, mientras veía a mi amigo guardar su uniforme en el casillero.


—Yo creo que deberías intentar acercarte. Si no lo haces, nunca sabrás qué podría pasar entre ustedes.

—No lo sé... tal vez deba conformarme con el choque a la salida del salón y sus disculpas... si me quedo con eso, no dolería tanto como un rechazo.

—Yoongi, escúchame —me tomó por los hombros, zamarreándome un poco—: vas a ir con él y vas a decirle la verdad, sino lo haré yo, y ya sabes lo escandaloso que puedo llegar a ser. Reuniré a varios amigos y colgaré carteles por todos lados a modo de confesión en tu nombre. ¿Prefieres eso, o quieres moverte de una vez por todas?

—Preferiría morir...

—Lo harás, sabes que no rompo mis promesas.


Antes de que pudiera quejarme de sus planes disparatados, la puerta de los vestuarios se abrió. Nuestro entrenador entró y caminó hacia mí.


—¡Yoongi! ¡Te he buscado por todas partes! Necesito que me hagas un favor. Dentro de poco tendremos un torneo fuera de la escuela. Necesito entregarles los papeles de autorización para la salida, ¿podrías ir a buscarlos a la oficina del director?

—De acuerdo.


Más que contento y ansioso por los próximos grandes acontecimientos, el entrenador se quedó a charlar con mi amigo, tal vez mientras aguardaba a que los demás llegaran una vez terminado el recreo.

Caminé por los pasillos de la escuela, y varias personas se acercaron para felicitarme. Al parecer, las noticias llegaban muy rápido a todas partes, pues ya estaban al tanto de la competencia que tendríamos dentro de poco. Sin embargo, no podía prestarles atención. Mi mente se encontraba muy ocupada pensando en aquel jovencito a quien acababa de ver de reojo en la puerta del baño poco después de que sonó el timbre que indicaba el fin del descanso.

Tal vez Hoseok tenía razón, y era tiempo de que intentara algo para estar más cerca de Jimin, pero el miedo era más grande que cualquier otra cosa, ya que, si me rechazaba o si mis sentimientos le desagradaban, podía perderlo para siempre... aunque jamás lo hubiera tenido.

**************

Césped verde, un sol brillante en lo alto del cielo, y Min Yoongi acariciando sus rubios cabellos mientras él estaba recostado sobre sus piernas. ¿Qué podría ser mejor para Jimin, que estar así con su más grande amor?

El mayor le sonreía mientras lo miraba con ojos de enamorado y, cada tanto, se agachaba para dejar un beso sobre su frente.


—Ojalá esto no termine nunca.

—Pienso igual. Cada momento junto a ti es precioso.

—Lo mismo digo, Yoongi.

—Oye...

—¿Sí?

—Park--

—¿"Park"? —Alzó una ceja.

—Pasa al frente y resuelve el ejercicio número cuatro.

—¿Qué?

—¡PARK!


Jimin se sobresaltó y se despertó inmediatamente por los gritos de su profesora de matemática y las risas de sus compañeros. Cubrió su cara con ambas manos, avergonzado de que siempre le sucediera lo mismo.


—¿Otra vez? —susurró Taehyung, quien siempre se sentaba a su lado.

—¿Por qué no me despertaste?

—Porque yo sí estaba prestando atención.

—Traidor...

—¡Park Jimin! —exclamó la mujer, enojada—. No puede ser... no solo te duermes en mis clases, sino que también hablas con los demás cuando deberías estar prestando atención. —Negó con la cabeza.


Jimin mordisqueó su labio inferior mientras veía cómo su profesora señalaba, con el ceño fruncido, la puerta del salón. Él conocía muy bien esa señal. Por eso, sin que nadie le dijera nada, caminó hacia el escritorio de la docente, en donde ella le entregó un papel que indicaba que estaba castigado. Ya lo tenía preparado anticipadamente, debido a que esto era algo de todos los días. Luego de haberlo tomado, salió en silencio por la puerta hacia el aula de detención, en donde los chicos más problemáticos —o dormilones, como era su caso— pasaban parte de las horas de clase.


—Bueno, ahora que ya no hay nadie tomando siestas, sigamos con la clase —dijo la señora, y comenzó a copiar un par de cosas en el pizarrón.


Una vez que la mujer se dio vuelta, Yoongi, quien se encontraba sentado junto a Hoseok en uno de los pupitres del medio, suspiró pesadamente con su mirada clavada en la puerta mientras se preguntaba una y mil cosas. ¿Qué era lo que hacía que Jimin no pudiera dormir en las noches, y que lo hiciera en clases? ¿Le quitaba el sueño una persona? ¿Tenía problemas? ¿Esa persona era Taehyung? ¿Estaba saliendo con alguien?


—Deberías hablar con él —sugirió Hoseok.

—¿Qué?

—¡Es obvio que no dejas de pensar en Jimin! ¡Te dije que, si no hacías algo, lo haría yo!

—Lo sé, pero todavía no es tiempo de--

—Ah, eres muy lento.


Hoseok arrancó una hoja de su carpeta, la aplastó con sus manos, formó una pelota con ella y la arrojó con fuerza hacia adelante. Su perfecta puntería logró que diera justo en el blanco: la cabeza de su profesora. Cuando esta volteó, él se paró de un salto, cubrió su boca con una de sus manos y, con la otra, señaló a su amigo.


—¡MIN YOONGI! ¡NO SE LE ARROJAN PAPELES A LA PROFESORA!

—¿Y--Yoongi? —preguntó la mujer, sorprendida—, ¿fuiste tú?


Silencio. El muchacho tragó saliva, nervioso. Miró a Hoseok sin comprender mucho la situación.


—¡DIJO QUE LO VOLVERÍA A HACER!

—Espero... que esta sea la única y última vez, Min Yoongi.


La mujer comenzó a escribir el aviso de castigo para su alumno, quien fulminó con la mirada a Hoseok.


—¿Qué hiciste? ¡Ahora habrá una mancha en mi expediente escolar!

—Una mancha con forma de corazón —guiñó un ojo—. Saluda a Jimin de mi parte.


Aún un poco confundido, Yoongi caminó hacia su profesora y tomó de entre sus manos el papel que ella le había entregado. Todo eso era nuevo para él, y realmente se puso nervioso en cuanto se encontró frente a la puerta de detención. Abrió lentamente, se metió y entregó con manos temblorosas el papel al desinteresado maestro que vigilaba a los castigados. Este se encontraba en su silla, con los pies sobre su escritorio y sus auriculares puestos. Después de eso, Yoongi miró hacia el frente. Atrás de todo, un grupo de chicos, de esos que siempre se metían en peleas, hablaban entre ellos. En los pupitres del frente, otros tantos alumnos reían y reían sin parar. Seguramente eran de aquellos chistosos que se metían en problemas por sus constantes bromas. Por último, en el fondo, Jimin se encontraba sentado solo mientras repasaba con su dedo índice el contorno de los dibujos que alguien más había hecho sobre esa mesa.

Tal vez era ese el momento. Tenía que aprovecharlo.

A pasos lentos, caminó hacia el asiento vacío junto al menor, se sentó allí y carraspeó para llamar su atención. Jimin lo miró de reojo. Luego, volvió su vista al frente y entró en pánico tras haber descubierto que se encontraba junto a su más grande amor. Por las dudas, pellizcó su propio brazo para cerciorarse de que no era otro de sus sueños, mas se dio cuenta de que todo era real.


—Hola.

—H--hola.

—Así que... así es estar castigado —mencionó sin saber bien qué decir.

—Sí, es horrible, pero al menos no tengo que sufrir haciendo cálculos allá en clase.

—¿Y no reprobarás por eso?

—Tal vez —se encogió de hombros, frunció sus cejas—. Espera, ¿qué haces tú en detención?

—Supuestamente golpeé a la profesora con una bola de papel.

—¿"Supuestamente"? ¿De verdad pasó?

—Eso parece. —Rio suavemente.


Después de haberse sonreído, volvieron a quedar en silencio. Yoongi suspiró. No tenía idea de qué decir para tener una conversación con el otro joven. Sin embargo, recordó algo que había descubierto un día en que lo había observado detalladamente... y que lo había seguido.


—A ti te gusta la música, ¿verdad? Te gusta el baile.

—¿Cómo lo sabes?

—Una vez te vi entrar a la sala de actos de la escuela. Era el horario en el que, quienes están en el taller de teatro, practican juntos para el número de fin de año.

—Ah, sí, pero yo no estoy ahí.

—¿Por qué no?

—No me quieren con ellos. Dicen que no podrían aceptar a alguien como yo, que estropearía la coreografía.

—Eso es ridículo, seguro bailas precioso.

—¿Qué?


Jimin se sonrojó violentamente ante lo que acababa de escuchar. Tal vez Yoongi ya le había dicho cosas lindas en su mente, pero no en la realidad. De todas formas, le parecía extrañamente fabuloso.


—Pe--pero nunca me has visto.

—Podrías enseñarme, entonces. El profesor no está muy atento, que digamos.


Ambos giraron sus cabezas hacia el frente para ver al hombre que estaba a cargo de los alumnos castigados. Este tenía toda su atención en el solo de guitarra que estaba escuchando a través de sus auriculares. Tenía sus ojos cerrados y hacía movimientos extraños con sus manos, que daban a entender que imaginaba que era un exitoso guitarrista. Yoongi aprovechó la ocasión, se tomó el atrevimiento de tomar la mano de Jimin y se escabulló junto a él hacia la salida.

Los dos chicos corretearon por los pasillos hasta haber llegado al pequeño teatro del colegio, que estaba vacío. Luego de haberse subido al escenario, el mayor de los dos encendió las luces.


—¿Por qué vinimos aquí?

—Bueno, podrías mostrarme cómo es que bailas.

—Ah, no sé. —Cubrió sus mejillas con ambas manos mientras miraba al suelo.


Yoongi, en ese instante, sintió que moría de amor por el más chico, y sonrió ampliamente mientras lo veía. Ya con un poco más de confianza que antes, tomó sus manos y las alejó de su rostro. Luego, lo miró a los ojos, lo que hizo que sonriera él también.


—Está bien si no quieres, pero hay algo que sí lograré que hagas.

—¿Y qué es?

—Que entres al grupo de bailarines. Sé que uno de los números que están armando es más importante que el de fin de año, porque seleccionarán a unos cuantos para que se presenten antes de nuestro juego en el torneo que será fuera de la ciudad. Decidieron eso el otro día.

—¿Lo harías?

—¡Por supuesto! Conozco a todos ahí, seguramente te darán un lugar.

—Pero... me detestan.

—¿Cómo podrían? Eres adorable.

—¿Qué?

—Que podríamos quedarnos aquí hasta que termine la hora, ¿qué te parece?


Jimin asintió tímidamente y se sentó en un lugar al azar en el suelo del escenario. Yoongi lo acompañó y rogó internamente que pudieran conocerse más. Y así fue. Pasó esa hora, y pasó la hora del almuerzo. Ninguno se movió de allí, pues estaban más que entretenidos hablando sobre los torneos, los exámenes o lo aburridas que eran algunas clases. Fue mínimo, pero de algo estaban seguros.

Ahora estaban más enamorados que antes.

**************

La clase de ciencias estaba a cinco minutos de comenzar. Como ya era costumbre desde hacía unos días, Yoongi y Jimin aún no habían llegado. No tardaron mucho en haber llegado a estar dentro del salón. Incluso habían logrado estar allí antes que el profesor, y cada uno se sentó en su respectivo lugar: Jimin junto a Taehyung, y Yoongi junto a Hoseok. 

Taehyung miró con una ceja alzada a su amigo. Este miraba embobado a Yoongi, quien hablaba con unas chicas. Después de unos segundos, el mayor volteó, lo vio y le sonrió. Jimin suspiró, enamorado.


—Jimin...

—Azul oscuro.

—¿Qué?

—Es el color del traje que quiero para mi boda con Yoongi. Quiero que sea azul oscuro. También el de él. Deberíamos combinar los colores. Seguramente ese le quedaría muy bien con el tono de su piel... y nuestra luna de miel deberá ser lejos de aquí, en un lugar muy bonito que--

—Increíble. —Negó con la cabeza.

—¿Qué?

—¡Estás perdido! ¿De verdad estás diciendo esto? ¡Y no vuelvas a mencionar lo del destino!

—Es que es tan lindo... el otro día, cuando empezamos a hablar en detención, nos escapamos al escenario del teatro.

—¿Por qué nunca me contaste eso?

—No importa... Es muy divertido y simpático, ¿sabes lo que hizo? ¡Habló con el equipo de bailarines de la escuela! ¡Entraré mañana!

—¿Y qué pasó con sus críticas?

—Cambiaron de parecer cuando Yoongi les dijo que éramos cercanos. Son muy interesados, por lo que veo.

—Estoy muy feliz por ti. —Sonrió.

—También yo —recostó su mejilla sobre la palma de su mano—. Todo al fin parece salir bien.


Del otro lado del salón, Yoongi observaba tontamente al chiquillo que, probablemente, se había vuelto a perder en sus ensoñaciones. Y él también lo estaba haciendo. Sonrió y, de repente, sintió cómo Hoseok lo empujaba suavemente con el codo.


—Ey...

—Un perro y un gato.

—¿Qué?

—Después de que me case con Jimin, y cuando vivamos juntos, tendremos un perro y un gato.

—Ah, estás hablando de tus Sims, ¿verdad? ¿O de tu imaginación? Porque, ¿de qué sirve todo eso, si aún no le dijiste lo que sientes por él?

—Cada vez me aterra más. Es tan lindo, que tengo miedo de que se aleje.

—Agradece que sea tu mejor amigo y calle todas estas cosas, porque, si los demás supieran todas las cosas que dices, dejarías de ser el chico más genial de toda la escuela.


Hoseok miró hacia la nada con los ojos bien abiertos durante varios segundos, y después volvió a mirar al otro muchacho. Lo tomó de los hombros y lo miró a los ojos con una extraña mirada que provocó que Yoongi arrugara su nariz, asustado por lo que podría pasar después.


—¡TENGO UN PLAN!

—No sé qué pensar... tus planes siempre son atropellados y arriesgados. ¡El otro día me mandaron a detención!

—Pero, gracias a eso, empezaste a hablar con Jimin. No se murió nadie por eso, ¿verdad? Además, esta idea es mucho más tranquila: el día del torneo, debes confesarle tu amor frente a todos.

—¿¡QUÉ!? ¡Hoseok! 

—¿Qué tiene? ¡Toda nuestra escuela estará ahí! ¡Incluso los de la otra escuela!

—¡Por eso! No puedo decírselo a él cuando estamos a solas, ¿cómo podría hacerlo frente a tanta gente?

—Porque es la mejor idea que Taehyung y yo hemos tenido.

—¿Taehyung?

—Quise que ambos armáramos un plan. Él conoce bien a Jimin. Al parecer, es igual de cursi que tú, así que funcionaría. Además, aclaré un par de dudas. No están saliendo, ni se gustan.

—Estás loco... ¿por qué le contaste?

—¡Era necesario! Me lo agradecerás cuando lo hagas.

—Lo estás dando por hecho, y jamás accedí.

—Lo sé. Si no lo haces, Taehyung y yo tenemos un plan secreto para hacer que suceda. Déjame decirte que su mente es muy similar a la mía, así que ya debes tener alguna idea de cómo sería.


Yoongi suspiró y volvió a mirar a Jimin, con quien, por escasos segundos, cruzó su mirada. Debía hacerlo, ya que los planes de aquellos otros dos locos no podían ser nada buenos para él... o para su reputación en el colegio.

**************

El día del tan esperado juego había llegado. Yoongi se encontraba sentado junto al resto del equipo mientras veía a los bailarines de su escuela interpretar un número que representaba tanto a los jugadores, como a la escuela. A pesar de que fueran muchos, el joven no podía dejar de mirar a Jimin, y maldijo una y mil veces en voz baja al haber pensado en las veces en que lo habían rechazado. Sin embargo, lo que hizo que gruñera como si fuera un perro rabioso fue el comentario que escuchó de uno de los chicos a su lado.


—¿Es ese Park Jimin? ¿El tonto que siempre se duerme en clases?

—Eso parece.

—Ojalá le hubiera prestado más atención desde antes, no tenía idea de que fuera tan hermoso. 

—Pienso lo mismo. Se ve sexy bailando de esa forma. Puede que después de este evento organice una fiesta y lo invite, ¿quién sabe? Tal vez lleguemos a algo.

—¡Oye! ¡Yo lo vi primero!

—¿Eso importa?


El pelirrubio se paró de golpe y se alejó a pasos agigantados de allí. Tenía mucho miedo de que Jimin terminara en los brazos de alguien más. Sabía que, si él estaba enamorado de otra persona, nada podía hacer para impedírselo, pero tampoco quería perder a quien tanto le gustaba.

De pronto, sintió dos toques en su hombro. Hoseok se acercó a él, ya no tan animado como otras veces. Presionó juntos sus labios mientras lo miraba con preocupación.


—Escuché lo que dijeron... ¿Estás bien?

—Debo hacerlo, Hobi. Debo hacerlo hoy, o puede que no tenga otra oportunidad.

—¡Genial! ¡Eso es lo que quería escuchar!


Nervioso, Yoongi rio apenas, y volvió a enfocarse en el espectáculo de baile, el cual terminó unos segundos más tarde. El director de la escuela a la cual habían asistido pasó al centro y empezó a dar un pequeño discurso introductorio antes de llamar a los equipos que competirían esa tarde. El pelirrubio buscó con su mirada a Jimin, mas no pudo encontrarlo entre todos los integrantes del equipo de baile. Frustrado, bufó y despeinó sus cabellos, pues quería encontrarlo para felicitarlo y confesar sus sentimientos. No obstante, antes de que pudiera ir a buscarlo, su entrenador lo tomó del brazo y lo llevó junto a todos los demás hacia la cancha.

La ceremonia de presentación de los equipos había comenzado, y Jimin se ubicó en las gradas junto a Taehyung, quien lo esperaba allí con una botella de agua fría para que saciara su sed.


—Gracias —bebió un poco—. ¿Lo viste? ¿Me estaba mirando? ¿Lo hice bien?

—No pude verlo, lo siento... Y sí, lo hiciste genial —sonrió—. Estoy muy orgulloso de--

—¡Shh! ¡Está por empezar el juego!


Taehyung rodó sus ojos y se enfocó en lo que sucedía frente a ellos. El partido estaba por comenzar. Ninguno de los dos era un verdadero aficionado a los deportes, pero allí estaban. Jimin, por obvias razones, disfrutaba del juego más de lo que esperaba, pues no podía dejar de ver a Yoongi, los movimientos que hacía, sus sonrisas luego de que su equipo lograra encestar o la manera en la que arreglaba su pelo cada tanto. No entendía para nada las técnicas del juego, pero no le importaba. Sabía que el equipo de su escuela estaba ganando.

Pero, por sobre todas las cosas, sabía que su más grande amor estaba ganando.

Creyó que eso era una buena señal, ya que podría utilizarlo más tarde como excusa para hablarle, mas no sabía cómo ir más allá. Lo felicitaría, ¿y después qué? Sentía que nuevamente su valor se esfumaría, y que terminaría sin decirle nada de nuevo.

Sentía que ese perfecto futuro que tanto soñaba era cada vez más imposible.

Más tarde, el partido terminó. El equipo ganador comenzó a saltar con euforia por lo que acababan de lograr. Los del colegio local solo se limitaron a estrechar las manos de los que habían obtenido la victoria, y se marcharon junto a su entrenador sin decir nada.

El director se acercó a la cancha con su micrófono, listo para hablar con el capitán del equipo. Sin embargo, para su sorpresa, él no estaba allí. Todos comenzaron a buscarlo, incluso Hoseok, pero, cuando este lo encontró con la mirada, sonrió suavemente y tomó el micrófono en su lugar para reemplazarlo.

Yoongi corrió lejos de sus compañeros, y pudo ver a Jimin sentado junto a su amigo con el público. Una vez que llegó junto a él, intentó recuperar el aliento para poder hablar normalmente.


—¿Yoongi? ¿No deberías estar allí?

—Un momento. Ven conmigo.


El menor se sorprendió en demasía cuando el otro joven tomó su mano e hizo que se levantara de su asiento. Lo llevó hacia el interior del instituto, el cual estaba vacío debido al evento que se llevaba a cabo en el salón de deportes, se detuvo junto a unos casilleros sin soltar su mano, y tomó también la otra. Se quedó callado un rato, y Jimin solo pudo sonrojarse, aunque no sabía con exactitud qué estaba sucediendo. Carraspeó.


—Felicidades por haber ganado el juego. —Soltó de pronto con la esperanza de romper un poco el silencio.

—Gracias. Tú estuviste... fabuloso.

—Querrás decir nuestro equipo.

—Sí.


Negó con la cabeza.


—No, no, tú estuviste fabuloso. Realmente brillaste allí afuera. Eres un gran bailarín. No sé cómo pudieron ser tan idiotas de haberte negado la entrada a su grupo, cuando, frente a ellos, tenían a alguien que hacía arte con sus movimientos. Te veías realmente hermoso.


Jimin balbuceó unas cuantas veces, e incluso olvidó cómo respirar. No podía creer que Yoongi le hubiera dicho todo eso.


—Gr--gracias, eres muy tierno... ¿Es por eso que me llamaste?

—Uh... sí.


De nuevo, negó con la cabeza.


—No, no te llamé por eso.


Yoongi pensó que ese era el momento perfecto para poder decirle todo lo que pensaba. Cuanto más rápido, mejor.


—Me gustas mucho, Jimin.

—¿¡Qué!?

—¡Sí! ¡Me gustas! Me encantas desde que te vi por primera vez en el colegio. Siempre me pareciste un chico divertido y encantador, y no quise acercarme porque, cuando lo intentaba, huías de mí. Por eso, pensé que me odiabas. Pero sí, me enamoré de ti y jamás te lo dije. Puede que ahora lo esté haciendo porque Hoseok me amenazó con delatarme de una forma vergonzosa, y preferí hacer esto antes de que fuera demasiado tarde.


Yoongi cerró sus ojos con fuerza y se ruborizó hasta las orejas. Luego, abrió un ojo y se asustó al haber visto al otro chico tropezar con sus propios pies. Jimin sentía que sus piernas temblaban. Eso solo había pasado en sus sueños, y no creía que fuera posible que pasara en la vida real.


—Está bien si no quieres decir nada. 

—N--no--

—Lo sé, sé que no te gusto, lo entiendo.

—Yoongi, no--

—Solo quiero que seas feliz —dejó un beso sobre sus manos—, así que no importa. Nada más prométeme que seguiremos hablando.

—Per--

—Ah, ¿a quién engaño? Esto duele. Mejor no me digas nad--

—¡También estoy enamorado de ti! —soltó de pronto, y sintió que su alma abandonó su cuerpo por unos instantes.


Yoongi calló de inmediato y miró a los ojos a Jimin, quien le sonreía con lágrimas en los ojos.


—¿Es eso verdad?

—¡Lo es! ¡Vaya! ¡Creí que jamás lo diría! Y también me gustas desde que te vi, solo que eras tan perfecto, que te creía inalcanzable. Creí que jamás te fijarías en alguien como yo. Incluso algunas personas se enteraron de mis sentimientos, y se encargaron de dejármelo bien en claro —rio con desgano, aunque feliz por sus sentimientos correspondidos—, ¡pero no importa! Ahora que sé que sientes lo mismo, créeme, soy el chico más feliz del mundo.

—Yo también lo soy. Y, si hay alguien perfecto aquí, ese eres tú, siempre fuiste tú.


Yoongi acercó su rostro al de Jimin, acarició con su nariz la de él y lo hizo reír dulcemente. Después, giró su cabeza para unir sus bocas en un beso, como siempre había querido. Ambos sentían que estaban viviendo un sueño, y sus corazones latían más rápido que nunca debido a la gran felicidad que se había instalado en sus seres. Sus labios se movían lentamente y, cada tanto, se curvaban en una sonrisa en medio de la acción. No podían esconder de ninguna forma lo emocionados que estaban y lo afortunados que se sentían de ahora saber que, sin que se hubiera dicho nada, se pertenecían uno al otro.

Una vez que se separaron, se miraron a los ojos por un largo rato. A lo lejos, se escuchaban los gritos de los docentes de su escuela, quienes los habían estado buscando desde hacía ya bastante y que habían acabado de verlos, pero no les importaba. 

Y a Yoongi tampoco le importó mucho seguir manchando su reputación escolar si de Jimin se trataba. Por eso, lo tomó de la muñeca, corrió junto con él y se encerró junto al menor en un salón para seguir en paz su tierna sesión de besos.

**************

Podemos oír las campanas.

¿Tú también las puedes escuchar?

Hoy se oyen más claras que nunca, porque ya no es nuestra imaginación. Estamos entrando juntos mientras caminamos hacia el altar. Nuestras familias están ubicadas a cada lado en sus asientos, y nuestros mejores amigos, Hoseok y Taehyung, son nuestros padrinos de bodas. Ambos, tan divertidos como siempre, susurran un "¡Al fin!" cuando llegamos a ellos. 

La ceremonia es preciosa. Los dos vestimos trajes azul oscuro, y nos vemos muy bien. Las miradas cargadas de amor no faltan, y tampoco las sonrisas, gestos que dejan en evidencia que no estamos prestando atención a nada más que a nosotros, porque por eso estamos aquí.

Porque nos amamos, porque somos felices.

La boda se va en un parpadeo. Después del hermoso y tan esperado beso, nos tomamos de las manos para dirigirnos hacia afuera, en donde nuestros invitados nos felicitan, y un auto nos espera al final de la vereda, listo para llevarnos a nuestro destino.

La luna de miel no será el único viaje que seguiría a partir desde ese momento, sino también la vida que tenemos por vivir juntos. Tendremos esa bella casa que una vez vimos en una esquina en la ciudad, y el perro y el gato que siempre ansiamos tener. Tal vez tendremos niños y envejeceremos juntos y felices de tenernos, pero no hay necesidad de apresurarse y volar.

No ahora, cuando es un hecho que estamos juntos y que lo estaríamos por siempre.

Podemos oír las campanas, algo nuevo está empezando...

FIN

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Admito que fue muy como una película adolescente cliché estadounidense del 2001, ahre, pero me gustó porque tiene la dosis justa de azúcar

En fin, para escribir esto me basé en una canción del musical "Hairspray". Realmente lo disfruté porque adoro ese musical, y adoro el yoonmin ajsjaja 💕

Es la primera vez en mucho tiempo (la época oscura de Justin y rayita) que no escribía cambiando de narrador. En lo personal, no me gusta, pero acá lo hice porque acá sí quedaba mejor con la manera en la que quise narrar la historia. Espero que haya quedado bien y que se haya entendido bien.

Desde ya le agradezco a MiURo16 por la portada, es una genia y la amo mucho 💕

Espero que les haya gustado. Un abrazo enorme, los quiero  💕

[Publicado el 19/11/18]

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