- Me mojaste - dijo a lo que levanté una ceja - hablo de la polera.
- Yo no dije nada.
- ¿Puedes salir? Siento todo tu miembro.
- Grande ¿verdad?
Me quedó mirando extraño ante lo que dije, quería reírme pero eso sería perder la seriedad del asunto.
- Idiota, cobarde y pervertido - contestó mientras intentaba quitarme - las tienes toda.
- Llevemos la fiesta en paz, seamos rivales solo en las pistas - me salí de encima - sería una lástima que se me pase la fuerza contigo, mírate, de un golpe te rompo.
Sentí un golpe en la cara que provocó que se gire un poco - no me subestimes.
Tuvo la intención de irse, pero no se iba a ir hasta que mi ventanal esté arreglado.
- Ven acá - tiré su cabello para que avance.
- Suéltame maldito idiota.
- Te vas a sentar ahí y vas a buscar la manera de arreglar mi ventanal o no te vas - lo senté de golpe.
- No me voy entonces - tomó el control de la televisión.
- ¿Que?
- Eso, ese dinero con el que seguramente pagaste para que me golpeen te hubiera servido para arreglar eso.
- Debes estar bromeando.
- No estoy para tus juegos - se puso de pie - ya estamos iguales.
- Okey, okey, okey - crucé mis brazos - esto es sin llorar.
- Como digas.
- ¿A dónde piensas que vas? - lo volví a detener - allá - indiqué el sofá.
- ¿Piensas tenerme todo el día aquí?
- Solo hasta que esto esté arreglado.
- No le veo lógica.
- No la hay, pero cualquier cosa que te fastidie me gusta ojitos.
- ¿Ojitos? - me miró extrañado.
- Erick.
Volvió a sentarse en el sofá, era muy astuto, de vez en cuando intentaba escaparse pero ahí lo tenía que estar cargando una y otra vez.
No demoraron mucho en arreglar eso en realidad, era solo reparar el vidrio, lo demás era solo limpiar todo ese desastre.
- Si vuelves a romper algo mío, a ti te romperé pero la cara ¿me escuchas? - dije sin recibir respuesta.
Me acerqué a ver a Erick que estaba totalmente dormido, caminé despacio mientras lo miraba, parecía un bebé.
- Supongo que te quedarás - dije tomándolo en brazos.
- Bájame ahora mismo - abrió sus ojos de golpe.
- ¿Haciéndote el dormido?
- Solo tenía los ojos cerrados - elevó las cejas - ¿me bajas?
- Sí.
- ¡Oye! - se quejó cuando lo aventé al sofá - que poco cordial.
- Ya puedes irte, procura cerrar la puerta - dije avanzando hacia las escaleras.
Me asomé por la ventana de mi habitación para ver si salía, pasaron unos minutos para ver cómo avanzaba en dirección a su auto.
Acomodé mis labios para dejar salir un silbido, el típico que uno hacía cuando veía a alguien guapo. Su cara de pocos amigos me hizo estallar en risa, quizás sería bueno disfrutar molestando a ese chico.
- Te voy a ganar esa carrera con o sin trampa ojitos - sonreí para cerrar la ventana.
Solo me quedaba esperar la oportunidad de competir con él, si quería mi lugar ¿por qué tanta espera? Quizás me tenía miedo, quizás le atormentaba perder contra el mejor, en LA puede ser lo que quiera, pero acá, el mejor soy y seguiré siendo yo.