CAPITULO VEINTISIETE
Maximiliano recibió la llamada de Nicolás con más dicha de la que quería reconocer, la expectativa por ver a Nina, lo sacudió y sin pensarlo mucho, se puso en camino; se podía decir que a pesar de todo lo ocurrido y el hecho de que se había sentido dolido con la chica por no haber querido ir con él, estaba feliz de poder volver a verla.
Agradecía el que Nicolás lo hubiera pedido a él y no a otro de sus hermanos; debía ir a recoger algunas cosas que habían comprado, extremadamente caras, pero que ellos creían necesarias para la seguridad de las mujeres y aun la de ellos mismos.
Lo que él no sabía, y tampoco imaginaba era que Nicolás lo hacía ir a él, con una doble intención; desde el domingo, después de que Max había dejado a Nina en casa con su madre, la chica había empezado a perder el brillo en su mirada, su natural desparpajo se estaba acabando y eso Nicolás no lo iba a permitir; el lunes en la mañana, antes de salir a reunirse con los accionistas de una empresa que competía con la de él; buscó a su hermana menor a la que encontró en el jardín trasero de la mansión
-¡hola Nina! – La había saludado lo más despreocupadamente posible – te estaba buscando, alguien te vio venir hacia el jardín, ¿está todo bien?
- no lo sé Niccolo – ella agachó la mirada – creo que estoy perdiéndole el gusto a la fotografía
- ¿de veras? – La atrajo al círculo de sus brazos ofreciéndole consuelo – ¿es solo eso? ¿O hay algo más que no quieres decirme? – Ella hizo silencio y le abrazó de vuelta, entonces Nicolás decidió que era mejor ir al grano – ¿Cómo están las cosas entre tú y Max? ¿Por qué no fuiste con él?
- es claro que lo amo, pero también que soy la única que ama en esta relación; sabes que no soy muy dada a revelar mis sentimientos, más bien los mantengo bien protegidos dentro de mi
- pero eso no siempre es bueno; al parecer a él le pasa lo mismo que a ti, creo que también te quiere pero no creo que sea capaz de reconocerlo
- pues para serte sincera, siempre fue muy tierno y cariñoso, bastante protector y diría que hasta posesivo conmigo; pero ayer cuando nos separamos, prácticamente huyó de aquí en cuanto me bajé del coche
- lo siento cariño, no quiero que sufras; me gustaría saber qué esperas de esa relación
- me gustaría que funcionara, sé que podemos hacerlo, solo hace falta un poco más de compromiso por parte de ambos
- voy a hacer algo; no es para obligar a Max a arreglar las cosas contigo, pero si nos servirá para saber si el realmente te quiere y desea seguir contigo, como debe ser
- está bien – aceptó ella recobrando algo de ánimo – pero mantén tu palabra, no quiero que se sienta presionado
- tu solo sígueme la corriente, todo saldrá bien. Por ahora, debo correr, tengo una reunión importante a la que no puedo faltar; necesito terminar con estos asuntos si quiero poder reunirme con Sam pronto
Y se había despedido de ella saliendo de inmediato; ese día Nina no lo había vuelto a ver, ella se pasó fotografiando el jardín para distraerse.
Pero esa mañana, Nicolás la buscó una vez más, en esta ocasión en su cuarto y le dijo que su pusiera bien hermosa
- ¿hay algún lugar que Max y tu hayan frecuentado y que sea especial para vosotros? – Le preguntó – un lugar que solo al mencionarle a Max las señas, sepa de qué se trata, si lo hay quiero que vayas allí con un chico que te está esperando en la sala principal, le he pagado para que se haga pasar por tu guardaespaldas; cuando lo veas entenderás; ten cuidado, porque de ahí en adelante todo depende de ti
- si hay ese lugar, solo debes decirle que estoy en el segundo mirador a donde me llevó la primera vez que salimos y a donde me volvió a llevar después, para tomar fotografías
- bien, ve; lleva tu móvil y quédate al pendiente de mi llamada; te avisaré en cuanto todo esté listo
Nicolás salió, aun debía recoger algunas cosas para que Max no tuviera que demorarse mucho en la ciudad; esperaba que el muchacho regresara con sus hermanos, antes de caer la noche y preferiblemente, que Nina fuera con él.
Un par de horas más tarde el móvil de Nicolás recibió una llamada, atendió luego de verificar
-¡hey Max! ¿Llegaste?
- ya estoy aquí, dime donde nos reunimos
- veme al lado de mi empresa, hay una cafetería con una enorme terraza; sillas en acero y mesas con parasol blanco; la verdad no recuerdo su nombre – algo más tarde Max se reunía con Nicolás en el lugar indicado
- bien, dijiste que necesitabas ayuda con algo
- es verdad; tengo casi todo lo que acordamos preparado para que lo lleves; pero antes de que estés de regreso, debes hacer un examen al guardaespaldas que contraté para Nina; como sabes, no podía dejarla sin protección después de los últimos acontecimientos
- estoy de acuerdo, aunque yo realmente esperaba que ella fuera conmigo, para protegerla y estar tranquilo
- lo sé, por eso pensé que tu debías conocer al chico, me lo recomendaron bastante, pero no soy un experto, aunque siempre he cuidado de mi sin problema; bueno, eso hasta los acontecimientos que me llevaron a conoceros
- Bien, ¿Dónde la encuentro en este momento? ¿Ella sabe que vine?
- no, pero supuse que al estar aquí la verías, realmente me asombró que no preguntaras por ella en cuanto nos vimos, pensé que lo de vosotros era importante
- lo es, pero no suelo ser evidente; pensaba en ir al lugar donde toma su curso, a esperar que tuviera el receso para comer
- creo que dejó el curso; al parecer lo ambiental le ha llamado la atención; el trabajo que hizo en Villa Loretta ha sido importante, probablemente le darán un premio por el – hizo una pausa para beber su expreso y luego continuó – dijo que iría a un lugar que tú le enseñaste la primera vez que salieron, el segundo lugar, que además es el más especial, según ella misma
- sé dónde es, si no te importa iré con ella; vuelvo contigo pronto para que me entregues los equipos
- suerte; te veo al rato, solo llama
Maximiliano subió a su auto y emprendió el camino al lugar donde besara por primera vez a Nina; los recuerdos lo golpearon y solo entonces, se permitió admitir lo mucho que la había extrañado, sonrió ante la expectativa de volver a verla
Aumentó la velocidad, al máximo permitido para salir pronto de la ciudad por el sur oeste, pero antes decidió que era hora de darle un nuevo obsequio, algo que la hiciera sentir especial, ninguna frivolidad ni tampoco una baratija, Nina no era como las otras chicas que había conocido, si deseaba impresionarla, debería darle algo que tuviera significado; buscó a un amigo a quien siempre le compraba pequeños aparatos de alta tecnología, era especialista en artículos de espionaje de muy buena calidad; encontró lo que quería y lo compró, un gasto que bien hubiera pagado casi la mitad de su Scrambler, pero valía la pena.
Cuando finalmente llegó al lugar donde vería a su chica, empezó a tener una sensación extraña, el hombre que estaba junto a ella, más bien a un par de metros viéndola trabajar, se veía de apariencia atlética, más o menos de su misma estatura y de cabello claro; se acercó y la escuchó a ella reír, al parecer, le había sentado muy bien su ausencia.
Sin dejarse dominar por la extraña sensación que lo invadía, se fue aproximando, el hombre que acompañaba a Nina se volvió hacia él y se puso alerta, ubicándose de inmediato entre Max y Nina, como intentando protegerla, entonces el menor de los Paz, sintió que la sensación extraña, era remplazada por real y calcinante enojo, y con razón al ver que el hombre que intentaba proteger a su chica, de él, era a simple vista, apuesto; pero cuando iba a decirle algunas cosas, Nina apareció de tras el sujeto y fue hacia él con una sonrisa en el rostro
- ¡Max! ¡Estás aquí! – el la recibió en sus brazos y la sostuvo posesivo, le dio un rápido beso y volvió su vista hacia el otro hombre que los veía incomodo – ¿Cuándo has venido? ¿Por qué no llamaste?
- en un momento hablaré contigo; primero dile a ese hombre que puede marcharse
- no me puedo ir sin ella – el que respondió fue el sujeto que traía enojado a Max – el señor Andreotti me dijo que no me separara de ella en ningún momento
- está bien Bruno; puedes irte y llevar el auto a la casa de Nicolás; no te preocupes; él no me hará daño, estaré bien; es mi novio
- ¡oh! Bueno, siendo así – encaja esta, pensó Max viéndole como si hubiera ganado una pelea – le veo después señorita Nina
- gracias por todo Bruno, ha sido agradable contar con tu compañía – el muchacho se alejó sonriente y Max sintió agriar su victoria – ¿Por qué no llamaste? – volvió ella a preguntar – pero la respuesta de él fue besarla posesivo pero a la vez, demostrándole lo mucho que la había extrañado, cuando se separó de ella, la chica tenía los labios ligeramente hinchados
- creo que primero tú me vas a responder unas cuantas preguntas
- ¿todo está bien? Pareces molesto ¡oh! ¿Es porque le dije a Bruno que eres mi novio? Lo siento, no quería...
- ¿de qué estás hablando? ¿Por qué eso habría de molestarme? ¿Acaso no eres mi novia?
- no que yo sepa; nunca me lo pediste, dijiste que éramos exclusivos, y que ya veríamos – Max empezaba a capitular
- ¿es por eso que no fuiste con nosotros? ¿Por qué no te pedí que fueras mi novia? Nina, te quiero y lo sabes; pensé que nuestra relación había tomado forma por sí sola, me sentí feliz de la suerte que tuve al encontrarte; te pido perdón por no hacer las cosas como merecías que se hicieran, si aún tengo oportunidad, déjame corregirlo – respiró profundo – ¿quieres ser mi novia?
- claro que quiero – se besaron con ternura y luego ella agregó – y también quiero ir contigo, lo del curso solo fue una excusa para no ir, no quería sentirme como me sentí, pero tú no habías hecho ademán de querer darle seriedad a lo nuestro; lo dejé, ya lo había decidido durante nuestro secuestro; quiero seguir haciendo fotografía especial para documentales
- traje algo para ti; espero que te guste – le entregó el obsequio y ella se le quedó viendo con curiosidad – ábrelo – la animó Max
- ¿qué es...? – preguntó mientras abría una caja que a simple vista parecía una muy elegante polvera – es linda Max – el chico no pudo evitar reír con ganas ante el asombro de ella - ¿de qué te ríes?
- ya sé que no eres como otras chicas de tu edad; mira – le mostró un par de botones y le dijo – es una cámara que obedece a comandos de voz, se activan aquí, y solo va a obedecer tu voz una vez la actives; podrás enfocar y a tu orden capturará las imágenes que enfoques con este lente; te va a permitir hacer acercamientos importantes; en resumen, es una polvera de espía
- ¡¡¡MAX!!! – el grito de la chica fue de pura alegría; se lanzó prácticamente sobre él, haciendo que cayeran sobre la hierba, y lo besó sin reparos; entonces Max tomó el control del beso, volviéndolo más intenso, viéndose peligrosamente orillados a las líneas de la pasión; el chico no perdió la capacidad de pensar, bajando de inmediato la intensidad del beso, para luego darle pequeños besos en el rostro; ella le sonrió con timidez y luego dijo – es un muy hermoso obsequio Max; tu si que sabes lo que me gusta
- todo por verte feliz – y por volver a recibir un agradecimiento tan placentero, pensó - ¿nos vamos?
- debemos ir a casa por mis cosas Max
- bien; aun debo ver a Nicolás nuevamente antes de irnos y recoger algunas cosas que he venido a buscar; primero pasaremos por tus cosas a la casa y luego iremos con tu hermano ¿te parece? ¿Cómo está tu madre?
- ella viajó a Verona el día de ayer; allá tenemos una gran casa y ella tiene buenas amistades y algunos parientes; estará bien en tanto que todo por aquí mejora
- esa es una buena noticia, así no estaréis preocupadas por ella y podréis disfrutar de este retiro
Durante las siguientes 3 horas, estuvieron yendo a uno y otro lugar hasta tener varias cajas en el auto con ellos; se despidieron de Nicolás quien había hablado con Max sobre Samantha pidiéndole que la mantuvieran al margen de lo que él estaba haciendo, no quería preocuparla.
Cuando la tarde ya estaba avanzada, abandonaron Grand Rapids y se dirigieron a las montañas boscosas siguiendo la autopista para luego salir a los caminos accidentados; para cuando llegaron a la propiedad de Nicolás, la noche ya tenía todo cubierto.
El alborozo de las otras chicas al ver llegar a la más joven de todas ellas, fue algo emocionante; y en tanto que algunos empleados se llevaban su equipaje a otra cabaña, sus amigas de inmediato le presentaron a la doctora y se la llevaron aparte para hablar con ella sin interrupciones, sometiéndola a un exhaustivo interrogatorio sobre las razones por las que no había viajado con todos; ella les contó el problema real sin omitirles ningún detalle, al concluir preguntó
-¿y Renata? – unas a otras se miraron a los ojos
- ven, lo que ha ocurrido aquí te lo podemos contar en el cuarto de ella – fueron hacia allí sin pérdida de tiempo
- ¡Reny! – Se acercó a la cama asombrada – ¿Qué ha ocurrido? ¿Resbalaste en la bañera?
- ¡oh! ¡No sabes lo que te perdiste por no haber venido con nosotras! Bien y hubieras podido ser tú la que resbalara en la bañera – repuso la chica en la cama sonriendo con dificultad – ¡bienvenida! No era lo mismo sin ti
- gracias, pero debéis decirme alguna que fue lo que ocurrió aquí
- verás – replicó Valentina – nos dimos de bruces con un par de gatas en celo, que al no poder llevarse a ninguno de nuestros hombres a la cama, decidieron quitar del camino los obstáculos, bueno, al menos lo intentaron; hoy mismo viajaron a la prisión
- ¡vaya! ¿En serio querían con los muchachos? – preguntó ella prevenida pensando en su Maximiliano a expensas de unas tipas ofrecidas
- totalmente cierto, pero no comentes el caso delante de ellos, porque aún se sienten culpables; en especial Diego que se siente responsable por el estado de Reny
- ¿Por qué habrían de sentirse culpables?
- el caso es que el día anterior, ellos se levantaron y estuvieron recorriendo la propiedad que desde luego merece ese tipo de apreciación ¡es simplemente un sueño de lugar! – Explicó Alessia – en fin que estaban en una kiosco ahí afuera, y dos de las empleadas del lugar se acercaron a ellos para atenderlos, les llevaron café y les coquetearon con descaro, la verdad nosotras no escuchamos lo que les dijeron; pero ellos como buenos hombres que son, les sonrieron, ellos dicen que les pareció divertido el descaro de las fulanas, ya que ellas sabían que ellos habían llegado con su mujer cada uno...
- no todos – interrumpió Nina arrepentida de haberse quedado atrás
- no te aflijas cuñada; nosotras lo cuidamos por ti – animó Samantha – aunque ahora ya estás aquí, te harás cargo tú misma
- bien – continuó Alessia – te decía; como era de esperarse, nosotras fuimos y pusimos fin al flirteo de esas mujeres y Renata las echó de allí después de decirles gatas; al comienzo a ellos no les pareció grave lo ocurrido pero nosotras les hicimos ver que estaba mal; Diego no lo aceptó tan fácil y tuvieron una discusión con Renata, ella se fue a la montaña a que los insectos la consolaran y él se encerró en la biblioteca durante todo el resto del día, con las botellas de Nicolás
- nosotros desde luego pensamos que después de la pelea, se habían reconciliado a la manera antigua – ahora narraba Valentina, Diana también escuchaba y sonreía mientras aprovechaba para hacer un nuevo examen del estado de Reny; al parecer lo dicho por Sam era muy cierto, podía aprender mucho de esas mujeres – no nos preocupamos de ninguno hasta que apareció Diego, ebrio y sin Reny; empezamos a buscarla y nadie daba razón, nadie la había visto; la noche estaba avanzada, y finalmente una de las damas insinuó que se pudo haber citado con uno de los trabajadores de este lugar, en lo alto de la colina que esta al respaldo de la propiedad; dijo que la había visto ir en la mañana a dicho lugar; la buscamos, pero cuando la encontramos estaba sin sentido contra un árbol; la habían empujado, sin ningún tipo de piedad; querían asesinarla
- ¡oh Dios! ¿Qué tipo de mujeres tiene Nicolás trabajando aquí? – preguntó Nina aterrada
- lo mismo pregunté yo – repuso Alessia – son todas unas joyas
- lo cierto es que ya eso pasó – concluyó Samantha – y puede que ahora si podamos disfrutar de este lugar sin más contratiempos; solo falta algo para que esto sea perfecto; en fin, creo que debemos ir a cenar, los muchachos deben estar muriendo de hambre
- aun no me creo que coman tanto – finalmente Diana tuvo algo que decir
Fueron al comedordejando a Renata en compañía de Diego, que justo en ese momento entraba, lacuidaba con dedicación; pero aún no habían arreglado las diferencias; ambos setrataban con algo de seriedad; no obstante, el la alimentaba y ella le recibía.