capítulo trece,
( serpents )
UNA RISA SALIÓ POR SUS LABIOS, SACUDIENDO SU PECHO con ella. Su cabello se movió sobre sus hombros y su sonrisa resaltó sobre la tenue luz del lugar. En el ambiente había un aroma a cuero y cigarrillo, pero Dallas estaba acostumbrada, era una de las características principales del Whyte Wyrm. Sus amigos rieron con ella, Sweet Pea soltando un quejido con el movimiento. Luego de pasar tres días en la casa de los Tate había decidido que ya era tiempo de irse. Habían sido más que hospitalarios con él y disfrutaba la compañía de Dallas, pero no quería abusar. Su herida había cerrado, había dicho Casey, pero aún debía tener cuidado.
Toni y Dallas se habían unido para jugar contra Sweet Pea y Fangs un partido de pool, aunque ellos tenían desventaja por el cuidado y lo poco que podía moverse el más alto de los amigos. Todos ya habían tomado su segunda cerveza, algunos yendo por la tercera y otros por la cuarta. A ese punto ya no había una razón en especial para reírse.
—No es gracioso —negó Sweet Pea con una sonrisa en su rostro, sosteniendo su herida—, en serio duele.
—Entonces sigue tomando —alentó Fangs divertido—, dos o tres cervezas más y te olvidarás hasta tu nombre.
Sacudiendo su cabeza, Dallas rió. No recordaba cuando había sido la primera vez que había tomado, probablemente a los doce o trece años, pero nunca había adquirido resistencia. Una cerveza y todo parecía gracioso, a la segunda decía casi todo lo que pasaba por su mente, llegando a la tercera el suelo no se detenía y luego de una cuarta comenzaba a olvidar sucesos. Sabiendo que se estaba pasando, dejó su tercer cerveza a un lado y aferró el palo entre sus manos. Conociéndola, Toni se acercó a sus dos amigos.
—Una cerveza a que le erra.
Antes de que alguno pudiera responder, Dallas trató de pegarle a la bola blanca, rozando el lado derecho con el taco del palo, apenas moviéndola. Enseguida tiró su cabeza para atrás y una carcajada se abrió paso por su garganta. Sus piernas se doblaron y su pecho impactó contra la mesa. Impresionados y divertidos con su estado, Fangs y Sweet Pea compartieron una mirada mientras Toni llevaba una sonrisa ladeada en su rostro.
—Vaya —murmuró Sweet Pea—, parece que el alcohol hizo efecto.
—De tener resistencia no hablemos —masculló Fangs.
La risa de Dallas comenzó a morir hasta que sólo quedó una sonrisa tonta en su rostro. Se enderezó y apoyó su espalda baja contra la mesa, cruzando los brazos sobre su pecho.
—¿Te sientes bien? —inquirió Toni.
Dallas era incapaz de mantener sus ojos abiertos, sus párpados se caían. Bostezó y pasó una mano por su cabello, realmente tenía sueño.
—Tengo sueño —admitió.
—De acuerdo —murmuró Sweet Pea—, termino mi cerveza y te llevo a tu casa.
—Bien.
De pronto se alzaron murmullos y al girar, Dallas sintió su corazón saltarse un latido. Cada músculo de su cuerpo se puso tieso y su mente se puso en blanco. Archie, Kevin y Moose se acercaban a donde ellos estaban, liderados por Joaquin. Por un momento, la joven sintió la bilis subir por su garganta, pero se obligó a tomar una gran bocanada de aire. Le dio la espalda al grupo de cuatro y pasó su mirada frenética por el rostro de sus amigos, quienes notaron su estado luego de ver a los extraños y la chaqueta del equipo de fútbol de los Bulldogs que llevaba puesta el pelirrojo.
—Debo salir de aquí —murmuró Dallas.
Toni pasó la mirada del grupo de cuatro a su amiga, quien llevaba una expresión de pánico en el rostro. Tomó el antebrazo de Sweet Pea y sus miradas se encontraron.
—Llévala.
Él asintió y dejó su cerveza en manos de Fangs antes de apoyar con suavidad su mano en la espalda baja de Dallas. La joven apenas fue consciente del acto, demasiado preocupada en salir de allá, pero se vio incapaz de omitir la sensación cálida que produjo.
—Vamos.
Sweet Pea se puso detrás de ella, tapándola con su cuerpo para que no la vieran. Dallas avanzó delante de él aún mareada, pero con el paso apresurado. Al salir el viento chocó contra su rostro y sintió el mareo irse un poco, a su alrededor las cosas se estabilizaron. Aún con la mano en la zona baja de su espalda, el joven la guió hasta su moto. Se subió y ella lo siguió, aferrándose a su abdomen para no caerse ni mucho menos.
En cuestión de minutos se encontraron frente a la casa de los Tate y Dallas bajó de la moto mucho más estable. Antes de irse para darse una ducha, se acercó a su lado y dejó un suave beso sobre su mejilla. La comisura izquierda de los labios del joven se alzó.
—Gracias, Sweets.
—Cuando quieras, Dal.
LUEGO DE DARSE UNA DUCHA RÁPIDA PARA SACARSE CUALQUIER rastro de alcohol de encima y vestirse de manera presentable, Dallas tomo el regalo que su madre había dejado sobre la mesa del comedor antes de salir de la casa. No sabía que era, pero al menos no iba al Baby Shower de Polly Cooper con las manos vacías.
Subió al penthouse de los Lodge y tocó la puerta con sus nudillos. Betty fue quien le abrió y pronto se sumieron en un abrazo.
—Gracias por venir —murmuró Betty al separarse.
Con una pequeña sonrisa en sus labios, Dallas se encogió de hombros.
—Es lo menos que podía hacer.
Luego de entrar la joven Tate saludó a Veronica y a Polly, dándole el regalo.
—Gracias, Dal —dijo la rubia con una amable sonrisa en su rostro—, no era necesario.
—No es nada, Polly. Espero que te guste.
Luego de devolverle la sonrisa, Dallas giró sobre sus talones, encontrándose a Jughead ayudando a llevar la comida. Divertida, la joven se acercó a él.
—¿Quién lo diría? Jughead Jones como mesero.
Con una sonrisa divertida, el nombrado rodó sus ojos.
—¿Quién lo diría? Dallas Tate vistiendo un suéter.
Dallas codeó su brazo y ambos compartieron una pequeña risa antes de que la joven abandonara su lado en busca de una bebida. Al ya haber tomado suficiente alcohol por un día, optó por un vaso de gaseosa. El timbre sonó y giró para ver que se trataba de las Pussycats. Desvió la vista y su mirada se centró en Jughead y Betty, quienes compartieron un beso. Se apresuró a tragar para no escupir, porque se ahogó y comenzó a toser. Al parecer, había estado tan ocupada con Sweet Pea que se había perdido el hecho de que sus amigos ahora eran novios.
La puerta se abrió una vez más y por ella apareció Alice Cooper con una sonrisa de disculpa y pena en su rostro. Dallas no estaba segura de lo que estaba pasando y se regañó mentalmente por haberse dejado distraer tanto. Sólo había faltado tres días a la escuela, ¿se había perdido de tanto?
—Polly, mira —murmuró Betty acercándose a su hermana—, mamá está aquí.
Dallas aprovechó para acercarse a Jughead, sin querer ser parte de la pequeña reunión familiar que se estaba llevando a cabo. Al llegar a su lado golpeó con su mano la parte trasera de su cabeza.
—¡Au! —exclamó sobándose la cabeza—. ¿Y eso por qué fue?
—¿Cuándo pensabas decirme que Betty y tú son novios, imbécil?
Ninguno fue capaz de decir nada más, interrumpidos cuando la puerta fue abierta de golpe y una joven de cabellos anaranjados hizo su presencia llevando un cochecito de bebé.
—¡Ya llegamos! —exclamó Cheryl—. No es la gran cosa. Es sólo el mejor cochecito que existe.
Atrás de ella entraron Penelope Blossom y la abuela Rose de Cheryl, en una silla de ruedas. Dallas y Jughead compartieron una mirada, podía salir todo bien o todo mal.
—Muy costoso —notó Polly mirando el cochecito con estupefacción.
—Lo único que pido a cambio es ser la madrina de tu bebé.
Dallas mordió su labio inferior, pasando su mirada de Polly a Cheryl y a Betty. Vaya dilema.
—Bromeo —masculló Cheryl al notar la incomodidad de Polly—. Claro que no bromeo.
Cheryl se apartó de su lado para tomar la silla de ruedas de su abuela.
—Vamos, abuela Rose, consigamos un buen lugar para comer.
Luego de unos buenos minutos, en los que todos comieron, Polly se sentó a abrir los regalos y Dallas descubrió que su madre había comprado un enterito para recién nacidos color amarillo. La joven se encontraba fuera de su ambiente, un poco incómoda, por lo que se había quedado parada junto a Jughead. De pronto la puerta fue abierta y Archie entró por ella luciendo enojado. Enseguida hizo su camino a donde estaban los dos amigos y Dallas sintió su corazón acelerarse. ¿Acaso la había visto y venía a reclamárselo frente a todos?
—Lo estabas protegiendo —declaró Archie—. Por eso no me lo dijiste.
—Relájate —susurró Jughead—. ¿Qué sucedió?
Dallas tomó los brazos de ambos, haciendo que la miraran. Se sentía aliviada al saber que su secreto seguía a salvo, aunque no sabía de que se trataba aquello, pero no necesitaban discutir en ese momento, era el baby shower de Polly.
—Chicos, no es el momento.
—Archie.
Veronica y Betty llegaron junto a ellos y Dallas cerró sus ojos un momento. Las cosas sólo podrían empeorar.
—¿Sabías que el padre de Jughead es una Serpiente?
El cuerpo de la joven se tenso y sintió ganas de correr fuera de allí, era un milagro que su secreto permaneciera.
—No —murmuró Betty anonada.
—Por eso trató de impedir que fuera, para que no lo descubriera. Después de todo lo que mi padre hizo por ti.
—Archie —masculló Jughead—, puedo explicártelo.
—Ahora no —interrumpió Veronica—. Este es el día de Polly. Así que tienen que calmarse. Lo digo en serio.
—Archie.
—No —negó Archie—, ahórratelo.
Archie giró sobre sus talones y se dirigió hacia la puerta seguido por Veronica. Betty se detuvo un momento a mirar a su novio con incredulidad antes de volver a su lugar junto a su familia. Dallas tomó la mano de Jughead y le dio un apretón.
—Si necesitas donde dormir, ya sabes donde está mi casa. Yo me largo.
¿Cuánto más creen
que pueda seguir el
secreto de los tate?
Espero que les esté
gustando♡