Me levanté como todos los días, claro a diferencia de que tenía un dolor de cabeza que me estaba matando. Creo que no fue tan buena idea beber tanto.
- ¿Y tú? ¿Que haces acá? - dije al ver a Richard acostado en el sofá.
- Créeme que yo también quiero saber, que pedazo de borrachera nos mandamos.
- ¿Tienes hambre?
- Uy si, mucha - comenzó a acomodarse en el sofá.
Fui a la cocina a ver que podía preparar, podía tener mi genio cuando se trataba de las carreras, incluso podía ser insoportable, pero en mi casa era bien atento y más con mis amigos.
- ¿Té, café o jugo? - pregunté.
- Un jugo para la sed y un café para despertar.
- ¿Algo más?
- No así está bien - rió.
- Al menos pon la mesa ¿no?
- Pero si está puesta ¿no la ves?
- Chistosito.
Serví el desayuno para ambos en lo que platicamos, no era que tenga una doble vida o que de día sea uno y de noche sea otro, para mí las carreras eran un trabajo, gracias a eso comía, vivía, me daba mis gustos y tenía mis comodidades.
- ¿Será cierto que Brian es el mejor de LA?
- ¿Que Brian?
- Erick, Erick Brian dijo que se llamaba.
- Si fuera el mejor de LA ¿por qué vendría acá?
- Por tu trono, porqué más.
Me quedé pensando en eso, pero no me calzaba, de que le serviría ser el mejor de Miami.
- No lo sé, pero ese niño se está metiendo donde no debe ¿viste como me habló ayer? No sé porqué no me dejaron golpearlo.
- Ganale en las calles, total si se pone agresivo lo golpeamos entre los cuatro.
- Así me gusta - choqué mi mano con la de él - ojitos no sabe aún de lo que soy capaz.
- ¿Ojitos?
- Erick.
- Parece un buen chico en realidad - dijo para beber un sorbo de su café - eso sí, se nota que no le agradas.
- A mí tampoco me agrada, ya sabes que quién comienza mal conmigo, termina mal.
- Oye, trata de controlar tus impulsos, aún recuerdo la última vez que peleaste, casi matas a ese chico.
- Se metió con mi auto, que querías que haga, en las calles no hay reglas, está todo permitido.
- Te imaginas - dejó de lado la comida - una carrera entre el mejor de LA y el mejor de Miami, habría mucho dinero de por medio y muchas apuestas.
- Lo sé, podría llenarme los bolsillos de dinero, pero algo me dice que ese pendejo quiere algo más, no quiso aceptar la carrera ¿no te parece raro?
- La verdad sí, habla como si te conociera.
- Ayer me llamó por mi apellido, aunque alguien quizás se lo dijo, pero me sigue pareciendo raro.
- ¿Cuántos años tendrá?
- No lo sé, voy a tratar de averiguar quién es y qué mierda quiere aquí, mi lugar lo defiendo al precio que sea - dije entre dientes.
Ahora todo me parecía raro, llegó de un día a otro queriendo darme la batalla en mi territorio, con mi gente y mis calles, si no quería salir muerto de aquí sería mejor que se mantenga tranquilo.