***Aló! *0*
Lamento mucho la tardanza de este capítulo (Estoy viva, por si las dudas :v), tuve algunos problemas :c
¡pero no importa! Aquí está la Nueva actualización *0* con mucho power! *0*
Espero que les guste y gracias por seguir leyendo :3 Son unos amores :3 ***
Dentro de mi se produjo una adrenalina con una pizca de coraje. Al ver la cabellera naranja de Cara supe que tenía que detener a Janet a toda costa. Concentre todas mis fuerzas en mis brazos para levantarme de la cama poco a poco.
-¿Qué carajos estás haciendo? - me preguntó Jeff quién retrocedió.
-¿No es obvio? -pregunté con sarcasmo.- Tenemos que detener a Janet.
Solté unos gruñidos y apreté los dientes al sentir el dolor en cada uno de mis huesos y músculos.
-Tarada ¡Estás lastimada! -me regaña Jeff.- Yo iré y tú ¡Te quedas!
-¿Qué? -mire a Jeff con una ceja levantada y una mueca de dolor en la boca.
-¡Lo que escuchaste, descerebrada! -exclama y se levanta de la cama.- No puedes ni contigo misma ¡No seas estúpida!
-¡Ella es mi amiga! -grito.- Y esa lunática de Janet va tras ella.
Jeff aprieta los labios, veo su cara de enojado. De pronto, toca mi hombro lo aprieta, el dolor se acumula en esa parte y provoca que suelte un grito, caigo a la cama de un rebote y miro a Jeff desde abajo.
- Te quedas -dijo marcando esas dos palabras con su tono de enfado.- Es demasiado peligroso...
- Pero yo...
-¡Pero nada! -alza la voz.- Te han lastimado mucho por hoy y me voy a lamentar si te pasa algo peor o si te pierdo.
Mis ojos me miran tan severamente que finalmente suelto un suspiro y me dejó caer en la cama con los brazos cruzados.
-No me hagas pucheros -me dice.- Te prometo que salvare a Cara.
Lo miro fijamente.
-Más te vale -le digo.
Jeff asiente con la cabeza y desaparece por la ventana sin decir algo más. Escucho como sus pies aterrizan en las hojas secas y se aleja corriendo.
Obviamente no me iba a quedar acostada esperando que Jeff y Nina salven a Cara. Me levanté de la cama lentamente, me puse mis botas de piel, mi sudadera negra y agarre mi cabello en una coleta. Con cada dolor de mi cuerpo caminé hacia la ventana, agarré mi máscara que colgaba de la orilla y me la puse.
Era una completa locura salir en las condiciones en las que estoy ahora pero Cara es mi mejor amiga, y la maldita de Janet merece una paliza mía.
15 minutos después me encontraba en el bosque, caminando lo más lenta y cuidadosamente posible que podía. Seguía los rastros que dejó Jeff a través de la tierra, me costaba ver en la oscuridad pero mi vista se fue adaptando poco a poco. Mis pensamientos no me dejaban tranquila, era un mar de confusión y desesperación; lo más seguro es que me meteré en problemas, sin embargo, espero que valga la pena. Cada centímetro de mi cuerpo me dolía, a veces el dolor era insoportable, pero eso nunca me detuvo. El valor fue más fuerte que cualquier cosa. El coraje me mantuvo de pie. Es increíble como el dolor deja de importar cuando alguien a quien aprecias demasiado, está en peligro.
Llegué en menos de 4 minutos a la estación de camiones. Las huellas de Jeff se acabaron cuando llegué a la banqueta. Me coloqué detrás de un arbusto y asome mi vista para ver más allá: la carretera se habría pasó, desde lo lejos alcancé a notar una cabellera naranja que me daba la espalda, Cara está sentada en los asientos de metal esperando el camión, detrás de otro arbusto veo a Nina y Jeff que igual me dan la espalda y ven fijamente a Cara. Agacho mi cabeza, empiezo a caminar en cunclillas sin hacer ruido y me dirijo hacía donde está Nina y Jeff.
-Hola -les susurro cuando estoy a centímetros de sus espaldas.
Ellos de la nada, giran sus cuerpo rápidamente al unísono y me apuntan con los cuchillos. Inmediatamente levanto las manos a la altura de mi cara.
-¡Soy yo! ¡soy yo! -digo en un tono de desesperación.- Soy tu hija... Papi.
Ambos bajan los cuchillos, Nina pone los ojos en blanco y Jeff de pronto sus gestos cambian de modo alerta a modo papá enojado.
-¿Qué mierda haces aquí? - me susurra enojado.- ¿No te ordene que te quedarás?
- Pues si -levanto los hombros.- Vine a ayudar.
- Lo único que harás en meternos en problemas -gruñe Nina.
-Ustedes se meteran en problemas SOLOS -digo cruzando los brazos.- Me necesitan a mi.
-¿A qué te refieres? -me pregunta Jeff.
- Es muy arriesgado que ustedes salgan a atacar a una adolescente -digo.- De la cual sospechamos que sea la hija de Jane The Killer.
-También para ti sería arriesgado - me dice Nina.
-No, yo tengo máscara -con mi dedo señalo la máscara que traigo puesta.- Sólo tendré cuidado.
Jeff y Nina se miran entre sí, después de unos segundos Nina mira al frente entre las hojas del arbusto, y Jeff me mira detenidamente a mi y de forma sería.
-Estás herida - me dice.
-Jeff, Cara es mi amiga -le suplico.- Te prometo que tendré cuidado.
-Eso dijiste cuando entraste a la escuela ¡Y mirate!
- En mi defensa: No sé quién fue y me dejaron totalmente indefensa.
- Lo sé -marca esa frase.- Pero te recuerdo que la loca que va atrás de tu amiga ha matado a dos personas, casi te quiere envenenar con las galletas, y sin mencionar lo que pasó en el teatro con Cara.
-Eso también lo sé -digo.- Pero yo he matado a más personas que ella, y... además... Soy tu hija. Tú me emtrenaste... Confía en mi.
Jeff pensativo, mordió lo poco que tiene del labio de abajo, solamente me miraba con el miedo en los ojos.
-Confío en ti -me dice.- pero no quiero que salgas más lastimada.
- No pasará -digo firmemente.
Jeff asiente lentamente con la cabeza.
-Esta bien -dice.- Si las cosas empeoran, nosotros vamos a entrar.
Asiento con la cabeza. Jeff pone su mano sobre mi hombro.
- Es mejor que te apures, Luna -dice Nina.- Janet está a unos pasos de Cara.
Me acerco más al arbusto y asomo mi cabeza. Efectivamente: Janet se está acercando a Cara lentamente con un bate de Béisbol en las manos.
<< Un momento...>> A mi mente se presentó el dolor de algo tan pesado que se siente como la madera, cuando me taparon el rostro y me empezaron a golpear. << ¿Acaso...? ¿Janet fue quién me golpeó en la escuela? >> Sacudo la cabeza << No es momento para pensar en eso >>
Siento en mi espalda una palmada.
-Suerte -escucho a Jeff susurrar.- Destruyela...
Sin querer, en mi rostro se forma una sonrisa. Empiezo a avanzar en cunclillas, pasé de forma sigilosa por los pocos arbustos que quedaban hasta que por fin llegué a la parte del pavimento que divide la carretera del bosque, seguí avanzando cuidadosamente. Mi corazón latía por mil y lo lograba escuchar, sentía las gotas de sudor bajar por mi frente, estoy nerviosa. La máscara me sofocaba y sentía el calor en todo mi rostro.
Janet se encontraba enfrente de mi y dándome la espalda. Ella sostenía un bate de Béisbol en sus manos y esta preparada para golpear a Cara por atrás en cualquier instante. Cara espera sentada el autobús sin darse cuenta de quien está atrás de ella, Cara solamente tenía los ojos y todos los sentidos en la pantalla de su celular. Janet sigue sin notar mi presencia.
En eso, Janet levanta con ambas manos el bate, lo lleva por arriba de su hombro derecho, preparada para lanzar su golpe. Yo me levanto de manera rápida y detengo con mi mano el bate. Janet acumula fuerzas pero nota que algo la impide cometer su delito, agarro con más fuerzas el bate sintiendo su madera. Janet da media vuelta y me mira con unos ojos tan grandes llenos de rabia. Suelta un gruñido mostrando sus dientes apretados. Antes de que haga ruido con su boca, rápidamente se la tapo con mi mano, retrocedo junto con ella, nos metemos por los arbustos, y caemos al césped. La sostengo el tiempo suficiente para esperar a que el autobús pase a la parada. Janet me patea e intenta alejarse de mi, mantengo apartado mi rostro para que no toque la máscara. Escucho a lo lejos el autobús acercándose y defendiéndose. Por mi hombro veo que Cara se levanta tan tranquila, el autobús abre las puertas, Cara sube y toma su asiento mientras el autobús avanza.
Mi amiga está a salvo... Otra vez.
Al ver que el autobús se encuentra en una distancia considerable, suelto a Janet y ella se levanta rápidamente del césped dispuesta a lanzar un golpe con el bate. Levanta con una furia el bate sobre su cabeza, suelta un gruñido, deja caer el bate con una rapidez y fuerza desconocida. Sin pensarlo dos veces, doy un giro sobre el césped para evitar el ataque, y el bate impacta contra el césped provocando un sonido muy fuerte.
Con el dolor manifestándose en mi cuerpo, me levanto como puedo y haciendo el esfuerzo en cada músculo. Ya estoy a la altura de Janet.
-¿¡Quién eres!? -grita Janet volviendo a preparar el bate sobre su hombro, dispuesta a lanzar el próximo golpe.- ¿¡Y quién te envió!?
Sin responder y con la vista fija en ella, llevo mi mano al bolsillo de mi pantalón y, de un movimiento rápido, saco la navaja quitando la funda de ésta.
Janet abre más los ojos que casi se salen de sus órbitas al ver la arma que he sacado. Corre hacía mi, ataca con el bate dejándolo caer, pero yo esquivo el ataque agachandome y cambiando de posición. Estoy a centímetros de su cintura, no desaprovecho la oportunidad, y paso el filo de la navaja por su abdomen hasta llegar a su espalda, formo una línea vertical por esa parte de su cuerpo. Rompí la tela de su sudadera, y dejé al descubierto una tira de piel, se veía la herida grande y con sangre que empezaba a brotar de la carne. Janet soltó un grito de dolor.
Di zancadas largas para alejarme rápido de ella, y me di media vuelta para verla. Janet está de espalda, con una mano toca la gran herida mientras que con la otra mano sostiene el bate. Separa su mano de la herida para observar el líquido rojo que macho sus dedos hasta el codo.
-Maldito -Escucho que susurra.
Se gira de manera brusca para mirarme. El gesto de su rostro cambió tan repentinamente que pude perservir la rabia a la distancia en la que estoy; está enojada, tiene la mandíbula apretada, los ojos rojos y sobresalidos, esa expresión de odio y de locura.
Vuelve a correr hacía mi pero esta vez lleva el bate sobre su cabeza. No me puedo mover mucho, todavía me duele el cuerpo por la paliza en la escuela. Janet cuando se encuentra a unos centímetros de mi, deja caer el bate en dirección a mi cabeza. Yo bloqueo con mi navaja el ataque antes de que llegará a mi frente el bate. Janet es más fuerte de lo que creía, así que uso mis dos manos para sostener la mango de mi navaja, el filo de mi arma está clavado sobre la madera del bate. Miro a Janet quien está a unos centímetros de mi cara, sus ojos reflejan esa oscuridad que ya había visto antes, esa sed de sangre y esa ansia de quitarme la vida.
Discretamente me separo un poco de ella, doblo mis rodillas, y con una sola pierna pateo a Janet en el estómago utilizando todas mis fuerzas. Ella hace un gesto de dolor, retrocede mientras estiro mi pierna para que se aleje de mi, el filo de mi navaja sale del bate dejándole una marca, y Janet cae al césped. Me acerco a ella y, sin pensarlo, le clavo la navaja en la pantorrilla. Janet grita. Saco la navaja de la carne de Janet, un poco de sangre sale disparada junto con la navaja. Mantengo suspendida en el aire la navaja, la dejo caer en dirección a la otra pierna, sin embargo, la mano donde tenía agarrada la navaja recibe un golpe que no vi venir; Janet me golpeó con el bate en la mano, grito al sentir el golpe en mano, suelto la navaja y sale disparada hasta el pavimento de la calle. He quedado desarmada.
Miro por donde ha caído la navaja, está demasiado lejos de mi. Me levanto, pero vuelvo a caer cuando Janet me patea en las piernas. El dolor se concentró en mi trasero cuando los músculos sufrieron el impacto. Veo que Janet se levanta del césped rápidamente. Yo lo primero que hago es cubrir mi cráneo con mis dos manos, se lo que va a hacer. Janet se acerca a mi, y el primer golpe que me da con el bate es en mi espalda. El grito salió desde mis pulmones y rasgo mi garganta. Sentía que algo dentro de mi se rompía y quiebra mis huesos.
En ese momento reaccione; es exactamente el mismo golpe que sentí cuando me arrastraron a las afueras de la escuela, con la misma arma. No pude ver a mi atacante en ese momento o con qué me estaba golpeando. Sin embargo, se sentía tal cuál. En mi mente, por si sola, se dedujo la idea que provocó en mi un fuego.
Abrí los ojos. Brotó en mi alma una rabia al recordar la forma en como me torturaron en la escuela. Solté un gruñido. Ubique con mi cuerpo donde estaba exactamente parada Janet, estire mi pierna y giré mi cuerpo, mi pierna chocó con los pies de Janet y eso causo que la derrumbara, y nuevamente cayera al suelo. Me levanté apoyando mis manos en el césped y me subí encima de Janet para evitar que volviera a atacar. Le quite el bate y lo lancé a la misma dirección en donde se encontraba mi navaja. Cerré mis manos para formar puños, empecé a lanzar puñetazos a la cara de Janet. Uno a la derecha y otro a la izquierda. Los nudillos me empezaron a doler y sentí la punzadas, Janet tenía la mandíbula afilada. Alcancé a ver que salía sangre de su boca y una fina línea de su nariz, mientras que el color morado de su mejilla brotaba poco a poco. No se cuantos golpes le di, pero mis brazos se debilitan, Janet notó eso, y de la nada, Janet me empuja con demasiada fuerza que caigo por un lado y ruedo hasta llegar al pavimento.
Terminé de espaldas contra el pavimento duro, volteo a un lado de mi, estoy más cerca de mi navaja. Giro mi cuerpo y me empiezo a arrastrar para llegar a donde está mi navaja. A este punto, todo mi cuerpo me dolía, se me complicaba hacer ciertos movimientos sin hacer un gesto o soltar un grito pequeño, necesitaba esa navaja. Avance, y al ver que estaba más cerca, estire mi brazo, ya sólo faltaban unos centímetros que eran separados por mi dedo y la navaja. Cuando de pronto, todo el peso de otro cuerpo se concentró en mi espalda, Janet estaba sobre mi, me agarro por la cabeza, grité y ella levantó mi cabeza, en eso escuché que algo se tronaba en mi cuello. Janet azotó mi cara contra el pavimento, no sentí tanto dolor gracias a la máscara. De nuevo lo hizo sin darme oportunidad de responder a su agresión; levantó mi cabeza y la dejó caer, hizo esto como 4 veces... Hasta que se rompió mi máscara.
El aire pegó a mi piel, abrí los ojos con cierto temor y ahí estaba: los pedazos de mi máscara tirados y rotos en el suelo. El pánico inundó toda mi alma.
-¡Vamos a ver tu asquerosa cara! -grito con rabia Janet.
Intenté tapar mi rostro, pero a cualquier movimiento de manos que hacía, Janet lo impedía. Janet me agarro por el cuello y me dio media vuelta. Nuestros ojos se conectaron y estábamos frente a frente. Sus ojos, su boca, su frente, todo su rostro lleno de rabia se convirtió a uno de confusión.
No tardó ni un segundo en reconocerme, y no pude leer lo que decían sus ojos. Pero solamente salió una palabra de su boca que, para mi, significa el final:
-Tú...