Extras de DE ©

By OscaryArroyo

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La historia Rachel y Nathan no termina con el final de "Deseos encontrados"; empieza allí. Llenos de ilusió... More

Escenas extras de Desires Found
1. Bóó: El primer cumpleaños.
3. Ejercicios.
4. Tutús y caramelos.
5. Acua.
6. Delicioso amor.
7. George Blackwood
8. Cruzados.
9. Solos en casa de Anastasia.
10. Votos
Sobre la autora.
Agradecimientos.
Deseos ocultos © (Desires #2)

2. La proposición

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By OscaryArroyo

Jueves, 23 de febrero del 2012

—Vamos, amor. 

         Levanté mi mirada de la revista y la centré en Nathan, quien extendía su mano hacia mí para ayudarme a levantar. Rodé los ojos y la tomé. Desde que se había enterado de mi embarazo, no me dejaba hacer nada sola. Exageraba, claro. Y yo me había acostumbrado tanto a ello que no me sorprendería que respirara por mí.

— ¡Rachel! Qué gusto verte por aquí de nuevo. —El doctor Patrick, un rubio de ojos marrones sacado de una pasarela, se levantó de su silla para abrazarme—. Imagino que Madison tendrá un hermanito, ¿no?

—Así es. —Nathan entrelazó sus dedos con los míos.

—Supongo —añadí con una sonrisa, los celos flotando en el aire.

—Bueno, ¿cómo está tu amigo, el de pelo arcoíris? —preguntó, refiriéndose a Gary.

—Genial, te manda saludos. —Tomé la bata que me ofrecía y fui hacia el baño, dejándolo junto con Nathan.

         Al salir sentía el aire entrar por todas partes. De verdad no entendía la razón por la cual la espalda  y el trasero quedaban fuera. De todos modos, solo tendrían que apartar el trapito y me verían hasta el alma. Una vez más, le pregunté aquello al doc mientras Nathan intentaba taparme con su cuerpo.

— ¿No te sientes fresca? —Señaló la camilla y me senté.

—No.

—Bueno, no siempre todos quedamos conformes y alegres. Y créeme, con la vista que me ofrecen soy muy feliz. —Le hizo un gesto a Nathan para que se sentara en un taburete junto a mí, lo cual hizo gruñendo—. Ahora, díganme, ¿Quién es el papá?

—Culpable. —le dijo Nathan, entrecerrando los ojos en su dirección mientras acariciaba mi hombro.

—Oh —susurró—. ¿La pequeña Maddie tendrá un hermanastro?

—Hermano —corregimos ambos.

—Así que el poli no era el padre…—Carraspeó—. Supongo que esta vez nadie me preguntará nada de pestañas.

— ¿Pestañas? —La voz de Nathan estaba teñida de incredulidad, diversión y dolor, una rara mezcla. Le sonreí esperando que se sintiera mejor y se relajó.

—Sí, sí. —Patrick no apartó su vista del sujeta papeles—. Toma, en la recepción hay un bolígrafo.

         Nathan dudó unos segundos para tomar el formulario de sus manos sin enguantar, y me dedicó una mirada anhelante antes de salir.

—Dios. —El doctor se acercó a mí—. Cuanta tensión desprende ese sujeto, ¿estás segura de querer criar a tus niños con él?

         Reí y me acosté mientras me hacia un examen de rutina.

—Madison lo ama. —No pude evitar sonreír como una boba al recordarlos esta mañana, jugando con Frodo en la sala de la casa de Nathan, donde ahora vivíamos tras la decisión de Gary de irse a vivir con Eduardo y la negativa de Nathan de dejarme a solas con la ley, mucho menos teniendo a su bebé dentro. Otra vez—. Es buen padre, y muy cariñoso, y…

— ¿Tú lo amas?

—Claro.

         Puso los ojos en blanco.

—No cómo amas a un perro, o a un gato. O a tu familia, o a un nuevo auto. ¿Lo amas cómo para pasar toda tu vida con él? —Bajó la mirada hasta mi vientre y me sentí expuesta, aunque fuera un medico prácticamente insensibilizado al cuerpo de sus pacientes—. ¿Para darle más y más bebés hasta que su instinto paternal esté saciado?

—Yo…Sí.

—Ah. —Indicó que me sentara, lo cual hice—. Está bien, entonces. Tendré que decirle a Sally que me acompañe a cenar con mi madre, de nuevo.

         Sally era su secretaria.

—Tengo una hermana. —Sonreí—. Y está sola en la ciudad, puesto que está acostumbrada a moverse en otros lugares, se encuentra sin nada que hacer.

— ¿En serio? ¿Harías eso por mí? —Sus ojos se alumbraron como linternas, asentí—. Te pediré su número, o te daré el mío. No, mejor me lo das tú a mí. ¿Y si después piensa que soy un tacaño? ¡Sería horrible!

—Lamentable.

—Eres genial.

         Iba a aconsejarle no llevarla a algunos lugares específicos cuando la puerta se abrió y Nathan entró.

—Esto no es lo que parece.

         El castaño dejó el formulario sobre el escritorio, arqueando una ceja y acercándose a nosotros lo más rápida y humanamente posible. Gruñó al ver, de cerca, cómo me revisaban el pecho.

—Se supone que este es el momento en el que pregunto si consumes drogas, alcohol…—Patrick ignoró la burbuja de protección masculina que me rodeaba y siguió con su examen hasta que Nathan prácticamente respiraba sobre su oreja.

—Ya lo escribí allá afuera.

— ¿Y yo tengo el poder de leer telepáticamente?

—Solo bebe, de vez en cuando, lo normal —contesté, recordando la noche de año nuevo y cuando concebimos a Madison.

—Cuando me dicen que es algo normal, huele a alcoholismo. —Sacó una tarjeta de su bata y Nathan la tomó sin dejar de fruncir el ceño—. Tenemos sesiones miércoles y sábados de tres a cinco, espero que tomes la decisión correcta. —Bajó la voz—. Y recuerda, no hay de qué avergonzarse.

         Tras unos incómodos exámenes más, algunos más que otros, finalmente teníamos un frasquito de vitaminas,  ácido fólico y la primera fotito de nuestro bebé de dos meses, sin saber el sexo, y una cita para el proxímo mes. Nathan, por supuesto, no me dejaba verla.

—Es tan pequeña…

—Pequeño. —Intenté saltar de mi lado del auto y arrancársela—. ¡Nathan!

—Dios, Rachel. —Metió la foto en su sobre y me aplastó contra el asiento con suavidad, colocándome el cinturón—. Toma. —dijo, dándome el pequeño rectángulo de papel—. Tienes que cuidar de ti y de mi hija, recuerda que ya no eres tú solamente, ¿de acuerdo?

         Rodé los ojos.

—Ya pasé por esto una vez, ya sé de lo que se trata.

—Pero yo no estuve allí para cuidarte. —Dejó caer su cabeza sobre el volante—. ¿Me puedes dejar hacerlo ahora?

         Sus palabras consiguieron tener su efecto en mí y decidí que lo mejor era asentir y guardar silencio. Al notar irregularidades, la noticia de un nuevo hijo, o hija, me había sorprendido y asustado. No había encontrado el momento de comunicárselo, pues aunque sabía que me apoyaría, no terminaba de creerlo.

         Iba a tener un bebé más de Nathan Blackwood, alías el jardinero con muchas semillas.

         Por lo que luego de tranquilizarme, proceso que me llevó alrededor de dos semanas, había ideado la forma de evitar decírselo yo misma, puesto que necesitaba que alguien me lo dijera a mí para terminarme de hacer la idea. Así que cuando llegó a mi oficina aquel día, callado pero feliz, me había terminado de resignar a la idea de ser madre nuevamente. Claro, para ese entonces ya había dividido mi corazón un poco más, de tal forma que la nueva personita tuviese su espacio.

         Y ya lo amaba.

— ¿Qué tal está mi pequeña flor? —le preguntó Nathan a Madison tras vernos salir de la guardería, tomadas de la mano.

         Madison gorjeó y se soltó de mi agarre para dar rápidos pasitos hacia su padre, quien la esperaba arrodillado junto al auto, con los brazos abiertos para recibirla. Como siempre, mi corazón se derritió al verlos tan abrazados y apegados el uno con el otro.

—Ven —le pedí a Maddie después de un rato de amor padre e hija.

—Déjamelo a mí. —Nathan reemplazó mi lugar y acomodó a Madison en su sillita de princesa, casualmente del mismo tono rosa de su conjunto deportivo. 

         Ya de vuelta en el asiento copiloto, esperé que sentara su lindo trasero trajeado junto a mí para intentar derrumbar la tensión que sentía entre nosotros.

—No tienes motivos para sentirte mal —susurré, acariciando sus dedos con los míos—. Estarás ahí para nosotras, estaremos ahí para ti.

— ¿No tengo motivos? —Clavó sus ojos marrones, carentes de humor pero llenos de calidez, en mí—. Me perdí tu embarazo, Rachel. Perdí más de medio año de la vida de mi hija. No quiero pasar por ello otra vez, ¿entiendes? No quiero hacer nada mal y cada vez que intento hacer lo mejor, me dices que no debo hacerlo, que no debo exagerar, y me recuerdas que no tengo experiencia porque no estuve allí la primera vez.

—Pero lo estás ahora —Me levanté un poco para besar su mejilla—. Y él y yo estamos muy felices de tenerte, pero debes darte más crédito. Nunca las cosas serán perfectas, así las hagas una y otra vez, porque la perfección no existe.

—Y aquí es donde me dices que lo imperfecto es hermoso. —Sonrió, aún reacio a volver a estar tan feliz y emocionado como lo estaba esta mañana.

—No. —Negué, mirando a Madison por el retrovisor, quien jugaba a encajar sus dedos—. Aquí es donde te digo que poco a poco nos iremos ajustando, que no hay nada por lo cual temer.

— ¿Tú me guiarás?

—Nadie te puede enseñar a ser padre, Nathan. —Volví a mi lugar y me coloqué el cinturón—. Menos cuando ya lo eres.

         Cómo si acabara de recordar que tenía una hija de un año a la cual cuidaba sin ningún inconveniente, y un cachorro, finalmente su postura volvió a ser calmada.

— ¿Qué opinas tú de todo esto, mi pequeña flor?

         Madison achicó sus grandes ojos hacía él y sonrío, haciendo que mi corazón explotara de ternura.

— ¿Lo ves? No hay nada de lo que preocuparse.

—Si ustedes lo dicen…—suspiró, una sonrisa amenazando con romper su actitud preocupada y encendiendo el auto para llevarnos a casa.

         Al llegar, bajé a Madison mientras Nathan se encargaba de llevar la comida saludable que había comprado para el bebé, y para mí. Dentro, fuimos recibidos por los insistentes ladridos de Frodo y el agitar de su colita. Dejé a Madison en el corral que Nathan había puesto para ella en media sala y fui a la cocina para preparar una avena de merienda.

         Estaba sirviendo tres tazones cuando un par de brazos rodearon mi cintura y me estrecharon contra una superficie dura y cómoda. Aspirando su aroma, permití que descendiera sus manos hasta que se perdieran en el dobladillo de mi falda, acariciando mi vientre. Mientras permanecía parado tras de mí, mimándome con besos depositados en mi cuello, millones de sensaciones abrumaban mi ser y ninguna de ellas era de disgusto.

—Florecita, tengo algo que mostrarte.

— ¿Ah, sí? —Me di la vuelta y la devolví el abrazo, dejando caer mi cabeza hacia delante y rodeándolo.

—Ven conmigo, arriba.

         Alcé una ceja ante su tono ronco, seductor. Al parecer él había olvidado a Madison, otra vez.

— ¿Madison?

—Durmiendo. —Depositó un beso más sobre mi piel, esta vez en la comisura de mi labio—. Ven, puedes calentar tu avena en el microondas.

— ¿Es en serio? —Intenté sonar seria y no dispuesta a participar en sus indecentes planes.

—Sí. —Tapó la olla y tomó mi mano, travieso—. Vamos.

         Dispuesta a ver que se traía entre manos, lo seguí por las escaleras y a través del marco de la puerta de nuestra habitación.

         Con suavidad, me dejó sentada sobre el colchón y fue por algo en su armario. Sonriendo, me acosté y lo esperé.

—Rachel…—murmuró, pero me quedé en la misma posición, anhelando que viniera a y por mí—. Amor, mira.

         Ante su tono divertido, levanté la vista y me lo encontré con una bolsa de una tienda para bebés. Me incorporé, sintiéndome algo avergonzada por haber sido una pervertida. Antes de mostrarme el contenido, se sentó a mi lado y tomó el sobre con la foto de nuestro hijo, y una más que no tenía ni idea de donde había sacado.

— ¿Qué es esto, Nathan? —Tomé el sobre y me acurruqué junto a él, amando su calor. Aún con la diversión brillando en la profundidad de sus ojos marrones, sacó un álbum rosa de ositos.

—Madison tiene uno, es justo que nuestra nueva florecita también lo….

—Está muy seguro de que es niña, ¿cierto? —Besé su frente, rendida ente su ternura—. Gracias.

—Tengo uno para él, también. —Sacó uno igual, pero azul.

—Oh…—susurré, encantada.

         En silencio, observé como metía la foto con cuidado de no doblarla. Se veía tan concentrado y dedicado que no pude evitar emocionarme. ¿Sería así cuando el pequeño Nathan llorara toda la noche por un cambio de pañal o comida?

—Tu turno. —Me miró como si fuera un niño entusiasmado con un nuevo juguete.

—De acuerdo.

         Abrí el sobre y saqué la otra foto, topándome con un objeto metálico. Extrañada, metí un poco más el dedo y lo que me encontré hizo que el aire escapara de mis pulmones. Al reaccionar, él estaba hincado en el suelo frente a mí, completamente pálido y con la frente sudada.

—Rachel, amor, florecita, ¿me harías el honor de casarte conmigo?

         ¿En serio? 

         Ante su pregunta, reí, de dicha y de gracia. Mi respiración era entrecortada por lo abrumador del momento, pero me sentía desmayar y caer en un pozo de felicidad. Cuando le había contestado al doctor, había estado segura de ello, pero vivirlo era una experiencia sin comparación.

         Y yo estaba más que dispuesta a ello, a pasar mis días a su lado. Malos o buenos. Y como ya habíamos tenido tantos de los malos, esperaba que la mayoría fueran de los primeros.

 —Por supuesto que sí.

         Era paciente, y estaba esperando que se tomara su tiempo y se lanzara con toda la seguridad del mundo. Pero mi familia no hacía lo mismo. Una y otra vez le presionaban, o le mandaban las peores indirectas directas.

         Levantándose, Nathan metió mi dedo en la sortija sencilla y brillante de oro blanco con un diamante en el medio. Cuando nuestros ojos finalmente chocaron, una explosión se desató. Gimiendo, tomó mi rostro entre sus manos y acercó su boca a la mía, besándome hasta dejarme sin aire.

— ¿Antes o después de la bebé?

—Luego. Quiero que él esté allí.

         Sonrió y asintió para después besarme de nuevo, lo que seguimos hasta que ambos estuvimos a punto de subir a un nivel más candente. Sentada sobre su regazo, tomé la foto aplasta por nuestros cuerpos e hice un mohín.

—Es una señal, será niña —dijo, orgulloso.

         Besó mi mano, justo encima del anillo.  

—O es una señal de que es un niño.

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¡Hola!

12:00 PM

Lamento la demora, pero es que estos días me la he pasado en el medico y con un bloqueo monumental :c Así que aquí les traigo la segunda escena extras, que va dedicada a nahjeth por ser la ganadora.

Preguntas:

1-¿Qué les pareció el cap?

2-¿Niño o niña? xD

Pregunta especial: ¿Cual será el próximo momento o escena entre estos dos?

PD: Aprovecho aquí para avisarles sobre la apertura de la cuenta @Hora_de_Chocolate La cual tendrá servicios de reseñas, entrevistas, locuras, etc, basada en el grupo de Facebook y con un staff de encanto. Ahora, si quieres formar parte de los colaboradores, te puedes pasar mañana y leer de qué va cada grupillo e inscribirte.

Besos.

Gracias por leer y comentar :D

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