Huracán ✔️

Por paolacalderongt

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Emily Preston es una joven con muchos sueños; lucha para poder lograrlos día con día, para ello todas sus act... Más

Prefacio
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Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52

Capítulo 30

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Por paolacalderongt

A primera hora del día siguiente en la oficina de Mouro se escuchaban unos gritos, estaba molesto por lo que había sucedido en casa de Bustillo, él planeaba encontrar pistas para dar con los Burgo, sin embargo, se había llevado nada.

—¡Cálmate por favor! —suplicaba una rubia.

—Me mentiste —dijo muy molesto.

La sujetó del pelo con fuerza.

—Me estás lastimando, ¡suéltame! Te juro que yo los vi, Leo dijo que ella era su novia, lo gritó a los cuatro vientos. Incluso no le importó que Barbara su ex novia estuviera allí.

—Lo sé, ella lo dijo. Me lo dijo tal y como tú me lo dijiste.

—Debe de haber algún error. Te aseguro que con lo posesivo que es Leo, si el se entera que ella está con otro, se va a molestar y entonces la verdad se va a saber.

—Más te vale tengas razón Maya, si no, le tendrás que ir a hacer compañía a mi difunta esposa a un lugar en el que ni flores te van a llevar.

Maya no sabía que Leo había salido del país en el momento que buscó a Mouro, lo hizo por lo furiosa que estaba por la noche en las carreras. Vio la forma de vengarse, pero nunca pensó en que las consecuencias no eran solamente para Leo, sino que también para ella. No conocía a Mouro, y por la misma ignorancia el ir a hablar con él, le pareció buena idea.

Cuando salió de la oficina, la policía a la que en su momento Eleazar había amenazado; le logró tomar una fotografía, la cuál se la mandó de inmediato a Darío.

—¿Sucedió algo? —preguntó Eleazar al ver a Lagarto entrar al comedor.

—Me acaban de enviar está fotografía, todo indica que es la informante de Mouro.

—Encárgate de ella, y cuando esté en las celdas me avisas.

—Como usted diga patrón.

—Lagarto —interrumpió antes de que se fuera—. Primero desayuna y deja de decirme patrón, con que me digas mi nombre basta.

—Como usted diga —sonrió Darío un poco apenado.

Eleazar seguía intentando ubicar a Layo, pero no tenía éxito. Esa mañana había amanecido más serio que nunca, le preocupaba que su mamá y Lizardo iban a llegar con su familia, y estaba convencido que a su hermano no le iba a hacer ninguna gracia ver a Emily allí.

—¡Buenos días! Creí que me ibas a esperar para desayunar —saludó ella.

—Tengo muchas cosas que hacer, hoy viene la familia —dijo, y se levantó muy serio.

—No lo vayas a tomar personas, es que viene Lizardo y será algo extraño, ya que nunca había traído a ninguna mujer a vivir aquí —comentó Rosa.

—Así que voy a conocer a su familia —sonrió ella.

—¿Y esa sonrisa?

—Pues, no sé si recuerdas, pero siempre quise conocerlos, nunca se dio la oportunidad así que... no sé, me emociona de cierta forma.

—Son muy especiales, y ya verás una faceta muy diferente de Eleazar cuando juegue con sus sobrinos.

—¡Qué cambios tan interesantes!

—¿Por qué lo dices?

—Anoche estábamos con el alma en un hilo, y hoy tenemos la oportunidad de pasar un día en familia.

—Es parte de la vida, ya te acostumbrarás.

Emily no pudo evitar pensar en su familia, siempre habían sido muy unidos y en ese entonces cada quien estaba por su lado. Había pasado mucho tiempo sin ver o saber de su madre, y tampoco sabía de su papá. Desde que se había quedado con Eleazar solamente había hablado una sola vez.

—¿Podemos hablar? —preguntaba Em, entrando al despacho de Eleazar.

Él llevaba allí bien rato.

—Estoy un poco ocupado Emily.

—Lo imagino, es solamente que...

—Mira, tengo algo —extendió su mano—. Es la invitación para el bautizo del bebé de Dani, quiere que seamos los padrinos, creo que ya te lo había comentado.

—Sí, y dijiste que no iríamos.

—Lo sé, pero justo con lo de anoche, no creo que haya problema.

—¿Dices que podremos ir? —preguntó feliz.

Eleazar solamente meneo la cabeza en señal de un sí.

Emily en ese momento se emocionó, tenía mucho tiempo de no ver a Dani y a su familia, y el saber que los vería le encantaba realmente.

—Perdón que los interrumpa, pero ya llegaron —dijo Rosa, en referencia a la familia de Eleazar.

—En seguida voy.

—De acuerdo.

Emily se quedó observándolo, no se veía muy cómodo.

—¿Pasa algo?

—No, ¿Debería?

—No lo sé, dime tú. Te ves incómodo.

—Cansancio solamente —respondió y dejando todo en orden sobre su escritorio, fue a recibir a su familia.

Emily se quedó viendo todo desde el despacho, Eleazar en ningún momento le pidió que fuera con él y por lo mismo no quiso ser inoportuna.

Eleazar siempre estaba serio, aunque tenía sonrisa que encantaba cualquier semblante de molesto que lo caracterizaba. Solía ser coqueto, pero había algo de su personalidad que Em nunca había visto, y justo era la que veía desde el despacho. Eleazar era muy, pero muy bromista, y todo indicaba que tenía un imán con los niños, ya que se veían muy felices de verlo.

Emily no podía evitar sonreír al verlo; de cierta forma le causaba gracia lo muy amable que era con su familia.

—Ven por favor —pidió Eleazar—. Voy a presentarte.

—¿Hablas enserio?

Ella se puso nerviosa.

—No, es mentira. Sólo quiero que los mires y les digas hola —respondió en broma.

Doña Ofelia la mamá de Eleazar se veía encantada con Emily, ya en una ocasión había escuchado su nombre y aunque su hijo no la presentó como su pareja, la señora se imaginó que si lo eran. A toda la familia pareció agradarle, únicamente a Lizardo no le gustó mucho la idea.

Eleazar no le había comentado que era justamente ella quien estaba en la casa, su hermano le había hablado sobre una visita, pero nunca le dijo que se trataba precisamente de la mujer que muchos problemas le habían causado. De por sí Lizardo nunca estuvo a favor con los temas de los Burgo, por lo que verla allí le molestaba aún más.

Fue un día muy familiar, comieron algo y luego se fueron. Fue una convivencia muy agradable para todos, incluso a Lizardo también le pareció. No conocía a Emily y luego de tratarla, le bajó un poco de enojo a la situación, por lo que también se la pasó bien.

—Tú familia es muy agradable —comentaba Emily.

Ya todos se habían ido, y Eleazar estaba en la piscina.

—Que bueno que te agradaron.

—Me gustó la forma en que te llevas con tus sobrinos, pasaste buen rato jugando con ellos. Creo que serás un buen padre.

—Ojalá.

—¿No piensas salir aún? Ya se hizo de noche.

—No, aunque no me creas quedé agotado, y por lo mismo prefiero quedarme a nadar un rato más.

—¿Quieres que te traiga algo de tomar?

—Ya le pedí a Rosa, gracias.

—Perfecto.

—¿Ya vas a dormir?

—No tengo mucho sueño.

—¿Por qué no te metes a nadar?

—El agua debe estar fría.

—Para mí no, pero talvez porque tengo rato en ella, igual si gustas puedo poner el calentador.

—No lo sé —sonrió ella.

Al ver el agua se le apetecía entrar, pero le incomodaba de cierta forma que Eleazar estuviera allí.

—No me digas que te da miedo compartir la piscina conmigo —rió.

—Gracias por la invitación, pero no, creo que prefiero ir a dormir.

Emily se fue a su habitación, pero no pudo evitar asomarse a la ventana para ver desde allí a Eleazar; él comenzaba a despertar cierta inquietud que la sacaba de su zona de confort. Su forma de ser se la ganaba cada día, sin que ella tuviera completa noción sobre lo que estaba pasando.

Aún así Leo seguía siendo parte de gran parte de sus pensamientos. Lo extrañaba, pero para ese punto estaba molesta, y decepcionada. Al contrario de Eleazar que para ese momento solamente representaba cosas buenas en su vida.

—Te vi desde la piscina —decía Rosa entrando a la habitación—. Soy yo o estás observando a Eleazar.

—¡Qué dices Rosa! —se sonrojó.

—No tendría nada de malo, él es un hombre y tú una mujer. Además, ninguno de los dos sale con nadie.

—Quizás no, pero al menos en mi corazón ya hay alguien. Solamente estaba viendo los colores tan bonitos que tiene la piscina.

—A mí no tienes que darme explicaciones hija. Pero si me dejas opinar yo creo que tú, sientes cosas de las que quizás no te has dado cuenta.

—¡Claro que no!

—Como tú digas, solamente vine a traerte algo de tomar. Feliz noche, descansa.

Rosa salió de la habitación, pero dejó a Emily muy pensativa.

Y tan pensativa como ella, estaba Leo a miles de kilómetros de ella. Estaba deseando encontrar una salida a sus problemas y a tantas preguntas. Deseaba en su tontería poder olvidar a Emily, aunque el no saber si estaba bien no se lo permitía.

Barbara era la única que siempre estaba allí, apoyándolo sin pedir nada a cambio. Podía darse cuenta de la gran capacidad de amar que había gracias a la actitud de Barbara. En sus tontos pensamientos había ocasiones en las que deseaba poder corresponderla, que Emily estuviera bien, y así dejar todo atrás y tener un nuevo comienzo.

Eran tantos deseos juntos, deseos del corazón y otros como resultado de su situación.

—Creo que hay algo que tienes que ver —decía Layo.

Llevaba la computadora con él.

—¿Qué cosa?

—Lo acaban de subir hace un momento —agregó, y le mostró la página que tenía abierta.

En el se veía una noticia que hablaba sobre el rescate de Emily Preston. A quién mencionaban que había estado secuestrada por los hermanos Burgo. Pero lo que más llamaba la atención era una parte en la que decía, que ya se encontraba a salvo, en casa de su pareja Eleazar Bustillo; para rematar en la noticia se veían dos fotografías de ella y Eleazar, la cual Mouro había tomado sin ninguna autorización de los dos, mientras habían estado hablando. Y la otra era una fotografía de ellos juntos, en el tiempo que había salido de jóvenes.

—¿Es Pájaro? —preguntaba Leo atónito.

—Sí.

—Está con Em, está con Em.

—La está protegiendo.

—Allí dice que son pareja, ¿Cómo por qué pájaro diría eso?

—¡Vamos Leo! No te lo mostré para que saques a relucir tus celos tontos, si no para que te quedes más tranquilo, porque esto demuestra que Pájaro a logrado que Mouro no tenga en la mira a Em.

—Es que no entiendes Layo, Pájaro se llama Eleazar, y Emily tuvo un romance con él antes, por eso la foto. ¡necesito irme! —gritó.

Estaba que echaba furia de lo celoso que estaba.

—¿Dices que Emily y pájaro fueron pareja?

—Sí, no lo sabía. Te juro que no lo sabía —se quejó—. Ahora comprendes, si esa noticia es verdad, quiere decir que volvieron. Layo yo no puedo perder a Emily, necesito regresar.

Sus ojos estaban llorosos y Layo apenas comprendía lo que estaba sucediendo.

—Leo no creo que sea lo que estás pensando. La noticia muestra a Eleazar que ahora sabemos que se llama así, y a Emily como pareja, porque quizás fue lo que a Pájaro se le ocurrió hacer para evitar que Mouro esté detrás de Em. Tú más que nadie sabe que lo que hiciste a la hora de dejarla fue lo más tonto que alguien haya hecho, y gracias a Pájaro es que la noticia no es una nota de defunción.

—Y estoy muy agradecido por eso, peor si Pájaro es realmente el Eleazar del que Emily me platicó, te aseguro que no va a pasar mucho tiempo, para que esa noticia se haga realidad.

—¿Y qué piensas hacer?

—Irme ahora mismo.

—¡Estás loco! No tenemos contacto con nadie, si lo haces no vas a llegar muy lejos Leo.

—No me importa, en este momento no me importa. Sólo sé que debo irme, encontrar a Emily y traerla; si no quiero perderla. Y enserio no quiero.

Estaba cegado por la rabia. Al momento que dejó a Emily no sabía que Pájaro era justamente el Eleazar del que ella le platicó e ignoraba que se llamaba así, pero la foto en dónde se les veía juntos de jóvenes, se lo confirmaba.

—Lo siento, pero no puedes irte —dijo Lara.

Había estado escuchando la conversación.

—No comiences Lara por favor.

—¿Podemos hablar?

—No tengo mucho tiempo.

—Es necesario que me escuches.

—Lara...

—Por favor.

—De acuerdo.

Lara le pidió a Layo que los dejara solos, algo que le sorprendió a Eladio, pero no era chismoso y por ende no quiso preguntar nada.

—Leo yo sé cuanto amas a Emily, no tengo duda de ello. Aunque siéndote sincera no comprendo tu forma de actuar o de amar. No sé qué fue lo que sucedió que te quieres ir, y estás tan exaltado, pero solamente sé, que no puedes irte.

—Si no me voy ahora, voy a perder a Emily. No quiero perderla, sin siquiera volver y hablar con ella.

—Es que... Leo tienes que olvidar a Em, porque por lo menos en los siguientes meses tendrás mucha responsabilidad aquí.

—¿De qué hablas?

—Barbara está embarazada, tiene un mes y según lo que me confesó; tú y ella estuvieron juntos.

Leo se quedó en shock. Suficiente tenía con todo lo que había estado viviendo como para recibir semejante noticia.

—¡Un bebé! —exclamó con asombro.

—Ambos sabemos que es tuyo, Barbara no sería capaz de tener algo con nadie más.

—¡Un bebé! —volvió a exclamar.

Se había quedado pasmado.

—Como comprenderás, no puedes irte. Ella no te lo iba a decir, no deseaba hacerlo, pero... era mi deber. No puedes irte y dejarla sola, ya después has lo que quieras, pero ahora no es el momento.

—La perdí Lara, con esto es claro que perdí a Em —comentó.

Estaba pálido.

—Perdón por habértelo dicho, pero era necesario. Sabes que quiero a Emily, pero Barbara tampoco es una mala persona, no merece pasar por esto sola.

—Voy a ser papá —dijo sin ánimo.

En vez de ser una noticia que le emocionara, era todo lo contrario.

—Sí.

—¿Te imaginas lo diferente que hubiera sido todo de ser Emily la mamá?

—No, pero... planeado o no, al momento que te refugiaste en Barbara era algo que podía suceder, ahora tienes que ser hombre y hacerte responsable.

—¡Un bebé! —seguía repitiendo sin poder creerlo.

La noticia para nada era agradable, al contrario, era como si todo se estuviera terminando. Lara le pidió que hablara con Barbara, y que luego de eso tomara una decisión.

Estuvo un momento muy pensativo, pero luego de unos minutos lo poco que había metido en su mochila en el instante de furia y locura con la idea de irse, lo sacó. Ni siquiera había hablado con Barbara, pero sabía que su lugar era allí; por más que amara a Emily no podía irse.

Estaba consciente que eso significa el perder a Em para siempre, pero como le había dicho Lara, debía ser hombre y hacerse responsable. 

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