- ESCALERA AL CIELO -

By cristivp

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Dos almas destinadas a ser pero la vida les pondrá obstáculos en el camino. ESCALERA AL CIELO ... More

C1: El comienzo de todo
C2: La verdadera Karol
C3: Pequeños regalos
C4: Primer lugar
C5: El primer golpe
C6: Mi otra mitad
C7: Sufrimiento
C8: ¿Qué me estás haciendo Valentina?
C9: ¿Te gusto o no te gusto?
C10: Hermanos
C11: Valentina
C12: Agustín
C13: Karol
C14: Michael
C15: Una completa mentira
C16: ¿Será porque el destino aún no lo quiere?
C17: No pienses en eso
C18: Te perdí una vez y no pienso hacerlo dos veces
C19: ¿Valentina?
C20: Confuso
C21: Miedo
C22: Si está viva, la encontraré
C23: Lo imposible
C24: Todo vuelve
C25: ¿Y si no soy quién piensas, entonces me dejas ir?
C26: Soltándonos
C27: Felices los 4
C28: Solo yo
C29: ¿Qué es lo que me está pasando?
C30: Soy Valentina
C31: Michael ven
C32: Totalmente destruido
C33: Ahora quiero ser la Valentina que buscas
C34: Derrumbe
C35: Sufrimiento y dolor
C36: ¿Es una cita?
C37: ¿Para qué seguir intentándolo, si no me vas a creer?
C38: Tiene que ser así
C39: Mi lugar favorito
C40: "Volver"
C41: Momentos
C42: Lo que importa es que estemos juntos
C43: Nunca
C44: ¿Por qué?
C45: Nunca te tuve
C46: Desaparecer
C47: ¿Amigos o Amantes?
C48: Ya nada es como antes
C50: Mi pequeña hermanita
C51: Te amo
C52: Nunca fue tuyo
C53: La fé de nuestro amor
C54: Previa tormenta
C55: Tormenta
PRÓLOGO

C49: Tienes razón

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By cristivp

Los siguientes párrafos se narraran en dos tiempos, es decir escenas diferentes  (diferentes lugares) pero que ocurren en el mismo momento.























Narrando escritora

— ¿Hija, qué es lo que estás haciendo?

— Me voy.

Responde con la voz quebrada, mientras empacaba desordenadamente su valija.

— ¿¡Qué!?

— Me voy papá, me voy.

Toma una chamarra y lo tira con fuerza en su maleta, mientras sus ojos azulados no dejaban de llover lágrimas.

— Valentina, hija...tú no te irás, no te perderé otra vez.

Su padre se acerca y la abraza por la espalda. La rubia deja caer de sus manos las prendas que sostenía, cierra los ojos con fuerza para tratar de evitar seguir llorando pero era imposible.

Era eso lo que necesitaba, que alguien la tome, que alguien la sujete, que alguien la ayude para que no se dejara caer en lo más profundo de su dolor y sufrimiento porque ya no sentía las fuerzas, estaba completamente débil, su cuerpo se quería derribar pero llega el abrazo de su padre y de cierta forma la salva.

— Mi niña, ¿Qué te...

No lo dejó terminar porque la rubia se gira y lo abraza fuertemente para así empezar a soltar un sollozo lleno de dolor, sufrimiento y tristeza en su pecho.
Rafael podía sentir el sufrimiento de su hija y le dolía, podía sentir como su cuerpo temblaba ligeramente. Pareciera que en cualquier momento se rompería en pedazitos. Eso era lo que pasaba en aquélla habitación. Padre e hija unidos en un abrazo y sufriendo a la misma vez. Él por ella y ella por el amor de su vida.

Esa noche hacía mucho frío, las nubes se juntaron y hacían un color negrizo en el cielo. Poco después, las nubes parecieran entender el dolor de Valentina porque comenzaron a llorar muy fuerte.

— Me voy, antes que empeore la lluvia.

La ojiverde se levanta del sofá y se acerca para despedirse de su novio.

— Me encantó la cena que me preparaste. Fué maravilloso — sonríe — te amo — plasma un beso corto en los labios de Michael.

Cuando Karol estaba a punto de dirigirse hacia la salida, la mano derecha de Michael la detiene.
Lo había pensado hace horas atrás, solo que no se decidía pero al fin pudo encontrar una respuesta.

— Quédate.

La ojiverde no podía creer lo que acababa de decir su novio. Su corazón comenzó a acelerar sus latidos ante su propuesta. Era la primera vez que le decía algo así y por supuesto que no desaprovecharía tremenda oportunidad que se le acaba de presentar.
La castaña asiente con la cabeza, mientras sus labios formaban una dulce y cálida sonrisa. Muy contenta se vuelve a sentar al lado de Michael para luego colocar la cabeza en su hombro y esta pueda sentir como los brazos fuertes de su novio rodeaban su cuerpo como si la protegiera.
Karol estaba infinitamente feliz. Nunca antes Michael, se había comportado así con ella. Sabía que algo había pasado con su hermanastra para que él se comporte de esa forma pero no quería saberlo, lo único que quería, era que su futuro esposo sea así siempre con ella.

Las horas pasaban y ambos se encontraban recostados en la cama del castaño. Karol no dejaba de sonreír, pues la felicidad la inundaba por dentro.

— ¿Amor, qué te parece si me cantas la canción que me compusiste hace unos años?

— Pero no tengo guitarra.

— No hace falta, con tu voz es perfecta.

Sonríe y besa su mejilla muy dulcemente.

Michael sonríe ligeramente. Se decide sentar en la cama, su novia imita su acción.

Eres mi flor favorita en un cuento de hadas.
Eres la frase más bella jamás escuchada.


En otro lugar, en una habitación a oscuras, una rubia se encontraba llorando descontroladamente en un rincón. Su llanto era muy doloroso.

Eres el frío, el calor.
Eres el miedo, el valor.
Eres la sombra que sale cuando quema el sol.




Con sus manos, un poco temblorosas, toma la carta que su bonito le había entregado la última vez que lo vio.

Eres, un confidente de todas mis emociones. La causa, la razón de mis canciones. El sueño y la verdad y mucho, mucho más.






La comienza a leer.

“Cuando llegues a dónde te mandé, sé muy bien que no querrás volver”

— Michael...— susurra en un hilo de voz.

¡Eso eres!
Un mar donde atraviesan emociones, el cielo en donde flotan corazones. Mi cómplice, mi guía y mucho más. Mucho más...eso eres.




Termina de cantar.

— ¡Aiii te amo!

Se abalanza hacia él y eso hace que ambos se recuesten en la cama nuevamente pero a diferencia que esta vez Karol se encontraba encima de Michael. La castaña lo comienza a llenar de besos por todo el rostro.


— Te amo, te amo, te amo, te amo — repetía una y otra vez — ¡Me haces la mujer más feliz del planeta! Te amo, te amo, te amo, te amo...

Michael solo se dedicaba a escuchar, mas no a responder. No podía mentirle en decirle que él siente lo mismo que ella, cuando la realidad es otra.

— También te quiero — esa fué su respuesta.

Karol deja de besarlo y lo mira fijamente a los ojos.

— ¿Una pregunta?

Michael ya sospechaba de que sería esa pregunta. Él pensaba que sería por el “Te quiero” como respuesta, cuando ella le dijo “Te amo”.

— Dime.

— ¿Por qué te has vuelto tan cariñoso así de la noche a la mañana?

Al parecer Karol no había escuchado la respuesta de su novio. No escuchó el “Te quiero”.

— ¿Así debe ser, no?...nos vamos a casar Karol. Tú serás mi...— le costaba decirlo — mi esposa.

— ¡Me encantas!

La chica atrapa los labios de Michael con su boca. Eso le tomó de sorpresa al castaño y más sorpresa fué, al sentir como la lengua de ella insistía en entrar a su boca. Michael se comenzó a incomodar con la situación. Su cuerpo se tensa al sentir las manos de ella, entrar por su camisa y así acariciar su gran formado abdomen. No le gustaba para nada porque sabía que si no la hacía parar, haría algo que en toda su vida se arrepentiría.


— Karol...para.

Hace que la castaña se detenga.

— Mike...somos novios y nos vamos a casar. Es normal que nosotros tengamos...

Estaba muy roja.

— No es el momento.

Interrumpe de golpe y hace que se quite de su encima de él.

— Pero yo...

— Mañana tengo que madrugar, me espera un largo día — le da la espalda y siente como sus ojos se comienzan a humedecer — buenas noches.

Karol confundida se recuesta al lado de su novio y con sus delgadas manos, lo rodea en un abrazo para luego dar un pequeño beso en uno de sus hombros.

Michael resistiendo las grandes ganas de llorar, se levanta de la cama.

— ¿Amor, a dónde vas?

Le pregunta ella.

— Necesito ir al baño.

No dice nada más y camina con rapidez hacia el baño. Cuando entró, le puso seguro a la puerta para asegurarse de que nadie lo interrumpiera.
No pudo más y se dejó caer al suelo con las manos cubriendo su rostro. Comenzó a soltar todo el sollozo que tenía guardado pero en silencio. No quería que nadie se diera cuenta de su dolor y sufrimiento. De sus ojos no dejaban de caer millones de lágrimas. Sentía las ganas de gritar pero las contenía. Quería soltar con fuerza toda su tristeza pero se contenía en hacerlo. Así que se paro de su lugar y se mete a la ducha. Con su mano derecha comienza a abrir la manija de la ducha, la abrió total que en segundos comenzaron a caer gotas de agua muy frías sobre su cuerpo. Eso era el plan perfecto para que deje de llorar en silencio, ya que con el ruido de la ducha, nadie se enteraría de lo que él hacía en dicho baño.
Nuevamente se deja caer sobre sus rodillas, mientras sollozaba con fuerza y el agua lo empapaba completamente. Se sentía sumamente culpable por dejarla ir, por decirle todas esas cosas que ella no se merecía. Por darse por vencido y no luchar por su amor. Se sentía culpable por hacerle creer a Karol que esa canción la escribió pensando en ella, cuando la realidad era otra. Se sentía culpable por lo que estuvo a punto de hacer hace unos instantes. Sabía muy bien que cuando se casen, ya no podrá evitarlo porque es algo normal y que tiene que pasar en una pareja de esposos. Él no quería, no con ella.

Valentina y Michael no lo sabían pero ambos, a la misma hora y en un rincón se encontraban sufriendo por sus ausencias. Ambos sollozaban en el mismo momento. Simplemente están conectados.

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Al día siguiente

— Hija, tu carro ya llegó a recogerte.

Dice Sharon con una sonrisa muy notoria en su rostro.

— Lo supe desde que vi en su rostro esa sonrisa de malicia. Me imagino, ¿Estará contenta “Señora”?

— Valentina por favor.

Dice el padre de la rubia muy cansado debido al comportamiento de su hija.

— No la regañes Rafael. Valu debe estar muy triste, tener que dejar la ciudad, a su familia. Quién sabe cuánto tiempo.

Valentina solo la ignora.
Toma sus maletas, junto a su mochila.

— ¿Sharon y Karol? ¿Dónde está? Tiene que estar acá para despedirse de su hermana.

— No es necesario papá.

— Oh Rafael, ¿No te lo dije? — vuelve a sonreír con malicia, mientras observaba de reojo a su hijastra — nuestra hija no durmió ayer en casa.

— ¿Cómo?

— Me voy.

Dice Valentina. Presentía lo que iba a escuchar, por eso prefirió escapar de la situación. Comienza a caminar con rapidez hacia la salida.

— Se quedó a dormir en el departamento de Michael.

Al escuchar eso, Valentina suelta de golpe sus maletas que traía en sus manos. Sus ojos se comenzaron a llenar de lágrimas, al imaginarlos “Solos”.

— Hija — se le acerca su padre — Valentina — recoge sus maletas.

— Valu no tienes porque estar mal — comienza a soltar su veneno Sharon — tienes que aceptar que Michael la escogió a ella y Karol lo ama — la ojiazul soltó una lágrima de uno de sus ojos — son novios y es normal que pasen la noche juntos.

— ¡Cariño porfavor! — regaña Rafael — hija...

Trata de quitar la lágrima que había en la mejilla de su hija pero ella se le adelanta.

— Me voy — le quita sus maletas — adiós papá — le da un pequeño beso en la mejilla — te quiero y porfavor cuídate.

No dice nada más y sale de la casa, prácticamente corriendo para así llegar al auto que la esperaba. Se sube a el y este emprende su marcha.

Michael no pudo pegar el ojo durante toda la noche. A decir verdad, se paso casi toda la noche encerrado en el baño, llorando bajo la ducha. Solo hace unas horas decidió regresar a su cama y agradeció de que Karol no haya notado su ausencia.
Sus ojos nuevamente se comienzan a llenar de lágrimas y su corazón comienza a doler porque era ese día, que su bonita dejaría la ciudad. Ya no podría verla más, ya no...

— Buenos días mi amor.

La voz de Karol interrumpe sus pensamientos.

El castaño se controla para no llorar y se decide sentar sobre la cama. Se sorprendió un poco al ver a Karol con una pequeña bandeja en sus manos, donde se encontraba su desayuno. Lo había preparado su futura esposa.

— Te preparé este rico desayuno — sonríe — sabes que no soy muy buena en la cocina pero me esforzé mucho en hacerlo.

Se acerca y pone la bandeja sobre la falda de él.

— Se ve delicioso. Gracias
Karol — sonríe ligeramente el castaño.

— Me gusta consentirte.

Se acerca y le roba un pequeño beso en los labios. Eso no le gustó a él.

La ojiverde se mete a la cama y se sienta al lado de su novio.

— Te ayudo a comer. Te hago el avioncito.

— Puedo solo.

— Pero amor...

— ¡Dije que puedo solo! — grita y la castaña se asusta — lo siento pero ya se me quitó el hambre.

Pone la bandeja sobre la mesita de noche, sale de la cama para dirigirse a la salida de la habitación.

...

— Bueno, ya llegamos señorita.

Valentina se asoma a la ventana del auto y mira sus alrededores. No había tierra, había nieve y muchos árboles. Estaba en un bosque.

— ¿Disculpe, está seguro que ya llegamos?

— Sí señorita. Solo siga ese camino — señala un sendero — y encontrará una cabaña.

La rubia no muy convencida decide bajar del auto. El conductor hace lo mismo para que pueda bajar sus maletas y entregárselas.

— ¿Cuánto es señor?

— Usted no tiene que pagar nada, los gastos están cubridos por el joven Michael Ronda.

Escuchar su nombre hizo que su corazón vuelva a arder del dolor.
La rubia solo le agradece y comienza a caminar por el sendero hasta que llega a una cabaña.

— ¿Hola? — comienza a dar ligeros golpes a la puerta transparente, que por cierto se encontraba abierta — ¿Hay alguien? ¿Hola? ¿Puedo entrar?

Valentina dejó de insistir tocando la puerta, cuando vio un dibujo, de su rostro, dentro de aquélla cabaña.
No lo dudó y decidió entrar, camina hacia aquél dibujo y lo toma con sus manos. Era ella quién se encontraba dibujada con lápiz en un lienzo.
Podía sentir la mirada de alguien, así que voltea de golpe, encontrándose con alguien, quién pensó que no volvería a ver.

— Agustín — susurra.

“Cuando llegues a dónde te mandé, sé muy bien que no querrás volver”



Ahora entendía la carta de Michael.

Tienes razón — vuelve a susurrar.

🖤

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