私の年齢 • guys my age | tododeku...

Von tiredshit___

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Después de terminar con Bakugō Katsuki, Midoriya Izuku acompaña a su mejor amiga a un bar de mala muerte dond... Mehr

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❀ • | parte 3 de 3 |

❀ • | parte 1 de 3 |

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Von tiredshit___

los chicos de mi edad no saben cómo tratarme,
los chicos de mi edad no saben cómo tocarme,
no saben cómo amarme bien.❞

uso descarado de OoC.

contenido de naturaleza sexual.

Despertar en lugares desconocidos ya no era nuevo para él, y traer la ropa puesta o no también se había sumido a su rutina de cada fin de semana desde que terminó su relación con Kacchan. ¿Cuánto había pasado desde ese día? ¿Tres o dos meses? No lo sabe con exactitud; lo que sí sabe es que desde hace tiempo que no se sentía tan... vivo.

Amó a Katsuki, claro que lo hizo. Amó cada defecto de ese Adonis desde la cabeza a los pies; amó demasiado los regalos que el orgulloso chico le daba cada mes y amó con locura el cómo sus manos tocaban su cuerpo cada que Izuku lo necesitaba; pero algo no estaba bien.

—No eres lo suficiente maduro para mí, Kacchan. Lo que yo quiero es a un hombre de verdad.

Una semana después de esa noche, donde Bakugō le mandó maldiciones y le juraba a diestra y siniestra que se arrepentiría de haberlo dejado, se reunió con su mejor amiga en uno de esos bares de mala muerte donde podías conseguir un buen polvo o disfrutar de las bebidas que servían aquellas hermosas mujeres en prendas muy cortas. Ochako no preguntó y sólo le extendió su vaso al pecoso que tenía una cara de querer celebrar hasta que el amanecer tocara a la oscura noche de ese viernes.

—¿Y esa cara a qué viene, Deku? —arqueó una ceja la muchacha, dandole un elegante trago a su bebida y tratando de descifrar lo que tenía a su mejor amigo de un buen humor.

—Terminé con él.

—Ja, sabía que no ibas a durar mucho con Bakugō —mencionó la castaña mientras pasaba su índice por la boca de su copa—. Es decir, eres tú, Deku.

—Eres una maldita, Uraraka —ella sonrió inocentemente y mordió con situleza su labio inferior—. ¿Y a ti qué es lo que te tiene tan feliz?

La de mejillas regordetas señaló con su cabeza a la mesa del frente, viendo cómo un hombre mayor veía a su pequeña amiga como si fuera un trozo de carne en medio de un pueblo sufriendo de hambruna.

—Mi acompañante ha llegado —le guiñó un ojo y dejó dinero suficiente para pagar las bebidas de ambos—. No me esperes si decides irte temprano, Deku —rio cual niña preparada para hacer una travesura—. Lo más probable es que Iida no me suelte en toda la noche.

El azabache negó divertido viendo cómo su amiga iba a los brazos de ese peliazul de mirada determinada. Ochako le susurró algo al oído y fue espectador de cómo aquel desconocido se llevaba a la chica escaleras arriba; sólo esperaba que la castaña tuviera suficientes condones, no quería ninguna bendición pasear por su casa.

Midoriya suspiró con algo de frustración y terminó su trago de golpe, envidiaba a su amiga que justo ahora podría estar siendo "atendida" por aquel chico musculoso mientras él se lamentaba por no haber visto aún a un chico que le atrajera de manera casi hipnótica. Más si era mayor.

Porque los chicos de su edad solo eran unos hormonados que pensaban con el pene. Los chicos de su edad no lo satisfacían por completo. Los chicos de su edad se venían en menos de tres minutos. Los chicos de su edad no sabían cómo y dónde tocar. Los chicos de su edad no sabían tratar a alguien como él.

En cambio uno mayor...

Izuku se mordió su labio con fuerza, detestando mil y una vez el haber dejado ir a Hitoshi Shinsō y a su sensual padrastro. Al menos ese idiota -que era unos cuantos años mayor que él- supo darle uno de sus mejores orgasmos, esos de los que te dejan temblando al acabar y te nublan la vista. Y claro, no podía olvidar que después de esa agotadora ronda de sexo se metió al cuarto del desganado padre, quien no pudo resistirse ante los encantos de ese lobo vestido de oveja.

Tal vez un día vuelva a retomar contacto con Hitoshi, no le vendría mal una visita a su querido amigo.

Izuku tomó sus pertenencias y se levantó dispuesto a dejar el bar, deseando que aquel hombre de lentes sea tan decente de dejar a su amiga en su casa; hasta que una mesera con gran busto y trasero marca Kardashian le impidió abandonar su asiento.

—¿Qué sucede?

La chica, que en su gafete se alcanzaba a leer Camie, le sonrió de una manera inusual y dejó una bebida frente a la confundida mirada del azabache.

—Eh... yo no he pedido esto, creo que se ha confundido —la castaña sonrió con picardía y se acercó un poco al menor.

—Lo sé, cariño —canturreó, moviéndose a un lado—. Pero el de la mesa de allá te lo ha pedido.

Mierda, justo cuando su noche estaba empeorando.

Midoriya giró su rostro hacia donde la mesera señaló y decir que se quedó frío no alcanzaba para describir al menor de edad. Sus ojos se toparon con una iris gris y la otra azul, una jodida mirada de arte. Apreció más a aquel desconocido que sonreía con leve sutileza, barriendo su escuálido cuerpo con esos orbes heterocromáticos.

—Oh... —salió de los labios del de cabellera verde y le sonrió amablemente a la camarera—. Gracias por traerme la bebida, Camie.

Ella sonrió y se alejó meneando las caderas, ganando miradas de animales feroces por devorar a un inocente conejo. Izuku tomó la copa y la alzó un poco en el aire, buscando con la mirada al chico y brindando con el desconocido de atractivo físico; el bicolor sonrió aún más por la acción e imitó lo hecho por el chiquillo con su propio trago.

Midoriya sonrió para sus adentros cuando lo vio acercarse con paso decidido y lento a su mesa. Joder, al fin un decente polvo que no había tenido en meses.

Soltó un jadeo justo cuando su espalda chocó con fuerza contra la pared mientras el hombre de cabello bicolor devoraba sin piedad su boca. Izuku subió sus manos a la cabellera inusual y empezó a tirar de esta con sutileza, no quería asustar a ese bello sujeto, al menos no aún.

—Maldita sea... —susurró el desconocido abandonando su boca con dolor para simplemente enterrar su rostro en el cuello de Midoriya—. Eres jodidamente delicioso, niño...

Una sonrisa traviesa se asomó en los labios del azabache, intentando no deformar tanto su cara de placer. Le encantaba esa sensación; esa sensación donde tenía a un chico a sus jodidos pies.

—¿Y eso no es un problema, señor? —dijo con voz inocente—. ¿No es un problema que yo sea un niño?

Él sonrió lascivo y tomó la mano del menor para llevarla a su endurecido falo. Izuku mordió con más fuerza al sentir aquel pedazo de carne en sus manos. Era más grande que el de Katsuki, y lo iba a montar hasta que dejara saciados meses de abstinencia. No es que el chiquillo no haya tenido encuentros con más gente, sino que ninguno de ellos lo habían dejado completamente satisfecho.

—¿Crees que me molesta? —esa ronca voz lo apartó de sus pensamientos y un fuerte agarre en sus nalgas le hizo gemir de sorpresa y satisfacción—. Me encanta tener entre mis brazos a un maldito inexperto...

Midoriya frunció los labios suavemente, ¿inexperto? Estaba seguro que había tenido más sexo que ese bastardo de dos colores, ¿y ese idiota le llamaba inexperto? Después de una sesión de sexo con Midoriya Izuku todos tenían grabado ese maldito nombre en su mente, nadie se le podía igualar a ese chiquillo de hebras verdes.

—¿Ah? ¿Hablas en serio? —dijo con algo de incredulidad para después soltar una risa socarrona que apagó el ambiente por completo—. Oh, cielo, creí que eras diferente de todos los idiotas con los que me acuesto.

El bicolor arqueó una ceja al sentir sus pequeñas manos empujándolo con fuerza para permitirle pasar al pequeño que tenía un mohín en los labios. Izuku arregló sus cosas y se acercó al anonadado hombre para besarle sus labios lentamente, estirando el labio del chico al separarse.

—Tal vez podamos vernos de nuevo, quizás cuando seas un hombre de verdad.

Regresó frustrado a casa, había calentado lo que no se iba a comer y se veía tentado a ofrecerle al taxista una mamada sin ningún tipo de precio en especial, mas que su compañía. Esa mirada heterocromática no salía de su mente y se sentía como la mierda, ¿qué hacía tanto pensando en aquel tipo? Debería ser al revés, él debería estar arrepintiéndose en ese cuarto de mierda por haber dejado ir al de orbes esmeraldas, al chico que le podía dar un delicioso sexo y que jamás en la vida se le olvidaría. Era una mierda, por supuesto que lo era.

—Aquí está bien —murmuró bajando y le dio el dinero a aquel tipo, la verdad es que no se veía nada mal—. Hmm... ¿has terminado tu turno?

El chico al parecer le extrañó demasiado esa pregunta porque no tomó el dinero, y claro, no es normal que, a menos que sean conocidos, le pregunte un extraño a otro cualquier cosa que no sea a dónde llevarlo.

—Sí, ha sido mi último pasajero —afirmó algo vascilante ante la pregunta del chico—. ¿Por qué? ¿Necesita algo más?

Una sonrisa apareció en el rostro inocente de Izuku.

—Mi compañera de piso no está y... bueno, no me gusta estar solo cuando ella sale con su novio —se inclinó al rostro del taxista y sonrió aún más—. ¿Quisieras... acompañarme adentro?

Oh, cielos, ahí va de puta.

Izuku infló sus mejillas desganado y viró los ojos, sabía que las cosas con Iida y Uraraka estaban yendo de puta madre, ¿pero era completamente necesario que justo cuando intentaba pasar Física tenían que estar follando como conejos en la habitación contigua? Le desagradaba, en verdad necesitaba una buena nota en el parcial y sus acompañantes no eran un buen apoyo.

—¡A-Ah! ¡Santo cielo! ¡I-Iida! ¡Más rápido!

El chiquillo podía jurar que había escuchado esa frase media hora atrás, ya que esos malditos ninfómanas no pararon desde que regresó de la escuela y vio al hombre de hebras azules sentado en medio de la sala de su departamento.

Bueno, aunque siendo honesto, con tremendo semental, tampoco pararía.

A la mañana siguiente ni siquiera se molestó en tocar la puerta, sabía que su amiga se tomaría el día para consentir a su novio antes de que se vaya de viaje a no-sé-dónde-y-tampoco-me-interesa. Al llegar a la escuela, lo primero que hizo fue buscar con la mirada a los amigos de Bakugō o incluso él mismo, no quería topárselos incluso después de que ya habían pasado meses desde que terminaron; los ha evitado desde entonces. Guardó los acordeones mal hechos y memorizó a último momento las ecuaciones que estaban escritas en sus apuntes, aún no se sentía preparado para presentar esa maldita prueba y su zorra favorita no estaba a su lado para apoyarlo.

—Ah... quizás pude terminar con él después de los exámenes, Kacchan sabe tanto de Física...

El pecoso acarició lentamente su cuello, abriendo de golpe sus ojos al sentir las hendiduras que de sentían en este. Santa mierda, debió decirle a ese idiota que no dejara marcas, detestaba lidiar con esas asquerosidades.

—Tsk... maldito Monoma...

El amigo de su madre en serio debía controlarse.

Pasaron cinco minutos y estos pasaron a diez, veinte, incluso media hora después no había ninguna señal del profesor Toshinori y eso le sorprendía. A pesar de detestar la clase, pero apreciar a su maestro, le preocupaba que algo malo le hubiese pasado; la idea de que estaba atascado en el tráfico sonaba más realista.

¿Dios le estaba premiando?

—¡Ya vámonos! —gritó Ashido Mina, la novia de Sero Hanta—. ¡No va a llegar Toshi, hay que irnos, no sean culos!

De pronto el aula se empezó a llenar de vitoreos y afirmaciones a lo que decía Mina, influyendo a los mataditos de la clase para que no se quedaran en el salón y se largaran a comer o encerrarse en la biblioteca. Todos levantaron sus cosas mientras mandaban al demonio al profesor Toshinori, diciendo que sus clases les aburrían y que era un pérdida de tiempo el calcular la masa de un objeto que iba a diez mil kilómetros por hora.

Algunos alumnos ya estaban fuera del aula y los otros aún convencían a los nerds para que se fueran a, incluso si querían, ir a tomar el sol y se regocijaran con su calor solo para saltarse los dos módulos de clase que tenían cada lunes.

Si tan solo se hubieran ido antes.

El director Nezu venía caminando hacia el salón justo cuando Midoriya tenía sus cosas en mano y una amplia sonrisa surcando de sus labios; esta se borró al instante. Los que seguían en el pasillo se dieron la vuelta, dando quejas y culpando de todo a los que se tardaron en convencer a las ratas de biblioteca. Nezu se puso al frente de la clase observando con detenimiento a los estudiantes que aún estaban entrando. El pecoso se sentó en la silla que eligió hace casi cuarenta minutos y suspiró pesadamente sintiendo su corazón later con desesperación.

—Joder, Izuku. Te follas a hombres mayores y desconocidos, ¿pero le tienes miedo a una simple prueba?

Eh, sí. Le tenía miedo a una simple prueba. Le rezaba a Dios, nuevamente, para que el director Nezu se fuera a la vil mierda junto al examen que seguramente el profesor Toshinori le dejó y pidió que aplicara a sus estudiantes; su media hora libre debió utilizarla para estudiar y no para cuestionarse si los abdominales de Kirishima eran así de fuertes como se veían mientras hacía el ridículo en la mesa hacia un avergonzado rubio.

Ah, maldito Kirishima, alborotante hormonal.

—Por cuestiones personales...  —empezó a hablar el director justo cuando el último alumno pasó por la puerta—. el profesor Toshinori Yagi no pudo asistir a clases. Esto le tomará tiempo, así que pueden dejar de preocuparse por el examen, no lo van a realizar.

Dios lo volvió a premiar, genial.

—Sin embargo —acalló todo el cuchicheo que se formó tras lo dicho segundos antes—. La profesora Nemuri se dio a la tarea de encontrarles un profesor sustituto hasta que la situación con el profesor Toshinori haya mejorado. Mañana retoman su clase con él, ahora pueden retirarse.

Un alarido sollozante, quizás de Kaminari, fue lo que dio inicio a más de los estudiantes restantes. Algunos estaban ansiosos por conocer a su profesor, otros solamente deseaban que tuviera la misma actitud despreocupada de Yagi, sea cual fuera la opción, Izuku se encontraba feliz de no tener el examen que valía 50% de su calificación parcial y, tal vez, en aquel misterioso profesor pueda encontrar lo que tanto anhela.

Un hombre de verdad.

—Ah~ ya veo, ¿un profesor nuevo? —cuestionó Ochako a la par que bebía de su humeante taza de té—. ¿Y lo has visto?

—Mañana, si es que te dignas a ir a la escuela, podremos verlo —afirmó—. No nos mencionaron cómo era, solo que es muy bueno en Física. Espero que también lo sea en Anatomía.

Uraraka infló sus mejillas y soltó una sonora carcajada al escucharle decir eso y verlo morderse el labio.

—Eres una zorra, Deku. Pensé que Monoma ya había satisfacido tu culo de puta.

—Hmm, lo hizo, pero es... posesivo, esas mierdas no me gustan. No después de Kacchan.

—Como quieras —se encogió de hombros—. ¿Y si resulta que es un anciano anticuado que apenas se le para? ¡Eso sería una tragedia!

—Bueno, tú tienes un anciano anticuado y justo ahora está preparándote más té —mencionó despreocupado el más joven señalando hacia la cocina, donde estaba el peliazul preparándole algo a su chica—. ¿Es una tragedia, Uraraka?

—¡Iida no es anticuado! ¡Tampoco un anciano! —infló sus mejillas sonrojadas por la molestia que le causó el comentario de su amigo—. Es divertido a su manera...

—Ja, claro.

—Al menos tengo a alguien que me joda el culo cuando quiera.

—Yo podría tener a cualquiera si lo deseara. Todos caen, incluso tu novio podría caer ante mí.

—Inténtalo —vio en el rostro de su amiga una mirada desafiante—. Tírate al nuevo profesor en menos de una semana, probarás que cualquiera puede caer ante ti.

Izuku sonrió para sus adentros, algo le gustaba tanto como coger todos los dias con un hombre mayor y jodidamente sensual.

Y eso eran los retos.

—Tienes suerte si no llega esta clase, maldita. Pero sabes que siempre puedes retractarte y ofrecer una disculpa a mi querido Tenya —comentó la castaña mientras pasaba la brocha sobre sus pómulos, dejando un leve tono rojo.

—No me arrepiento de lo que dije, al menos hasta que demuestre lo contrario.

—Iida no te tiene que demostrar nada.

—Entonces sigue siendo un anciano anticuado —se encogió de hombros y movió de un lado a otro la paleta en su boca rojiza—. Tienes un novio anticuado que prefiere el ajedrez a ir de fiesta.

—Cállate, pequeña mierda, aún no sabes cómo es el profesor de Física, y así sea un gordo diabético con pene flácido, te lo vas a coger.

Midoriya arrugó su ceño ante la descripción de su amiga y la empujó suavemente, llamándole "enferma" junto a unas risas sutiles.

—Tienes tu mente jodida.

—Y el culo también.

Volvieron a reir algunos segundos más mientras escuchaban suavemente los cuchicheos que Hagakure, Mina y Asui soltaban a solo unas mesas de distancia.

—¡Lo acabo de ver! Dios, creo que con este profesor sustituto sí paso Física —escucharon la aguda voz de Hagakure, quien soltaba suspiros enamorados y movía sus piernas ansiosa.

—¿¡Y?! ¿¡Cómo es?! —movió se adelante hacia atrás a la castaña, sacudiéndola con desesperación.

—¡Es taaaan guapo! —las dos chillaron mientras Asui era espectante simplemente, al igual que ellos.

—Es muy lindo.

Izuku soltó el aire de sus pulmones, aliviado, y vio con cierta sorna a su querida amiga, quien tenía los labios un poco fruncidos.

—Te has salvado, Tsuyu rara vez dice que alguien es atractivo. Así que despidete del pene flácido y las lonjas diabéticas.

Mierda, sí que hoy se había levantado con el pie derecho, todo estaba yendo de puta madre y apenas empezaron las clases. Quizás su profesor era otro Adonis tallado a la perfección, tal vez sus ojos se oscurezcan cuando lo tenga gimiendo su nombre a los cuatro vientos con el culo al aire, puede ser que sea difícil, pero como le dijo a Ochako, podía tener a sus pies a cualquiera.

—¿Qué puedo decir? Tal vez Dios me está premiando con esto por ser un buen samaritano —dejó ver una hermosa sonrisa, resaltando un poco las pecas que cubrian sus mejillas.

—Lo único que tienes de samaritano es ano, y muy jodido por los idiotas con los que te acuestas —Midoriya soltó una carcajada.

—¿Celosa, mi vida?

Uraraka estaba a punto de protestar cuando escuchó el portazo del aula y todos sus compañeros se dispersaron para tomar asiento en sus lugares respectivos. Los dos enderezaron sus bancas y la castaña guardaba sus galletas preferidas mientras el azabache se maldecía por dentro por tirar la envoltura de su paleta.

Hmm, aunque no era una mala idea, ahora el nuevo profesor lo llevaría a detención y podrían comerse en lo que corría el tiempo de las dos horas de castigo.

—Buenos días, jóvenes.

Esa... voz.

Conocía esa voz.

Levantó la vista al instante y ahí fue cuando supo que no, no lo estaba premiando, todas las cosas que le pasaron esta semana no eran ningún puto premio, mas bien un castigo.

Sus ojos volvieron a ver esos orbes desiguales. Volvió a ver el rebelde cabello de ese hombre que le invitó un trago en una noche de diversión. Volvió a olfatear el aroma a menta que desprendía incluso aunque hubiesen pasado meses desde su primer y último encuentro. Volvió a escuchar esa voz no tan ronca acariciando sus oídos lentamente.

Estaba jodido, realmente jodido.

—Soy Todoroki Shōto, su nuevo profesor de Física.

he de decir que AMO a este tipo de Midoriya xd. lo amo, amo que sea una completa zorra.

aAHHH, no desesperen, aún falta la otra parte, hmm zi.

quizás me tarde un poco, pero ya casi salgo de vacaciones, so~ seguro lo escribo rápido.

—j e s s❀.

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