Los días siguientes fueron una verdadera tortura para Jema, y en cierta forma, para Tony. No era nada sencillo levantarte por los gritos que venían de la habitación más cercana.
Jema no paraba de tener pesadillas, una tras otra. No era facil volver de la muerte, eso Tony lo sabía mas que nadie. Le dolía con el alma ver sufrir a Jema cada noche y no pder evitarlo de ninguna manera posible.
Una mañana se levantó, eran las nueve de la mañana. Preocupado por no haberse levantado antes, por no haber escuchado los desgarradores gritos de la chica, caminó a su habitación y de camino se encontró a Steve, que le sonrió.
— No te recomiendo entrar — Fué lo único que le dijo.
— ¿Y eso porqué? — Preguntó, pero el Capitán ya se había ido.
Con más curiosidad que antes, abrió la puerta de la habitación de Jema y se llevó una gran sorpresa.
En la cama, no solo estaba ella, también estaba Peter. La castaña le daba la espalda a Parker mientras que él le abrazaba la cintura y tenía una mano bajo su cabeza. Frunció el ceño desgustado.
— Que hijo de...
— Lenguaje — Se burló Clint — Al parecer ya las hormonas se organizaron en forma de flecha apuntando a alguien, querido "papá" novato.
— Ya veremos cuando tu hija se enamore — Le fulminó, él rió.
— Eso aún no me toca.
Tras estas palabras, se alejó por el pasillo. Con disgusto, saboreó el pensamiento de Jema besandose con Peter y simplemente le dió horror.
Luego analizó los detalles. Ella no había tenido una sola pesadilla en toda la noche. Era el primer día que dormía más de cinco horas. Prefirió dejarlos dormir, luego le reclamaría a la arañita.