The scent of your skin || Ome...

By birdyfics93

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Ser beta no es fácil. No cuando estás obligado a obedecer a los alfas. No cuando eres un esclavo. Jimin y Tae... More

~ Primera parte ~
~ Ser un beta ~
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19. ~El beta que decidió quedarse~
• Segunda parte •
• Conflicto Beta •
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By birdyfics93

           

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Jimin realmente no entendía por qué Taehyung le había exigido que se quedara mirando una pared en casa de Jinnie, mientras el beta mayor hiperventilaba. La casa olía a flores de una manera demasiado empalagosa y parecía que el omega estaba realmente teniendo un momento difícil porque Jimin podía oír los lastimeros quejidos de Seokjin desde incluso el recibidor. ¿Estaría enfermo? Seguramente lo estaba, no podía tratarse de otra cosa. Pero lo extraño era, ¿por qué Taehyung no estaba cuidando del omega? ¿Por qué solo paseaba de un lado a otro detrás de la puerta de Seokjin?

Y sobre todas las cosas, ¿por qué rayos él tenía que estar mirando a la pared? ¿Acaso la enfermedad del omega se contagiaba por la vista?

El beta menor hizo el amago de darse vuelta, porque ya se encontraba completamente aburrido de estar en aquella posición, pero Taehyung lo notó enseguida.

—No te atrevas a darte vuelta, Chimchim—le gruñó Tae, con la voz afectada.

El rubio soltó un resoplido enfadado.

—Hyung, ya estoy harto de estar aquí. ¿No deberíamos ir a buscar un doctor?

—¿Qué? —preguntó Taehyung con sorpresa.

—Seokjinie hyung está enfermo, ¿no es así? Deberíamos ir a buscarle un doctor, Tae-tae. De verdad parece que está sufriendo.

El interpelado se quedó en silencio y Jimin rodó los ojos, ofuscados. ¿Por qué su hyung estaba tomando tiempo en pensar algo que parecía lo más lógico? Sí, buscar un doctor era peligroso, pero incluso él a sus ocho años sabía que era la primera opción en la lista de cosas que debían hacer.

Algunos segundos después sintió los pasos de Tae-tae acercarse y terminó viendo como el mayor se agachaba frente a él.

—Voy a entrar a la habitación. Necesito que te quedes en el sofá hasta que salga, ¿sí?

Jimin frunció el ceño, sintiéndose repentinamente asustado.

—¿Lo que tiene Seokjin es contagioso? —preguntó, dubitativo.

Sin embargo, no esperó que Taehyung soltara una risa entre divertida y profundamente nerviosa.

—Puede que lo sea—murmuró entre dientes—. Necesita estar aislado, ¿sí? Con el tiempo lo comprenderás que estas cosas son más comunes de lo que aparentan, pero por ahora necesito que te quedes en el sofá. Yo entraré a hablar con Seokjin para saber si necesita... —El mayor hizo una pausa en la que pareció dudar y luego, tomando aire, tartamudeó: —...a-ayuda con algo. ¿De acuerdo?

El menor asintió, caminando hasta el sofá de la parte trasera de la tienda y sentándose con ambas piernas bien juntas. No le gustaba tener que quedarse solo, pero ya tenía sueño y acostarse en el sofá era mucho mejor que estar de pie mirando al concreto.

—Aquí me quedaré—puchereó.

Taehyung acarició su cabeza con una media sonrisa.

—Buen chico—murmuró.

A los segundos después, vio al mayor tomar una respiración profunda frente a la puerta de Seokjin y adentrarse con las piernas temblorosas.

🐺🐺🐺

—¿S-seokjin? —tartamudeó Taehyung, una vez que entró a la habitación del omega, cerrando la puerta tras él.

La luz estaba apagada y podía oír los jadeos del mayor, que lo hacían sentir completamente intranquilo. El aroma a flores en la habitación era muy pesado, y a pesar de que a Taehyung le parecía una esencia increíble, se sentía demasiado nervioso como para disfrutarla.

Ya era la quinta noche que aparecía en la casa de Seokjin desde que se habían dado el primer beso y realmente no esperaba que el omega entrara en celo tan pronto. Sin embargo, ¿no se lo había estado advirtiendo? Cada día que había pasado, los besos de Jin eran más ansiosos que los anteriores y el omega siempre había dicho lo mismo ("Mi celo está cerca, Tae") para excusarse de su entusiasmo. No obstante, el menor no le había tomado demasiada importancia, porque a él le gustaba que Seokjinie reaccionara de esa forma con él. Además, el tiempo era muy relativo. "Cerca" podría referirse a dentro de dos días como en un mes.

Sin embargo, ¿por qué Taehyung había asumido que se trataba de la segunda opción?

Ahora se encontraba en una peligrosa situación en la que no sabía qué demonios debía hacer. ¿Tenía que alejarse de Seokjinie durante su celo o tenía que meterse en la cama con él? Sabía que, con la primera opción, Jin sufriría muchísimo y, si no tenía el suficiente control, su lobo le exigiría salir a buscar un alfa. No obstante, la segunda de las opciones tampoco era muy alentadora -por mucho el cuerpo del beta pensara lo contrario-, porque Taehyung no tenía idea de qué hacer.

Era un inexperto en todos los sentidos.

—¿Taehyungie? —escuchó que Jin jadeaba en la oscuridad.

¿Por qué ese jadeo tenía que escucharse tan increíblemente sensual? ¿O era que la temperatura de la habitación le estaba afectando demasiado?

Caminó lentamente hasta agacharse a un lado de la cama de Jin. Encendió la lamparilla de gas que reposaba en su velador con las manos temblorosas y la imagen de Seokjin le pareció totalmente injusta. Era injusto que las mejillas del omega estuvieran tan exquisitamente sonrosadas. Era injusto que su rostro estuviera empapado de sudor haciendo que su cabello se desparramara y se pegara en su frente de una forma inexplicablemente tentadora. Era injusto que su boca estuviera entreabierta y húmeda y que sus dientes mordieran su labio inferior. Era injusto, también, que aquella lengua que ya había probado durante toda una semana remojara sus labios en un vaivén tan provocador.

Y, sobre todo, era injusto que esos ojos oscuros le observaran con un hambre que nunca había visto en los ojos de nadie más.

—Vete—susurró Seokjin en un susurro lastimero—. V-vete, beta tonto. N-no d-debes estar aquí.

Era injusto porque Taehyung realmente quería quedarse cuidando a su omega.

Su omega.

Parpadeó cuando el pensamiento hizo que su estómago cosquilleara desde adentro.

Además, Jimin estaba afuera y había tantas cosas que solucionar antes de que pudiera ayudar a Seokjin.

—¿T-te duele? —preguntó tembloroso, observando como el mayor soltaba gemidos entrecortados.

—Sí—murmuró con apenas un hilillo de voz.

—¿Cómo puedo aliviarte? —preguntó, intentando llevar su mano a las mejillas de Seokjin, pero este se alejó abruptamente.

Taehyung no pudo evitar sentirse un poco herido.

—N-no... n-no me t-toques—le pidió el omega en un susurro desesperado—. Estoy haciendo todos mis esfuerzos, Taehyung. P-por favor, sal de aquí. N-no puedo controlar a mi lobo.

Taehyung volvió a acercarse y esta vez, se sentó en la cama, muy cerca de Seokjin.

—Permíteme aliviar a tu lobo—dijo el menor, con la voz ronca, temblorosa y seria.

Vio como el mayor se volteó con una expresión profundamente hambrienta en sus ojos. Lo siguiente que supo fue que el omega le estaba comiendo la boca con desesperación. Los labios de Seokjin se sentían húmedos y su lengua empujó contra la de Tae. El roce era infinitamente embriagador y el cuerpo del omega irradiaba tanto calor que Taehyung se encontró a sí mismo pegándose a sus formas.

—Tócame—le pidió el omega, esta vez sin tartamudear. Todo su cuerpo rogando porque Taehyung le aliviara.

El menor se sentía sumido en una especie de sueño. Todo pasaba como si fuera una bruma demasiado ardiente por su cabeza y apenas fuera capaz de controlar algo. Era el lobo de Seokjin quien los estaba guiando y lo sintió incluso cuando metió sus manos por debajo de la camiseta del mayor, acariciando su espalda baja.

El omega soltó un suave gemido en los labios de Taehyung y desesperado, se acomodó a horcajadas sobre el regazo del menor, para comenzar a arrastrar su entrepierna contra la de Tae. Este último abrió los ojos como platos -para su alivio, Seokjin los tenía cerrados-, porque, a pesar de que todo era increíblemente placentero, el beta pequeño seguía en la habitación contigua.

—Seokjin, Seokjin... —lo llamó tratando de bajarlo de su regazo, pero el omega se apretaba más y más, impidiéndole escapar—. Jinie, abre los ojos—susurró contra sus labios, tomando su rostro para que el omega lo viera—. Jimin está en la otra habitación.

La mención del menor pareció encender algún interruptor en la cabeza de Seokjin, porque parpadeó un par de veces y con un gemido de frustración, se dejó caer al costado de Tae, de espaldas, tapándose el rostro con las manos.

—Vete, Tae, por favor, hazlo ahora antes de que otra vez te salte encima—sollozó el omega, jadeando y poniéndose una almohada sobre el rostro. 

A pesar de saber que debía irse, el beta no podía dejarle así. Taehyung quería demasiado a aquel omega de risa peculiar como para irse y abandonarlo en ese estado. Tragando saliva, trató de recordar todas las cosas que había aprendido en sus años de Internado para Betas.

Había una forma en que los betas podían aliviar a sus dueños en sus celos. Una que era profundamente vergonzosa y que hacía que todos los niños salieran con las mejillas rojas de las clases de Cuidados de Alfas y Omegas. Taehyung tragó saliva y con manos temblorosas, tomó la cinturilla del pantalón de Seokjin.

El omega quitó el almohadón de su rostro, abruptamente.

—N-no... —trató de decir, pero Taehyung fue más rápido.

El beta bajó sus pantalones con suavidad y el miembro erecto y necesitado del omega quedó expuesto antes ambos. El menor se sonrojó muchísimo, pero, juntando toda su valentía y con manos todavía temblorosas, tomó la hombría de Seokjin y comenzó a bombearla, torpemente.

No obstante, el omega respondió de una manera gloriosa, en la que comenzó a derretirse en la cama y a soltar gemidos que apagaba mordiendo su labio inferior con fuerza. Taehyung acercó su boca a la suya, dando suaves besos en sus labios, que el omega era apenas capaz de corresponder, demasiado extasiado con la forma en que el menor le estaba tocando.

Por la Luna, incluso apenas él era incapaz de soportar eso. Seokjin tenía húmedo entre las piernas y balanceaba suavemente hacia su mano.

Taehyung sentía todo su cuerpo caliente y las reacciones del omega solo empeoraban las cosas para él.

De pronto, sintió como la pequeña mano del mayor se posó sobre la suya, aquella que seguía bombeando su erección. Todavía besándose, entrelazaron los dedos de sus manos juntos, en un gesto que a Tae se le antojó muy íntimo. Ajustaron un ritmo que se hizo cada vez más intenso y veloz, logrando que los jadeos de Seokjin se hicieran más rápidos y desesperados. Tae podía oír sus roncos gemidos de placer mientras besaba su cuello, hasta que después de algunos minutos, con un tenso y tembloroso jadeo, el omega se corrió ensuciando su abdomen y las manos de ambos.

Siguieron bombeando juntos, besándose suavemente, hasta que Seokjin echó la cabeza hacia atrás, con una sonrisa suave en los labios y los ojos cerrados.

—Debería estar avergonzado—susurró, de manera soñadora y satisfecha—, pero no lo estoy. No después de que el beta más tonto del pueblo me haya hecho venir.

Taehyung soltó una risita besando la frente de Seokjin. Una repentina oleada de cariño por el beta le hizo querer quedarse con él. Pero no podía, Jimin tras la puerta.

Tae dejó escapar un suspiro.

—Debo irme—murmuró a su pesar—. Necesito pedirle a alguien más que cuide a Jimin ahora que Channie no está. Pero cuando lo haga, volveré. 

Solo entonces el omega abrió los ojos.

—¿Jimin sigue afuera? —preguntó y Tae asintió, divertido—. Ahora sí que estoy avergonzado. ¿Fui demasiado ruidoso? —murmuró, haciendo una mueca con las mejillas sonrosadas.

—No tanto, omega—susurró Tae, guiñándole un ojo y levantándose. Caminó hasta el mueble que estaba frente a ellos. Ahí había un recipiente con agua y toallas a un lado. Tomó una y la humedeció lo suficiente para limpiarse la mano y volver hasta Seokjin para limpiar su abdomen y sus dedos.

El omega le miró completar la tarea con ojos cariñosos.

—Gracias—susurró este último.

Taehyung alzó la cabeza y se acercó a besar suavemente los labios de su omega.

—¿Estarás bien sin mi hasta que vuelva?—murmuró Tae.

Seokjin asintió lentamente, mientras el menor tomaba las mantas y lo tapaba hasta el mentón.

—Trataré de dormir hasta que lo hagas.

—De acuerdo. Me llevaré tus llaves y cerraré desde afuera, ¿sí? No quiero que haya alfas rondando la perfumería—rezongó el menor.

El omega, con una sonrisa de oreja a oreja, tomó al menor por el cuello y le dio un último y delicioso beso. 

Cuando se separaron, el beta lucía un poco desorientado.

—Ve con cuidado y pídele a Jimin que no se enoje conmigo—le dijo el omega, escondiéndose entre las mantas.

Tae soltó una risa. 

—Volveré—murmuró y contra su voluntad, salió de la habitación.

Afuera encontró a Jimin durmiendo desparramado como una estrella en el sofá.

Genial.

Resopló enfadado, solo porque después de estar por alrededor de media hora con Seokjin tenía un gran y doloroso problema guardado en sus pantalones.

🐺🐺🐺

—¡Por favor, señor Min!—rogaba Taehyung, mientras sostenía la mano de Jimin, frente a la puerta de la casa del alfa.

Habían caminado cerca de tres horas y media para llegar a la casa del señor Min.

Su última opción.

—No—respondió el alfa, con el ceño fruncido, cerrando la puerta en sus narices.

Taehyung soltó un gruñido de frustración.

Había sido un pésimo momento para que Seokjin entrara en celo. Kyungsoo y Channie estaban de camino a Seúl y nadie más en la Madriguera le parecía lo suficientemente bueno para cuidar de Jimin, mientras él y el omega... Sus mejillas quisieron tornarse rojizas, pero se encontraba demasiado frustrado en ese momento. Claramente, su primera opción para cuidar a Chimchim habría sido Channie, pero estaba muy lejos y tampoco tenía claridad de cuándo volvería. Tal vez pasarían un par de semanas antes de que su hyung volviera y para ese entonces, el celo de Seokjin sería historia. Su segundo opción era Kyungsoo, que probablemente no habría aceptado cuidar a Jimin de buenas a primeras, pero habría terminado haciéndolo si insistía lo suficiente. El beta líder era severo, pero tenía un buen corazón.

Así que su última opción, la menos conveniente y la más desesperada, era el señor Min.

—Por favor—volvió a pedir, con la frente apoyada contra la puerta, hablando lo suficientemente fuerte como para que el alfa le oyera desde adentro—. Solo serán tres días.

—¡¿Qué parte de "no" no entiendes?! —gritó el alfa desde adentro.

Obviamente, Taehyung habría preferido que Jimin se quedara en la seguridad de la Madriguera, pero el señor Min también era una "buena opción" teniendo en cuenta que estaba alejado de todo el mundo. De hecho, si lo pensaba así, la casa de la montaña del alfa era incluso más segura.

—¡Es que no me ha dejado explicarle nada! —rezongó Taehyung.

—Tae-tae hyung, vámonos. Se hará de noche antes de que logremos volver—decía Chimchim, con su vocecita aguda, tironeando la manga de su camisa deslavada.

El beta casi quiso rodar los ojos. Chimchim había sido otro problema. Insistía en que quería quedarse también con Seokjin en su casa para cuidarlo de "su enfermedad". Así que Taehyung tuvo que mentirle y decirle que la enfermedad que tenía Seokjin era contagiosa para los niños, sobre todos los que tenían el cabello dorado. Se había sentido un poco culpable de mentirle porque, de alguna manera, el niño siempre creía cada una de las palabras del Tae y tener ese nivel de poder sobre Jimin era una gran responsabilidad.

Casi en su límite de la frustración y la impaciencia, Taehyung pateó la puerta con fuerza.

Dos segundos después, el señor Min abrió la puerta con los ojos furiosos.

—¡Vuelve a patear la puerta y yo-...!—comenzó a decir, pero su vista se desvió al muchacho que se escondió rápidamente detrás de Taehyung—. ¿Es un beta rubio? —tuvo que preguntar con incredulidad.

Taehyung, por alguna razón, se sintió protector con Chimchim, así que lo mantuvo escondido tras él.

—Por favor, necesito que lo cuide por tres días. Solo tres días. Estaré aquí apenas pasen.

El señor Min, en tanto, seguía tratando de echar un vistazo al niño.

—¿Cómo es posible que sea rubio? —preguntó, medio ido.

Tae soltó un resoplido.

—¡No lo sé! Solo lo es. Señor Min, es en serio. Necesito de su ayuda. No quiero sonar maleducado, pero usted dijo que yo podría volver si...

Solo entonces el alfa volvió la vista al beta de mayor edad.

—No me hables en ese tono, mocoso. No me gusta. Uno ofrece la mano y te toman la pata, joder—rezongó el alfa, negando con la cabeza—. Vamos, dime, qué es tan importante que necesitas dejarme a este crío por tres días.

Taehyung no pudo evitar enrojecer.

—V-verá, tengo un a-amigo... Bueno, creo que es más que un amigo. No estoy seguro—dijo entrecerrando los ojos, cohibido—. La cosa es que es un... es un omega—susurró, como si fuera un gran secreto. El señor Min le miraba con una ceja enarcada—. Es vergonzoso decirlo, pero le... le gusto. Y él... él...

—¡¿Él qué, por la Luna?! —apremió el señor Min, a pesar de que ya entendía hacia dónde iba la historia.

Élestáencelo—respondió Taehyung, diciendo todo como si fuera una sola palabra.

Unos cuantos segundos después todo lo que pudo oír fueron las sonoras carcajadas del señor Min. El beta bajó la cabeza, avergonzado, viendo por el rabillo del ojo como el alfa se tomaba la panza para reírse con una mano y con la otra se secaba las lágrimas imaginarias.

—No puedo creerlo—decía entre carcajadas—. Vienes aquí a dejarme a este niño, para que tú te puedas ir a... Ah, mocoso, tienes del año que te pidan.

El beta mayor frunció el ceño y arrugó la nariz, de manera altiva.

—No sé qué le parece tan gracioso—gruñó.

El señor Min dejó de reírse, pero no pudo borrar la enorme sonrisa que tenía en los labios.

—Lo siento, muchacho. No era mi intención reírme de ti. Es que me pillaste por sorpresa—dijo con una sonrisa—. Así que un omega en celo...

—Shhhhh—se adelantó Tae, abriendo los ojos y apuntando con una mano a Jimin detrás de él.

Ambos pusieron su atención en el beta de menor edad, que todavía estaba escondido y en un silencio sepulcral. Taehyung se sintió un poco culpable, porque el pequeño estaba notoriamente asustado.

—Ah, cierto. Veamos. ¿Qué tenemos aquí?

—Chimchim, él es el señor Min—le dijo, haciendo que el niño se adelantara.

El rubio temblaba ligeramente.

—¿U-usted es un alfa? —preguntó el pequeño, con un hilillo de voz.

Taehyung notó como algo en la expresión del hombre mayor cambiaba. Sus ojos, que habían estado brillando con diversión, ahora se veían mucho más tranquilos, casi acogedores.

—Soy un alfa—concordó.

—U-usted tiene ojos de gatito—murmuró el niño, retorciendo sus deditos de las manos.

El señor Min soltó una risa suave, pero sus ojos se tornaron un poco tristes.

—¿Ah sí, mocoso? Eso es lo mismo que solía decirme mi esposa Sookie.

—Son bonitos—volvió a susurrar el niño, cohibido y turnando su mirada entre el señor Min, el suelo y Taehyung.

—¿Y tú? ¿Un caballo te orinó el cabello que lo tienes tan rubio? —preguntó el alfa, bromeando.

Jimin arrugó la nariz, pero no pudo evitar que una media sonrisa luchara por alzarse entre sus labios. Negó con la cabeza y miró a Taehyung de soslayo.

—No, solo lo tengo así. Nací con este color de cabello.

—Pues está bonito... y exótico para un beta, ya que estamos. —El señor Min dio un paso, acariciando el cabello del niño, mientras este se encogía en su puesto. 

Taehyung, quien se había mantenido en silencio mientras observaba el intercambio, puso sus manos sobre los hombros de Jimin y los ojos fijos en los orbes del señor Min.

—¿Qué dice, entonces? ¿Puede quedarse?

El señor Min hizo un pausa y luego soltó un largo suspiro.

—Está bien, pero te lo advierto, yo no sé cuidar niños.

Taehyung no pudo evitar dar un saltito.

—¡Le juro que se lo recompensaré de alguna forma! ¡Y lo hará perfectamente! Jimin es un niño muy educado, ¿no es así, Jimin? Anda, dile que sí al señor Min.

El niño enrojeció un poquito, queriendo zafarse de las manos de Taehyung que le empujaban hacia el frente.

—Uhm... sí, señor Min—murmuró entre dientes, mirando hacia otra parte.

El hombre mayor enarcó una ceja. Sin embargo, se echó a reír, contagiándose de la emoción del beta.

—Ah, mocoso tonto—le dijo, acercándose y palmeándole el rostro—. Ve a dejar de ser virgen y alivia el celo de tu omega.

Taehyung enrojeció hasta las orejas.

—¿Vir...? ¿Vir... qué? —preguntó Jimin, alzando la cabeza para mirar al alfa y al beta.

—¡Nada, Jimin! ¡No lo escuches! —le dijo Taehyung, tapándole las orejas—. Iré a cuidar a Seokjin.

El mayor alzó ambas cejas de manera sugerente.

—Y vaya que lo va a cuidará—dijo usando un tono de voz igual de sugerente.

A pesar de su sonrojo, Taehyung esbozó una media sonrisa.

—Debo irme ya, señor Min o llegaré muy tarde con Seokjin hyung.

El hombre rodó los ojos, soltó un suspiro y miró a Jimin.

—¿Prometes que no te vas a morir en mi cuidado, mocoso rubio?

Jimin entornó los ojos, sin comprender nada. ¿Por qué él iba a querer morir? ¿En qué persona estaba confiando Taehyung precisamente?

—Ahm... sí, creo que sí—respondió dudoso.

—De acuerdo—dijo el alfa, entonces, apuntando a sus dos caballos—, súbanse a la carreta. —Luego, miró a Jimin otra vez como si fuera su cómplice en un crimen. —Acercaremos a Taehyung al pecado...

El beta atinó a taparse el rostro con las manos, soltando un gemido mortificado.

🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸🔸

¿Qué creen que pasará en el siguiente capítulo? *guiño* *guiño*

Algunas aclaraciones:

1) Deben imaginarse al señor Min como un Yoongi versión abuelo. Él es hermano de la madre de Yoongi, por tanto, es su tío. Esta relación es importante para la segunda parte de este libro.

2) Seokjin y Tae se conocen desde hace mucho y parece que su relación avanza rápido, pero se quieren un montón, así que el tiempo no define las cosas en esta relación. Seokjin y Tae son dos apartados del mundo, uno por ser omega masculino y el otro por ser beta, así que encontraron comprensión y apoyo en el otro, y sobre todo, confianza.

3) Chanyeol y Kyungsoo están en Seúl junto a Minseok, tratando de informarse acerca de la causa. Namjoon y Hoseok son parte importante de este proceso, pero también tendrán apariciones en la segunda parte de este libro. Namjoon es un alfa pro-liberación beta y Hoseok, que también está a favor de la liberación, es parte de una de las manadas más esclavistas de todas. Además, la Manada Jung es la que actualmente está a cargo del gobierno.

4) En la segunda parte del libro, Jimin ya no será un niño, sino un adolescente de dieciséis años, por tanto, hay siete años de diferencia entre la primera parte y la segunda (Jimin cumple nueve en la primera).

5) Pregúntenme aquí si tienen dudas. 💖✨

Habrá actualización el próximo fin de semana.

Cariños,
~Bird

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