Palabra #11: Agridulce.
Pareja: Luck
Extensión: 717 palabras.
Hyde
Platos rotos en pedazos, la comida por todas partes, la mesa patas arriba.
Quejidos, sollozos, arañazos.
Y un puñetazo desesperado que lo derribó al suelo.
Escupió sangre y sus ojos opacos miraron esa estela escurrir entre sus labios al suelo. El estrepito de ese correr escaleras arriba fue como el latir de este corazón.
¿Por qué ambos se alejan así mí?
Enfermo.
Lágrimas se agolparon, más de esa culpa también.
No, no hay forma de que yo dijera esas palabras.
Que mis manos se anudaran así.
—Por favor... —susurró, en ese ápice de conciencia tan lejana ahora— Créeme ahora.
Ellas, tiritaban endemoniadas.
El portazo arriba le destrozó aún más, y su mente se volvió a difuminar.
Quiso tanto llorar, como correr.
Como destruir.
Sus pisadas fueron como el estrepito del pianista lunático. Golpeó la puerta y esos gritos y maldiciones avivaron la llama.
—¡SangHyuk! —tiró del picaporte y golpeó hasta los nudillos quedar a carne viva.
—¡Lárgate o llamaré a la policía! —lloró tras la puerta.
—¡Ábreme! —suplicó.
—¡Largo! —de cuclillas contra la puerta sostenía su cuello amoratado— ¡Maldita sea, largo! ¡Vete, hazlo! —rogó también. Los recuerdos, esos instantes, seguían condenando su mente.
En el suelo del comedor, su primer amor quiso también ser el último.
—¡No me dejes! ¡Ábreme! ¡SangHyuk! —su garganta se desgarraba en lamentos. Derrumbado en el pasillo temblaba y tiraba de sus cabellos con real desespero— ¡No quise hacerlo, por favor! ¡No quise!
SangHyuk asustado negó con la cabeza. No, no podía ser así.
No soy el mismo de ayer.
Hay algo, alguien, dentro de mí.
—Vete... —pidió en un hilo gastado de voz— Por favor...
—Te amo... —respondió su voz y sintió su mano contra la madera en una caricia intangible.
No, te odio.
El silencio entre ambos fue menos reconfortante. SangHyuk entre hipidos débiles reconoció su respiración.
Sigo aquí.
—¿P-Por qué? —murmuró a la nada.
—No me dejes...
No lo hagas.
Soy ambos, no huyas de mí.
No podrás.
SangHyuk contuvo el aliento y lentamente abrió la puerta.
No me des esos ojos asustados.
Por favor.
TaekWoon quedó paralizado de horror al reconocer las huellas violáceas en su piel.
Él se las había hecho.
Su rostro deformó en llanto y gateó hacia él, con los dedos temblorosos dudando en tocarle.
SangHyuk retrocedió asustadizo, haciéndole llorar más. De un tirón se fundió entre sus brazos, derrumbándose ambos en el pasillo.
Hay una persona diferente, que no soy yo.
Dentro de mí.
Sosteniendo de su rostro negaba una y otra vez, las palabras se le atoraban, las lágrimas le saturaban el espíritu. SangHyuk vio en esos ojos estrellados y derruidos los restos del hombre que amó, al que de un chasquido la vida se lo arrebató.
No lo puedo controlar.
SangHyuk acarició esos labios ensangrentados, lamentando en silencio lo que restaba de él.
Cree en la persona que está frente tus ojos.
Hay un loco dentro de mí.
—M-Me conoces... —apenas pudo balbucear, cubriéndole el rostro de su sangre en medio de esos besos angustiosos— Lo sabes, lo sabes, lo sabes.
No, tú no sabes.
El diablo que viste, no era yo.
—T-TaekWoon...
No me recuerdo, no me reconozco, no me siento.
—Estaremos bien, lo vamos a estar —prometió sosteniendo de sus mejillas y mirándole con devoción vuelta tormenta.
¡Te necesito!
¡Está capturado dentro de mí!
El chico se esforzó en dedicarle una pequeña sonrisa, una que le correspondiera el juramento y les salvara la vida. Sin soltar esas mejillas pálidas, TaekWoon lo besó. Sus dedos se fundieron entre esos cabellos y sintieron su piel.
Una última vez.
Sus ojos se cubrieron de un velo inexplicable.
Sacó del bolsillo un pedazo de vidrio, la fuerza y vacilación le cortó la mano. Ese temblor, esa algarabía que quiso consumirle la mente.
Pero no fue suficiente.
Lo empujó, contuvo su propia muñeca y desvió la puñalada a su cuello.
Los demonios dentro su cabeza gritaron, como esa voz en la realidad.
La sangre corrió cálida como abrazo, las manos y las súplicas le arroparon también.
Todo se hizo difuso, como su mente tanto se debatió antes. Sonrió en medio de ironía y tinta esmeralda a los labios.
No llores...
Su mano cortada y temblorosa se estiró. Sus dedos entrelazaron un segundo que quedó para la eternidad.
No me des esos ojos asustados, mi niño...
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Nota de autor:
Lamento el atraso, he estado estudiando muchísimo estos días por mi examen y me ha costado seguir por tener la cabeza tan llena. ¡Gracias por leer, votar y comentar la historia! Son poquitos comentarios pero me alegra que les esté gustando la dinámica, o eso quiero creer(?). Se aceptan sugerencias de parejas <3.
Procuraré a lo largo de esta madrugada y/o domingo alcanzar al día 14 <3.
Gracias!
Inspiración a este songfic, obvi: