Cómo los gatos hacen antes de...

By PsiqueMaichen

2.2M 196K 83K

Cómo los gatos hacen antes de morir: El día a día de Samuel «Y como los gatos hacen antes de morir, me alejé... More

ミ๏v๏彡
Epígrafe
Introducción
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XV
Recuerdos color ocre
XVI
XVII
XVIII
XIX
Cartas
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV
XXV

XIV

38.8K 5.9K 3.1K
By PsiqueMaichen

Burgos seguía sin aparecer, aun después de que su esposa perdió el bebé. Fue como si la tierra se lo hubiera tragado. Clara continuó hospitalizada, le habían realizado una cesárea de emergencia y se encontraba muy débil como para regresar a la mansión.

Las gemelas se deprimieron demasiado. Antes parecía que no les importaba el bebé, pero no fue así. Ellas estaban afectadas por la muerte, demasiado.

La extraña relación que comencé a tener con Diana se pausó, como si no hubiera pasado. Estábamos de luto, consumidos en una tristeza agobiante. La ausencia de algo que dimos por hecho nos vació el corazón. Todos en la mansión creímos que habría un bebé, que lloraría en la madrugada, que dejaría exhaustos a todos y, sobre todo, que sería una gran alegría. No obstante, las ilusiones hechas se hicieron amargas y pesadas. No era un momento adecuado para romances secretos.

Cuando regresé al colegio y volví a ver a Antoni, me sentía sumamente nervioso y confundido, no sabía qué decirle. Él me saludó con normalidad, con una alegre sonrisa plasmada en su delicado rostro. Le regresé el saludo y tomé asiento, estaba cansado y desanimado. Recordé lo que me dijo cuando me acompañó al oculista, cuando le pedí la explicación del beso: «Es un experimento, ya verás los resultados».

En el receso Antoni se juntó conmigo, como siempre lo hacía. Le platiqué la mala noticia y cómo la depresión habitó en el corazón de todos en la mansión. Clara había comprado muchas cosas para el bebé, hasta equipó y preparó de más un cuarto.

—Clara no es estable, puede que después de que salga del hospital recaiga en la bebida —le platiqué a Antoni.

—Debería ocupar su mente. La otra vez me comentaste sobre su antiguo trabajo. Tal vez si lo retoma... se ocupará y le hará bien —sugirió él.

—Buena idea.

—Ánimos, Samuel, creo que las cosas suceden por algo.

—Tal vez. —Subí la mirada y observé por un momento el follaje del árbol donde me encontraba recargado.

El sol se filtraba con debilidad entre los espacios del follaje, como si pertenecieran a una quimera y no al ambiente donde me encontraba. Sentí mi mente lejos de la realidad, como aquellos tiernos rayos de sol.

Hablar con Antoni me hizo sentir mejor, me dio paz. Ese era el poder que tenía en mí: sanar mi afligido corazón. Todo seguía marchando con naturalidad entre nosotros, tanto, que cuando me di cuenta, estábamos muy juntos tomados de la mano. Él acariciaba la mía con suavidad, por un momento se dedicó a mirarla. Mi corazón no se sentía desconsolado ni fatigado estando cerca de él.

Pero hubo un silencio incómodo.

Sentí la presión de contarle sobre lo que sucedió con Diana. No obstante, antes de que hablara, Antoni movió su cabeza y miró a todos lados, asegurándose de que no hubiera nadie cerca. Después de que analizó la zona, acercó su rostro al mío. Me miró fijamente con aquellas esmeraldas que tenía por ojos. Sentí una inexplicable necesidad de hablarle, pero no pude, únicamente conversamos entre miradas. Cuando menos lo esperaba, Antoni me robó un beso, uno que se alargó al ser correspondido y que me hizo perder la noción del tiempo y del espacio. Por algún motivo fuera de mi comprensión, deseaba besarlo, estaba desesperado por ello. Comparé su beso con los de Diana, era muy diferente.

Me sentía tan confundido, con el corazón estremecido. No supe qué decirle cuando se alejó de mis labios.

—Diana te va a hacer mucho daño, ella no sabe amar. Sam, no dejes que te dañe —reveló. Me pareció que la conocía mucho, más de lo que yo le contaba—. Ella me habló antes de entrar a clases, me pidió que te dejara de hablar. —Antoni fijó de nuevo su mirada en mí—. Me dijo que ya eras suyo. ¿Tú le crees? ¿Acaso ella no estaba enamorada del profesor y él se pensaba divorciar por ella? Diana es muy inestable y posesiva, mucho, te va a hacer daño si se lo permites —aseguró con mucha seriedad, una que no conocía en él.

—Lo sé. Sé que es inestable, necia, insensata y violenta. La conozco de años. A pesar de todo... le tengo paciencia. En eso consistía el experimento, ¿no? En provocarla —pregunté curioso.

—Sam, he visto cómo la ves. Sé que te gusta, intenté darles un empujón. —Antoni soltó un largo suspiro y prosiguió—: Te apoyaré en todo, si eso quieres. Si estar con ella te hace feliz, yo también lo seré. Sin embargo, no me voy a apartar de tu lado, sé que Diana no es de confiar y no tiene intenciones buenas contigo. No creo que deje al profesor. —Cruzó los brazos y ancló su mirada al horizonte.

—Antoni... yo no quiero que te alejes, jamás. Sé que está mal lo que te pido, pero mi vida sin ti... —callé por un momento— estaría vacía, te has hecho alguien indispensable, parte de mí. —No pude controlarme y lo abracé con todas mis fuerzas.

—Sam, no lo haré, tranquilo, estaré contigo, estés con quien estés. Te amo —confesó sin dudar—. No tienes que corresponderme. —Llevó su mano a mi cabeza, me acercó a su agitado corazón y enterró sus finos dedos en mi cabello para jugar con los mechones—. El amor que te tengo va más allá de algo carnal y posesivo, de verdad quiero protegerte para siempre. Cuenta conmigo para lo que necesites —dijo con honestidad.

Antoni alejó su mano de mi cabeza y me abrazó con fuerza. Mi corazón estaba tan emocionado que sentí que podría salirse por mi garganta y abrazar a Antoni hasta unirse a él. No sabía qué responderle, estaba sumamente confundido. Pensé en mi madre, en qué posible consejo me hubiera dado. Ella siempre me decía que para el amor verdadero no existían barreras. Pero... no sabía a quién amaba más, a quién elegir.

—Antoni, no sé qué decir, estoy muy confundido —dije la verdad, la que se me cruzó en la mente.

—No tienes que decir nada. Yo lo siento, tu cariño, y no es uno de compromiso. Tampoco de lástima, es natural. Aunque te cases con Diana, estaré para ti, para lo que quieras y necesites. Te lo juro. —Me abrazó con más intensidad.

Perdí las fuerzas de mi cuerpo, me perdí a mí mismo en las palabras de Antoni y en su cálido abrazo.

—Yo...

—Nada, Sam —interrumpió—, no digas nada. Lo que hagamos y digamos se quedará entre nosotros, nadie más tiene por qué saberlo. ¿Entiendes? —preguntó con un tono dulcificado.

Antoni alejó sus brazos de mi cuerpo, llevó sus manos a mi rostro y me acercó al suyo. Nuevamente me besó, fue como si sellara un contrato conmigo.

Me perdí en los besos de Antoni, eran tan dulces, llenos de amor y libres de malicia. Correspondí sin dudar el amor de Antoni. Sin embargo, me daba culpa.

—No quiero jugar contigo y hacerte ilusiones falsas —dije apenado cuando dejamos de besarnos. 

—Me parece que Diana es quien juega contigo y no es honesta —dio a saber con mucha seriedad—. Sígueme.

Antoni se incorporó y lo seguí sin preguntar a dónde se dirigía. Caminó rápido por los pasillos del colegio. Durante el transcurso abrió un par de puertas buscando algo, hasta que se detuvo en un salón aparentemente vacío y apartado de los demás, y puso el oído en la puerta, me pareció extraño. Antes de que le formulara preguntas, Antoni abrió de golpe la puerta. En el interior del salón estaba Diana con el profesor de ciencias, sentada en su regazo. Estaban muy alegres y sonrientes.

La imagen del momento se grabó en mi mente, parecía que el profesor estaba protegiendo a Diana de las motas de polvo que danzaban en el aire. Las oscuras cortinas viejas que impedían a medias el paso de la luz del día, y las miradas del exterior, se agitaban al par del viento, dejando pasar de vez en cuando los rayos del sol que contorneaban la escena de amor prohibido.

—Perdón, perdón, estaba buscando a un profesor —justificó Antoni y cerró la puerta.

Mi corazón se detuvo por un momento. Diana me había mentido, seguía viéndose y reuniéndose con el profesor. No lo terminó. En mi mente dio vueltas el momento: los brazos del profesor rodeando el cuerpo de Diana, su rostro cerca de ella. Y Diana, rodeándole el cuello con sus delicados brazos, dándole afecto.

Seguí a Antoni por el pasillo. Nos alejamos del salón, pero yo no podía hablar, no podía decir nada, mi iluso corazón estaba fracturado emocionalmente.

—Lo siento, le pregunté a algunos compañeros si sabían dónde se reunía el profesor con sus alumnas especiales. No es secreto para muchos que el profesor se ve a solas con diferentes alumnas. Diana se sigue viendo con él, no lo va a dejar, te mintió y usó —afirmó Antoni—. Como parecías no creerme, decidí ser rudo. Lo siento.

—Una parte de mí no le creía —dije y suspiré—. La verdad, no quiero hablar del tema. —Bajé la cabeza y observé mi triste reflejo en las losetas del pasillo—. Mejor me voy a la biblioteca a estudiar para los exámenes finales.

—Te acompaño, ayúdame a estudiar —pidió con dulzura.

Antoni no me entendió. Puse de excusa lo de la biblioteca. Quería estar solo para hundirme en la miseria. Pero él no me dejó estar solo, me distrajo en todo momento.

Para cuando me di cuenta, ya no estaba tan triste, porque Antoni estaba para mí, apoyándome y dando lo mejor de él.

Al final, medité bien lo sucedido: Diana seguía viéndosecon el profesor, y yo seguía con Antoni.

Continue Reading

You'll Also Like

415 81 6
Donde SeungCheol y sus amigos tratan de hacer mil grullas de papel para cumplir el anhelado deseo del mayor. 🍒 Mini fic terminado (Extensión: 6 part...
59K 5.5K 40
"Nessy siempre recordó aquellos hipnóticos ojos grises que la cautivaron en una noche pasada. Ocho años después, el destino conspira para reunirla nu...
804K 98.4K 30
Franco se mantuvo al margen por ser nuevo en el pueblo, incluso cuando hostigaban a ese chico. ¿Quién diría que se volverían amigos en secreto... e i...
31.7K 1K 5
Tú eres tan compleja tú eres tan bella tú eres estas letras. Tú eres mis poemas, y descifrarte es mi meta. Tú, persona que le...