Día 14: Dios
Desde que su amigo la lechuza se fue, otra vez sintió aquello que hace tiempo no sentía: soledad. Aunque agradecía tener a Toby, había algo en esa ave que lo hacia diferente. Le escuchaba ,y el otro a pesar de su silencio, no la hacia sentir incómoda.
Entonces, como una casualidad o el destino mismo, cuando ella estaba con Toby en el jardín, notó una peculiaridad.
Toby señalo sin mucho tapujo:
-¡Obi!
Los aludidos se mostraron lentamente. Carecían de elegancia, pero eran de formas y rostros graciosos. Aparecieron cerca de ellos.
Sarah apretó contra sí a Toby, con actitud protectora. Escuchó rumores de que los goblins robaban a niños pequeños. Pero el hecho de que su hermano no se viera para nada asustado, le hizo dudar de ello.
Ese fue el día que descubrió que los goblins no eran tan malos. Traviesos y juguetones, pero nada malvados.
Toby adoraba a esos seres y se notaba triste cuando se tenían que ir. Era su pequeño secreto de hermanos, del que Sarah no hablaría a los padres, ni el bebé...aunque no pudiera decir mucho.
Tal vez era solo Sarah y sus presentimientos, pero sentía que la llegada y partida de la lechuza, al igual que la compañía de los Goblins no era algo al azar. Era cómo si alguien los hubiera puesto en ese momento y lugar exacto. Como un dios que velaba por ellos, e impedía que la soledad la consumiera.
-Gracias-musitó a la nada en la noche, esperando que quién fuera aceptara sus agradecimientos.
"De nada"