♡. Hibrido (de nuevo, sí)
♡. Soft.
—Gatita, ya estoy en casa.
Levantaste tu cabeza adormilada del cómodo sillón, soltaste un pequeño bostezo luego de esas largas horas de sueño, tu pequeño cuerpo se sentía entumecido. Estiraste tus patitas delanteras para luego hacer lo mismo con las traseras, un ronroneo de placer antes tus huesos tronando consiguió que Jungkook se riera bajito.
Asomaste la cabeza por detrás del respaldo del sofá, tus orejas bien erguidas con curiosidad, y cuando visualizaste a tu dueño pegaste un salto al suelo, caminando con elegancia hacia él, tu larga y peludita cola meneandose de lado a lado mientras te colocabas entre sus pierna y comenzabas a restregarte en ellas, en un claro "te extrañé" que ambos ya conocían.
—¿Has estado todo el día durmiendo?—la suave voz de Jungkook llenó la sala a la vez que se agachaba para cargarte en brazos y darte un fuerte achuchón.
Maullaste, intentando comunicarte con él, lógicamente no entendió nada, así que preferíste aprovechar los mimos e ignorar un poco lo que te estaba diciendo.
Él te soltó de nuevo en el suelo, no antes de dejar un rápido beso sobre tu rosada naricita. Seguido de eso, se encaminó a la cocina. Disgustada por el corto tiempo de atención le seguiste.
—Me imagino que no quieres comida de gatos, ¿no?— negaste con la cabeza—pues cambia ya de forma, perezosa.
No muy conforme con su petición hiciste caso, él se giró para preparar algo rápido de comer y tu aprovechaste para volver a tu forma humana en pocos segundos.
Sobre una de las sillas del comedor estaba el camisón que habías usado antes, lo agarraste y te lo pusiste. Acomodaste tu larga y sedosa melena azabache y te asomaste a ver que estaba haciendo Jungkook.
—Hola.
Murmuraste sobre su hombro, haciéndote notar. Él se giró a verte con su tierna sonrisa de conejito a la luz.
—Hola, bonita.
Abrazó tu cuerpo y beso superficialmente tus labios. Sonreiste tímida.
—Te extrañé—escondiste tu cara en su cuello y el aprovechó para acariciar tus orejas de gato.
Sabía muy bien que eso te tranquilizaba y te daba gusto, y a él también, más de una vez te había dicho que adoraba tus suaves orejitas y que le encantaba acariciarlas, poco necesario decir que era una de sus partes favoritas de tu cuerpo.
—Ya estoy aquí, y pienso abrazarte y consentirte todo el día.
Sonreíste en grande ante la idea, con tus afilado colmillos a la luz, tus ojos se achinaron formando media lunas.
—Oye, Jungkook.
El nombrado te miró curioso, pocas veces lo llamabas por su nombre, tu cara de seriedad solo hacía la situación más rara.
—Dime, gatita.
—Te amo.
Esa preocupación pasó a una expresión cariñosa y sonriente.
—Te amo más—acunó tu rostro entre sus grandes y masculinas manos, y te acercó a su boca.
No había cosa más placentera en el mundo que besar los labios de tu novio.