Kenma tenía una expresión extraña. Llevaba días así y lo comprendía la razón detrás de su actuar, pero en verdad que le preocupaba verlo tan ido, más de lo usual. Era su mejor amigo y deseaba verlo tranquilo, relajado como cualquier otro día.
Suspirando, Kuroo reflexionó sobre su decisión de distraer a Kenma con una película, el chico parecía tan falto de vitalidad que no se le ocurría una mejor opción.
No cuando sus videojuegos tampoco parecían ayudar a su estado de ánimo.
─¿Qué quieres ver?─ preguntó por cuarta vez esa noche, ambos se encontraban sentados sobre la cama de Kuroo, frente a ellos la pantalla de la pequeña televisión continuaba pasando videos musicales.
─Decide tú─ sentenció el chico, repentinamente encogiéndose sobre sí mismo.
Rindiéndose, Kuroo simplemente se dedicó a cambiar de canales hasta encontrar alguno donde pasaran una película medianamente interesante. Su plan no parecía tener el potencial suficiente para funcionar.
─Los rumores pararon─ murmuró Kenma entonces, palabras que se robaron la única energía que guardaba para sí mismo, su cuerpo entero recostándose contra el costado de Kuroo.
─Tienes razón─ observó─, parece que después de que las personas reciben lo que desean simplemente lo disfrutan un poco antes de ignorarlo completamente.
Silencio, Kuroo esperó el tiempo necesario para que su amigo se recuperara de la pérdida de energía, tal vez unos cuantos minutos serían suficientes para soltar una palabra de dos sílabas.
─Ni siquiera pude intentarlo─ murmura, Kuroo notando que sus matemáticas no eran buenas cuando se referían a Kenma─. Solo... No sé qué hacer con esto, ¿comprendes?
─Te recuerdo que estamos en una situación similar. Oikawa, literalmente, saltó de alegría cuando se enteró de que estábamos saliendo. Dolió un tiempo, pero ya no importa.
─¿Por qué?─ Kenma continuaba recostado contra él, la calidez de su menudo cuerpo reconfortándolo del dolor que resurgía de aquella herida abierta. No supo cómo explicar aquello que sucedió en su interior cuando fijó sus ojos en el rostro de su mejor amigo.
─Yo solo... Lo dejé pasar. Creo que ignoré el dolor enfocándome en que te encontraras bien.
El chico levantó el rostro entonces, las miradas conectándose por lo que pareció un momento eterno. Todo lo referente al tiempo pareció fallar en ese momento, dejándose llevar por aquella extraña forma de comunicar sus sentimientos sin soltar una sola palabra, las ventanas del alma podían mostrarlo sin que ellos abrieran la boca.
Ninguno de los dos llegó a percibir el ligero movimiento que se encontraban realizando, demasiado inmersos en el mensaje que deseaban comunicarse. Repentinamente se encontraban tan cerca el uno del otro que sus respiraciones comenzaban a mezclarse, sus narices a milímetros de distancia.
Cuando los párpados bajaron, la conexión se cerró sin frenar su acercamiento.
Sus labios cosquilleaban con anticipación.
─¡Hey, hey, hey!─ el grito de Bokuto antes de abrir la puerta los alarmó.
De un salto, ambos se encontraron en extremos diferentes de la cama, las respiraciones agitadas como si acabasen de correr una maratón. Sus corazones parecían encontrarse en la misma situación cuando Bokuto al fin ingresó a la habitación, encendiendo la luz del cuarto para dejar pasar a Ushijima y Oikawa.
─¿Se encuentran bien?─ fue la pregunta de Ushijima al notar el estado de ambos muchachos.
Aunque momentos atrás no podían apartar la mirada uno del otro, en ese instante solo evitaban hacer contacto visual.
─Todo está bien, no te preocupes─ habló Kuroo, levantándose de la cama para buscar la botella de agua sobre su escritorio.
─Parecen muy sospechosos─ canturreo Oikawa, caminando con tranquilidad hasta el espacio vacante sobre la cama.
Ninguno de los dos respondió.