Apenas se había sobrepuesto de la vergüenza de ser engañado por la persona que amaba para ir al cine, ni siquiera quería hablar con Hinata en esos días, pero, cuando ese chico resplandeciente como el sol tocó a su puerta con un ramo inmenso de flores, no pudo más que sonreírle, su corazón latiendo con fuerza.
─Kenma-san─ saludó mientras le pasaba el ramo de pálidas rosas─, son para ti.
Un tenue rubor se arreboló en sus mejillas, luchando contra él mismo por no terminar con todo el rostro teñido de rojo.
¿Sería ese un buen momento para decirle lo que sentía por él?
─Gracias...
─¡No es problema! Gracias por confiar en mí para hacer la entrega de las flores, dígale a Kuroo-san que no es necesario enviar a Bokuto como segundo mensajero.
Con las entrañas removiéndose por la mala sensación que comenzaba a embargarlo, Kenma ladeo la cabeza ligeramente a un costado. Cuando comprendió la situación, la sangre abandonó su rostro bajo la brillante mirada de Hinata.
─¿Quién me envió esto?─ le pregunta, deseando que no fuese lo que estaba pensando.
Hinata soltó una carcajada entonces, cubriendo sus mejillas con ambas manos mientras se calmaba.
─Solo su novio podría enviarle un ramo de rosas tan bonitas─ le confirma Hinata, que comienza a caminar hacia atrás, alejándose de la puerta─ ¡Me encantan los detalles románticos de Kuroo-san!
Quedándose con las palabras en la boca, Kenma no tarda nada en regresar al encierro de cuatro paredes, lanzando el ramo de rosas al suelo sin cuidado alguno mientras busca frenéticamente su teléfono.
Tarda poco en marcar el tan bien conocido número.
─¡Kuroo!─ pocas veces había alzado la voz─ ¿Por qué me mandaste un ramo de rosas?
─¿De qué estás hablando? Perdí una partida contra Bokuto por tu culpa─ le cuestiona Kuroo, alejándose de los gritos de Bokuto al fondo de la llamada, Kenma incluso puede escuchar a Oikawa y Ushijima hablando también─. No te mandé ningún ramo de rosas, no tengo motivos para hacer eso, tampoco dinero.
─¡Vivan los novios!─ gritaron Oikawa y Bokuto a las espaldas de Kuroo.
─¡Vivan!─ les secundó Ushijima con voz neutra.
─¡¿Quién dijo eso?!