Todos rieron nuevamente.
El cuarto regalo era una tarjeta que me permitiría tener pizzas ilimitadas cada vez que fuera a la cafetería de el edificio, fingí desmayarme al verla. El penúltimo me quedé incrédula al ver un nuevo teléfono último modelo.
- Son los mejores regalos que nunca tendré.
- Te queda uno - Señaló el último, que era en forma rectangular.
No tardé en abrirlo y me quedé estupefacta. Además de dos libros de fantasía se encontraban otras dos cosas que me helaron la sangre.
"Co-Presidenta Oficial de la Fundación Primavera"
Al comienzo no lo comprendí, pues era solo un marco color plateado con las letras sobresalientes, fué cuando pasé a el papel que había tras el marco.
"La Fundación Primavera es la ayuda que da un grito por los derechos de la mujer y exsorta a tanto mujeres, como hombres, como niños, a denunciar maltrato doméstico que han sufrido en más de una ocasión en sus hogares.
No se queden callados. Nadie merece hacerse sentir menor, sentirse débil. Porque cada persona es cómo una flor de primavera, una flor que merece crecer en la luz de el Sol siendo única e intocable"
Mis ojos se cristalizaron. Levanté mi mirada y la encontré con la de Tony, que observaba mi reacción.
- Leíste mi expediente - Afirmé.
- Leí tu expediente - Confirmó, sonriendome débilmente.
Un nudo se formó en mi garganta. No dudé en abrazarlo fuertemente mientras cerraba mis ojos incrédula, con lágrimas corriendo.
- Lamento por no darme cuenta que estas cosas sucedían, lamento hacerlo tan tarde.
Negué.
- No eres mi padre.
- Eso ya lo sé - Rió, volví a negar.
- No eres mi padre, Tony - Repetí - En realidad te lo digo de agradecimiento, gracias por no ser como mi padre. Gracias por no ser como él. No eres mi padre, porque eres mejor.