Saliste del jaque al mover tu reina y desechar a mi alfil.
Dejándome en evidencia te enteraste de mi salida, quizás querías ser un poco más sutil a la hora de descargar tu enojo frente a la gente, pero tu estado de cólera era inigualable, casi te doy un premio Oscar por tu actuación; realmente creí que no te atreverías a revelar tu cinismo delante de todos, pero esta vez nadie te creyó, lo tomaron de mal gusto.
Nadie nunca se entero que paso entre nosotros, no vieron más que un intercambio de palabras entre nosotros, por ende no te defenderán; creíste mal, perdiste y no podía disfrutar tu desdicha, ya que aun no lograba superarte.
Quería dejar de pensarte de recordar lo que fuiste a mi lado, superar cada día que estuve contigo y borrarlo de mis recuerdos; a demás de ser posible alguien podría inventar una máquina del tiempo, retroceder y llevarme al momento antes de conocerte, abofetearme y decirme que soy demasiado para ti.
Llámenme como les plazca... Pero háganlo con base, cuando hallan vivido lo que yo viví, cuando sientan como se desgarran sus almas, cuando se divide su corazón y no hay vuelta atrás porque ya nunca volverá a ser igual; nada lo es ni lo será.
y así entendí que para lograr superarte, tenia que encararte.