The scent of your skin || Ome...

By birdyfics93

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Ser beta no es fácil. No cuando estás obligado a obedecer a los alfas. No cuando eres un esclavo. Jimin y Tae... More

~ Primera parte ~
~ Ser un beta ~
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19. ~El beta que decidió quedarse~
• Segunda parte •
• Conflicto Beta •
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By birdyfics93

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—¡Taehyung! —exclamó Kim Seokjin al ver a su amigo aparecer por la parte trasera de la perfumería en la que trabajaba.

Ya estaba oscureciendo afuera y el omega estaba a punto de cerrar la perfumería en la que trabajaba, cuando sintió que alguien tocaba la puerta. Abrió, consciente de que solo una persona llegaba a esas horas por la puerta trasera. Al abrir, vio la hermosa sonrisa cuadrada del beta, entrando a la perfumería con toda naturalidad. Taehyung dio un salto una vez estuvo adentro, dejándose caer en el sofá que estaba en la zona de descanso de la tienda. 

—¡Seokjinie! —exclamó el beta alegremente. El omega no pudo evitar sonreír.— ¿Tienes hambre? Tengo una manzana aquí para ti. —Tae tomó la fruta de su bolso, la extendió hasta su amigo.

Jin la recibió y la olió -tenía la costumbre de olfatear todas las cosas que tomaba-, sintiendo un aroma diferente en el ambiente. Era un suave aroma a aceites para la piel, mezclado con algo más. Empezó a olisquear el aire hasta que dio con el causante. Miró a Tae, que se encontraba todavía tirado sobre el sofá, jugueteando con un hilillo que se estaba escapando de la tela de su camiseta. Se sentó en el brazo del sofá, a un lado de su amigo. 

—Hueles diferente, Taehyungie—le dijo, todavía olisqueando tiernamente con la nariz—. ¿Qué te hiciste?

El beta amplió los ojos y se sonrojó, rascándose la nuca avergonzado.

—Oh... es que me bañé.

Seokjin lo miró durante unos segundos en silencio, antes de que algo en su mente hiciera cortocircuito ante las palabras de Taehyung y la graciosa y avergonzada forma en que las había dicho. Terminó soltando estruendosas carcajadas, mientras se sostenía la panza, sin notar que las mejillas del beta se habían tornado de un adorable color carmesí. 

—¡Basta! —se quejó su amigo con un gruñido, empujándole suavemente para que cayera del sofá. 

—No, no. Es que hueles muy bien, en serio—dijo el omega entre carcajadas e intentando sostenerse del brazo de Taehyung para no caer.

El beta siguió mirándolo mal, mientras se ponía de pie y apuntaba acusadoramente al omega. 

—¿Tú también creías que antes olía muy feo? —le preguntó Tae amenazadoramente.

Seokjin, quien tuvo que hacer esfuerzos inhumanos para dejar de reír, le miraba con sonrisillas alegres, deslizándose hasta caer al sofá desparramadamente. 

—No. Tu aroma siempre ha sido agradable para mí, Taehyungie. —El beta le miró suspicaz, de una manera tan adorable que Seokjin no pudo evitar ponerse de pie junto a él, acariciando su hombro derecho—. No te enojes conmigo—canturreó.

—Uhm—gruñó Tae, escapando de sus manos.

El omega realmente no quería que Tae se enojara por él. El beta era su mejor amigo hace un par de años, cuando se habían conocido por las casualidades de la vida. Lo era incluso si sabía que para Taehyung, su mejor amigo era Chanyeol, un beta que vivía con él en la Madriguera. No era común que un omega y un beta entablaran amistades, porque los betas eran esclavos y no estaba permitido bajo ningún punto que fueran tratados de otra forma. Pero Seokjin no venía de una poderosa manada y había tenido que lidiar con sus propios problemas por ser un omega masculino. Taehyung se había presentado frente a él, con sus sonrisas cuadradas y sus jugueteos coquetos e infantiles justo en el momento en que él más necesitaba de una mano amistosa. Jin no juzgaba a Tae por ser un beta sin manada, ni él a Jin por ser un omega masculino.

De hecho, Jin se sentía muy cómodo con Tae.

Tal vez, demasiado...

El omega, volviendo al presente, frunció el ceño de repente al repasar la pregunta de Tae, así que inquirió:

—¿Quién creía que tu aroma era feo?

Todo rastro de enojo se borró de Tae, para dar paso a una de esas sonrisas geométricas que a Seokjin le gustaban tanto.

—Oh, ¡es cierto! —exclamó Taehyung, volviéndose hacia Jin—. No me lo vas a creer. ¡Fui a la casa del Ermitaño! Y descubrí que su nombre es Min Hyunkwan. Suena poderoso, ¿no crees? ¡Y tiene una casa enooorme! —Dio un giro por la habitación abriendo los brazos para reafirmar su punto. Seokjin tuvo que moverse para no ser golpeado sin querer por el beta—. Me dio estofado y dormí en una de sus habitaciones.

Seokjin le miró suspicaz.

—Estás mintiendo.

—¡No! —Tae se echó a reír, sonoramente, pero la sinceridad era palpable a través de sus palabras. —Sé que suena como una de esas historias que cuenta ese alfa en la plaza. ¡Pero es la verdad! Además, mi olor es la prueba, Jinnie. Hizo que me bañara, porque según él, olía horrendo y estaba apestando su hogar.

Seokjin se acercó y olisqueó sutilmente a Taehyung. Su piel tenía el mismo aroma de siempre. 

—Debe ser porque él es un alfa—dijo, posando una mano sobre su mentón, pensativamente—. Son muy sensibles a los aromas. —Luego alzó un dedo cuando se le ocurrió otra idea, ante la atenta mirada del beta—. O puede ser que tal vez yo muy esté acostumbrado al tuyo, Taehyungie.

—¿O sea que siempre huelo mal y tú solo eres inmune a mi aroma?—preguntó Tae, ladeando la cabeza.

—¡No! ¡No es eso! —se quejó Jinnie, con una risita.

—Eso es lo que se entendió, omega insidioso—bromeó el menor, acercándose a Jin y golpeando su frente con un dedo.

El omega cerró los ojitos, tiernamente, y Tae sintió una especie de dolor en su estómago, así que tuvo que tragar saliva. Era increíble lo adorable que podía ser Jin sin siquiera pretenderlo.

—¡Basta! —exclamó Jinie, tomando la mano de Taehyung para alejarle.

Pero no la soltó.

Ambos se miraron en ese momento, sintiendo la calidez de la mano del otro. El cosquilleo en el estómago de Tae se acrecentó, así que soltó la mano del omega con nerviosismo. En cambio, caminó hasta la parte delantera de la tienda. Ahí sintió un aroma potente y algo desagradable.  

—¿Vino tu jefe a la tienda hoy, Seokjinie?

El interpelado frunció el ceño.

—No. ¿Por qué? —preguntó Seokjin, siguiéndole los talones. 

—Ohgggg—se quejó Tae, tapándose la nariz con dos dedos y haciendo que Jinie chocara con él. Se dio la vuelta y observó el hermoso rostro del omega—, es que aquí huele mucho a alfa. 

El rostro del omega se iluminó en ese momento, comprendiendo.

—¡Sí! Estuve preparando el perfume de alfa que me pediste. ¡Creo que lo logré!

Había pasado toda la tarde trabajando en la tienda. Jin trabajaba en la perfumería del pueblo desde que tenía doce años, bajo el alero de un alfa amable que había decidido contratarlo para crear perfumes junto  él. A su hijo no le gustaba el negocio, así que vio en Seokjin la oportunidad de continuar con el arte de crear perfumes. Le había enseñado todos los secretos para crear un buen perfume, con aromas que ayudaran a ensalzar los aromas naturales de las personas y crear mezclas irresistibles. Era un trabajo que Seokjin disfrutaba mucho. Era por eso por lo que, cuando Tae le pidió crear un perfume que tuviera un aroma semejante a un alfa, el omega se había tomado la tarea como un reto.

Se alejó hacia un estante y tomó una pequeña botellita sin etiquetar. Se la entregó a Tae, quien la inspeccionó entre sus manos. La agitó, distraídamente.

—Oh, pensé que había algún alfa cortejándote—soltó como quien no quiere la cosa.

Ahora fue el turno del omega de sonrojarse arrolladoramente.

No, no y no.

—N-no. Ya-ya te he dicho que no quiero a ningún alfa. No me gustan los alfas. Son desagradables y demandantes.

Seokjin miró disimuladamente a Taehyung, mientras este abría la botellita repentinamente concentrado en lo que hacía y la olisqueaba haciendo una mueca por el aroma. Observó la piel acanelada del beta, sus ojos amables y verdes, la forma en que su mandíbula comenzaba a hacerse más fuerte a medida que se iba convirtiendo en un hombre y la forma en que su lengua sobresalía entre sus labios, en un gesto concentrado. El omega humedeció los propios y suspiró, ante sus propios pensamientos. «Tal vez... tal vez quiera que me corteje un beta», pensó. Lo que solo logró que se sonrojara más, teniendo que voltear para ocultar su rostro de su amigo. 

—Algún día te vas a enamorar de un alfa—Escuchó que decía Taehyung tras él, sonando extrañamente lejano.

El omega negó otra vez con la cabeza. Eso no iba a pasar, no mientras su corazón latiera vehementemente por el beta tonto que siempre iba a visitarle.

Sin saberlo, los pensamientos de Tae no estaban tan lejanos de los suyos. Para él, Seokjin era tan inalcanzable como la hoja más alta de un árbol.

—Te vas a enamorar de un alfa—volvió a decir, como si fuera un hecho.

«Y te vas a olvidar de mí», quiso agregar, pero no lo hizo. No podía hacerlo, porque él era un beta y los betas no estaban destinados de ninguna forma a los omegas.

Antes de que sus pensamientos pudieran seguir vagando en aquellas tristes corrientes, observó a Seokjin voltearse y acercarse a él, para dar varios golpecitos en su brazo. 

—¡Argh, no! ¡Ya te dije que no! Mejor vamos a probar ese perfume, tonto beta—Taehyung esbozó una sonrisita, porque Seokjin enfadado era adorable.

Jin le arrebató la botellita de las manos y vertió un poco del líquido en el cuello de Tae. 

—¡Puaaaaaaj! —dijeron omega y beta al mismo tiempo.

—¡Huelo a alfa! —reclamó el menor, retorciéndose por la habitación, girándose igual como un perro que busca su propia cola—. Toda mi vida arrancando de los alfas para esto.

Seokjin soltó una risita, negando con la cabeza.

—No es para tanto. La prueba de fuego es ahora. Tenemos que salir y verificar que la gente no te encuentre raro por tu aroma. Cualquier cosa, te das la vuelta por la calle del banco y vuelves aquí corriendo, ¿sí? —Taehyung asintió seriamente, poniendo atención a sus palabras.

Pero aquella seriedad no duró mucho, porque el beta comenzó a sonreír de manera coqueta.

—¿Y qué pasa si una omega se enamora de mí? —preguntó, acercándose lentamente al omega.

Seokjin rodó lo ojos, pero aún había una sonrisa plasmada en sus labios.

—Nadie se va a enamorar de ti. Eres muy feo—le aseguró con una sonrisa burlona.

—Ah, Seokjinie, tú definitivamente no piensas eso de mí—contestó el beta, acercándose a él y estirando sus brazos para ponerlos en la cintura de Jin juguetonamente.

Pero el omega puso una mano en su cara, alejándolo.

—Puaj, no. Espero que recuerdes que hueles a alfa justo ahora y que los alfas no me gustan. —Dicho eso, el omega se dio media vuelta y caminó, contoneando discretamente sus caderas, hasta la puerta por donde había entrado Tae.

—Aún así me encuentras lindo—refunfuñó el beta por lo bajo,  sin que Jin pudiera oírle.

Una vez afuera, los dos se lanzaban miraditas asustadas. Llevaban planeando esto desde hacía mucho tiempo. Los primeros perfumes que había hecho Jin resultaron un fiasco. Algunos demasiado potentes, otros demasiado suaves. Era difícil llegar al punto correcto. Por ello, ni siquiera se atrevieron a realizar pruebas como ese día. Si Taehyung había logrado confundirse con el perfume, era probable que alfas y omegas lo hicieran también. Sin embargo, como sus sentidos del olfato estaban mejor desarrollados, lo mejor era hacer una prueba por la noche, cuando hubiera poca gente en las calles, para no poner en peligro a Taehyung.

Caminaron en dirección a la plaza del pueblo, sus hombros rozándose. Pero rápidamente notaron que nadie les estaba prestando atención. En realidad, toda la gente que estaba en la plaza se veía preocupada por otra cosa.

—¿Por qué la gente está corriendo? —preguntó Tae con el ceño fruncido, observando como todo el mundo se dirigía a la misma dirección. 

—No lo sé—dijo Seokjin, con el ceño fruncido. Una señora pasó corriendo justo frente a ellos y el omega la detuvo. Lucía asustada—. Señora, ¿qué está pasando?

—¿No se han enterado? —preguntó ella, visiblemente angustiada—. Se está quemando el Internado de Betas de la colina. ¡Todo el mundo está yendo allá para ayudar!

El mundo de Tae se derrumbó en un milisegundo.

—Jimin—murmuró Taehyung, con la cara completamente blanca.

Y antes de que Seokjin pudiera decir una palabra más, el beta ya se había echado a correr en dirección al Internado.

🐺🐺🐺

—Se está quemando una casa en aquella colina, mamá—dijo un Min Yoongi de catorce años a su madre, que estaba sentada a su lado. 

Habían ido a visitar a su tío Hyunkwan -un alfa extrañísimo que vivía solo en lo que parecía el fin del mundo-, pero no tuvieron éxito en su misión. El viejo alfa se había rehusado completamente a dejar su reclusión en su casa de la montaña y su madre, por más que había tratado de convencerle, había terminado con nada más que con un dolor de cabeza y un viaje apresurado de vuelta a la capital. 

A Yoongi, lo más entretenido que le había pasado al alfa adolescente durante ese día era mirar ahora por la ventanilla del carruaje que lo llevaba de vuelta a Seúl.

—Sí. Ese es el Internado de Betas del pueblo, Yoonie—respondió su madre, con el rostro cansado, inclinando la cabeza para poder ver mejor a través de la ventanilla—. Espero que esos niños betas estén a salvo.

Una extraña sensación de pesar invadió al adolescente mientras miraba el siniestro, por lo que dijo suavemente:

—Yo también, mamá, yo también.

🔸🐺🔸🐺🔸🐺🔸🐺🔸🐺🔸

Gracias a toda la gente que está llegando por Kath-ssi. Les doy gracias por darle una oportunidad a esta historia. 💖

Y también los invito a comentarme qué les parece aquí. 👇🏻

Muchas gracias. 💖
~Birdie.

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