Te conozco x los zapatos ©®

Da vcarlabianca

2M 205K 29K

| C O M P L E T A | ✔️ COMEDIA ROMÁNTICA [+18] «Un par de zapatos pueden cambiar tu vida, sino pregúntale a... Altro

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1. Todo lo que no me gusta
Capítulo 2. Ya lo odio
Capítulo 4. Mascara de hielo
Capítulo 5. Fantaseando
Capítulo 6. Mala jugada
Capítulo 7. ¡¿Qué?!
Capítulo 8. Reacciona
Capítulo 9. El mejor
Capítulo 10. Planes nocturnos
Capítulo 11. Esto no entraba en mi plan
Capítulo 12. Ojo x ojo
Capítulo 13. ¡Ahora sí, te mato!
Capítulo 14. Un pequeño error
Capítulo 15. Tensión extrema
Capítulo 16. Fatal
Capítulo 17. Imbécil
Capítulo 18/1. Confusión
Capítulo 18/2. Una noche
Capítulo 19. Lárgate
Capítulo 20. Días desiertas
Capítulo 21. Su otra cara
Capítulo 22. Un viernes gris
Capítulo 23. Iker Sinclair
Capítulo 24. Una tras otra.
Capítulo 25. Negación injustificada
Capítulo 26. El doctor
Capítulo 27. Cita llena de casualidades
Capítulo 28. Sin paquete
Capítulo 29. Romina/Milla Flow
Capítulo 30. Encerrada pero libre
Capítulo 31. Ella es igual a mi.
Capítulo 32. Confianza
Capítulo 33. Familia
Capítulo 34. Romeo y su Julieta
Capítulo 35. El idiota de Sinclair
Capítulo 36. Decisión final
Capítulo 37. El trato
Capítulo 38. Y ahora...¡Basta!
Capítulo 39. Ciclo cerrado
Capítulo 40. Sentencia final
Capítulo 41. Orgullo contra orgullo
Capítulo 42. Amor y otras mierdas...
Capítulo 43. Familia
Capítulo 44. Digo que...
Capítulo 45. Así era una vez
Capítulo 46. Soy nada sin ti
Capítulo 47. Nuestra Vida. Final
Epílogo

Capítulo 3. Mala leche

47.8K 4.5K 829
Da vcarlabianca


Decir que mi final de día fue un asco sería poco . Apenas pude concentrarme en el trabajo mientras sentía la mirada del jefe sobre mí. No sé qué demonios le había pasado, pero de seguro algo estaba tramando o no me explicó el porqué de tantas visitas casuales hacia mi oficina sin la intención de hablar o por lo menos regañarme.

Evidentemente, había logrado joderme la existencia, ya que me había hecho quedar hasta las siete de la mañana en esa maldita oficina para acabar con todo el trabajo, como si mañana no pudiera hacerlos, como si su vida dependería de esto. Y encima de esto, al final me miró a los ojos y con frialdad e indiferencia me dijo: «Mañana en la tarde vamos a checar todo juntos» ¡Mandón de mierda con aire de divas! ¡El Grinch en versión atractiva!

Cuando por fin salí del edificio del diablo me dirigí hacia un restaurante italiano para coger mi pedido. Una pizza diavola, con extra pepperoni, picante hasta el infierno. Luego pasé por el supermercado donde compré unas cuantas botellas de cerveza y una botella media de Nutella. Necesitaba sacarme ese mal humor que el jodido jefe logró provocarme.

—¡Hola, mi bebé!— saludé al señor Mustaque, que estaba esperándome hambriento mientras cerré la puerta con el pie, no antes de asegurarme si mi queridísimo jefe había llegado a su casa. Gracias a Dios, no. —Perdóname, mom petit cherry, pero este hombre resultó ser la crème de la crème de la arrogancia.— sí, estaba hablando con mi gato, y no, no soy ninguna esquizofrénica. —¿Qué hiciste hoy? Ven con tu mami a que te prepare tu comida, ven, ven.— dije mientras caminé hacia la cocina, dejando las bolsas sobre la mesa y preparándole su comida.

Abrí el grifo de la ducha y mientras esperaba que se calentara el agua, mis pensamientos empezaron a divagar. Quería ver su mirada furiosa cuando se enterará del problemita que tiene con su coche, o mañana cuando una vez más pienso llegar tarde, pero lo que más me sorprendió fue un pensamiento que pasó como un relámpago por mi mente, ¿cómo se veía Iker Sinclair sin camisa?

—¿Qué te pasa, idiota?— sacudí la cabeza. —Eres rubia, pero no debes mostrarlo. ¡Compórtate, Mila! Sé coherente por una vez en tu vida. — me regañé a mí misma mientras me metía bajo el agua caliente.

Aún no me explico si el culpable fue el agua que intensificó ese olor, pero de un momento al otro me vi envuelta en el fino, elegante y atractivo perfume del señor Sinclair. Se me cayó el alma a los pies. Sentir su olor cuando él no estaba presente o fantasear con su cara tan diosa era un billete directo hacia los problemas. Un billete solo de ida hacia el infierno y yo no quería llegar allá.

Me duché y me vestí rápido con un pantalón corto y una camiseta ligera blanca que me cubría hasta los pantalones.

Quince minutos más tarde estaba en plena conferencia con Irina y con mi hermana a través del Skype mientras comía y bebía, hablando de hombres, ropa y especialmente del embarazo de Irina.

—¿Qué tal tu primer día de trabajo?—preguntó Milly, mi hermana, cuando por fin tomó una boca de aire dejando de saborear esa mermelada de fresas.

—¡Oh!— exclamó Irina—Háblanos del cerdo arrogante.— sacó una carcajada.

—Dios, tendrías que verlo, Milly— dije mientras bebí un poco de cerveza— Se cree Christian Grey, pero no sabe que yo no tengo ni un pelo de inocente igual a esa Anastasia. ¡Es odioso!— añadí luego de haber acabado todo el contenido de la botella.

—¿Te ha tratado mal?— preguntó algo asustada mi hermana.

—Ese hombre despierta, folla y duerme de mal humor, y honestamente tu hermana tampoco aparenta ser una mujer que desea caerle bien— replicó Irina y agarré otra botella.

—¡Brindó por esto!— sonreí entre dientes.

—Tal vez tiene unos problemas y esto lo hace actuar igual a un capullo.— escuché la voz preocupada de mi hermana.

—¿Problemas?— espetó Irina, irónica—Trabajo con él desde hace dos años y créeme, ese hombre tiene una vida de cuento.

—Tal vez lo que hace es algún tipo de mecanismo de defensa— digo riéndome. Dios sabe por qué. —Quizás está amargando porque la tiene chiquita y esto lo saca de quicio y lo hace desquitarse con todo el mundo por su problemita.— proseguí.

Ya vacié mi tercera botella mientras mis amigas se estaban riendo.

Mi plan era simple: darme una ducha caliente, vestirme cómodo, encender el televisor, el chat para hablar con Irina y andar de floja mientras disfruto de mis cervezas y de la pizza.
Cosa pensada, cosa seguida, cosa fallada.

—¡Mierda!— exclamé en cuanto escuché el timbre de la puerta un par de veces, de manera rápida, irritante y molesta. —Vuelvo en unos minutos— las avisé mientras cerré el chat, mejor ser precavido que cachado en un mal momento.

Durante el camino hacia la puerta me reí. Suponía que era mi jefe quien venía a pedirme a comprarle un nuevo Porche, como si yo tenía su dinero, o su poder, o su belleza, o su amalgam de arrogancia... ¿De qué estoy hablando?

Abrí la puerta y sin mostrarme para nada sorprendida, porque en definitiva no lo era, le sonreí. Era cuestión del tiempo hasta que iba a presentarse todo furioso a mi puerta.

—Mi trabajo acaba a las cinco— le dije antes de cerrarle la puerta en la nariz, pero de repente la empuja molesto, impidiéndome la acción.

—Mi paciencia acabó hace rato— casi me escupió a la vez que entró en mi casa.

—Claro, tu casa—replicé irónica—Siéntete libre en venir cuando quieres.

—¿Se le parece una coincidencia que justo después de su llegada mi coche haya sufrido un desastre?—habló entre dientes.

—No— dije intentando disimular mi estado ebrio y distraído—, me declaro culpable. Fui yo. Pero aun si no lo crea, esto sí que fue sin querer. Tal vez si usted hubiera sido a su lado o detrás de él, las cosas hubieran cambiado, pero en este caso, desafortunadamente, con cuál lidiamos fue sin querer.— levanté mi mano derecha, mostrándome totalmente inocente, hablando como una abogada en pleno juicio.

—¿Fue sin querer o sin querer queriendo, señorita...? — se detuvo y me miró de arriba para abajo mientras mordió su labio inferior «¡Qué sexy!» —Milla.

«Pero de qué manera afrodisíaca se escucha mi nombre cuando sale de su boca.»

«Para, cuerpo. Empieza a funcionar, cerebro.»

—Sin querer— le aclaré mientras lo miré a esos ojos fantásticos que posea el capullo del año, siglo, milenio.

«¿Qué bragas me puse hoy? »

—Si no sabe manejar, no se suba al volante.

—Para una persona con intolerancia a lactosa, tienes demasiada mala leche.— espeté sin pensarlo rodeando los ojos y veo cómo su mirada furiosa sube diez niveles.

Ese comemierda había escogido a la mujer equivocada para complicarle la vida y no tenía ni la mínima intención de dejar que me intimidara.

«¡Mis bragas son blancas!», me acordé.

—Si sigue de atrevida, me aseguraré de cerrarle esa boca jodidamente atractiva y sucia con mi propia mala leche.— me miró pícaro, pero al mismo tiempo conservó su furia.

Me quedé estática ante el doble sentido de sus palabras.

—¿Perdón?— cuestioné levantando una ceja mientras mi mente estaba asediada por imágenes con mi puño golpeándole la cara. Necesité tomar todo mi autocontrol para no saltar encima de él y estrangularlo.

—Menuda gatita furiosa— una sonrisa satisfecha apareció en su rostro. —¿Qué te gustaría que te hiciera Mila?— se me acercó peligrosamente y ahora más que nunca mi estado racional decidió traicionarme.

—Pues me gustaría que dejaras de joderme.— retrocedí un paso.

—Ni siquiera comencé a hacerlo— dio un paso más, jugando con mi estabilidad emocional.

—¿Y el coche?— pregunté brillante, intentando cambiar el tema de la conversación.

—Hasta dentro del coche, si deseas.

—Me refiero a lo que pasará con tu coche.— sentí cómo mi espalda chocó contra la puerta mientras que él depositó las manos al lado de mi cabeza, sosteniéndose en la puerta y bloqueándome la salida.

—Aguantará— replicó con doble sentido.

Mi estómago comenzó jugarme una mala pasada. Las emociones junto a esa pizza y a las cervezas empezaron a mezclarse y de un momento a otro me vi obligada a llevar mi mano a la boca para no vomitarle en la cara.

—¿Qué demonios?— siseó, apartándose de mí de repente y pasé por su lado a toda velocidad, corriendo hacia el baño y encerrándome allá.

Continua a leggere

Ti piacerà anche

430K 28K 29
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
1M 29.5K 32
Cuando las personas que más amas, te rompen, es difícil volver a unir esos pedazos. Victoria Brown, creía que cuando amas, la brecha para perderte a...
46.5K 3.3K 24
Me convertí en un demonio despiadado para gobernar sin piedad, para impartir brutalidad sin pensarlo dos veces. Me convertí en un demonio para romper...
20.5K 867 36
Any, de tan solo 19 años, la tipica joven "nerd" de universidad esta dispuesta a todo por conquistar el amor de Ryan, el tipico joven popular rodeado...