Sus movimientos eran erráticos, mirando cada tanto la hora en su reloj pulsera sin prestar mucha atención a lo que ocurría a su alrededor, derramando sin querer su café sobre el escritorio al golpear la taza.
—Y los diseños de...— calló al ver la actitud de la azabache —¿Estás bien, Marinette?— preguntó dulcemente la rubia, con el ceño levemente fruncido.
—Sí, estoy bien, Rose, no te preocupes. Solo fue un accidente— hizo una mueca tratando de sonreír mientras limpiaba con una servilleta.
—Te ayudo— se ofreció la otra, tomando otra servilleta.
—Gracias— murmuró ella.
—¿Segura de que estás bien?— volvió a insistir.
—Sí, Rose, quizás esto se deba a la falta de sueño. Últimamente no he dormido bien.
—Mmmm— torció los labios, no muy convencida —Está bien— sonrió. —Nos vemos luego— dijo despidiéndose, mientras se ponía de pie para abandonar el recinto.
—Sí, nos vemos luego— respondió la azabache.
Ya sola, suspiró, recostandose contra el respaldo del sillón, mientras su pecho subía y bajaba rápidamente.
—Tranquila, Marinette, todo va a salir bien. Solo es una pequeña solución a un pequeño problema, nada más. Para la tarde estarás radiante, ya lo verás— decía intentando convencerse, sumida luego en sus pensamientos, hasta que alguien la interrumpió, tocando la puerta antes de adentrarse.
—Buen día...— saludó él cerrando tras de sí la puerta.
—¡Adrien!— exclamó llevando una mano en su pecho —¿Qué-qué haces aquí? ¿Ha sucedido algo?
El rubio frunció el ceño, arqueando una ceja.
—Se te ve alterada.
—¿Yo? Para nada, estoy maravillosamente bien- dijo, fingiendo acomodar unos papeles, cayéndose uno de estos al suelo sin que ella lo notara.
—Mmm ¿Aún sigues molesta?
—¿Molesta? Para nada ¿Por qué lo estaría?
—Bueno, pues el último encuentro no fue muy... agradable.
—Ah, eso. Ya ni lo recordaba — expresó rascándose la nuca, nerviosa.
El Agreste exhaló cansado, acercándose hasta el sillón, posicionándose delante de la ojiazul, echando la cabeza para atrás dejando salir un suspiro.
—¿Te sucede algo?— quiso saber ella, acomodándose mejor en su silla tratando de aplacar sus nervios.
—Todo y nada— dijo —¿Puedo desahogarme contigo?— interrogó tomando las manos femeninas, clavando sus verdes orbes en los zafiros de ella.
—Sabes que sí— respondió ella, perdida en la mirada esmeralda de él.
—Pues verás...— dijo soltando sus manos —Chloé me llamó ayer para hablar sobre algo... importante...y...
—¿No quieres ir?
—No. De hecho fui. Y lo que me contó fue algo que no me esperaba.
—¿Y qué fue?— la curiosidad era palpable en la mirada azul.
—Ella está... embarazada.
Marinette abrió los ojos como platos, totalmente sorprendida.
—Asegura que es mío, pero yo...no sé si sea cierto, bien puede ser de Kim o mío...— resopló.
Marinette tragó pesado, observándolo fijamente.
—¿Te aterra la idea de que puedes ser padre?
—No, no es nada de eso. Pero sabes que Chloé y yo ya no somos nada. Y la criatura no se merecería algo así.
—Y... ¿Crees que debería de... quizás... abortarlo?
—¿Qué? ¡No!— expresó rotundamente —¿Por qué preguntas eso? Esa idea sería lo último que le daría a una mujer.
Marinette sintió un nudo en la garganta, un sudor frío recorrer su cuerpo, mientras las palabras se atoraban en su ser.
—Pero tampoco sé qué hacer. Me haría cargo de él pero no podía estar con su madre, me sería algo demasiado incómodo. Preferiría que esa criatura fuera de Kim.— finalizó —Debo esperar a que me muestre las pruebas, así aclararé cualquier duda.
—Entiendo...
—No te ves nada bien— dijo él observándola.
—Es que...este tema del embarazo, pues yo también lo estoy y me hace pensar muchas cosas...
—Oh, sí, de...— dijo penoso —No había recordado que tú también estás embarazada...de... él... Lo siento. Tienes problemas suficientes y vengo yo a cargarte más. Perdón, en serio.
—No, descuida, no es una carga más. Y lo de mi embarazo pronto dejará de ser un problema— soltó tratando de aliviar la tensión, provocando más tras decir aquello.
—¿Qué quieres decir?
Marinette suspiró. Él había llegado junto a ella para desahogarse, con toda la confianza, y no era justo que ella le ocultara lo que pretendía hacer.
—Lo estuve pensando y... no quiero un bebé de Kim...
El rubio abrió los ojos con sorpresa.
—¿Piensas abortarlo?- ella asintió — ¿Estás completamente segura?
—Lo estoy, después de todo, seré yo la que cargará con 9 meses de embarazo...
—Si es lo que te parece mejor, quién soy yo para darte un sermón sobre la vida y los bebés.
—¿Entonces lo apoyas? Es decir ¿el aborto?
—A ver, creo que sí y no. Es decir, si la madre de mi futuro hijo me llega a decir "oye quiero abortar" a pesar de que yo me haré 100% responsable de todo lo que conlleva ser padre sí me dolería, supongo.
—En ese caso no apoyarías a Chloé.
—Es complicado, Marinette. Y bastante.
—Y si lo hiciera a espaldas tuya y luego te enteras ¿Cuál sería tu reacción?
—Traicionado ¿tal vez? Molesto.
Marinette tragó pesadamente.
—Supongo que Kim también pero no me importa. Y creo que él sería un pésimo padre.
—Ok... si es lo que te parece mejor.
—Gracias por comprender...- tomó sus manos, tratando de sonreír, aunque por dentro se sentía terrible por mentirle de esa forma.
Pero todo acabaría allí. Adrien creería que el bebé del que se deshizo era de Kim y su amistad quedaría intacta.
—Para eso somos amigos ¿no? Por cierto, ¿almorzamos hoy?
—Me encantaría pero... tengo la cita en la clínica a esa hora.
—Si quieres te llevo, ya sabes, para que no estés sola.
—No...no te preocupes. Ya tengo quien me lleve- tenía suficiente con mentirle de esa forma como para llevarlo con ella a deshacerse de su propio hijo.
—Está bien. Avísame cómo sale todo ¿va?
Ay Dios, yo y mi manía de meterme en temas controversiales D:
No estoy incentivando a nadie que sea "provida" o "proaborto". Cada mujer es libre de hacer lo que quiere, es mejor no tener hijos si solo los traerán para hacerlos sufrir, pero tampoco veo al aborto como una salida a una irresponsabilidad
Iba a editar esto pero lo dejé, cambié algunas frases y diálogos pero nada más.
No es necesario comentar nada irrespetuoso con respecto a un bando u otro.
Porque si hago una historia provida vendrán los proaborto al ataque, y viceversa.
So, así como nadie puede obligar a una mujer a parir o abortar, yo no les puedo obligar a leer algo que no les gusta. Esta historia tuvo su público, por lo tanto, fue aceptado y tuvo sus seguidores.
Favor abstenerse de comentar cosas innecesarias. Gracias ♡