Por culpa de unos ZAPATOS

By blade169

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Historia corta. Evan y Milá, ¿Que puede salir mal? #1 Serie "CULPABLES" More

Antes de.

Capítulo único.

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By blade169

"POR CULPA DE UNOS ZAPATOS"

Ambos llegaron a la tienda aquella tarde.

Los zapatos verde esmeralda con un adorno en pedreria edición limitada estaban en el aparador.

El precio estaba por la nubes.

¿Quien se atrevería a comprarlos?

Ambos los querían, ambos eran esas personas que conseguían lo que querían.

Ambos se pararon y miraron los zapatos para posteriormente entrar en la tienda y pedirlos a la dependienta.

-¡Disculpe!- dirigieron ambos llamando la atención de una vendedora.

-¿Si?- se acercó a ambos pensando que eran una pareja.

-¡Quiero los zapatos!- ambos señalaron aquel par.

-¡Claro! ¿Son para la dama?- pregunto la vendedora a Evan.

-No, ella no viene conmigo- señaló despreciativo.

-Ni el conmigo- contraataco Milá.

-Entonces creo que hay un problema...- la vendedora miro a ambos, se estaba conteniendo de morder su uña de los nervios, como les diría que... -Sólo hay un par- hablo con nerviosismo.

-¡Los quiero!- gritaron ambos para después mirarse a los ojos y lanzarse una mirada de odio puro.

-Creo que sería un acto caballeroso de ti parte dejar que yo me los llevara- habló Milá.

Tenía un evento y era la anfitriona, su marca de bolsos y accesorios " Sky of Diamonds" había crecido en los últimos años, por fin participaría en un evento de tal magnitud, una pasarela.

Había diseñado un bolso pensando en esos zapatos, justo por eso venía hoy que salían a la venta.

-Pues creo que debería haber una igualdad y que yo me los llevará, es importante que los obtenga- replicó Evan un tanto molesto.

Esos zapatos serían para su hermana, esa noche era su cumpleaños número veinte y sabía lo ansiosa que estaba por tener esos zapatos, había estado hablando de ellos en cuanto el famoso diseñador los anunció, sin embargo le fue imposible juntar la cantidad exorbitante de dinero y se dio por vencida.

Le sorprendía lo que unos zapatos podían hacer en las mujeres

-No creo que "tu" necesites unos zapatos- Milá colocó su uña sobre el pecho de Evan.

-En verdad los necesito, mi hermana...- comenzó a relatar, el no tenía porque darle explicaciones a ella.

-Tu hermana puede ser feliz con otros zapatos, esto es de vida o muerte- respondió la diseñadora.

-¿Que te hace más importante que mi hermana?- inquirio el joven de ojos oscuros.

-Que yo tengo un evento con miles de personas con sus ojos puestos en mi, y si más no recuerdo un estudio dice que "lo primero que ven las personas son los zapatos" y eso da una buena impresión de la persona- dijo aquello tan rápido que casi se queda sin aliento.

-Tu puedes conseguir otros zapatos, en cambio mi hermana es lo unico que quiere de regalo- puntualizo

La vendedora supo que sería una larga pelea así que poco a poco desapareció de ahí.

Como perros y gatos, Evan y Milá comenzaron a gritar una serie de incoherencias entre ellos.

¿Quien podría detenerlos?

Esa era la cuestión, podrían seguir por horas y no cansarse de aquello.

-¡Basta!- dijo la diseñadora, cada minuto discutiendo era un minuto menos para prepararse ese noche.

-¡Yo los compraré!- dijo decidió Evan.

-¡No!- grito la diseñadora. -Haremos lo siguiente...- comenzó a relatar.

-No estoy de acuerdo con lo que sea que vayas a decir- se cruzó de brazos Evan.

-Ambos compraremos esos zapatos- los señaló.-Los usaré en mi evento que es en tres horas y después de eso, son todos tuyos, ni siquiera se notará que los use- aclaro Milá.

-Bien, pero los quiero antes de las diez- señaló aquel empresario.

-Diez treinta- acotó Milá.

-¡Hecho!- ambos estrecharon manos, un buen acuerdo.

Milá conseguiría lucir aquellos zapatos en su gala y Evan le daría un buen regalo de cumpleaños a su hermana.

-¡Los queremos!- dijeron al unísono a la dependienta.

Ella los miro asombrada, creyó que aquella discusión nunca terminaría.

Tomando el único par de zapatos del mostrador y revisando que si fuera la talla de Milá y por casualidad la misma de la hermana de Evan, los colocó en una caja y posteriormente en una bolsa de compra.

Ambos juntaron su efectivo aunque las compras en tarjeta eran lo suyo.

-Bien, Te los daré esta noche- hablo Milá tomando la bolsa.

-Te equivocas, yo iré contigo, no pienso ser estafado- sostuvo la bolsa igualmente.

-¡Ni sabes a donde voy!- grito Milá.

-Pues dimelo- grito Evan.

Era obvio que comenzarían a discutir.

-Iré a una pasarela, ni siquiera vas acorde al lugar- lo señaló y aunque llevará un traje de quinientos dolares, realmente sólo era un traje de oficina no de un evento de tal magnitud.

-Compraré un esmoquin- comenzó a caminar arrastrando a Milá junto a la bolsa con los zapatos que habían desatado aquel caos. -Soy Evan por cierto-

-Milá- y ambos se enfrascaron en una pequeña charla.

Listos ambos para lo que prometía ser una buena noche, él vestido con un esmoquin de tres piezas color negro, su moño ajustado perfectamente gracias a Milá que era una obsesiva de la moda y más con los accesorios.

Ella vestía un hermoso vestido color blanco, ella misma le había adaptado una pedrería color plateada, tenía una abertura en su pierna derecha donde lucían aquellos zapatos que eran el motivo porque hoy por primera vez llevará acompañante a uno de estos eventos, el bolso resaltaba en su mano en la cual tenía una fina pulsera, los pendientes brillaban gracias a que su cabello iba recogido.

-¿Listo?- pregunto Milá.

Ambos se vieron quedando cautivados por la belleza del otro.

Ella parecía un angel, él un Dios griego.

El evento fue asombroso, muchos reconocieron el asombroso trabajo de Milá, había ganado ya tres socios, Evan se había sorprendido al ser también reconocido por uno que otro de sus socios, ellos invertian en esa rama, lo cual atrajo la atención de Evan, podía hacerse socio de Milá y así no dejar de verla.

Miro su reloj tratando de borrar ese pensamiento.

Diez veinte marcaba este.

Pronto sería la hora de marcharse aún cuando después de todo estaba disfrutando aquella fiesta
Milá pidió la hora a uno de los meseros, se sorprendió al saber la hora, debía ir a su camerino a cambiar sus zapatos y envolver otra cosa para Evan.

Habia demostrado que era un buen acompañante además de relacionarse bien con otros inversores, sin duda alguna estaba había sido una de sus mejores noches.

-¿Mila?- pregunto Evan entrando al camerino donde una de las asistentes le había dicho.

-Por aqui- grito la diseñadora desde un rincón.

Estaba quitando los zapatos y colocandolos perfectamente en la caja.

Puso nuevamente la caja en la bolsa de compra y junto a otra bolsa que tenía un pequeño listón de regalo se las entregó a Evan.

-Esta bolsa es un regalo de mi parte para tu hermana- señaló la del listón -Gracias por aceptar mi loca idea y acompañarme- dijo un poco sonrojada y a la vez triste porque no vería más a Evan.

-¿Quieres acompañarme?- pregunto el muchacho tomando las bolsas, había dicho aquello sin pensar. -Entendería si dijeras que no, se que estas ocupada y yo...-

-Para nada, me encantaría ir- se levantó sobre sus nuevos zapatos. Estos brillaban, los había usado un par de veces. Lucían bien, pero no como aquellos zapatos.

Evan con un gesto dejó que caminara primero, habían venido en su coche así que ambos irían juntos.

El ballet parking les trajo el coche en cuanto lo pidieron.

El silencio no era cómodo pero tampoco incómodo.

Era agradable poder pasar el tiempo con un amigo, o algún conocido.

A los minutos llegaron a una impresionante casa afueras de la ciudad, dentro de ella se escuchaban la música.

Evan estaciono su auto y de inmediato bajo para abrir la puerta de Milá.

Con un gesto esta le agradeció, era muy atento de su parte.

Apenas bajo del auto y sintió el frío calar sus huesos, había olvidado el abrigo en el perchero.

-Toma- apareció Evan colocando su abrigo negro sobre ella, llevaba las bolsas en una mano y con la otra rodeó su cintura para entrar en aquel lugar.

Milá se sentía extraña, iría con la familia de Evan, a quien apenas conocía o bueno un poco ya que su charla en la tienda de esmoquin los llevó a conocerse más allá de su nombre.

Entraron, de inmediato Milá sintió el calor, pero no sabía si era por la cercano de Evan o por entrar a aquella casa.

-¡Hijo!- llegó una mujer mayor, pero no tanto.

-Madre- saludo Evan con un beso en su mejilla -Ella es Milá, una amiga- la presentó antes que su madre pensará mal.

-Un gusto, soy Carlota- saludo.

-Igualmente- respondió la diseñadora.

-¡Evan!- llegó una chica de ojos oscuros, algo parecidos.

-¡Feliz cumpleaños hermanita!- la abrazo y posteriormente le entregó la bolsa de regalos.

-¡Gracias!- dijo la chica -Hola, soy Laila- se presentó.

-Milá- respondió la diseñadora.

Ambos se quedaron en un silencio incómodo.

-¿Puedo abrirlos?- pregunto la chica para romper la tensión.

-Claro. La bolsa del listón es un regalo de Milá- recordó Evan.

-¡Gracias!- empezó a abrir las bolsas para después soltar un grito. -¡Ahhhh son los zapatos!- grito.

Su hermano con sólo verla feliz se sentía bien, desde que su padre los había dejado su hermana no disfrutaba sus cumpleaños, es por eso que buscaba darle el regalo más anhelado para que tuviera bueno recuerdos en esta fecha.

Pero no sólo terminó ahí, al ver el regalo de Milá juro que casi se desvaneció.

-¡No puede ser, es de Sky of Diamonds!- entonces miro a quien tenía enfrente -Tu eres la diseñadora de Sky of diamonds- chillo la cumpleañera.

Milá se sentía sorprendida de que la reconocieran más allá de la gente importante, sabía que había hecho bien su trabajo si podían reconocerla fuera de el.

-¡No puede ser! ¿Como has conseguido que sean iguales?- pregunto la chica. Ya se había quitado sus zapatos y se había colocado los nuevos, apenas y no notando que ya habían sido usados.

-Comencé a trabajar en ese bolso cuando me enteré del lanzamiento de los zapatos- se sentía orgullosa de sus trabajo.

-Iré con mis amigas- y sin decir más desapareció, quedando Evan y Mila solos, la madre de Evan se fue en cuanto su hermana comenzó a gritar.

-Creo que debo irme- Milá miro su reloj, no había pasado tanto tiempo desde que llegaron.

-Te acompañó- Evan queria protestar que no se fuera, pero no quería parecer un acosador.

Al salir el frío volvió a calar, Milá volvió a sentir el abrigo de Evan sobre sus hombros.

-Gracias- musito pero se quedó ahí, era una linda noche, la Luna brillaba como nunca y se veía reflejada en la cuenta de aquella mansión.

-Gracias por lo del bolso- dijo Evan devolviendo a la realidad a Milá .

-No es nada...- se encogió de hombros la diseñadora.

La Luna hacia que sus ojos claros brillaban más, Evan la miro pensado si la idea que tenía en mente era buena.

Estaban ahí solos, los dos, sólo sería una prueba para saber si eso podía ir más allá de un sólo día.

Con una mano en la mejilla y ambos mirándose fijamente Evan y Milá juntaron sus labios, el pequeño roce duro apenas unos segundos, pero en cuanto se separaron ambos quisieron volver a unirse y el beso duro algunos minutos más hasta que el aire les hizo falta.

-¡Vaya!- dijo una voz detrás de ellos, la hermana de Evan estaba ahí, mirando la escena romántica. -¿Y como se conocieron?- pregunto esta interesada en conocer la historia, una chica con su hermano, extraño ya que el solo se dedicaba a trabajar cuando su padre les dejo.

Ambos bajaron la mirada a los pies de la chica, lucía aquellos zapatos que los unió en esta aventura y sin querer ambos pronunciaron.

-¡POR CULPA DE UNOS ZAPATOS!-

Y eso sólo era el inicio de algo, ¿el culpable?, unos zapatos.










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