Elsa Vestida de Sangre (Adapt...

Von Crazygirl0201

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Jackson Frost ha heredado una inusual vocación, la de matar a los muertos. Su padre también lo hacía, hasta q... Mehr

Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capitulo Dieciocho
Capitulo Diecinueve
Capitulo Veinte
Capítulo Veintiuno
Capitulo Veintidos
Capítulo Veintitrés
Epilogo
Aviso

Capítulo Tres

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Von Crazygirl0201

El paisaje cambió rápidamente una vez que cruzamos hacia Canadá, y ahora estoy viendo a través de la ventanilla kilómetros de colinas cubiertas de bosque. Mi madre me explica que es algo llamado bosque boreal. Últimamente, desde que empezamos a movernos más a menudo de un lado para otro, ha desarrollado el hábito de investigar en profundidad sobre cada lugar nuevo en el que vivimos. Ella afirma que saber en qué sitios quiere comer y las cosas que quiere hacer cuando lleguemos le da la sensación de estar de vacaciones. Yo creo que le hace sentir como si estuviera en casa.

Mi madre ha dejado salir a Frosty de su trasportín y él se ha encaramado a su hombro y le ha enroscado el rabo alrededor de su cuello. El no me hecha una mirada. Es mitad siamés y tiene el rasgo de esa raza de elegir una persona para adorarla y decirle jodanse al resto. No es que me importe. Me gusta cuando el sisea y me golpea, y para lo unico que es bueno es que ocasionalmente vea fantasmas antes que yo.

Mi madre está mirando las nubes, taradeando algovque no es una cancion real. Ella lleva la misma sonrisa que su gato.

"¿Porque el buen humor?" Pregunto. "¿Tu trasero no esta dormido?"

"Ha estado dormido por horas," ella responde. "Pero creo que me va a gustar Thunder Bay. Y por el aspecto de estas nubes voy a poder disfrutarlo por bastante tiempo".

Levanto la mirada. Las nubes son enormes y perfectamente blancas. Se quedan quietas en el cielo mientras conducimos hacia ellas. Observo sin parpadear hasta que mis ojos se secan. No se mueven ni cambian de alguna manera.

"Conduciendo hacia nubes inmóviles ", susurra "Las cosas tardarán más de lo que esperabas".

Quiero decirle que está siendo supersticiosa, que las nubes que no se mueven no significan nada, y ademas, si las miras lo suficiente, tienen que moverse, pero eso me convertiría en un hipócrita, este  tipo que le permite limpiar su cuchillo en sal bajo la luz de la luna. 

Las nubes estancadas me marean por algún motivo, asi que vuelvo a mirar el bosque, una manta de pinos de colores verdes, marrón y óxido, atravesados  por troncos de abedul que sobresalen como huesos. Normalmente estoy de mejor humor en estos viajes. La emocion de un lugar nuevo, un nuevo fantasma para cazar, cosas nuevas que ver ... las perspectivas suelen mantener mi cerebro soleado durante al menos  todo el viaje. Quizás es solo que estoy cansado. No duermo mucho, y cuando lo hago, generalmente hay algún tipo de pesadilla involucrada. Pero no me estoy quejando. Los he tenido de forma intermitente desde que comenzé a usar el Athame. Riesgo laboral, supongo, mi subconsciente deja escapar todo el miedo que deberia sentir cuando entro en lugares donde hay fantasmas asesinos.  Aún así, deberia intentar descansar un poco. Los sueños son especialmente malos la noche después de una caza exitosa, y no se han calmado realmente desde que saqué al autopista.

Más o menos una hora después, después de muchos intentos de dormir, aparece  Thunder Bay en nuestro parabrisas, una ciudad en expasión, urbana y de más de cien mil habitantes. Conducimos a través de los distritos comercial y de negocios y no estoy impresionado. Walmart es un lugar conveniente para la respiración, pero nunca he visto a un fantasma comparar los precios del aceite de motor o tratar de meterse en el maletín de Xbox 360. Es solo cuando entramos en el corazón de la ciudad, -la parte más antigua de la ciudad  que descansa sobre el puerto-, que veo lo que estoy buscando.

Enclavadas entre casas familiares remodeladas, hay casas recortadas en malos ángulos, sus capas de pintura descascaradas en costras y sus persianas colgando torcidas en sus ventanas para que parezcan ojos heridos. Apenas noto las mejores casas. Parpadeo cuando pasamos y se han ido, aburrido e intrascendente.

En el transcurso de mi vida he estado en muchos lugares. Lugares sombreados donde las cosas han ido mal. Lugares siniestros donde las cosas todavían están. Siempre odio  las ciudades iluminadas por el sol, llenas de construcciones de nuevas casas con garajes para dos autos en tonos de cáscara de huevo pálido, rodeadas de césped verde y salpicadas de niños que se ríen. Esos pueblos no están menos obsesionados que los demás. Simplemente son mejores mentirosos. Me gusta más llegar a un lugar como este, donde el aroma de la muerte te llega a cada séptimo aliento.

Miro cómo el agua de Superior se encuentra junto a la ciudad como un perro dormido. Mi padre siempre dijo que el agua hace que los muertos se sientan seguros. Nada los atrae más. O los esconde mejor.

Mi madre ha encendido el GPS, que afectuosamente ha llamado Fran después de un tío con un buen sentido de la orientación. La voz zumbante de Fran nos está guiando por la ciudad, dirigiéndonos como si fuéramos idiotas: prepárate para doblar a la izquierda en 100 pies. Prepárate para girar a la izquierda. Girar a la izquierda. Frosty, sintiendo el final del viaje, ha regresado a su trasportín, y me agacho y cierro la puerta. El me siseá com si lo hubiera hecho él mismo.

La casa que alquilamos es pequeña, dos pisos de pintura marrón fresco y adornos y persianas de color gris oscuro. Se sienta en la base de una colina, el comienzo de una buena parcela plana de tierra. Cuando llegamos, no hay vecinos mirándonos desde las ventanas o saliendo a los porches para saludarnos. La casa parece contenida y solitaria.

"¿Que piensas?", pregunta mi mamá.

"Me gusta", respondo honestamente. "Puedes ver que cosas vienen". 

Ella suspira. Ella estaría más feliz si sonriera y saltara las escaleras del porche delantero, abriera la puerta y corriera al segundo piso para tratar de adueñarme del dormitorio principal. Solía hacer ese tipo de cosas cuando nos mudamos a un lugar nuevo con papá. Pero yo tenia siete años. No voy a dejar que sus ojos cansados de la carretera me culpen en nada. Antes de darme cuenta, haremos cadenas de margaritas en el patio trasero y coronaremos al gato como el rey del solsticio de verano.

En cambio, agarro el  trasportín y salgo del U-Haul. No son diez segundos antes de escuchar los pasos de mi madre detrás de los míos. Espero a que abra la puerta de entrada, y luego entramos, oliendo el aire encerrado del verano y la vieja suciedad de los extraños. La puerta se ha abierto en una gran sala de estar, ya amueblada con un sofá de color crema y una silla con respaldo. Hay una lámpara de latón que necesita una nueva pantalla de lámpara, y una mesa auxiliar engarzados en caoba oscura. Más atrás, un arco de madera conduce a la cocina y un comedor abierto.

Miro hacia las sombras de la escalera a mi derecha. En silencio, cierro la puerta delantera detrás de nosotros y coloco el  trasportín en el piso de madera, luego lo abro. Después de un segundo, un par de ojos verdes se asoman, seguido de un cuerpo negro, furtivo. Este es un truco que aprendí de mi padre. O más bien, que mi padre aprendió de sí mismo.

Él había estado siguiendo un consejo en Portland. El trabajo en cuestión fue las múltiples víctimas de un incendio en una fábrica de conservas. Su mente estaba trastornada por pensamientos de maquinaria y cosas cuyos labios se abrieron cuando hablaron. No había prestado mucha atención cuando alquiló la casa en la que nos mudamos, y por supuesto, el propietario no mencionó que una mujer y su bebé por nacer murieron allí cuando su esposo la empujó escaleras abajo. Estas son cosas que uno tiende a pasar por alto.

Es una cosa graciosa acerca de los fantasmas. Podrían haber sido normaes, relativamente normales, cuando todavía estaban respirando, pero una vez que mueren son sus típicos obsesivos. Se obsesionan con lo que les sucedió y se atrapan en el peor momento. Nada más existe en su mundo excepto el borde de ese cuchillo, la sensación de esas manos alrededor de su garganta. Tienen la costumbre de mostrarte estas cosas, generalmente por demostración, si conoces su historia, no es dificil  predecir lo que harán.

Ese día en particular en Portland, mi mamá me estaba ayudando a mover mis cajas a mi nueva habitación. Fue cuando todavía usábamos cartón barato, y estaba lloviendo; la mayoria de las tapas de las cajas se suavizaban como cereal en la leche. Recuerdo haberme reído de lo húmedos que estabámos y de cómo dejamos charcos en forma de zapato por toda la entrada de linóleo. Por el sonido de nuestros pies revueltos, hubieras pensado que una familia de golden retriever hipoglúcemicos se estaba mudando.

Sucedió en nuestro tercer viaje por  las escaleras. Estaba sacudiendo mis zapatos, haciendo un desastre, y habia sacado mi guante de béisbol de la caja poque no quería que se manchara. Entonces lo sentí, algo se deslizó por mi en la escalera, solo rozando mi hombro. No habia nada enojado o apresurado por el toque. Nunca se lo conté a nadie, por lo que sucedió después, pero se sintió maternal, como si me apartasen con cuidado. En ese momento, creo que pensé que era mi madre, haciendo un juego de agarre para mi brazo, porque me di la vuelta con esta gran sonrisa en mi rostro, justo a tiempo para ver cómo el fantasma de la mujer pasaba del viento a la niebla. Parecia llevar una sábana, y su cabello era tan pálido que podia ver su cara a través de la parte posterior de su cabeza. Había visto fantasmas antes. Al crecer con mi papá, fue tan rutinario como el pastel de carne del jueves por la noche. Pero nuca había visto a nadie empujar a mi madre a la nada.

Traté de alcanzarla, pero todo con lo que terminé fue un trozo de la caja de cárton. Ella retrocedió triunfalmente. Pude ver la expresión de mamá a través de la sábana flotante. Por extraño que parezca, puedo recordarque pude ver sus muelas traseras mientras caía, las muelas de la parte superior, y que tenía dos caries en ellas. Eso es lo que pienso cuando pienso en ese incidente: la gran sensación de náuseas que tuve al ver las caries  de mi madre. Primero aterrizó en el tope de la escalera e hizo un pequeño "oh" sonido, luego rodó hacia atrás hasta golpeó la pared. No recuerdo  nada después de eso. Ni siquiera recuerdo si nos quedamos en la casa. Por supuesto, mi padre debe haber despachado al fantasma-probablemente ese mismo dia- pero no recuerdo nada más de Portland. Todo lo que sé es que, después de eso, mi padre comenzó a usar a Frosty, que en ese momento era solo un gatito, y mamá todavía camina  cojeando el día antes de una tormenta eléctrica.

Frosty está mirando al techo, olfateando las paredes. Su cola se mueve de vez en cuando. Lo seguimos mientras él  revisa la totalidad del nivel inferior. Me impaciento con él en el baño, porque parece que se olvidó de que tenía un trabajo que hacer y, en su lugar, quiere rodar sobre la fría baldosa. Chasqueo los dedos. Me mira con resentimiento, pero se levanta y continúa su inspección.

En las escaleras él duda. No estoy preocupado. Lo que estoy buscando es que sisee al aire, o que se siente tranquilamente a mirar fijamente a la nada. La vacilación no significa nada. Los gatos pueden ver fantasmas, pero no tienen precognición. Lo seguimos por las escaleras y por costumbre tomo la mano de mi madre. Tengo mi bolsa de cuero sobre mi hombro. El athame es una presencia reconfortante en el interior, mi pequello medallón de San Cristóbal.

Hay tres dormitorios y un baño completo en el cuarto piso, además de un  pequeño ático con una escalera desplegable. Huele a pintura fresca, lo cual es bueno. Las cosas que son nuevas son buenas. No hay posibilidad de que alguna cosa sentimental se haya unido a algo muerto. Frosty serpentea por el baño y luego entra a un dormitorio. Mira fijamente el tocador, sus gavetas abiertas y torcidas, y mira la cama desnuda con disgusto. Luego se sienta y limpia ambas patas delanteras.

"No hay nada aqui. Vamos a mover nuestras cosas y sellarlas". Ante la sugerencia de actividad, el perezoso gato gira la cabeza y gruñe,  sus ojos reflectores verdes son redondos como los relojes de pared. Lo ignoro y me estiro para alcanzar la cuerda de la puerta del ático. "¡Auch!" Miro hacia abajo. Frosty me ha subido como un árbol. Tengo ambas manos en su espalda, y él tiene las cuatro garras firmemente  incrustadas en mi piel. Y la maldita cosa está ronroneando.

"Simplemente está jugando, cariño", dice mi mamá, y  arranca cuidadosamente cada pata de mi ropa. "Lo pondré de vuelta en sutrasportín y lo pondré en un dormitorio hasta que tengamos las cajas adentro. Tal vez deberías buscar en el remolque su caja de arena".

"Genial",  digo sarcásticamente. Pero preparo al gato en el nuevo dormitorio de mi madre con comida, agua y  su trasportín, antes de llevar el resto de nuestras cosas a la casa. Solo toma dos horas. Somos expertos en esto.  Aun así,  el sol comienza a ponerse cuando mi madre termina el negocio de la brujería de cocina: aceites y hierbas hirviendo para untar las puertas y ventanas, manteniendo efectivamente fuera todo lo que no estaba cuando llegamos aquí. No sé si funciona, pero realmente no puedo decir que no. Siempre hemos estado a salvo en nuestros hogares. Si, sin  embargo, sé que apesta a sándalo y romero.

Después de que la casa está sellada, comienzo un pequeño fuego en el patio trasero, y mi mamá y yo quemamos todos los pequeños adornos que encontramos que podrían significar algo para un alquilino anterior: un  collar de cuentas moradas que quedaba en un cajón, algunas agarraderas hechas en casa, e incluso un pequeño libro de cerillas que parecía muy bien conservado. No necesitamos fantasmas que intenten regresar por algo que haya quedado atrás. Mi mamá me presiona con un  pulgar mojado en la frente. Puedo oler el romero y el aceite dulce.

"Mamá". 

"Sabes las reglas. Todas las noches durante las primeras tres noches." Ella sonríe, y en la luz del fuego su cabello castaño parece brasas. "Te mantendrá a salvo".

"Me dará acné", protesto, pero no hago ningún movimiento para limpiarlo. "Tengo que comenzar la escuela en dos semanas".

Ella no dice nada. Solo mira su pulgar herbal como si pudiera presionarlo entre sus propios ojos. Pero luego parpadea y se lo limpia en la pierna de sus jeans.

Esta ciudad huele a humo y cosas que se pudren en el verano. Está más embrujada de lo que pensé que sería, toda una capa de actividad justo debajo de la tierra: susurra detrás de la risa de la gente o un movimiento que no debes ver con el rabillo del ojo. La mayoría de ellos son inofensivos-tristes pequeños puntos fríos o gemidos en la oscuridad. Parches borrosos  de color blanco que solo aparecen en una Polaroid. No tengo nada que ver con ellos.

Pero en algún lugar hay uno que importa. En alguna parte, es a la que vine, una que es lo suficientemente fuerte como para exprimir el aliento de las gargantas vivientes.

Pienso en ella de nuevo. Elsa. Elsa vestida de sangre. Me pregunto qué trucos intentará. Me pregunto si ella será inteligente. ¿Ella va a flotar?  ¿Ella se reirá o gritará? 

¿Cómo intentará ella matarme?



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