Por culpa de un instante (Com...

By BiancaMond

4.2M 361K 179K

Un malentendido lleva a Brenda a enemistarse con el chico más popular del curso. Pero Lucas no es tan malo co... More

Sinopsis
1. Pulga
2. Lucas Urriaga
3. Un infierno para ti
4. El que ejecuta el bajo
5. Trato hecho
6. Durazno
7. El Bar Polzoni
8. Por fin un amigo
10. Esta no es una cita
11. Hubiese preferido alacranes
12. Nada es lo que parece
13. ¿Quién pierde este juego?
14. Memorias de una dulce venganza
15. Sólo resta confesar
16. Por culpa de un instante
17. Esta tampoco es una cita
18. Una aterradora verdad
19. El amor es ciego
20. Veintiuno de julio
21. Mi lugar favorito
22. Ni el héroe ni el villano
23. No podemos
24. Debo sacarla de mi cabeza
25. Sabía que esto pasaría
26. Cálmate, Pulga
27. Yo... ¿De novia?
28. Estaba jugando conmigo
29. Puedo ser un perfecto idiota
30. A veces, la verdad duele
31. Un dúo inesperado
32. Un "te quiero" en sueños
33. No puedo perder
34. No me importa perderme si es con él
35. Me hubiese quedado en la cabaña
36. Una oportunidad
37. Se acabó la farsa
38. Ya acéptalo, Brenda
39. Tu novio falso
40. Los latidos de tu corazón
41. El lugar que se ha ganado
42. No es el momento
43. Esta sí es una cita
44. Una llamada "de rutina"
45. ¡Ya sólo vete!
46. Son los celos...
47. ¿Esto es un maldito juego para ti?
48. Deberías saberlo
49. ¿Dejà vú?
50. Vegvisir
51. La confianza es la base de una relación
52. Lo que le prometí
53. Dejé que me lastimaran
54. Lo arruiné
55. La pareja perfecta
Epílogo
Novedades y agradecimientos
Ese último momento

9. La melodía del amor

72.7K 6.7K 2.6K
By BiancaMond

Me dirijo al colegio media hora antes del horario de entrada, porque sé que podré estar a solas el tiempo suficiente para preparar todo. Y así lo hago. Coloco el pendrive en la ranura del proyector, ingreso al archivo correspondiente, guardo el pequeño control remoto del aparato en mi bolsillo y me siento a esperar.

El curso se va llenando a medida que pasan los minutos siguientes. Todos se van acomodando en sus lugares como de costumbre. Al igual que Lucas, quien ingresa charlando y riendo con Bruno, sin imaginarse lo que le espera.

Ni siquiera aguardo a que todos estén en sus sitios, con que el profesor no pase por la puerta principal me basta.

Extraigo el control de mi bolsillo, cuidando que nadie lo vea, y acciono el botón de inicio.

El proyector comienza a funcionar, mostrando en la pantalla el video que grabé la noche anterior. Lucas, en el bar, interpretando una canción que tiene tintes románticos. Las imágenes se ganan la atención del curso entero, así como lo había hecho mi ropa interior la vez que él la colgó donde se encuentra ahora el reloj del curso marcando las siete y cuarto de la mañana.

Una sonrisa se forma en mis labios mientras Lucas mira la pantalla con la boca abierta, intentando entender qué o quién es el responsable de eso.

La risa de Bruno rompe el silencio que había reinado los últimos segundos.

—¿Ése eres tú? —le pregunta en voz alta—. ¡No lo puedo creer!

Lucas se queda tieso, con el rostro blanco de la vergüenza, mientras otros chicos empiezan a acompañar a coro las risotadas de su mejor amigo.

—Sí, no es gran cosa —se defiende, acercándose al aparato para buscar el control y detener el video. Pero, por supuesto, no lo encuentra por ningún lado.

Bruno se acerca a él a grandes pasos.

—No entiendo en qué momento te volviste marica —se burla de nuevo, sin bajar el tono de voz—. Chicos, ¡en serio! ¡No piensen que este es el tipo de música que hacemos en Musageta! —agrega, comenzando otra serie de carcajadas.

Lucas no responde. Juro que está a punto de romper el aparato con tal de interrumpirlo. Pero encuentra el botón del costado y lo apaga manualmente.

A pesar de ello, los chicos siguen riendo, burlándose de él, haciendo comentarios como "Lucas está enamorado", y demás. Yo me rio, sin intentar siquiera contenerme. Pero soy la única de las chicas que lo hace. Las demás no se burlan, por el contrario, la mayoría de ellas lo miran enternecidas por su romántica interpretación.

Y él está histérico. Lo abruma la rabia y una intensa vergüenza que se transmite en sus ojos.

El profesor no tarda en entrar y todos nos callamos para dar inicio a la clase. Durante varios momentos en lo que transcurre la mañana, escucho a Bruno y unos chicos más hacerle comentarios por lo bajo y gestos de burla.

Disfruto por unas horas del triunfo hasta que, de camino al laboratorio para la clase de Ciencias, él me jala del brazo, sacándome de la fila y estirándome a un lado de las escaleras.

—¿Por qué hiciste eso? —me acusa, demostrando su enojo con sus manos, que me sujetan fuerte contra la pared.

—¿Hice qué? —finjo inocencia con la intención de molestarlo aún más.

—Sabes que hablo del video. ¿De dónde lo sacaste? ¿Estuviste espiándome?

—¡Obvio que no! —hago una mueca de desagrado—. Simplemente te encontré en el bar por casualidad.

Me suelta y se cruza de brazos.

—Se supone que teníamos un pacto —me reclama—. ¡Tú misma lo pediste!

Me tomo unos segundos para responder. Sus ojos me miran fijo, inquisidores, reclamando algo que por un segundo pienso que es verdad. Pero jamás le daré la razón.

—Tú rompiste el pacto primero —suelto, buscando dar vuelta la situación.

Lucas levanta una ceja, sin comprender.

—Estás loca —expresa—. ¡Tú lo rompiste al mostrar ese video delante de todos!

Doy un paso hacia él, amenazante.

—Te burlaste de mí el otro día, en el taller de teatro —logro que se asome un dejo de confusión en su rostro—. No creas que no te vi —continúo, al ver que mi excusa comienza a dar resultados—. Te reíste de mí mientras estaba practicando mis líneas.

—No me reí de ti —se defiende—. Me reí, pero no de ti.

Suelto un bufido, agradeciendo en mi interior que no haya encontrado mejores palabras para justificarse.

—Tú rompiste el pacto primero —insisto.

Entonces me decido a retomar mi camino, pero me sujeta y me atrae de nuevo hacia él.

—No lo hice, pero ya da igual. No volverá a haber ningún pacto, Pulga —asegura.

—Por mí está bien —me encojo de hombros—. Tú eres el que terminará lamentándolo.

Tuerce una sonrisa confiada y me suelta.

Algunas chicas llevan la mirada a nosotros cuando ingresamos, uno detrás del otro, al laboratorio. Escucho murmullos al pasar. "¿Será que era para ella?" le pregunta una chica a su amiga. "La música romántica" oigo mencionar a otra.

Oh, Dios. Ahora piensan que Urriaga escribió esa música... ¿para mí?

Me río en mi interior. Seguro la escribió para Samantha.

El resto del curso no parece pensar lo mismo. Durante toda la semana se preguntan para quién escribió Lucas esa canción.

A Samantha se la ve muy alterada en esos días. Intentando constantemente, sin mucho éxito, convencer a todo el mundo de que la música era para ella.

Urriaga molesto y humillado.

Samantha atormentada e insegura.

Ese cambio de escenario es justamente lo que necesitaba para alegrar mis tan monótonos días. Mi humor mejora por completo. Tanto, que me encuentro a mí misma sonriendo tontamente por haber roto ese absurdo pacto.

Las horas de clases se vuelven más interesantes ahora que vuelvo a tener esa sensación de que Lucas podría devolverme el golpe en cualquier momento. Pero está tan abrumado esos días que dudo que tenga tiempo de ponerse a planear algo.

Así que el marcador sigue a mi favor.

Me acuesto en la cama, el jueves, y me coloco los auriculares. Le doy play al video en mi celular y vuelvo a escuchar la música como cada tarde de esta semana. Cierro los ojos y disfruto. Porque sí, Lucas puede ser un idiota y todo, pero su estilo es muy bueno y tiene muy linda voz.

Stacy ingresa a nuestra habitación, para buscar unos broches.

—¿Qué escuchas? —pregunta, al instante en que se acerca al aparato.

—Nada —me apresuro en estirar mi móvil y darle al botón de salida, pero en la urgencia aprieto cualquier aplicación.

Lo último que haría en el mundo sería dejar que alguien me viera disfrutando escuchar a Lucas cantar.

Afortunadamente, un mensaje entra en ese momento y ella revisa su celular al instante, insinuando esa ya conocida sonrisa que muestra cada vez que habla con el chico misterioso.

Se aleja contestando y olvidándose completamente de mí.

Eso estuvo cerca.

Debo parar de escuchar tanto esta música. El día anterior me encontré a mí misma tarareando la melodía en la cocina. En casa no pasa nada, porque nadie la conoce. Sin embargo, si se me escapara en el colegio, sería una vergüenza horrible. Especialmente si lo hiciera delante de él, que la reconocería sin dudas.

Y llega el último día de castigo en la biblioteca.

¡Aleluya!

Me dirijo ahí apenas suena el timbre de salida del curso, pensando que, entre antes empiece la jornada, antes terminará.

No podría haber estado más equivocada.

Rosalba ni siquiera gira la cabeza para verme cuando paso al costado de su escritorio, de camino a las estanterías del fondo. Pero no me importa. Es la última vez que tendré que estar trabajando aquí, así que nada podrá apagar la alegría que siento. Ni siquiera Urriaga, a quien escucho llegar unos minutos más tarde.

Me pongo manos a la obra. Me falta sólo una estantería, por lo que pretendo terminar esa, dar un último recorrido a las anteriores para ver que todo siga en orden y luego sentarme a descansar hasta que pueda por fin ser libre.

Mientras limpio pienso en todo lo que podré hacer con mis tardes de ahora en más. No es que tenga demasiadas opciones, pero cualquier cosa suena mejor que trabajar en la biblioteca del colegio.

Termino de sacarle el polvo a las hojas y coloco el último libro en su lugar correspondiente.

Exhalo un suspiro de alivio al ver que todo luce perfecto.

Aún falta un tiempo hasta que me pueda retirar, así que me dedico a recorrer los pasillos controlando que todo esté correcto y, de paso, eligiendo algún libro que me ayude a matar el rato. Me cruzo con Lucas, que sigue limpiando sin cansancio y rio en mis adentros.

Si se hubiera dedicado más durante éste tiempo, no estaría ahora haciendo todo a las apuradas. De hecho, ni siquiera parece que vaya a terminar hoy. Si no me equivoco, le faltan al menos dos estanterías más.

Parece que el castigo de alguien se va a alargar.

Cuando llego a los muebles que están en la entrada, Rosalba se percata de mi presencia.

—Allen, ¿qué estás haciendo? —pregunta al verme bajar una novela de Stephen King y escudriñar la contratapa.

—Voy a leer un momento —contesto mientras me acomodo en una silla.

Ella se pone de pie de golpe, irritada.

—¿Ya terminaron todo el aseo? —pregunta desconfiada.

—Yo sí —contesto indiferente.

Frunce el ceño y se dirige a grandes pasos hacia el fondo del salón. Me encojo de hombros y me dispongo a empezar la lectura hasta que su voz me interrumpe en medio del prólogo.

—¡Allen! —la escucho gritar con molestia.

Dejo el libro a un lado y me dirijo a prisa a donde se encuentra. Urriaga me mira con expresión preocupada una vez que me detengo delante de ambos.

—Aún falta todo esto y tú te quedas allá perdiendo el tiempo —se queja la mujer, señalando las estanterías que todavía están pendientes.

—Yo terminé lo que estaba en mi sector —me defiendo.

—¿Tu sector? —reclama ella— ¡Aquí no hay sectores!

Pues para nosotros sí había sectores. Desde el primer día hubo una especie de división no hablada. Él se ocupó de los estantes que estaban en el sector izquierdo y yo de los del derecho.

Estoy por objetar algo por el estilo, cuando Lucas me hace señas desde atrás de Rosalba, negando con la cabeza y suplicando que me calle.

—Se supone que el castigo era para que se lleven bien, ¡no para que trabajen por separado! —sigue quejándose la bibliotecaria en voz muy alta—. Si lo que hicieron fue dividir el trabajo, entonces esto no sirvió de nada.

Mi pecho se aprieta al oír eso.

—Iré a hablar ahora mismo con el director para que aumente un mes más de castigo, hasta que aprendan a llevarse bien —dicho esto, comienza a volver hacia la entrada.

¡Demonios! Acabo de arruinarlo todo.

Continue Reading

You'll Also Like

214K 15.1K 30
𝙂𝙚𝙢𝙚𝙡𝙖𝙨| Un pequeño intercambio entre gemelas no le haría daño a nadie, ¿Verdad...? →Jeon JungKook. →Heterosexual. →Contiene +18. →100% mi ide...
66.5K 4.5K 67
“> Antes de que pudiera decir una sola palabra más, Kaspar me empujó contra la pared y comenzó a recorrerme el cuello con los labios. Su respiración...
75.9K 6.2K 35
- ¿Acepta usted a Kayra Nova como su esposa en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe? Ella espero su respuesta, apretó sus mano...
37.3M 1.5M 30
¿Qué pasa cuando una chica que nunca se mete en problemas y cree que enamorarse de un playboy es estúpido, tiene como niñero al playboy de la escuela...