DOBLE NACIONALIDAD

Bởi December_Girl01

50.2K 3.8K 1.2K

¿Qué harías si tu familia estuviera en bancarrota por culpa de los errores de tu hermano y tuvieras que busca... Xem Thêm

PRÓLOGO
CAPÍTULO 1
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPÍTULO 42
CAPÍTULO 43
CAPÍTULO 44
CAPÍTULO 45
CAPÍTULO 46
CAPÍTULO 47
CAPÍTULO 48
CAPÍTULO 49
CAPÍTULO 50
CAPÍTULO 51
CAPÍTULO 52
CAPÍTULO 53
CAPÍTULO 54
CAPÍTULO 55
CAPÍTULO 56
CAPÍTULO 57
CAPÍTULO 58
CAPÍTULO 59
CAPÍTULO 60
CAPÍTULO 61
CAPÍTULO 62
CAPÍTULO 63
CAPÍTULO 64
CAPÍTULO 65
CAPÍTULO 66
CAPÍTULO 67
CAPÍTULO 68
CAPÍTULO 69
CAPÍTULO 70
CAPÍTULO 71
CAPÍTULO 72
EPÍLOGO
Nota final
EXTRA (1)
EXTRA (2)
EXTRA (3)
¡¡NOTICIÓN DE LOS BUENOS!!

CAPÍTULO 6

925 71 28
Bởi December_Girl01

Camino por la calle, nerviosa al pensar en lo que me espera en la oficina. Por mucho que aparente indiferencia no quiero que me despidan, de verdad me está gustando el trabajo.
Y la otra cosa que me preocupa es la actitud de Leonardo, desde que me dijo eso por la noche no he podido dejar de darle vueltas y vueltas sin llegar a una solución.

Todavía de los nervios, me aliso la falda negra y mi camisa blanca con mis sudorosas manos y me decido a entrar. Levanto la cabeza y ando hasta el despacho de Leonardo cómo si no pasara nada.
Llamo suavemente a la puerta y su voz me da permiso para entrar.

—Buenos días, señor Gobbi.—entro por completo en su despacho cerrado la puerta suavemente. Me voy acercando a la silla haciendo ruido con los tacones cuando veo la mirada de Leonardo recorrer mi cuerpo de arriba a bajo con una expresión oscura en su mirada, trago duro.—¿Quería verme?—me detengo detrás de la silla y espero expectante a que responda.
Tarda solo unos segundos en volver la mirada indiferente, pero alcanzo a ver algo más aunque no sé muy bien que es.

—Sí, quería verla.—se levanta acomodándose el traje y da la vuelta al escritorio para apoyarse en él. De este modo quedamos a menos distancia y eso me pone más nerviosa.—Insisto en que me dé una explicación de su ausencia,—estoy a punto de responder cuando me interrumpe alzando una mano.—me refiero a una buena explicación. Se lo dije ayer por teléfono, ¿no se acuerda?—dice alzando una ceja.

Me acuerdo de él llamándome por teléfono y diciéndome que lo que pasó en el ascensor no lo quería olvidar.
Al parecer pensamos lo mismo porque los dos nos miramos con intensidad. Sus manos están apretando fuertemente el borde de la mesa y yo estoy con las manos echas puños a los lados.
No tengo idea del tiempo que pasamos mirándonos el uno al otro, pero al final decido hablar para romper este silencio tan incomodo.

—Como ya le dije tuve una emergencia personal,—digo en voz baja y seca.—no volverá a repetirse pero por favor no me haga que se lo diga. Es muy personal.—le suplico con la mirada. No suelo hacerlo pero ese tema no me afecta a mi y no le voy a contar a mi jefe la vida personal de mi mejor amiga.

Al parecer mi mirada por fin lo ablanda un poco porque se acaba rindiendo.—Está bien, no hace falta que me lo diga.—me mira serio cruzado de brazos.—pero Angelique, si algún día necesitas cualquier cosa no dudes en llamarme.—dice amablemente para después sonreír.—ya tienes mi número.

Me quedo sorprendida por su cambio de actitud. Primero está serio, luego me mira con una intensidad abrumadora, después vuelve a estar serio para finalmente sonreír divertido. De verdad que no entiendo a este hombre.

—Es-está bien, señor.—mi voz tiembla ligeramente a causa de la impresión.

—Y otra cosa,—se levanta de la mesa y se acerca más a mí hasta que nos quedamos a menos de un metro de distancia.—este fin de semana tengo una conferencia en Madrid y como mi secretaria me vas a acompañar.

Si antes estaba sorprendida, ahora estoy alucinada. ¿Ir a una conferencia en Madrid con él? Ay Dios.

—¿Todo el fin de semana? ¿Pero y dónde vamos a quedarnos? ¿Es necesario que esté yo presente?—tengo tantas preguntas que mi mente empieza a hacer cortocircuito.

—Para empezar. Si, será todo el fin de semana y nos alojaremos en un hotel de confianza. Y respondiendo a su última pregunta. Es indispensable que esté usted allí.—dice completamente seguro de sí mismo y con actitud resuelta.

—¿Por que?—pregunto desconcertada.

—Porque eres mi secretaria, Angelique.—se acerca más con la mirada clavada en mis ojos.—Y, además, me gustaría pasar tiempo con usted.—sus ojos son de un azul cielo con destellos dorados al borde de la pupila que hipnotizan. Nunca unos ojos me habían parecido tan hermosos y podría pasarme horas contemplándolos

—¿Conmigo?—pregunto aún perdida en sus ojos. Estamos tan cerca que puedo ver con detalle las manchas de color que tienen sus ojos. De repente se tensa y se separa de golpe, dejándome fría y temblorosa.

—Si, con usted. Para conocerla más en el ámbito laboral.—se apresura a decir.—es decir, conozco cómo trabajan todos sus compañeros, excepto usted.—habla muy rápido y mueve mucho las manos para hacerme entender algo tan sencillo como eso. Está nervioso. Me alegro que no sea a la única que le pasa esto.

—Entendido. El fin de semana en Madrid entonces.—digo contenta ante el descubrimiento.—ahora si eso es todo me retiro a trabajar.

—Claro, claro. Aún hay que hacer mucho papeleo para la conferencia.—dice ido. Supongo que pensando en otras cosas.
Le sonrío amablemente una última vez y me dirijo a la puerta. Justo antes de salir su voz me detiene y sus palabras me dejan helada.

—Un gusto volver a verte, Angelique.—me giro y lo veo sentado en su silla mirándome con esa mirada que me pone los vellos de punta.

—Lo mismo digo, Leonardo.—es la primera vez que digo su nombre estando él delante y se siente de maravilla, y más, viendo su cara de pura sorpresa. Con el pulso acelerado salgo del despacho y me dirijo a mi mesa para concentrarme en mis tareas para organizar la conferencia del sábado.

***
El día pasa sin ninguna sorpresa. Para mi buena suerte, no he visto a Leonardo desde esta mañana y he podido terminar casi todo el trabajo para antes de irnos a comer.

Durante la comida los chicos se muestran preocupados por la reacción del jefe debido a mi ausencia ayer pero los calmo cuando les digo que no me ha amenazado ni nada.

—Tranquilos chicos, no me ha dicho nada. Solo me ha avisado que ha la próxima le avise a él directamente.—digo con las manos extendidas sobre la mesa calmándolos.

—¿De verdad no te ha dicho nada?—dice Marcos. A lo que ruedo los ojos.—Eso si que es raro, el año pasado Victor y yo faltamos un día y casi nos echa a la calle.—todos asienten a modo de afirmación.

—Eso es verdad.—habla Victor señalando a Marcos.—¿Os acordáis cómo la antigua secretaria de Leonardo temblaba cada vez que tenía que decirle algo?

—¡Ya ni me acordaba!—dice Claudia sonriendo.—Pero esa pobre chica no sabía en dónde se había metido hasta que ya fue demasiado tarde. Después de un tiempo dimitió.—se encoge de hombros y clava el tenedor en su ensalada.

—¿Podéis calmaros, por favor?—digo ya cansada de que me crean tan débil.— ¡No me va a pasar nada!

—Eso espero, francesa. Porque en serio me caes bien y no me gustaría tener que recogerte del suelo cuando cayeras.—dice Alex mirándome serio y con la mano en el corazón de manera exagerada.

—Ay, por favor...—y aprovecho para soltar la bomba.—Y me ha invitado a ir con él a una conferencia en Madrid este fin de semana.—tal cómo termino de hablar Elena literalmente escupe el agua que estaba bebiendo por toda la mesa mientras Claudia parece haberse atragantado con sus tomates cherris. Los demás me miran con los ojos como naranjas y Alex se queda con el tenedor a medio camino de la boca.—¿que pasa?—pregunto del todo desconcertada.

—¿¡Que, qué pasa!?—chilla Elena aún sin haberse recuperado de la noticia.—¡vas a ir con el tío más bueno a pasar todo un fin de semana en un hotel de Madrid!—su entusiasmo aumenta más mi desconcierto.

—Creía que no te gustaba.

—Una cosa es que no me guste como persona pero otra cosa es su físico.—pone el brazo encima de la mesa y apoya la barbilla dado un largo suspiro.

—En serio francesa, eres la primera persona a la que Leonardo pide que lo acompañe a algún sitio.—dice Alex extrañado pero con un principio de sonrisa.

—¿En serio? ¿Por que?—pregunto haciendo que todos se encojan en sus asientos en señal de no comprender.—¿Se puede saber por qué estás sonriendo de esa forma?—me dirijo a Alex que me está mirando con una sonrisa pícara pintada en su cara.

—¿Mirándote cómo?—pregunta haciéndose el despistado.

—Cómo si supieras algo que yo no sé.—digo cruzándome de brazos.

—Oh tranquila, lo sabrás pronto.—me guiña un ojo y se levanta a tirar a la basura las sobras de la comida.

—¿Se puede saber que ha querido decir con eso?—les pregunto a los demás y estos se van levantando uno a uno.

—Yo mejor me vuelvo al trabajo, tengo mucha tarea. Nos vemos.—nos saluda rápida Claudia. Marcos y Victor se apresuran a seguirla sin decir nada y cuando Elena se está levantando le cojo del brazo y la siento de nuevo en la silla.

—Ya me puedes decir lo que sabes.—digo firme y obligándola a permanecer sentada.

—Bueno...verás...Leonardo...cómo decirlo—dice toda nerviosa y moviendo los dedos por la mesa.

—Solo dilo de una vez.—me estoy empezando a poner impaciente y a pensar en lo peor.

—Básicamente Leonardo hace años estuvo prometido con una mujer que era la hija de un socio muy importante para la empresa y no la trataba muy bien, la verdad.—habla atropelladamente y temblando ligeramente. Yo estoy en shock.

Leonardo, ¿prometido? ¿Es eso posible?

—¿Como que estuvo prometido? ¿Por qué?—no puedo evitar mi curiosidad por el tema. Leonardo parece un hombre muy frío y con pocos sentimientos, y menos del tipo que se deja manipular.

—Eso nadie lo sabe y tampoco importa.—levanto una ceja ante el comentario y ella me ignora.—lo que importa es que se ha interesado contigo y tienes que tener mucho cuidado.–-la mirada de Elena es preocupante y yo no puedo evitar soltar una sonora carcajada. Me río tan fuerte que me tengo que tapar la boca para evitar llamar demasiado la atención.

—¿Te has vuelto loca? No, para nada. Son alucinaciones tuyas. Un hombre como Leonardo nunca se fijaría en una mujer como yo.—digo honestamente cuando ya he conseguido calmar los ataques de risa.

—Yo solo te estoy avisando por si acaso. No quiero verte mal por un tipo como él, Angie.—dice dulcemente cogiéndome la mano.

—Tranquila, no me va a pasar nada. Pero serás la primera en enterarte si pasa algo.—ese último comentario parece tranquilizarla.

Cada vez estoy más convencida de que estos chicos están locos. ¿Yo? ¿Saliendo con Leonardo Gobbi? Por favor, primero me creo que Alex es heterosexual.
Un hombre con tantas posibilidades no se va a fijar en una chica que a penas puede mantener a su familia... ¿o si?

***
Con Leonardo acabamos de concretar los detalles para el fin de semana y me dice que ya me puedo ir a casa.

—Y Angelique,—dice provocando que me gire esperando a ver que quiere.—buen trabajo.—dice asintiendo con la cabeza. Asiento de vuelta y me dispongo a recoger mis cosas para irme ya.
Se ha comportado de una manera civilizada conmigo durante todo el día. Es muy raro, supongo que es una forma de darme las gracias por lo del ascensor. Tal vez.

Al salir a la calle veo que aún hay luz suficiente para ir a tomar unas cuantas fotos más, así que yendo a casa llamo a Violetta para hablar con ella respecto al viaje y lo que he descubierto hoy sobre Leonardo pero no me contesta, de modo que le dejo un par de mensajes.

ANGELIQUE: ¡Morena! ¿Ha que no adivinas que me ha pasado hoy?

ANGELIQUE: Pues no te lo voy a contar por mensaje. Así me llamas mejor 😉.

Cuando llego a casa me cambio la ropa de trabajo por unos cómodos pantalones rotos con un jersey gris con el hombro caído y las zapatillas blancas. Cojo la cámara y antes de que se me olvide me pongo la cinta en el pelo.

Me estoy dirigiendo al metro para ir a la montaña cuando una voz conocida me detiene.

—¡Angie! ¡Eh, Angie!—me gira hacia dónde proviene la voz masculina que me está llamando a gritos y veo, nada más y nada menos que a Tiago.

—¿Tiago? ¡Que coincidencia! ¿Que haces por aquí?—lo saludo con un abrazo al acercarse. Él me lo devuelve calurosamente y sonríe iluminándole todo el rostro.

—Bueno hoy he terminado de trabajar un poco antes y me apetecía andar un poco. ¿A ti que te trae por aquí?—pregunta quitándose las gafas de sol.

—Bueno, por lo visto a Leonardo le ha dado un ataque de amabilidad y me ha dejado salir un poco antes.—sonrío y levanto la mano enseñándole la cámara.—iba a sacar algunas fotos a la montaña.

—¿Fotos? ¿Te gusta la fotografía?—pregunta realmente interesado y yo asiento.—¿que tipo de fotografía haces?

—Normalmente suelo fotografiar paisajes pero también me gusta mucho fotografiar a las personas. Sus expresiones, sentimientos... y si puedo los combino con la naturaleza.—me detengo al darme cuenta de que estoy hablando demasiado y puede que le esté aburriendo pero al mirarlo de reojo lo veo mirándome enfrascado en mis palabras, así que sigo.—lo malo es que no tengo modelos a los que fotografiar, a veces Violetta accede a posar para mí pero son pocas las veces que eso ocurre.—sonrío al recordar lo que me costó convencerla para hacerle unas fotos para mi colección.

—Yo podría ser tu modelo, si quieres claro.—me paro de repente y me lo quedo mirando como si estuviera de broma. Él solo se limita a mirarme serio.

—¿En serio harías eso?—pregunto más que sorprendida. Tiago asiente.—Estas fotografías son para un concurso que se publicaría en una importante galería si ganara. ¿De verdad lo quieres hacer?

—Cariño, soy modelo profesional—dice con arrogancia y pasándome una mano por los hombros.—estoy dispuesto a dejar hacerme esas fotografías siempre y cuando prometas nombrarme cuando estén expuestas en esa galería.—río divertida y acepto encantada.—Bueno jefa, ¿por dónde empezamos?

—Mm... ¿que tal te parece la playa?—digo pensando en como puedo hacer la sesión.—estoy teniendo varias ideas.

—Me parece perfecto. A la playa pues.—dice animado tomando la delantera. Sonrío negando con la cabeza y lo sigo.

***
Nunca había dudado de que Tiago fuera un buen modelo, pero verlo posando para mí y haciendo todo lo que le digo lo hace todavía más profesional. No hay duda que Tiago está echo para el modelaje. Es realmente bueno.

—¿Que te parece subirte a esa pequeña roca con el agua salpicando?—cada vez estoy más y más inspirada. Hacía tiempo que no me sentía así.

—De verdad te has metido en el papel eh.—dice bromeando.—¿quieres que me quite la camiseta?—sonríe perverso.
Iba a decirle que dejara de decir estupideces pero tras pensarlo por unos segundos me doy cuenta de que es una muy buena idea.

—Si, mejor quítatela.—al no esperarse esa respuesta levanta una ceja sorprendido.—lo digo para captar el mejor los reflejos de la luz del atardecer con tu cuerpo.—suelta una carcajada y se dispone a subirse a la pequeña roca.

—¡Trata de hacer bien la foto! ¡No quiero que por mi culpa te despistes y salga borrosa!

—¡Puedes estar tranquilo que eso no va a pasar!—le contesto de vuelta son superioridad.

No voy a negar que Tiago tiene un buen cuerpo, de hecho tiene muy buen cuerpo pero es normal siendo modelo. Sus brazos y piernas están tonificadas y se nota su abdomen trabajado, el tono de su piel es moreno y con la luz del atardecer hace un efecto espectacular.
Este sería el tipo de cuerpo que dibujaría pero le falta algo, no logro saber el que pero algo falta.

***
Después de la productiva sesión, nos paramos a comprar unas bebidas y salimos de la playa. La verdad es que ha sido muy agradable y sorprendentemente fácil pasar el tiempo con él y hacerle las fotografías sin que se tornase incómodo como algunas veces suele pasar.
Tiago tiene algo que te hace sentir a gusto con él.

—¿Te vienes a mi casa a ver las fotos?—digo sonriendo levantando la cámara.

—Me encantaría pero tengo que pasar a ver a Leonardo para amargarle un poco el día.—me río por el comentario y me imagino a un alegre Tiago molestando a un aburrido y amargado Leonardo.

—Tranquilo, ¿a la próxima?—pregunto buscando las llaves de mi casa.

—Mejor enséñamelas cuando estén todas terminadas. Sorpréndeme, petit*.—me guiña un ojo y se va calle abajo poniéndose las gafas de sol de nuevo.

///
- Petit*: pequeña
Pese a las muchas cosas que tengo que hacer, lo prometido es deuda así que...¡aquí tenéis el siguiente capítulo!🙌
¿Que creéis que pasara entre Angie y Leonardo en Madrid? ¿Pasará algo a caso?😉

PD: ¡¡nos leemos a la próxima pequeñas florecillas del campo!!🌺

Đọc tiếp

Bạn Cũng Sẽ Thích

La condena del diablo Bởi Kathia

Tiểu Thuyết Lịch Sử

52.2K 7.4K 46
Una esposa virgen. Un marido ausente. Una pasión apagada que está a punto de arder. 5to libro de la saga "la debilidad de un caballero" No es necesar...
425K 31.5K 24
Para Amber Rigss todo en la vida era control, mientras que para Dax era tratar de vivir al maximo, pero como en un instante todo cambio para ambos.
81.7K 4.7K 37
Un joven que llega de Golderwoor a Londres, a buscar a su reina para que lo acompañe a reinar en su ciudad; mas decidió que nadie sepa quién era, así...
575 65 6
He Qinglin era diferente, claramente no parecía ser una persona de voluntad particularmente fuerte, ni tenía ninguna extraña inclinación sexual, en c...